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ARTICULOS DE OPINION
Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.
La jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha citado a declarar el viernes como investigado (antes imputado) por un delito de sedición al «major» de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluìs Trapero, por su posible responsabilidad en el asedio al que fueron sometidos los guardias civiles
que el pasado 20 de septiembre fueron cercados por miles de personas
mientras realizaban un registro en dependencias de la Consejería de
Economía de la Generalitat.
Fuentes jurídicas señalaron a ABC que,
junto a Trapero, Lamela también ha llamado a declarar como investigados
al presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, y al de Omnium Cultural, Jordi Cuixart, a los que la Guardia Civil atribuye el papel de haber dado las órdenes a la multitud para cometer el asedio.
El
pasado 27 de septiembre la juez admitió la denuncia que presentó la
Fiscalía por estos hechos, en un auto en el que la magistrada explicaba
que esas conductas de los manifestantes podían encajar en el artículo 544 del Código Penal que
sanciona el alzamiento tumultuario, dirigido a impedir por la fuerza o
fuera de las vías legales la aplicación de las leyes o a cualquiera de
las personas que el mismo se relacionan en el ejercicio de sus funciones
o el cumplimiento de sus acuerdos o de las resoluciones administrativas
o judiciales.
Como primera diligencia de investigación, la juez pidió el informe
del instituto armado que incluye hasta seis peticiones por escrito a los
Mossos en relación con los incidentes de la conselleria, contestadas
-en algún caso dos horas después- con escuetas respuestas de que se
había dado trámite a la solicitud. Además de las peticiones por escrito, los guardias pidieron en varias ocasiones ayuda a la intendente de los Mossos,
Teresa Laplana, desplazada al lugar desde primera hora de la mañana,
pero hasta las 14.30 horas no se presentó un responsable de la Unidad de
Control de Masas.
La desobediencia civil se ha instalado en la calles
de Barcelona, por parte de los independentistas de la CUP, exigiéndole que
declare la independencia y la república de Cataluña ¡ya! Evidentemente sabe ciertamente que en cuanto
la declarare será su fin, la de él y la de su gobierno. Ahora los independentistas exigen que si se han arriesgado a recibir palos en el referéndum ilegal, por la república catalana, ellos quieren que se problame. Ante esta situación Puigdemont no podrá negociar una desconexión con el Estado.
Las calles están totalmente descontroladas, las huelgas
se van a suceder en el tiempo, los escraches a la Policía Nacional y Guardia
Civil también. Nos recuerda los tiempos de los años 80 en el País Vasco.
La serpiente del secesionismo, el descontrol de la
población, la revolución social y el desmadre del orden público, se han subido
al cuello del propio Puigdemont, que ya no los puede controlar. Los Mossos
d´Escuadra se han desligitimado y no pueden controlar la calles. Cuando la policía da claveles en lugar de impone la ley, las masas te comen vivio. El individuo se apoya en las masas, pero no pierde la conciencia como asegurara Ortega y Gasset en su ensayo "La rebelión del las masas".
Mariano Rajoy lo está haciendo bien, con prudencia,
no adelantándose a los hechos ni acontecimientos, porque sabe, que esta
explosión independentista es como un cohete, llegará un momento que bajará su intensidad, porque
no se pude prolongar por mucho tiempo esta tensión. Los ha de dejar que
comentan delitos, para después poder tener a su favor toda la fuerza de la ley
y el reconocimiento de la sociedad.
El Rey Felipe VI ha dicho que estemos tranquilos que
todo se arreglará con el Estado de Derecho, porque no se puede actuar de otra
manera, pues sería contraproducente en las opiniones internacionales, e imagen
de España en el Exterior.
Llegará, el momentos en que, los Mossos deberá actuar
para restablecer el orden público, llevará un momento que los propios
independentistas se revolverán contra Puigdemont, y pedirán su cabeza.
Esto es de libro. Esperar acontecimientos. Las
turbas se cansarán de gritar, y ellas sola se disolverán ante ineficacia de las
provocaciones.
Puigdemont se está debilitando, no puede hacer nada,
Ha caído en si propia trampa.
Los españoles están haciendo el boicot a los
productos catalanes, la baja producción se convertirá en más paro, un arma
arrojadiza contra Puigdemont.
Cuando se jalean las masas, llega un momento que no
se pueden controlar.
431 agentes han resultado heridos en el dispositivo desplegado para el referéndum.
El último conteo, facilitado por el Ministerio del Interior este lunes,
eleva a 431 los miembros de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del
Estado (policías y guardias civiles) heridos por contusiones, arañazos,
patadas e incluso mordiscos "propinados por aquellos manifestantes que
se opusieron a que se requisaran las urnas durante la intervención
desplegada el 1 de octubre", según informa Europa Press.
La Comisión Europea (CE) reiteró este lunes su apoyo al «orden constitucional» en España y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y señaló que son «tiempos para la unidad y la estabilidad».
«La
Comisión cree que son tiempos para la unidad y la estabilidad, no
división y fragmentación. Llamamos a todos los actores relevantes que
pasen de la confrontación al diálogo. La violencia nunca puede ser un
instrumento en política», declaró el portavoz jefe de la CE, Margaritis Schinas, en la rueda de prensa diaria de la institución.
El portavoz ha agregado que «bajo la Constitución española, el voto
de ayer en Cataluña no era legal. Para la CE, como ha reiterado el
presidente (Jean-Claude) Juncker, repetidamente, este es un asunto
interno de España que debe ser manejado en línea con el orden
constitucional de España».
«Reiteramos la posición legal que
sostiene esta Comisión, también por sus predecesoras: si se organizara
un referéndum en línea con la Constitución, el territorio saliente quedaría fuera de la Unión Europea», ha agregado.
El
portavoz jefe del Ejecutivo comunitario ha hecho un llamamiento «a
todos los actores relevantes para que se muevan con prontitud de la
confrontación al diálogo. La violencia nunca puede ser una herramienta
en política».
«Confiamos en el liderazgo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para gestionar este difícil proceso desde el respeto absoluto a la Constitución española y de los derechos fundamentales de los ciudadanos», ha proseguido.
La
Comisión Europea ha indicado que «los gabinetes de Rajoy y Juncker
estuvieron en contacto durante el fin de semana» y «una conferencia
telefónica está programada esta tarde» entre el presidente de la
Comisión Europea y el presidente del Gobierno español.
El portavoz no ha comentado las declaraciones del presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, pidiendo la implicación de la Unión Europea en la situación.
