ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

lunes, 6 de noviembre de 2017

El juez belga deja en libertad a Puigdemont y 4 ex.consejeros.

El independentismo catalán se rompe




El juez belga es una especie de Juez de Distrito  y se abstiene de decidir sobre un tema con complejo desde el punto de vista penal e indirectamente político, y pasa la decisión a un Juez de Instrucción, de mayor rango en la jerarquía jurídica, lo que, desde el punto de vista de maniobras para las lecciones del 21 D, benefician la del Estado español, puesto que desde esta forma, de haber venido los cinco fugitivos a España, hubieran entrado en prisión, y aumentaría la carga de odio  con petición de la libertad de los presos, llamados por los secesionistas políticos, cuando en realidad se trata de “políticos presos”, porque no se puede delinquir contra la Constitución ni contra el Estatuto catalán, desobedecer por “la jeta cemental” al Tribunal Constitucional, hundir la economía, y salir indemnes.
El hecho de declarar Puigdemont y los suyos en neerlandés, no se debe a un capricho o a una petición, sino que el abogado defensor Paul Bekader habla neerlandés, y cobra entre 500 y 1.000 la hora (Según “El Economista”), quien paga esta minuta. Es lo que la policía debe averiguar.
La cárcel es la demostración de poder del Estado como ha hecho ahora con el encarcelamiento de los rebeldes catalanes independentistas, y petición de detención para cinco más, que se hallan en Bélgica. Ahora las manifestaciones independentistas piden en lugar de pedir democracia para el referéndum o clamar vítores por la proclamación ilegal de la república, piden la liberta de los presos. Todos sabían que podían ir a la cárcel, excepto Puigdemont que nunca, a pesar de haberlo dicho en mítines, quiso ir a la cárcel y se fue a Bélgica para pedir asilo político, como no se lo dieron, ahora está a la espera de la extradición que puede durar 90 días, es decir que vendría después de las elecciones autonómicas, cuyo panorama desconocemos.
Sin duda alguna el independentismo está sufriendo la mayor depresión de su ola, es evidente que la gente ya está desengañada, desmentida, y sabedoras que siempre chochan contra los rígidos muros de la Constitución.
De siempre, a las oligarquías de los separatistas tanto vascos como catalanes a la Constitución de 1978, no les ha gustado nunca, cuando en realidad, la Constitución ha servido, tras la Transición para modernización de España, incorporándola al mundo democrático internacional, dotándola de Unidad y Estado de Derecho. Autonomías que tienen un autogobierno semejante a los estados federados. Quizás lo que necesita la Constitución son reformar para actualizar las futuras actuaciones ante otros retos u otros desafíos.  
Muchos periodistas, intelectuales y jaleadores en el llamado “procés”, se arrepientes ahora de haberlo hecho, porque han provocado la ola máxima de la utopía independentista hasta la ejecución o proclamación ilegal, por ende han sacado de las cavernas al dragón del artículo 155, que no se ha inventado nadie sino que estaba durmiente en la Constitución. Creían que los líderes soberanistas iban de farol para presionar y que no llegaría al dramatismo actual. Estos jaleadores, han ocasionado un perjuicio al autogobierno, a la economía y a la convivencia social de daños irreparables, es decir que han despertado al monstruo de la independencia, que tiene raíces muy antiguas en Cataluña desde la primera proclamación en 1640 en tiempos de Felipe IV, con varios intentos a los largo de la historia.  Porque el independentismo catalán está arraigado en una oligarquía feudal antigua, que no tiene cabida en Europa, ni en un mundo globalizado, donde se pretende es abrir fronteras.
Pienso que tras esta trágica experiencia con unos ex consejeros presos, otros procesados en el extranjero, y unos partidos políticos independentistas divididos y los constitucionalistas más unidos en llevar la legalidad a Cataluña, los catalanes más sensatos acabarán votando, no sentimentalismos trasnochas, ni quimeras imposibles, sino que sabrás lo que más les conviene.
Para concluir, pienso que el hecho de tener a Puigdemont y a los 4 exconsejeros retenidos en Bélgica por un periodo de 90 días, le viene bien a los constitucionalistas, y a la sensatez. Porque se han de convencer de una vez, por todas que no se pueden hacen referéndums unilaterales, ni proclamaciones de repúblicas de papel cartón votadas ilegalmente y en secreto por una parte los parlamentarios, y sin el consenso del Estado, que está representado en las Cortes y en el Senado por la mayoría opuesta de los españoles, que no quieren desprenderse una parte del territorio nacional, por un derecho a decidir que no existe, porque no se puede decidir sobre lo que no es tuyo.




