ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Sobre la veracidad de este relato tengo mis dudas. Hay que ser muy tontos.


Una mujer contrata un Uber para ir a un hotel con su amante y el conductor resulta ser su esposo

El marido le había pedido el coche a un compañero para trabajar y sus servicios se daban a nombre de este


MadridActualizado:«El karma es tan básico que a menudo no nos damos cuenta de él». Una célebre frase sobre la consecuencia de los actos podría haber sido la salvación de muchas parejas infieles. El obrar mal se acaba pagando. Tan real es esto que los últimos en pagar el karma de forma implacable han sido una mujer de Barranquilla y su amante, cuyo deseo les llevó a contratar los servicios de Uber para desatar su pasión en un motel. Pero, para sorpresa de la chica, el conductor del coche le guardaba todavía una revelación: era su marido.
Yeimy y Jesús Barrios llevaban un año siendo amantes a expensas de su marido, que desconocía la relación. Ocultando sus infidelidades, Yeimi permaneció largo tiempo sin que su marido supiese que le estaba siendo infiel.
Su esposo, cuyo nombre no ha trascendido, le pidió prestado un coche a un compañero de Uber llamado Leonardo para trabajar ese día. Los motivos de la petición también se desconocen. Lo que sucedió es que, al coger el coche de Leonardo, Uber mostraba su nombre y fotografía como si fuese el propio dueño, pero el conductor resultaba ser el marido de Yeimy.
Como amantes de tópico, Yeimy y Jesús se dispusieron a disfrutar de otra sesión de infidelidad y pasión en un motel. Para llegar hasta el lugar, decidieron contratar los servicios de Uber para el desplazamiento. Curiosamente, por cosas del destino, lograron encontrar un coche que les llevara. El conductor, Leonardo; el verdadero asistente a la recogida, una desastrosa coincidencia.
La pareja de amantes entró en el coche para ir al motel. Tras subirse al vehículo, la mujer reconoció al conductor inmediatamente: era su marido. Según se recoge en El Espectador, hay diferentes versiones sobre el desenlace de la historia. Una es la huida de la esposa; otra, el desencadenamiento de una discusión callejera.