Editorial de La Vanguardia, de dia 2 de octuubre 2017
Propuestas para salir del drama
Desolación. No creemos que exista otra palabra más
adecuada para describir el estado de ánimo mayoritario de la sociedad
catalana en estos momentos. Las escenas de tensión vividas ayer en
Catalunya están dando la vuelta al mundo y dejaran un huella muy difícil
de borrar. desolación, esa es la palabra.
Previamente ocupados, muchos colegios electorales abrieron
sus puertas y rápidamente fueron equipados con las urnas adquiridas
subrepticiamente por la Generalitat, que a su vez anunciaba la
posibilidad de votar mediante un censo universal administrado vía
internet.
La movilización popular y la tecnología digital frente a la
ley y los aparatos del Estado encargados de hacerla cumplir. El día
amaneció oscuro. Sombrío y lluvioso, como un mal presentimiento. Los
Mossos d’Esquadra levantaron acta de la situación creada en muchos
colegios, pero no hicieron uso de la fuerza, siguiendo órdenes de sus
mandos. Situadas así las cosas, entraron es escena la Policía Nacional y
la Guardia Civil, con efectivos reforzados desde varios puntos de
España, con la orden tajante de impedir las votaciones. Escenas de
resistencia pacífica ante la acción policial, que el Gobierno calificó
al mediodía de “firme y proporcionada”. Estampas diversas: en algunos
colegios, los agentes actuaron con visible contención; en otros,
actuaron con verdadera furia. La imagen de la policía española retirando
urnas y enfrentándose a manifestantes pacíficos se convirtió en el
relato del día en los principales circuitos informativos
internacionales. Un relato de alto impacto. Desolación.
¿Se podía haber evitado? Sí. Los gobernantes catalanes
nunca debían haber forzado el camino de la unilateralidad –lo hemos
repetido decenas de veces en los últimos meses– y el Gobierno de España
debía haber creado con la suficiente antelación un marco de diálogo que
fuese capaz de crear nuevos consensos en Catalunya. El Gobierno de
España ha atajado un acto de desobediencia con un elevado coste. Ayer no
hubo referéndum en Catalunya y cuanto antes lo reconozcan los partidos
soberanistas, mejor para todos. El Gobierno de Mariano Rajoy, sin
embargo, ha hecho algo más que garantizar el orden constitucional. Ha
querido enviar un mensaje de autoridad al conjunto de la sociedad
española: a los catalanes y al resto de la sociedad española. Un gesto
de autoridad especialmente pensado para sus votantes. Un gesto de
firmeza ante los demás gobierno europeos en un momento difícil para la
Unión. El precio de esa política de firmeza, nunca acompañada de una
verdadera propuesta de diálogo. es alto. Un mayor desgarro de la
sociedad catalana, que muy mayoritariamente rechaza los acontecimientos
vividos ayer. Queremos ser claros al respecto: el desgarro es profundo.
No se oían ayer aplausos atronadores en el resto de España, excepto
algunas minorías excitadas que no representan la España constitucional.
Los acontecimientos de ayer en Catalunya dejan un gran sinsabor entre
las gentes de España de las más diversas ideologías. Desolación. Mala
imagen en el extranjero, de eso no hay duda. Los primeros ministros de
Bélgica y Eslovenia pidieron ayer una solución al problema de Catalunya,
sin violencia.
El Govern de la Generalitat tampoco sale indemne del
trance. No ha logrado llevar a cabo un referéndum digno de tal nombre y
también es responsable de lo ocurrido ayer. Apartando a los Mossos de la
ingrata labor de ejecutar las órdenes judiciales, salvaguardó su
imagen, pero no protegió a la gente de buena fe que acudió a los
colegios. ¿Cuánto peor, mejor? ¿Es esa la política que deseamos para
Catalunya en los próximos años? Más de cuatrocientas personas tuvieron
que ser atendidas a lo largo de toda la jornada por los servicios de
asistencia. Desolación. Nadie puede sentirse orgulloso de lo ocurrido.
Nadie puede sacar pecho. Nadie puede hablar con satisfacción en el
rostro. Nadie puede considerarse vencedor. Hemos perdido todos.
Y ahora, ¿qué hacer? En primer lugar, no quedar prisioneros
del lamento. Hay que intentar abrir de inmediato vías de diálogo real.
Nos atrevemos a proponer la creación de una comisión independiente,
formada por juristas y personalidades de relevancia, que en un tiempo
limitado pueda ofrecer una propuesta al Gobierno de España y al Govern
de la Generalitat que permita articular una vía de salida, que una vez
acordada, fuera votada por la sociedad catalana, como un primer paso.
Esa iniciativa no tendría que ser incompatible con la comisión de
estudio de la cuestión territorial creada en el Congreso. No es el
tiempo de las palabras vacuas. Cuando apelamos de diálogo hemos de
hablar de algo tangible. Hay que actuar con celeridad y concreción,
puesto que el desgarro es enorme. Al mismo tiempo todas las fuerzas
políticas, sociales, empresariales y sindicales del país deberían
conjurarse para frenar la espiral de la tensión en todos los foros
públicos. ¡Basta ya de la sobreexplotación de la tensión! La
desinflamación del lenguaje es el primer paso a dar, previo a cualquier
tipo de pacto. Esa es la primera y más urgente tarea: desinflamar. Hemos
de restablecer el respeto mutuo. Apelamos a la sincera amistad de
muchísimo españoles con la sociedad catalana para fortalecer el respeto
mutuo.
El Congreso de los Diputados debería ser escenario de un
debate a fondo sobre la situación creada. Un debate orientado
principalmente a la búsqueda de soluciones. También, el Parlament de
Catalunya debería afrontar la cuestión, sin frentismos. En el Parlament
de Catalunya son necesarias nuevas mayorías. Al respecto, queremos ser
claros. La dinámica política catalana no puede seguir en manos de un
partido con apenas el 8% de los votos en las últimas elecciones. La
política catalana no puede seguir más tiempo la partitura de la CUP.
Advertimos, por tanto, contra cualquier tentación aventurerista en estos
momentos, que no obtendría ningún apoyo en Europa y en el mundo y que
agravaría aún más la situación creada. Rechazamos rotundamente, el
“cuanto peor, mejor”. Esta nunca puede ser la política de una sociedad
europea. Hay que atajar toda tentación suicida. Hay que devolver los
centros de dirección de la política catalana a su más estricto marco
institucional. La política de la Generalitat no debe ser guiada por
comités ocultos. Las entidades cívicas del soberanismo no pueden
sustituir al Govern. Hay que restablecer la institucionalidad catalana.