Ramón Palmeral 
06-11-2017

domingo, 5 de noviembre de 2017

No son presos politicos, son políticos presos




Los politicos catalanes que han dado un golpe de estado a la democracia, contra la Constiyución, con la paz ciudadadno, contra la economía, malversación de caudales publicos y contra el sentido común, con una declaración de idependencia, son llamos por la radicales catalanes "presos politicos" cuando en relaidad se trata de "politicos presos" por delinquir desde 2015 con la Constitución, y organizando un referéndum ilegal, dond ehuvo de intervenir la Policía Nacional y la Guardia Civil, para cerrar algunos colegios.

En cualquier Esdado de Derecho, estos polícos son unos delicuntes y ha de pagar en carcel sus varios delitos.

Los separatistas, fuetemente adoctrinados, se encuentran en las cabernar de la democracia epañola, por no reconocer la Constitución del 78, y el Esatuto de Autonomía, del que nunca aceptaron las sentencias del Tribunal Constitucuional porque ellos querían que figurara que Cataluña era una nación para iniciar el proceso de independencia, arraighado en la sociedad del el siglo XIx, en el romanticismo y antes en 1640, cuando se declararon republica.

Las leyes hay que atacarlas pues de lo contrario uno se encuentra de frente con el art. 155 y con las cárceles, no por ser presos de conciencia o por defender sus ideas, sino porque el principio de convivencia y la soberanía nacional están por encima de las ideas separatiats desde 1978.

Es lícito tener ideas separatistas pero siempre dentro de la Constitución.

 "Lo que sucede en Cataluña es un fenómeno feudal, feudal en el sentido de que son oligarquías estructuradas que se niegan -se rebelan- a someterse al poder del Estado, que es el imperio de la ley", según dice Elvari Roca Barea Abc, Cultural, 05-11-2017

Ramón Palmeral

Qué pasaría si los independentistas ganaran las elecciones del 21 D





(Recopilacion de varias opiniones de politólogos y periodistas de diferentes medios digitales)

Cuando Mariano Rajoy anunció la aplicación del art 155 (sin otro margen para maniobrar) y la elecciones autonómicas para el 21 D, una gran mayoría pensamos que los catalanes inclinarían la balanza hacia los partidos constitucionalistas, aunque parece ser que la agravio y la humillación, pueden más que la sensatez, y se piensa en algunos sectores de encuentas que ganarán por mayoría los independentistas, con lo que llevarían a Cataluña a un bucle de ciclón de hundimiento de la economía, aún más de lo que ya estás después de que hoy en día 2.000 empresas han cambiado sus sedes, y algunas no volverán más. La prosperidad va a entrar en un bache o vaguada gráfica de depresión.

Incluiso, la huida y desprestigio de Puidemont y sus mentiras (con grave perjudio a su consellers encarcelado), no están provocando desgaste en quienes están afilando papeletas para introducirlas en urnas de verdad, de las que valen.

Que todo el mundo se tranquilice. Gane quien gane las elecciones, nada tiene que pasar en este capítulo. Las elecciones no pueden servir ni servirán de referéndum sobre la república catalana, ni siquiera si se pretendiera contabilizar los votos a favor de la república. Serán unas elecciones autonómicas. Pero, la posible victoria de los partidos independentistas el 21-D no les da derecho a saltarse la Constitución. Podrán gobernar y, desde la legalidad, promover la proclamación de la República impulsando la modificación de la Carta Magna. Pero nada más.

