Desnacionalicen, por favor
Es de esperar que voces de la izquierda que no se dejen atrapar por el narcótico y simplificador discurso de las naciones participen en la conversación que debe surgir el 2 de octubre para solucionar la crisis en Cataluña
En Euskadi, lugar del que procedo, son muchas las personas que, ante la pregunta de qué somos, responderían convencidas que somos una nación.
Siempre he tenido por quienes responden así un enorme respeto. Son capaces de ver lo que yo no veo, sienten un tipo de amor por una pertenencia nacional que yo no conozco. Una pertenencia de bases románticas que se establece sobre una consciencia de pueblo y que produce emociones y dota de certezas. Es un tipo de amor para el que, como digo, nunca he estado nada dotado.
La existencia de una visión republicana o liberal de la pertenencia ofrece alguna alternativa interesante en este campo. Por ejemplo, la descripción de nuestra dimensión colectiva sin el peso de los grandes dogmas particularistas de los nacionalismos, la concepción de una sociedad abierta, su conformación de forma secular y racional sobre el principio de ciudadanía.
El ámbito de pensamiento de la izquierda siempre ha concebido la realidad colectiva de esta manera laica, respetuosa con el ámbito íntimo de cada persona, de su derecho a definirse y sentirse como cada uno quiera sobre la pauta liberal de que el Estado ni entra ni cuestiona ni pregunta sobre todo aquello que compete en exclusiva a cada uno de nosotros. De la misma manera, la izquierda política es también una rebeldía contra quienes se han erigido en los únicos intérpretes de los sentimientos de pertenencia colectivos, en los que se presentan como los únicos dueños de la definición de lo que somos.
Desgraciadamente, esa rebeldía ante quienes se erigen en los únicos intérpretes de la narrativa colectiva sobre quiénes y qué somos se echa últimamente en falta en los principales representantes políticos de la izquierda española.
Es verdad que una comprensión abierta del concepto de pluralidad suele ser una idea aconsejable en estos tiempos complejos en los que el ser humano lleva desarrollándose en las últimas décadas en Europa. Es un enfoque que ayuda mucho en la comprensión y la aceptación de que existe quien defiende la pervivencia de particularismos de distinto tipo y la existencia de múltiples naciones definiendo el espacio público.
España no tiene definición unívoca y alguien debería defenderlo.
Si todas las fuerzas políticas de izquierda definen la realidad de nuestro espacio público como una suma de naciones, ¿quién defenderá lo que somos? Una sociedad abierta de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales en obligaciones y derechos de ciudadanía.
Las reivindicaciones de patria, de soberanías plenas, cerradas, la definición del mundo a través de un nosotros y un ellos, el establecimiento de fronteras de diferenciación es la agenda de otros. No debería ser la de la izquierda, que no puede caer en la trampa de renacionalizar realidades que ya son innegablemente posnacionales o transnacionales.
Después del domingo, el reto de la izquierda es estabilizar la convivencia en nuestro país
De entrada, es innegablemente una sociedad plural y está compuesta por ciudadanos y ciudadanas. La prioridad de la izquierda no debería, por tanto, orbitar alrededor de los derechos de las naciones, no debería aceptar el establecimiento de supremacías identitarias, de jerarquías sentimentales sobre lo que somos en unos territorios o en otros. Este es el argumento de los nacionalismos, no puede ser el de una izquierda moderna.
Convendría que su discurso y su reivindicación se centrara en que todos esos ciudadanos y ciudadanas plurales vivan siendo iguales en el campo de las obligaciones y de los derechos. Y que lo hagan en una sociedad cohesionada sin la enorme disparidad de renta per cápita por territorios existente en la actualidad en nuestro país.
