El alcalde de Alicante, Luis Barcala (
PP), se afanó ayer en intentar
marcar distancias con los ultras de Vox.
Lo hizo, o eso intentó, tomando la palabra para mantener un discurso
duro contra la formación de extrema derecha, sobre todo en los debates
sobre la violencia de género y las asignaciones económicas a los grupos
municipales (en ambas votaciones, los dos concejales de Vox se quedaron
solos, como si sufrieran un cordón sanitario por parte de los otros
grupos).
Sin embargo, los hechos se empeñaron en evidenciar la realidad: la
dependencia política que sufre de Vox el bipartito (PP y Cs) en el Pleno. Y es que ante la oposición de los tres grupos de izquierdas (el
PSOE,
Podemos y Compromís), el gobierno local liderado por Barcala requiere a
los ultras para sacar adelante proyectos municipales, como pasó ayer
con la
revisión de la Ordenanza de Animales
que se impulsó en la etapa del tripartito y que ayer se aprobó
inicialmente, o con asuntos de calado político, como la declaración
institucional en defensa de la concertada.
Así,
ayer, las palabras de Barcala acabaron por chocar con los hechos, con
la realidad presente y futura. Ahí, en el horizonte más próximo, se
sitúa la negociación de los
presupuestos municipales,
donde el Ejecutivo local, si acaba finalmente pactándolos a nivel
interno tras unas conversaciones donde Cs está apretando al PP más de lo
visto en el arranque del mandato, necesitará que toda la oposición (la
izquierda y
Vox) no vote en contra para poderlos aprobar en el Pleno.
Bloques
En
una sesión plenaria más que infructuosa para el futuro de la ciudad de
Alicante, el choque del bipartito con la realidad se vivió pronto. Nada
más empezar. Y es que la Ordenanza de Animales, impulsada por la
concejalía dirigida por la popular Julia Llopis, salió adelante gracias a
que Vox se puso de parte del equipo de gobierno. La izquierda, en
cambio, se opuso, alegando que «no se prima el bienestar animal» o que
es «incompleta». Pese al intento de Llopis de proclamar que el ejecutivo
local «gobierna para todos», la ordenanza
dividió al Pleno: la derecha por un lado; la izquierda, por otro.
Poco después, ya dentro de las declaraciones institucionales, el gobierno local volvió a
necesitar a los ultras
para sacar adelante una propuesta en defensa de la educación
concertada, un debate en el que participó un responsable de la Concapa,
la confederación católica que lideró durante años en Alicante la actual
edil de Educación. En esta votación, el Pleno se volvió a fracturar, y
por el mismo sitio: división entre la derecha y la izquierda. Idéntico
escenario se vivió en la recta final de la sesión, cuando a petición de
Vox, el Pleno aprobó una declaración para condenar la «actuación
violencia» con el corte de la AP-7 en Cataluña por parte del «Tsunami
Democràtic», o cuando la Corporación bloqueó una propuesta de Podemos
para manifestar la adhesión del Ayuntamiento a la implementación del CER
(Capturar-Esterilizar-Retornar) como método para la regulación de las
colonias felinas.
Esa unión de la derecha también se trasladó a la iniciativa de
Cs
para mostrar el rechazo del Ayuntamiento a la tasa turística que está
sobre la mesa de la Generalitat a petición de la formación morada, una
oposición plenaria a la que se sumaron también los socialistas,
manteniendo la línea defendida por el jefe del Consell, Ximo Puig, y
evidenciando la división de la izquierda en ese debate.
Hablando
de unión, los tres grupos de derechas siempre votaron juntos salvo en
tres puntos: en una propuesta de Compromís para manifestar la
«responsabilidad compartida» de Alicante y Elche en «cooperar de manera
leal para vertebrar la provincia» (donde los de Bellido, por primera
vez, levantaron la mano solamente junto a los de Vox, tras un cambio de
postura sobre la bocina de Podemos) y en dos iniciativas en las que los
ultras se quedaron al margen del resto. En ambas, Barcala aprovechó para
atizar a la formación de
Santiago Abascal, cuyos dos concejales, tras ausentarse de los actos del pasado 25-N, ayer se sumaron al
minuto de silencio que se guarda en Alicante al inicio de cada pleno en recuerdo a las mujeres asesinadas.