Dignidad, inteligencia, desinflamación y búsqueda de una
vía de salida que pueda ser libremente votada por los ciudadanos de
Catalunya. Lo ocurrido ayer es grave. Compartimos el dolor y la
indignación de muchos ciudadanos. Pero a las situaciones complicadas hay
que buscarles siempre una salida. No nos dejemos sepultar por el
resentimiento.
La cúpula de los Mossos d’Esquadra incumplió descaradamente sus obligaciones y obligó a las fuerzas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil a intervenir para cerrar colegios electorales o retirar urnas y papeletas. Fue una maniobra política cuidadosamente elaborada por el Gobierno catalán, que contó con la inestimable ayuda del ‘major’ de los Mossos d’Esquadra,Josep Lluís Trapero.
En las reuniones
que mantuvieron los tres cuerpos policiales (Mossos, Policía Nacional y
Guardia Civil) los últimos días, Trapero se comprometió a cerrar todos los colegios electorales a las seis de la mañanadel domingo 1 de octubre. Pero, a la hora de la verdad, no hizo nada.
“Es de una deslealtad total. Engañó a todo el mundo: al Gobierno
español, a los otros cuerpos, a los jueces, a los fiscales… Prometió que
iba a cumplir y no lo hizo por motivos políticos. Si los Mossos hubieran actuado como debían, no se hubieran producido los altercados que se produjeron. Tanto CNP como Guardia Civil teníansuficientes dotaciones como para proceder al cierre de colegios el sábado por la noche,
pero confiamos en Trapero, que al final nos traicionó”, explican a El
Confidencial fuentes presentes en esas reuniones. Estas fuentes añaden
que la policía autonómica catalana “tenía una ocasión de oro para
demostrar su profesionalidad. Pero se reveló como lo que es: una policía política y politizada al servicio de una ideología. Y tras su penosa actuación, en estos momentos,no le queda ya gran prestigio como cuerpo”.
Fuentes
de los Mossos reconocen a El Confidencial que una parte importante de
los efectivos de la Brigada Móvil (Brimo, los antidisturbios) recibió permiso para hacer fiesta. Tanto,
que se calcula que un tercio de los miembros de los antidisturbios no
trabajaron durante la crucial jornada de ayer. Y un cupo importante
fueron reservados para cubrir el partido que había de enfrentar al FC Barcelona con
el UD Las Palmas (que al final se celebró a puerta cerrada), cuando ese
cometido hubieran podido efectuarlo tranquilamente las unidades de
recursos operativos (ARRO). “No querían fotos de la Brimo actuando, repartiendo leña a los ciudadanos”, subrayan las fuentes consultadas.
Otra fuente señala que la actuación de la cúpula de los Mossos fue muy premeditada: “Desde primera hora de la mañana, se repartieron por el territorio patrullas de dos 'mossos',
que se enviaron a diferentes lugares, después de leerles las
instrucciones de la Fiscalía. Cuando pedían refuerzos o ayuda, no se les
podían enviar porque los recursos estaban repartidos”. Y no solo eso:
“La Brimo, que debería estar al pie del cañón, ni siquiera salió a la
calle y se repartieron algunas unidades de ARRO, a las que antes se les
dio la orden expresa de no cargar, de no ponerse los cascos y de no usar las defensas”.La 'neutralidad' de los Mossos quedaba, así, garantizada para el Gobierno catalán, que obligaba a salir a las unidades del CNP y de la Benemérita a 'mojarse' si querían cumplir las resoluciones judiciales que habían ordenado la Fiscalía y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). En palabras de los representantes del Ministerio del Interior, un “boicot en toda regla, una deslealtad extrema”.
En opinión de algunas fuentes de los Mossos, “una jugada también
medida, porque no salieron a la calle hasta después de las nueve, con lo
que dejaban que los Mossos consumasen el delito de desobediencia”.
Para los
representantes del Gobierno español, “la estrategia estaba muy clara:
querían que los que se enfrentasen a los manifestantes y desalojasen los
colegios fuesen la Policía Nacional y la Guardia Civil, mientras ellos permanecían al margen.
Si lo hubieran dicho desde el principio, nosotros no hubiésemos actuado
cuando en los colegios ya había una importante aglomeración de gente,
sino mucho antes. Pero la desobediencia de las órdenes y el incumplimiento de sus responsabilidades nos llevó a tener que actuar tarde”, explican a este diario fuentes del Gobierno español.
A estas críticas se suman los numerosos incidentes de 'mossos' que se enfrentaron abiertamente a las unidades de Policía Nacional o Guardia Civil que fueron a desalojar colegios electorales, en ocasiones jaleados esos enfrentamientos por los manifestantes.
Se ha apuntado también a mandos de la policía autonómica que, de
paisano, ayudaban a los ciudadanos que ocuparon colegios electorales
para poner las urnas, cuando tenían órdenes claras de que eso era delito. Por las redes circulaba incluso el vídeo de un mando de los Mossos de Hospitalet afanado en esas ocupaciones.
Comunicado conjunto policial contra los Mossos
Debido
a la actuación de Trapero y a la actitud de algunos agentes
autonómicos, los cinco principales sindicatos de la Policía Nacional
emitieron un comunicado conjunto en
el que anunciaban: “Nos sumamos a las actuaciones que la Fiscalía
Superior de Cataluña vaya a emprender contra los Mossos y su máximo
responsable, José Luis Trapero, y, en consecuencia, vamos a ejercer
acciones legales para exigir la asunción de cuántos 'mossos' han
aparecido hoy en imágenes, dificultando el trabajo de Policía Nacional y
Guardia Civil o actuando con clarísima falta de apego a las órdenes judiciales”.
Que
algo se ha roto entre los cuerpos parece fuera de toda duda: “La
impunidad no puede abrirse paso en un cuerpo —añadía el comunicado— como
el de los Mossos, que contaba con todo nuestro respeto”. Por ello,
reconocen, “la actuación de hoy abre un intenso debate sobre su papel en el modelo de seguridad pública de
nuestro país, su carácter de policía integral, la fiabilidad de sus
actuaciones y, lo que es peor, el nivel de compromiso de su estructura
de mando con el sectarismo político de los independentistas”.
La
jornada de ayer, deplorable y amarga para España, fue la cristalización
simbólica de varios fallos primigenios de nuestra democracia. El
primero, la cesión a las comunidades de las competencias de Educación.