No habrá que elegir entre dos únicas opciones, como si fuera entre sí y no, porque no habrá dos únicas opciones, como a algunos les gustaría. Al margen de lo que hagan los tribunales, la salida al conflicto deberá ser, ahora sí, a partir de las cuentas de votos que den las urnas y del diálogo político que se deduzca. Y aquí sí que se la juega Rajoy, que es quien las ha convocado, por cierto, sin mucha comprensión dentro de su partido.

Llevar la independencia en el programa electoral es legítimo pero no lo es pretender aplicar el programa a toda costa, incluida la utilización de medios ilegales. Sólo se volvería a aplicar si la mayoría independentista quisiera otra vez prescindir de la legislación constitucional española y declarar la independencia, fuera inmediatamente o fuera en un plazo más lejano de la legislatura.

A primera vista, hay que decir que es difícil volver a repetir la historia. La aplicación que ya se ha hecho del 155, concebido como una herramienta de disolución de un gobierno y de un parlamento que se han situado fuera de la ley, permite pensar que se puede volver a aplicar cuantas veces sea necesario si se dan unas circunstancias similares. Parece bastante claro que esta experiencia ha introducido ya una mutación en el Estado autonómico, de forma que la falta de lealtad federal, cuando llega a un grado tan notable como es la abolición de la vigencia de la Constitución -que tal ha sido el caso de las leyes de desconexión aprobadas por el Parlamento los días 6 y 7 y septiembre- puede ser castigada inmediatamente con el uso del 155 para enviar el gobierno y el parlamento a su casa y convocar nuevas elecciones.

Con su fuga a Bruselas, el expresident también se ha convertido en un factor desestabilizador para partidos e instituciones, incluso internacionales. El político, que siempre aseguró que se retiraría tras esta legislatura, quiere volver a presentarse a las elecciones, hacerlo desde su autoproclamado exilio y utilizar todas las herramientas para frenar la acción de la justicia.

Y es importante hacerlo porque el independentismo las ha situado en el mismo plano, como si Mariano Rajoy tuviera la capacidad de decidir lo que han de hacer los jueces de la Audiencia y del Supremo. No sólo el independentismo, también Podemos se ha situado en ese mismo nivel de estulticia  al considerar a los detenidos como “presos políticos”. No se juzgan ideas, perfectamente legítimas, sino el reiterado incumplimiento de la ley de los encausados.
La dificultad para entenderse con los independentistas no proviene sólo de que sus tesis contravienen la legalidad, sino de que no conciben un Estado en el que funciona la separación de poderes. Lo vimos claramente en la rueda de prensa de Puigdemont el pasado martes en Bruselas cuando reclamó garantías al gobierno sobre “un juicio justo”.

La eventual victoria de los partidos independentistas en las elecciones autonómicas del 21-D no les da derecho a vulnerar la Constitución.
El independentismo, noqueado tras la aplicación del 155, encuentra ahora una causa potente a la que agarrarse para movilizar a los ciudadanos contra el gobierno. Lo que se pone en marcha, a partir de ahora, es un auténtico pulso en el que se va a comprobar no sólo la fuerza de las organizaciones de masas (ANC y Òmnium), sino su disposición a mantener el movimiento en los cauces del pacifismo.
A pocas semanas de las elecciones, ERC, el PDCat y la CUP disponen de un argumento contundente para mantener la mayoría en el Parlament. “Madrid ya no sólo rechaza de plano la independencia, sino que suprime las instituciones de la autonomía catalana y detiene a sus legítimos gobernantes”: ya tienen hecha la campaña.

Ciudadanos, el PSC y el PP van a tener que aplicarse a fondo en la pedagogía. Casi la mitad de la población en Cataluña va a estar dispuesta a tragarse esa papilla argumental, aunque los promotores de la DUI le hayan engañado, hayan provocado una enorme fractura social y, además, la salida de más de 2.000 empresas.
La labor tiene que comenzar por algo tan sencillo como explicar para qué sirven unas elecciones autonómicas. El independentismo ha planteado el 21-D claramente como un plebiscito sobre la independencia y la aplicación del 155. Es decir, como una oportunidad para lograr la república por otros medios.