Es de esperar que esa línea argumental, republicana, liberal y socialdemócrata sea defendida por voces de la izquierda política española ante el reto de estabilizar la convivencia en nuestro país a partir del día 2 de octubre. Convivencia que, en sociedades complejas y plurales, no tiene solución en términos de respuesta a un problema. Es en sí misma problemática porque son múltiples las formas de entender la vida que conviven en un espacio público de 48 millones de habitantes. Porque dentro de nosotros mismos habitan y colisionan muchos y muy dispares intereses. Porque conviven distintas lenguas y sentimientos, creencias religiosas y opiniones políticas. Porque hay puntos de vista a veces similares y a veces antagónicos. Porque esa pluralidad cada vez mayor es la que nos explica y la que nos define, la que hace inverosímil, incompleta e imposible la reducción a una simplificada definición romántica, de carácter nacional, lineal y certera, de todo lo que esta sociedad es en su conjunto. El principio de una idea amplia de ciudadanía —amplia en derechos y obligaciones— en el marco de una sociedad abierta es lo único que puede hacer viable la convivencia cívica en nuestro país para las próximas generaciones de ciudadanos. Y alguien debería defenderlo.
La definición cerrada de nación, el argumento de patria, sostenida en sentimientos descritos como superiores y con pretensión de jerarquía sobre otros es lo que describen los ojos de algunos. Desnacionalicen, por favor. Esa no puede ser la descripción de una izquierda racional, cívica y moderna.
Pero antes de irse que devuelvan la parte de deuda nacional que le toca, 27.000€ por cada catalán. También su deuda autonómica "avalada por el Estado", y finalmente todas las ayudas del FLA, que es un cifra en muy pocos años que ya marea (en detrimento de todos los demás españoles).
Y tras ello que devuelvan los aranceles que estuvieron "chupando" gracias al proteccionismo, desde la reina Isabel hasta la entrada en la UE, que abolió los que quedaban. Una riqueza inmensa.
Y luego las ayudas y beneficios que Franco (protector de la burguesía catalana, uno de los principales bastiones del franquismo) les trajo en forma de grandes empresas, mano de obra barata e infraestructuras durante 40 años, y de la que han disfrutado.
No en vano, la burguesía catalana apoyó a todas las dictaduras, mientras que escenificaron una cruel y escandalosa campaña en contra de la independencia de Cuba y Puerto Rico.
Y de paso, una prima por haber disfrutado de la ventajosa situación geográfica, además de tantos insultos y falta de respeto a todos los símbolos del Estado, y al tan variado resto de españoles, de comunidades tan diferentes y riquísima historia y tradiciones (porque la persecución política y el señalar con el dedo, ya lo hacían los Nazis en los años 30).
Que ya sabemos que hay catalanes a los que les cuesta abrir la cartera.
Sino, esto sería como el hijo vaguete y egoísta, que le dice a su padre que le compre un piso y le de dinero para independizarse. O peor aún, que les dice a los padres que se vayan de casa, que él necesita el piso para su independencia.
Tienen prisa, y los motivos son dos:
-Primero, que Pujol y LA FAMILIA siguen mandando (Pujol dirige a Mas, y Mas dirige a Picodelmonte) y quieren librarse de lo del 4%.
-Y en segundo lugar y decisivo, el último año, han perdido mil independentistas al día, por tanto, hay que correr y se han tirado al monte.
En que cabeza de adolescente iluminado cabe, que una minoría de una región, independice una CCAA de una tradicional y reconocida nación a nivel mundial, que jamás fue maltratada; sino todo lo contrario (ha sido una región ventajosa y ventajista).
Pero si para que algo fuera mínimamente visto con símpatía internacional, debería contar con mínimo dos tercios de la población.
Y este es el verdadero problema. Que a pesar de la manipulación, el adoctrinamiento insistente, el régimen separatista catalán que se han montado, las mentiras que cuentan, y sobre todo, el despilfarro económico que emplean para el tema separatista, la base llegó a su cenit, y comenzó a recular hace ya un tiempo.
De hecho, ya se ha visto en todas las grandes movidas y elecciones, que son los mismos 1.850.000 de siempre, extraordinariamente movilizados (las uves, cadenas humanas, y las elecciones que ellos nos anunciaban a bombo y platillo, que eran prebiscitarias), cuando en Cataluña pasamos de los 7.000.000 de habitantes, y que de ahí no pasan. No consiguieron "eixamplar les bases" a pesar de engatusar y comprar a colectivos de todo tipo, como los musulmanes.