El segundo, confiar en Jordi Pujol, que incluso recibía
galardones por todo el país por su «seny» y contribución a la armonía
nacional. Pujol gobernó Cataluña de 1980 a 2003. El cainismo enfermizo
entre PP y PSOE, uno de nuestros males, llevó a González primero y a Aznar
después a pasar por la taquilla pujolista. Nacionalista fervoroso y
político taimado, con esas concesiones Pujol fue tejiendo un Estado
catalán en la sombra, a la espera de un momento de debilidad de España
para soltar amarras (amén de lucrarse con el dinero público de los
catalanes).
El malestar por la crisis de 2008 fue abono de
populismos, del Brexit a Podemos. En Cataluña se convirtió en la
munición perfecta para activar el sueño separatista. Una opción que era
residual cobró súbitamente todo el foco tras una formidable operación de
ingeniería social, con olas de propaganda de escuela goebbeliana. En
una lacerante paradoja, la campaña fue costeada por las arcas del propio
Estado al que se pretendía destruir. Frente a tal acometida, el Gobierno de Rajoy descuidó la comunicación,
la defensa emocional de España, la lucha por los corazones y el orgullo
de país. Su aproximación funcionarial al problema ha resultado
insuficiente.
Lo de ayer no fue un referéndum. Todo se quedó en
una gran pantomima, una suerte de enésima Diada, gigantesca y con las
urnas chinas de plástico como coartada. El Gobierno desarticuló la logística del Govern sedicioso.
No hubo censo, ni junta electoral, ni siquiera papeletas regladas. Cada
ciudadano podía votar dos veces, o incluso más, como probó ABC. Las
reglas básicas de la democracia no existieron. La Generalitat
separatista, marrullera siempre, incluso cambió las reglas de juego en
la propia jornada. Al final podía votar quien quisiese, en la práctica
sin necesidad de acreditación alguna. Fue la «performance» de una
consulta. Pero ha dado la vuelta al mundo.
Hubo también otra Cataluña. Las imágenes de gresca opacan la foto
completa. Testigos que recorrieron ayer Barcelona cuentan que fuera de
puntos concretos imperaba una curiosa calma de domingo. Los incidentes y
la tensión son innegables, pero es un error ignorar que existió otra
Cataluña, ajena al desparrame emocional separatista.
Hay imágenes
que nunca se debieron permitir. Finalmente, Puigdemont, Junqueras, Colau
y Mas acabaron depositantdo su voto en urnas con sello de la
Generalitat. El peso simbólico de esa imagen hace mucho daño a España.
El Gobierno enfatizó una y otra vez que no se votaría. Pues bien: los
cabecillas del golpe de Estado sí lo hicieron y a estas horas nada les
ha ocurrido. ¿Sale gratis delinquir según quién seas y el cargo que
ocupes? La irritación de millones de españoles, saturados del culebrón
separatista, es enorme: golpistas que quedan impunes, un mal mensaje.
El
Gobierno, tarde y mal. Nunca se debieron haber tolerado las sesiones en
el Parlament de los pasados 6 y 7 de septiembre. Los sediciosos no
ocultaron sus planes: de manera previa anunciaron que aprobarían dos
leyes golpistas, destinadas a dinamitar España y el propio Estatuto de
Cataluña. Pero se dejó hacer en nombre de un equivocado principio de
prudencia y proporcionalidad.
«Si toleras el desorden para evitar
la guerra, tendrás primero desorden y después guerra», advirtió el
lúcido Maquiavelo. Churchill parafraseó la cita espetándosela a
Chamberlain en los días de Hitler: «Se te ofreció elegir entre la
deshonra y la guerra, elegiste la deshonra y también tendrás la guerra».
Qué preclaras suenan esas frases hoy en Cataluña. La gestión de esta
crisis tendrá secuelas políticas. La vicepresidenta ha defraudado las altas expectativas depositadas en ella,
tanto dialéctica como tácticamente. El discurso de anoche de Rajoy,
dándose por ganador de la jornada, sonó -ay- poco creíble. Es cierto que
ha evitado la consulta, pero no que haya ocurrido algo gravísimo. Una
vez más su alocución fue la de un gestor, no la de un alto estadista.
Seamos sinceros: las fuerzas del Estado ni siquiera encontraron las
urnas que luego desplegaron los sediciosos.
Los Mossos han dejado
de ser un cuerpo fiable. Los mossos son una fuerza del Estado con
competencias en Cataluña. Ayer se pusieron de perfil, su actuación fue
displicente y a veces abiertamente burlona. Una traición que estaba
cantada. El Gobierno de Rajoy, repleto de abogados del Estado y altos
funcionarios, quisó creer hasta el final que se medía con personas
homologables a ellos, respetuosas a la postre de la legalidad. No era
así. El filibusterismo de mossos y Govern los ha desbordado. Es insólito
que a estas horas el Estado no se haya puesto todavía al frente de los
Mossos destituyendo sus mandos. Siete jueces investigan ya la lamentable
inhibición de la policía catalana. En las calles españolas resuena una
pregunta: ¿Qué más tiene que ocurrir en Cataluña para que se aplique el
artículo 155 de la Constitución, diseñado exactamente para situaciones
como esta?
PSOE, primero su ombligo y luego España. Ayer tiró la «E» de «Español» por la borda. Pésima noticia para el país.
El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, pidió de mañana
que la Policía y la Guardia Civil se retirasen y dejasen el paso
expedito a los lugares de voto. La equidistancia de Sánchez entre Rajoy y
Puigdemont en una jornada de rebelión contra nuestra democracia y sus
críticas a las cargas policiales son una desealtad doliente,
imperdonable. El PSOE se ha convertido en un talón de Aquiles de España.
El pésimo liderazgo de Sánchez ha dejado campo abierto a la crecida del
comunismo podemita y además no está en su sitio a la hora de defender
la unidad nacional. Pura felonía.
Derrota en la prensa internacional. Es asombroso, y habla muy mal de nuestra diplomacia,
que la mirada de los separatistas se haya impuesto en los principales
medios de comunicación foráneos. El Gobierno, una vez más, no ha
trabajado el frente mediático, en el que los separatistas se aplican con
denuedo. La jornada volvió a hacer patente además el anómalo sector
televisivo que sufrimos. La Sexta hizo una cobertura que presentaba la
intervención del Estado para salvar nuestra democracia como una agresión
intolerable a Cataluña. Roures, uno de los fundadores de la cadena y
actual accionista, prestó sus instalaciones para el centro de prensa de
la consulta ilegal, con el logo de su firma Mediapro destacado a la
espalda del golpista Turull. Enfrente, TVE ofrecía un programa en
directo flojo, con analistas de poco peso y un presentador de segunda
línea. La comunicación mueve el mundo y hoy España no está bien
defendida en ese frente.
