La jueza que investiga lo ocurrido durante la DANA ha solicitado fotografías del Ventorro, cuando lo lógico habría sido realizar una inspección ocular directa para comprobar si ese restaurante cuenta o no con reservados o habitaciones en su interior. A este hecho se suma ahora la información de que la periodista llevó en su coche a Mazón hasta las inmediaciones del Palau, con un tique de aparcamiento pagado a las 19:47 h. Existe casi una hora en blanco. Ambos han dado explicaciones que resultan poco convincentes, y lo evidente es difícil de disimular.
Más allá de lo que estuvieran haciendo en ese momento, el problema real es que, siendo plenamente conscientes de la gravedad de la DANA y de lo que estaba sucediendo en Valencia, decidieron continuar con su actividad privada en lugar de atender una situación de emergencia que afectaba a miles de valencianos. Esa es la cuestión que indigna: no se trata de sus vidas personales, sino de su responsabilidad pública en un momento crítico.
La oposición, como era de esperar, ha aprovechado esta falta de claridad y de reacción para arremeter con fuerza, subrayando la mala gestión y la insensibilidad demostrada en una crisis que requería presencia, coordinación y liderazgo, aunque no tuviera en exclusiva lo de dar la Alarma Roja.