Cuando Puigdemont retó en Bruselas a Rajoy a aceptar el resultado de las elecciones se estaba refiriendo justo a eso. Si ganan los independentistas, ya no habrá duda de que la mayoría quiere la independencia y al Estado no le quedará más remedio que aceptarla.
Pero, la posible victoria de los partidos independentistas el 21-D no les da derecho a saltarse la Constitución. Podrán gobernar y, desde la legalidad, promover la proclamación de la República impulsando la modificación de la Carta Magna. Pero nada más.

La aplicación del 155 concluye, en efecto, el 21 de diciembre, pero si el gobierno de la Generalitat repite la jugada, el gobierno estará obligado a defender la unidad de España y la Constitución. No le quedará otra opción.
En definitiva: el bloque constitucionalista sigue vigente y con la mirada puesta en el 21 de diciembre. No debe ocultarse que en todo este planteamiento anímico y político se da un sentimiento de cierta displicencia. Más aún al observar que la respuesta mediática internacional a los encarcelamientos no ha sido aguda, quizás amortiguada por la recepción hostil y caricaturizada a Carles Puigdemont en Bruselas. Tampoco en la Moncloa se han registrado alertas de la Unión Europea, que contempla este conflicto con expectación, preocupación y una cierta ansiedad, pero sin cuestionar al Estado español y su legitimidad.

En definitiva: el bloque constitucionalista sigue vigente y con la mirada puesta en el 21 de diciembre. No debe ocultarse que en todo este planteamiento anímico y político se da un sentimiento de cierta displicencia. Más aún al observar que la respuesta mediática internacional a los encarcelamientos no ha sido aguda, quizás amortiguada por la recepción hostil y caricaturizada a Carles Puigdemont en Bruselas. Tampoco en la Moncloa se han registrado alertas de la Unión Europea, que contempla este conflicto con expectación, preocupación y una cierta ansiedad, pero sin cuestionar al Estado español y su legitimidad.

CONCLUSIÓN :

Pienso a esta altura del mes del 5 de noviembre, que para el 21 D los caltalanes, tendrán las ideas más claras, votarán lo que más les covenga.

....................................
.......................................................
 
La fuga de empresas en Cataluña continuó en noviembre, pues el jueves, primer día laboral del mes, cambiaron su sede social otras 84 compañías. Así, ya son 2.066 las empresas que se han trasladado fuera de Cataluña.
Según El País, octubre cerró con el abandono de 1.982 empresas. Entre las jornadas con más salidas se encuentran el 27 de octubre, cuando se celebró la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y se mudaron 140 empresas de golpe; el 19 de octubre, cuando el depuesto presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, aclaró que la DUI continuaba suspendida y el gobierno avanzaba con la aplicación del artículo 155 de la Constitución (se marcharon 268 compañías); y el día 9, cuando se fueron 212 debido al pleno que se celebró sobre la independencia.
El Gobierno facilitó el proceso para realizar el cambio de sede de las compañías aprobando un real decreto ley de medidas urgentes por el que éstas pueden realizar un traslado de su sede social de forma exprés sin tener que someterlo al voto de los accionistas.
Entre las compañías que se han marchado se encuentran Gas Natural (a Madrid), Sabadell (a Alicante), CaixaBank (a Valencia), Abertis (a Madrid), Pastas Gallo (a Córdoba), Codorniu (a La Rioja), Grupo Planeta (a Madrid), Allianz Seguros (a Madrid), entre otras.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha afirmado que espera que las empresas catalanas vuelvan, porque la aplicación de la legalidad “garantiza un entorno de tranquilidad y de normalidad”.
El ministro ha dicho que con la vuelta al marco constitucional y la convocatoria de elecciones autonómicas no hay ningún motivo para que las empresas dejen Cataluña, ni para la salida de depósitos ni para el boicot a los productos catalanes. @mundiario

Próximas horas detención de Puidemont y consejeros en Bélgica por al Fiscalía.