Era obligado sortear a sus mandos separatistas, y poder así sortear también a los políticos de "Catadisney".
Y cortarles el flujo de dinero porque sin "calés", se termina el río de dinero de las 400 organizaciones que viven de la "teta" de la Generalidad, que están derrochando en organizar sus tumultos.
Deberían sustituir a los dirigentes de las poderosas y bien subvencionadas TV y radios catalanas (y toda la maraña de satélites), que son agitadores profesionales, y a periodistas hispanófobos del estilo Mónica Terribas.
Controlar también a las organizaciones racistas, y muy bien dotadas de dinero, Omnium y ANC, "emplumándoles" por responsables de los tumultos y piquetes.
El final está claro: Los delincuentes y totalitarios adoctrinadores de niños, Puigdemont y varios cargos de la secta, acabarán en prisión por la intentona golpista. Habrá muchas inhabilitaciones, y multas muy importantes.
Y finalmente, ahora sí, los demócratas tendremos que salir a la calle por millones, a demostrar que somos muchos más los que defendemos nuestras leyes. El propio gobierno, debería convocarnos a salir a la calle (tal como lo hacen los dirigentes de "Catadisney"), y por descontado, todos los partidos políticos (menos los enemigos del Estado y del País).
Esperemos que Pedro Sánchez no siga poniéndose de perfil en temas tan importantes como este, intentando contentar al moña catalán.
No se puede permitir, que una minoría de tacaños pedigüeños de una rica región de España, que disimulan sus complejos de inferioridad creyendose superiores, que siempre fue beneficiada económicamente por la historia, y que quieren seguir recibiendo ventajas y prebendas especiales se quiera independizar (ojo que Sánchez aún cree que a estos se les convence con más regalos, en lugar de diciendo BASTA), culpando a los demás de todos sus males y llamándoles ladrones, y menos de forma ilegal, desobedeciendo a los tribunales, asaltando el Parlament, amparándose pseudoleyes bananeras, y bulos históricos y falsedades.
El nacionalismo, le ha sentado muy mal a Cataluña.
Por un lado por culpa de la corrupción (la zona más corrupta de España, según revela la UE, y una de las más corruptas de Europa, ocupando el triste puesto 130 de las 172 regiones europeas, por su pésima calidad de gobierno -las fuentes son libres y las teneis en internet- ), pues es la clase política más pesetera y corrupta de España. Y por otro, el descalabro de su mala gestión económica, donde además las competencias traspasadas, encima de gestionarlas mal, se encarecen enormemente (ponen sueldos fantásticos a todos, y derrochan dinero para la secta a paladas).
Cuando se consiguió el record diferencial, fue durante las dictaduras de Franco y Primo de Rivera. Fueron los dictadores, los protectores de la burguesía catalana (con infraestructuras, leyes, dedazos en concesiones, empresas estatales, y mano de obra barata), y no en vano, el advenimiento de ambas dictaduras, en buena parte se debe a Cataluña.
Naturalmente, esto no se cuenta en el oasis catalán.
Los medios en "Catadisney", prefieren no contrariar a quien reparte las subvenciones, canales y frecuencias. Pero tampoco se cuentan en las aulas de inmersión linguistica, ni en los adoctrinadores medios públicos. Muy al contrario, les explican a los devotos lo muy democráticos, pacifistas y defensores de la ley que son. Un pueblo (que jamás fue pueblo...) envidiable e intachable (como tampoco les explican la historia de los negreros catalanes de ilustres apellidos, y sus malas prácticas en las colonias españolas de Cuba y Puerto Rico, hasta que Alfonso XII escandalizado, les prohibió el mercado de esclavos, y donde acumularon las mayores fortunas de la historia de Cataluña, con la que se desarrolló industrialmente, además de por el proteccionismo histórico que les beneficio siempre).
"La falsedad, tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde".
MIGUEL DE CERVANTES.