¿Y ahora qué? Los sediciosos, crecidos,
podrían proclamar unilateralmente la independencia en días sucesivos.
Supodría, por fin, la aplicación inmediata del Artículo 155 y la toma de
acciones legales contra los dirigentes del Govern insurrecto, que a día
de hoy se mofan de nuestra justicia. Una crisis como la que vive España
requeriría un Gobierno de coalición de los tres partidos
constitucionalistas, PP, PSOE y Ciudadanos, que deberían unirse ante una
emergencia nacional. Imposible con el actual líder del PSOE, un
ególatra que detesta a Rajoy porque lo vapuleó dos veces en las urnas y
fantasea con que su equidistancia le dará votos.
España se enfrenta a este envite, el mayor desde el golpe del 23-F
de 1981 con un Gobierno en minoría y con los presupuestos del Reino en
manos de otro partido nacionalista que exige cobrarse un precio, el PNV.
Unas elecciones anticipadas darían a los españoles la posibilidad de
dotarse con el Gobierno fuerte que requiere esta insólita, execrable y
dañina situación, que pronto pasará factura a la economía española.
España, el país grande del mundo desarrollado que más crece a día de
hoy, corre desesperado tras un grupo de secidiosos que ni siquiera son
mayoritarios en su región.
El referéndum de este domingo carecía de garantías legales (hubo
numerosos ejemplos de personas que votaron varias veces o sin control ni
identificación) y el Govern no supo explicar el origen del censo (que
no pudo ser revisado) ni el método usado para el recuento,
que tampoco contó con garantías. Además, en 2014 el Estado no trató de
impedir la votación, que entonces se presentó como no vinculante. Los
partidos constitucionalistas pidieron en ambos casos ignorar la
consulta.
El único responsables del desastre de ayer en Cataluña en Puigdemont y sus sueños soberanistas.
Puigdemont y su gobierno ya ha pertepatrado la desobediencia ¿Por qué no se le detiene? Hoy. 2 de octubre.
Las urnas iban llenas de papeletas.
El Gobierno recurrió este domingo 1 de octubre a la Policía Nacional y la Guardia
Civil [Los Mossos no actuaron, han cometido desobediencia] y al uso de la fuerza para descabezar el referéndum de
independencia convocado por la Generalitat y suspendido por el Tribunal
Constitucional. Pese a la ofensiva judicial y policial de las últimas
semanas contra la consulta, cientos de colegios electorales abrieron en
toda Cataluña en un acto de claro desafío al Ejecutivo y a los
tribunales que culminó con numerosas cargas policiales. La Generalitat
cifró en 844 las personas atendidas por los servicios médicos. El Govern
reivindicó la validez del referéndum pese a carecer de cualquier
garantía legal. La notable movilización ciudadana para intentar votar
sirvió al president, Carles Puigdemont, para apuntar a una declaración de independencia.
Fachada de la Casa Natal de Miguel Hernández que se encuentra cerrada desde su inauguración.tony sevilla
Los operarios ultiman estos días la llegada de mobiliario y la decoración.
Noviembre de 2010, año en el que se conmemoraba el centenario del
nacimiento de Miguel Hernández. En plena celebración de su año
hernandiano, un fastuoso acto anunciado a bombo y platillo, de los que
se organizaban antes de llegar las vacas flacas, anunciaba la
inauguración de la remodelada Casa Natal del poeta. Allí, la entonces
consellera de Cultura, Trinidad Miró y la alcaldesa de Orihuela, Mónica
Lorente, muy sonrientes, mostraban las llaves del edificio, que en su
interior se encontraba totalmente vacío, así que nada más abrir sus
puertas se cerró.
Pasaron 6 años y medio hasta que en marzo de este año el presidente de la Generalitat, Ximo Puig,
llegaba a Orihuela, sin tantos fastos, para ceder el inmueble al
Ayuntamiento en un simbólico acto de entrega de llaves al alcalde Emilio
Bascuñana. Sin embargo, la falta de proyecto cultural obligó a volver a
cerrar a cal y canto el edificio tras su reinauguración.
Y como
dicen que a la tercera va la vencida, el trabajo del área de Cultura del
Consistorio parece que va a dar, por fin, sus frutos para que el
próximo 11 de octubre la casa en la que vivió Miguel Hernández se abra
definitivamente.
El inmueble, que cuenta con unas dimensiones muy
pequeñas, se convertirá en un Centro Cultural donde se podrá consultar
cualquier documento relacionado con la vida del escritor oriolano. De
momento, allí se llevarán más de 2.000 documentos, libros y
publicaciones originales que ha cedido la Fundación Cultural Miguel
Hernández. Además, la casa será un gran centro de documentación
audiovisual. Muchos de los fondos se están digitalizando. «Queremos que
la casa tenga vida todos los meses del año, y para ello organizaremos
cada mes diferentes exposiciones temporales, talleres y conferencias
para que no sólo acudan los que quieran hacer una consulta de la
documentación», señala a este diario la edil de Cultura, Mar Ezcurra. La
primera actividad que va a recibir será un taller de escritura creativa
con una veintena de plazas, debido a la limitación de espacio.
Entre
las joyas que se podrán consultar se encuentran las primeras ediciones
de «Perito en lunas» o más de 80 carteles de actos organizados desde los
años setenta relacionados con el poeta, cuatro dibujos originales
cedidos por la familia de Francisco Díe o vinilos donados por Ildelfonso
Cases Andréu. Los operarios ultiman estos días la llegada de todo el
mobiliario y la decoración, además de la instalación de dos lonas
gigantes para señalizar el inmueble.
El director de la Fundación
Miguel Hernández, Aitor Larrabide, se muestra muy satisfecho con la
apertura de lo que será «un espacio donde mirarnos y que va a configurar
un triángulo en el Rincón Hernandiano que revitalizará culturalmente la
zona».
Atención al visitante
La Casa Natal de Miguel
Hernández, situada en el número 76 de la calle San Juan, se convertirá
en un Centro de Atención al Visitante y será el inicio de la Ruta
Hernandiana. Allí dará la bienvenida un informador cultural y se
visionará un vídeo con el recorrido y con imágenes de la vida del poeta
oriolano, además de poder encontrar los turistas diversos folletos y
planos. «Cerrará así el triángulo de la ruta dedicada al poeta y que
incluye también la Casa-Museo, Santo Domingo, la Fundación Miguel
Hernández y la Plaza Ramón Sijé», indica la edil de Cultura.