Al
llegar a la declaración contra la violencia de género, el alcalde no
dejó pasar la oportunidad, en el cierre de ese debate, para defender la
postura de su partido, frente a los ataques previos de Vox, cuyo
portavoz hablaba de un PP «veleta» que ahora está en el «centro»
político. Barcala habló de respeto y de prioridades en un asunto que
calificó de enfermedad social: «Cada uno tiene una terminología para
referirse a la violencia de género, respetar a los demás te permite
llegar a acuerdos. Lo importante es lo sustancial, y el mensaje es
claro: hay que estar contra la violencia de género. El PP suscribirá
todas las declaraciones necesarias».
Así,
también con un discurso duro, Barcala cerró un pleno que se prolongó
unas seis horas. Fue a raíz de una propuesta de Vox (que se debatió
porque el PP y Cs aprobaron la urgencia frente a la oposición de la
izquierda) para
eliminar las asignaciones económicas a los grupos,
que en Alicante, cada año, rondan los 56.000 euros a repartir entre los
partidos. El alcalde reprendió a los ultras por presentar iniciativas
de corte populista y que generan un «debate contraproducente» para la
política, a la vez que invitó a los de Vox a «centrarse en trabajar y
llevar al pleno iniciativas que interesen a los alicantinos».
Asuntos estrella
Entre
esas cuestiones, por ejemplo, podían encontrarse propuestas que se
pusieron ayer en el tapete político, como la limpieza, la gestión de los
servicios sociales o la polémica por el ruido, tras la reciente
sentencia que condena al Ayuntamiento y da la razón a los vecinos del
Centro Tradicional. Sobre la limpieza, el concejal Manuel Villar sacó
pecho por la gestión durante este mandato (en el que se han impuesto
cuatro sanciones a la contratada por un valor total de unos 154.000
euros, frente a las cero multas que se pusieron, dijo, en el anterior
mandato, donde la responsabilidad de la limpieza fue compartida por
Guanyar, el PSOE y el propio PP). También se habló de la polémica de los
veladores
y el tardeo, pero solo de pasada, cuando el PSOE preguntó por la Mesa
del Ruido. No hubo fecha para esa reunión ni tampoco para la aprobación
de la Ordenanza del Ruido, que se tramita desde el anterior mandato en
el Ayuntamiento. De hecho, el propio Francesc Sanguino (que durante el
pleno, en tono de broma, alardeó de «carisma y elegancia», además de ser
«divertido») reconoció que el problema del ruido «viene de lejos». En
el debate sobre la gestión de los servicios sociales, el enfrentamiento
dialéctico entre Julia Llopis -una vez más, protagonista entre las filas
populares- y Rafael Mas -que ayer no se arrugó en cuanto a las formas-
evidenció la precariedad laboral en la Concejalía de Acción Social,
cuyos trabajadores se dieron cita en el pleno para reivindicar una mayor
estabilidad, y es que el contrato del 33% de la plantilla finaliza el
próximo 31 de diciembre.
En la
sesión plenaria de ayer, se aprobó la concesión de la Medalla de la
Ciudad, a título póstumo, al doctor Balmis y se anunció que el Castillo
de Santa Bárbara se iluminará de rojo con motivo del Día Mundial de la
Lucha contra el VIH.
La línea 5 del TRAM no se detiene hoy: el Consell la mantiene todo el año
La
línea 5 del TRAM (que une Playa de San Juan con la Puerta del Mar)
mantendrá su servicio todo el año. El presidente de la Generalitat, Ximo
Puig, anunció ayer que finalmente la conexión no se paralizará hoy de
manera temporal, como había comunicado FGV. Esta conexión entre la zona
del Postiguet y San Juan se habilitó de manera temporal el pasado
verano, para hacer frente al incremento de demanda durante el verano.
Ante la buena acogida y tras las quejas a nivel político por la
supresión temporal del servicio, la Generalitat ha decidido prolongar su
funcionamiento de manera indefinida. El anuncio se produjo horas
después de que, en el Pleno de Alicante, todos los grupos aprobasen una
declaración para reclamar al Consell el mantenimiento ininterrumpido de
la línea. Finalmente, el servicio no se suspenderá.