


Las calles de Florencia son un mercadillo de pintores callejeros, unos pintan obras propias y otros venden láminas que ponen en los suelos. Sin embargo algunos pintores prometen, tiene obras comerciales pero con sello propio como estos dos estupendos artistas.
Las calles de Florencia son un basurero, están sucias, alcantarillas rotas, no se ve un solo policía, las paredes de los edificios desconchadas, las tiendas parecen de los años 50 en España. No hay una política de limpieza municipal, cada cual va a lo suyo, y en el espírituo italiano sigue reinando la anarquía y la indisciplina. Hay motos, bicicletas, taxis y peatones que se saltan los semáforos, todos saben que los semáforos son decorativos. La calles llenas de turistas japoneses con sus cámaras de fotos, ingleses, españoles, portigueses y de todas partes del mundo. Colas inmensas pas entrar en las iglesias y museos. Una riqueza que las autoridades municipales no saben administar. Si Florencia es el espejo de Italia, menuda mala propaganda organizativa le dan al mundo.