¿Habrá hoy referéndum en Cataluña?
Espero ardientemente que, en un acto de sensatez, la Generalitat lo
haya desconvocado, pero, de otro lado, sé de sobra los altos niveles de
testarudez e irrealidad que conlleva todo nacionalismo, de manera que no
es imposible que, pese a todo —y este “todo” es muchísimo—, los
dirigentes del Govern catalán se empeñen en incitar a sus partidarios a
desobedecer la ley y votar. Si ocurre así, el llamado referéndum será
una caricatura de consulta, írrita a la legalidad, sin censo de
votantes, ni urnas autorizadas, ni compromisarios, ni padrones
electorales, con un porcentaje mínimo de participantes y sólo
independentistas, es decir, el monólogo patético de una minoría ciega y
sorda a la racionalidad, pues, según las encuestas, por lo menos dos
tercios de los catalanes admiten que el referéndum carece de validez
legal. Sólo servirá para alimentar el victimismo, ingrediente esencial
de toda ideología nacionalista, y acusar al Gobierno español de haber
violentado la democracia impidiendo al pueblo catalán ejercer su derecho
a decidir su destino mediante la más pacífica y civilizada manera
democrática, que es votar.
Escribo este artículo muy lejos de España, en sus antípodas, y
desconozco los últimos episodios de este problema que ha tenido en vilo a
todo el país en las últimas semanas. Pero tal vez la distancia sea
buena para preguntarse con serenidad qué ha llevado a Cataluña, una de
las regiones más cultas y cosmopolitas de España, a que prenda en su
seno, de manera tan extendida, esa anticuada, provinciana y aberrante
ideología que es el nacionalismo. ¿Cómo es posible que millares de
jóvenes universitarios y escolares de una sociedad moderna, que forma
parte del más generoso e idealista proyecto democrático de nuestro
tiempo, la construcción de Europa, concebida precisamente como una
ciudadela contra los nacionalismos que han bañado de sangre y de
cadáveres la historia, tengan ahora como ilusión política querer
encastillarse en una sociedad cerrada y obsoleta, que retrocedería y
empobrecería brutalmente a Cataluña, pues saldría del euro y de la Unión
Europea y tendría un largo y difícil trámite para retornar a ellos?
La respuesta no puede ser la que esgrimen los nacionalistas, que ello
se debe a que “España roba a Cataluña”, pues, precisamente, desde la
caída de la dictadura de Franco y la transición hacia la democracia esta
región ha obtenido progresivamente la mayor atribución de competencias
económicas, culturales y políticas de toda su historia. Podría no ser
suficiente, desde luego, y quizás haya habido de parte de los gobiernos
centrales negligencia en atender los reclamos de Cataluña; pero esto,
que tiene una salida perfectamente negociada dentro de la legalidad, no
puede justificar la pretensión de cortar de manera unilateral quinientos
años de historia común y romper con el resto de una comunidad que está
presente e imbricada de mil maneras en la sociedad y la historia
catalanas.
La tradición cultural de Cataluña está reñida con el provincianismo racista del nacionalismo
Nada puede estar más reñido con el provincianismo racista y
anacrónico del nacionalismo que la gran tradición cultural bilingüe de
Cataluña, con sus artistas, músicos, arquitectos, poetas, novelistas,
cantantes, que estuvieron casi siempre a la vanguardia, experimentando
nuevas formas y técnicas, abriéndose al resto del mundo, asimilando lo
nuevo con fruición y propagándolo por el resto de España. ¿Cómo encajan
un Gaudí, un Dalí o un Tàpies con un Puigdemont y un Junqueras? ¿Y un
Pla o Foix o Marsé o Serrat o Cercas con Carme Forcadell o Ada Colau?
Hay un abismo tal entre lo que unos y otros representan que cuesta
imaginar alguna línea de continuidad cultural o ideológica que los una.
La explicación está seguramente en una labor de adoctrinamiento
sistemático, que comenzando en las escuelas y proyectándose a todo el
conjunto de Cataluña a través de los grandes medios de comunicación,
orquestado y financiado desde el Govern catalán desde los años de Jordi
Pujol y sus seguidores, fue calando en las nuevas generaciones hasta
impregnarlas con la ficción perniciosa que significa todo nacionalismo.
Un adoctrinamiento que no fue casi contrarrestado por la incuria o la
ingenua creencia de parte del Gobierno y la élite política e intelectual
del resto de España de que aquella fabricación mentirosa no prendería,
que la sociedad catalana sabría resistirla, que el problema se iría
resolviendo solo. No ha sido así y esa incuria irresponsable está hoy
detrás de un monstruo que ha crecido y llevado a buena parte de Cataluña
a una deriva secesionista que, aunque cuando no triunfe —y yo creo
firmemente que no triunfará—, puede precipitar a España en una crisis
traumática, que, entre otras consecuencias nefastas, podría paralizar el
proceso de recuperación económica que tantos sacrificios ha costado ya a
los españoles.
Ha habido una larga labor de adoctrinamiento orquestado y financiado desde el Govern desde los años de Jordi Pujol.
Un sector minoritario de la extrema izquierda ha hecho causa común
con el independentismo catalán y otro, más numerosos y más sensato,
exige diálogo. No hay duda de que esto último parece indispensable. El
problema, sin embargo, es que para que un diálogo sea posible y
fructífero, tiene que haber algún denominador común entre los
dialogantes. Lo hubo en el pasado y fue lamentable que, entonces, las
negociaciones no tuvieran lugar. Pero, ahora, aunque no imposible, es
mucho más difícil dialogar con quienes no aceptan otra opción que “la
secesión sí o sí” y tienen en su intransigencia el respaldo de un sector
considerable de la población catalana.
Hay que tender puentes primero, reconstruir los que se han roto. Y
ésta es una labor esencialmente cultural. Convencer a los menos
fanatizados y recalcitrantes que el nacionalismo —todo nacionalismo—
siempre fue una epidemia catastrófica para los pueblos que sólo produjo
violencia, incomunicación, exclusión y racismo, y que, sobre todo en
esta época de globalización universal que está deshaciendo poco a poco
las fronteras, es suicida querer resistirse a este proceso enormemente
beneficioso para toda la humanidad. Y explicar que España necesita a
Cataluña tanto como Cataluña necesita a España para integrarse mejor en
la gran aventura de Europa y perseverar —perfeccionándola sin tregua— en
esta democracia que ha traído a este país unas condiciones de vida que
son las más libres y prósperas de toda su historia.
La independencia de
Cataluña sería trágica para España y sobre todo para Cataluña, que
habría caído en manos de una ideología retrógrada y bárbara y de unos
demagogos que la conducirían a su ruina. Todo lo que hay de justo en las
demandas soberanistas se puede alcanzar dentro de la unidad, mediante
negociaciones, sin fracturar la legalidad que en este último medio siglo
ha ido haciendo de España un país libre y democrático. No olvidemos
que, durante la Transición, el mundo entero miraba a España como un
ejemplo a seguir, por haber transitado tan pronto y de manera tan cauta y
pacífica hacia la democracia, con la actitud tolerante y solidaria de
todos los partidos políticos y el beneplácito de la inmensa mayoría de
la nación. No es tarde para retomar aquel punto de partida solidario del
que se derivaron tantos bienes para el conjunto de los españoles,
empezando por el más importante, que es la libertad. Por todos los
medios racionales posibles, hay que persuadir a los catalanes de que el
nacionalismo es uno de los peores enemigos que tiene la libertad y que
este período aciago debe quedar atrás, como una pesadilla que se
desvanece al despertar.
Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2017.
Puigdemont y su gobierno es un irresponsables, domisión ya. Los catalanes lo estan pidiendo. Por engañarles, por mentirles, por venderles la mentira de la independencia, la de la república catalana cuando saben que ni es posible ni les conviene. Las sedes centrales de bancos, gas natural y otras importantes empresas van a trasladar sus sedes.
No se puede llevar a los catalanes a una paliza innecesaria, cuando se puedo hacer dialogado, renunciando al referendum.
Erróneamente les vendió a los catalanes indempendestitas su derecho a decidir, cuando colisionaba con el derecho a decidir sobre la soberanía de todos los españales. Hasta la saciedad le dijeron que renunciara al referéndum, que era ilegal. Pero no hizo caso. Puigdemont es el resposable, no Rajoy, que ha hecho cumplir el derecho constitucional. El rey y jefe del estado todavía no se ha pronunciado, pero lo tiene que hacer en favor de la Constitución.
Carles Puigdemont ya tiene la fotos y videos que buscaba, ¿Y ahora qué? Más odio entre todos. Más discrepancias y confrontaciones, y el coste económico que este asunto le va a suponer. Cataluña es la comunidad mas endeudada, y con mas corrupción en su gobierno.
El astuto Arthur Mas, fue el iniciador de este desastre para ocultar la corrupción de CIU, ahora se arrepiente y reconoce que Cataluña no esta preparada para una independencia, al no tener Hacienda propia.
El Parlamento catalán esta sobredimensionado, tiene 135 diputados, sobrepasa a todo el resto de autonomías.
La
vergüenza deberías de sentirla tú, todo lo que sucede es por vuestra
culpa, habéis incitado al odio, inventado una historia falsa,
adoctrinado a los niños con mentiras, utilizados como protectión a
vuestra falta de narices. Cuanto más os ha dado España más odio habeis
acumulado. Todo empezó con vuestra parcialidad en la enseñanza, se lo
debemos al des-honorable Pujol, debería llamarse ALI-BABÁ, soy catalán y
al ver la deriva que tomaba la enseñanza no quise que mis hijos
crecieran en un entorno nazi-totalitario-represor.
Palmeral
Los nacionalistan han fomentado la desiguald, un español de madrid, Andalucía o Murcia no pidía opositar en Cataluña, si no tenia el catalán. En cambio un catalán sí en el resto de España.
El independentismo lleva semanas preparando el día después del referéndum sin admitir,
al menos en público, ningún escenario que no sea el de que hoy se pueda
votar con cierta normalidad. La previsión ideal de los partidos que
forman el Gobierno catalán es que, en aplicación de la suspendida ley
del referéndum, se utilice el resultado de las urnas —nadie duda de la
victoria del sí— para declarar la independencia en un plazo de
48 horas tras la finalización del recuento. Sin embargo, las dudas
acechan a amplios sectores del PDeCAT
e incluso de ERC, que admiten que de nada serviría declarar la
independencia si, como es previsible, ningún país extranjero reconoce al
nuevo Estado.
El vértigo ante una decisión tan radical ha empujado los últimos días
tanto a la extinta Convergència Democrática como al mismo presidente
catalán, Carles Puigdemont,
a frenar la idea de una declaración unilateral de independencia. “No va
a haber una declaración unilateral de independencia como sustituto del
referéndum” por muchas dificultades que haya durante la jornada
electoral, aseguró Puigdemont el pasado viernes.
Sin embargo, hay que contextualizar estas palabras. Los partidos independentistas entienden por declaración unilateral proclamar la secesión al margen del referéndum,
ya sea porque no se ha podido celebrar o porque no se han podido contar
los votos. Insisten en que si hay votos “suficientes” —no aclaran
cuántos— para dar por válido el resultado de hoy la declaración de
independencia sí estaría legitimada.
La gran incógnita son los ritmos que manejan para hacerlo y si se
atreverán a proclamarlo solemnemente en el Parlamento catalán. “Llegados
a este punto ya no podemos dar marcha atrás”, explican fuentes
gubernamentales que recuerdan, no solo la presión de las bases
independentistas, sino también la situación legal de cada uno de los
miembros del Gobierno catalán y de buena parte de los dirigentes del
PDeCAT y de Esquerra Republicana.
“Quedarnos en España ahora es sinónimo de ser inhabilitados, embargados
y hasta acabar en la cárcel: es algo insostenible”, sostienen estas
fuentes.
Con el referéndum descabezado logísticamente por las actuaciones
judiciales y policiales de los últimos días la idea que gana peso en los
corrillos del Gobierno catalán es intentar generar la idea de un
“empate” en su pulso con el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Que haya urnas, y no pocas, pero no las suficientes como para que los
votos depositadas en ellas amparen la declaración de independencia.
“Será muy difícil contar los votos, y tampoco será tan rápido como
habríamos querido”, admiten fuentes conocedoras de la organización del
referéndum.
Ante esta situación se abre el escenario de intentar una negociación
política de urgencia para evitar un choque definitivo. Se trataría de
dejar congelado el resultado de hoy, aunque sea de forma momentánea.
Ayer Puigdemont insistió en pedir una “mediación” internacional en una
entrevista en la agencia France Presse. “Creo que desde ahora sería
lógico para la Unión Europea monitorizar activamente la situación en Cataluña”, añadió.
Por más que ningún organismo internacional haya querido prestar
atención pública a la cuestión catalana, el diálogo con el Gobierno
podría volver a asomar. Para intentar forzarlo el independentismo
buscará mantener movilización en la calle. Todo para llamar la atención
europea. Algunos dirigentes del Ejecutivo catalán incluso dan
credibilidad a la apuesta por una gran huelga general,
que hoy por hoy no secunda ningún sindicato de los mayoritarios. Esta
idea, con grandes defensores en la CUP e incluso en ERC, no genera
ningún entusiasmo en las filas del PDeCAT.
Con todo, abrir una vía de negociación urgente permitiría a Puigdemont
contener, al menos temporalmente, a quienes piden declarar ya la
independencia y dar un margen para que se calmen los ánimos. La
operación no garantizaría paralizar nada ni arreglaría la situación,
pero daría un margen de tiempo para que los que no ven claro declarar la
independencia sin un mandato electoral claro puedan actuar. El
problema, admiten las fuertes consultadas, es que todos los puentes con
el Gobierno central están dinamitados. Habrá que empezar desde cero.
El adelanto electoral como respuesta
El Gobierno y los partidos contrarios a la independencia han pedido
reiteradamente los últimos meses que la Generalitat abandone la vía
secesionista y convoque elecciones. Esta idea, aunque nunca lo confirmen
públicamente, no está ni mucho menos descartada en la agenda de los
partidos que gobiernan Cataluña. Marta Pascal, coordinadora general del
PDeCAT, la formación del president Carles Puigdemont, lo insinuó la
semana pasada. Pascal admitió que la independencia solo se puede
declarar a través “de un referéndum o de un mandato democrático”,
concepto, este último, que en medios políticos catalanes se interpretó
como unas elecciones. El problema que tiene el partido de Puigdemont
para estos eventuales comicios es que ni tiene candidato —el actual president no
quiere continuar— ni ninguna encuesta a favor. La única salida que le
quedaría ante el electorado independentista es repetir la coalición con
Esquerra Republicana con la promesa de proclamar la secesión si tienen
mayoría.
Ya que el Gobierno de España, el Ejecutivo, no ha querido querido detener a los responsables de estos delitos de rebelión y sedición. Que no ha querido aplicar el art. 155 del la Constitución, ni emplear la violencia, lo único que queda son soluciones practicas, como la de APAGAR LA LUZ ELÉCTRICA en los colegios que hayan podido abrir y poner urnas. O al menos recitar la urnas por la fuerza.
La pasividad de los Mossos d`Escuadra se veía venir, se sabía. Se han dedicado a levantar actas.
Y me pregunto, entonces que hacen concentrados 10.000 Policias Nacionales y Guardia Civil. ¿Para qué ha ido? Esperemos qe a lo largo de este triste día de 1º de octubre nos salgan con alguna sorpresiva actuación, y se cumpla la palabra del presidente Mariano Rajoy, que dijo que el referendum no se iba a celebrar.
Yo comprendo que a los separatistas hay que darle su día de fiestas, ese referéndum que llevan reclamando años, un referendum por cojones contra todas las leyes.
El día 2 habrás heridos, espero que ninguna victimas. Y se empezará a condenar a los culpables.
La manifestación por la unidad de España invade La Rambla de forma espontáneaJosé Navarro
Desde las 11:45 de la mañana la concentración se
ha reunido en torno al ayuntamiento; acto seguido y sin que se esperara
se dirigió al cuartel de la Guardia Civil.
Alrededor de 1.000 personas, según datos de la
Policía, se han manifestado esta mañana en la Plaza del Ayuntamiento de
Alicante en favor de la unidad de España. Desde las 11:45 de la mañana
la concentración se ha reunido en torno al ayuntamiento con banderas
nacionales y gritando en favor de la unidad del territorio español.
Acto
seguido, pese a que se esperaba que la concentración se limitara al
espacio de la Plaza del Ayuntamiento , la manifestación se dirigió a La Rambla y puso dirección al cuartel de la Guardia Civil situado en la calle San Vicente como muestra de apoyo a su trabajo en la intervención del referéndum
convocado por el gobierno catalán sobre la autodeterminación de
Cataluña. Ambas vías han tenido que ser cortadas al tráfico de manera
puntual.
La manifestación improvisada acabó finalmente frente al cuartel de la Guardia Civil, a pesar de la intención de los participantes de continuar hasta la Montañeta. Dado que no contaban con el permiso procedente, la Policía Local les informó que no podía acompañarlos hasta este último lugar.
No se puede llevar a los catalanes a una paliza innecesaria, cuando se puedo hacer dialogado, renunciando al referendum.
Erróneamente les vendió a los catalanes indempendestitas su derecho a decidir, cuando colisionaba con el derecho a decidir sobre la soberanía de todos los españales. Hasta la saciedad le dijeron que renunciara al referéndum, que era ilegal. Pero no hizo caso. Puigdemont es el resposable, no Rajoy, que ha hecho cumplir el derecho constitucional. El rey y jefe del estado todavía no se ha pronunciado, pero lo tiene que hacer en favor de la Constitución.
Carles Puigdemont ya tiene la fotos y videos que buscaba, ¿Y ahora qué? Más odio entre todos. Más discrepancias y confrontaciones, y el coste económico que este asunto le va a suponer. Cataluña es la comunidad mas endeudada, y con mas corrupción en su gobierno.
El astuto Arthur Mas, fue el iniciador de este desastre para ocultar la corrupción de CIU, ahora se arrepiente y reconoce que Cataluña no esta preparada para una independencia, al no tener Hacienda propia.
El Parlamento catalán esta sobredimensionado, tiene 135 diputados, sobrepasa a todo el resto de autonomías.
fradel En Nota de la Vanguardia, 1 de Octubre
La vergüenza deberías de sentirla tú, todo lo que sucede es por vuestra culpa, habéis incitado al odio, inventado una historia falsa, adoctrinado a los niños con mentiras, utilizados como protectión a vuestra falta de narices. Cuanto más os ha dado España más odio habeis acumulado. Todo empezó con vuestra parcialidad en la enseñanza, se lo debemos al des-honorable Pujol, debería llamarse ALI-BABÁ, soy catalán y al ver la deriva que tomaba la enseñanza no quise que mis hijos crecieran en un entorno nazi-totalitario-represor.
Palmeral
Los nacionalistan han fomentado la desiguald, un español de madrid, Andalucía o Murcia no pidía opositar en Cataluña, si no tenia el catalán. En cambio un catalán sí en el resto de España.