La Fiscalía de Bruselas ordenará a la policía detener al expresidente catalán Carles Puigdemont y a sus exconsejeros antes de designar a un juez de instrucción que les tome declaración para decidir sobre sus euroórdenes, según ha adelantado Efe y ha confirmado a EL PAÍS el portavoz del Ministerio Público bruselense y magistrado Gilles Dejemeppe. Los arrestos se producirán en las próximas horas, dado que los miembros del Govern no se han movido de la capital belga. "Tenemos información de que están en Bruselas", ha asegurado la fiscalía a este diario. A las dos de la tarde hay convocada una rueda de prensa para informar de la situación del expresidente y los exconsejeros, que huyeron a Bélgica el pasado lunes y a quienes la Audiencia Nacional busca por rebelión, sedición, malversación de fondos, desobediencia a la autoridad.

A las 9.17 horas se entregaron en una comisaria de Bruselas. Ahora están detenidos a la espera de la decición del juez belga, qure a de resovler en 24 horas.  La no entrega inmediata a españa crearía un conflicto político entre España y Bélgica, dos paises socios de la Unión Europea.

sábado, 4 de noviembre de 2017

La única posibilidad que tiene PP, PSC y C´s de ganar la elecciones catalanas es en una lista única


 La única posibilidad que tiene PP, PSC y C´s de ganar la elecciones  catalanas es en una lista única, o pactgo acordado. Porque favorece el número de vosot a la hora de contarlos.

Por el contrario Esquerra Republicana ha condicionado este sábado la oferta de Carles Puigdemont de acudir a las elecciones catalanas del próximo 21 de diciembre con una lista unitaria independentista a que formen parte de esta candidatura todas las fuerzas soberanistas. Así se ha decidido en la reunión extraordinaria de su consejo nacional, celebrada en Barcelona: o la lista está formada por todas las fuerzas que integraban la coalición Junts pel Sí y también la CUP y parte de En Comú Podem, o mejor acudir por separado a los comicios. Esta condición hace muy difícil que la lista única sea una realidad.

La doble impotencia. Editorial, La Vanguardia, por Juan-José López Burniol




La doble impotencia. Editorial, La Vanguardia











Las elecciones autonómicas convocadas para el día 21 de diciembre eran y son la única salida posible que se ofrecía a dos impotencias. En primer lugar, a la impotencia de los independentistas radicales catalanes, encerrados con un solo juguete, que han alumbrado una república nacida muerta, al haber sido sus dirigentes absolutamente incapaces de prestablecer unas auténticas estructuras de Estado alternativas a las españolas, y al estar la criatura totalmente huérfana de reconocimiento internacional, a causa de que sus promotores no han sabido/podido superar el nivel de implorante sin respuesta en sus relaciones con otros estados.

 Y, en segundo término, a la impotencia del Estado español, que, amodorrado por largos años de inacción estulta y suicida, se ha encontrado con que, ante el golpe de Estado perpetrado con insólita ligereza, intención taimada y formas oblicuas por los independentistas el 6 y el 7 de septiembre [por una parte del Pzarlamento Catalán], sólo disponía como respuesta del artículo 155 de la Constitución, cuya aplicación práctica constituye en todo caso un auténtico campo de minas difícilmente superable por la Administración española. Porque seamos claros, ¿qué confianza merece en este punto un Estado que, después de alardear de que impedirá el referéndum del pasado 1 de octubre, no sólo no logra impedirlo, ­sino que cuando actúa –tarde y mal– deja unas instantáneas que, al ser difundidas internacionalmente, han erosionado la imagen exterior de España de una forma grave? Y la culpa no fue de las fuerzas del orden público, disciplinadas y eficaces, que actuaron en condiciones imposibles, ni de sus mandos, sino de los políticos que ­tomaron a destiempo la decisión errónea.



Estando en esta tesitura, es decir, en esta confluencia de impotencias, el entonces president Puigdemont fue quien tuvo primero la oportunidad de convocar elecciones para salir del embrollo en que estamos, pero desperdició la oportunidad por debilidad. Se buscarán mil explicaciones y excusas, pero la realidad es sencilla: cuando Puigdemont, citada ya la prensa, se echó para atrás y no convocó las elecciones, no es que rompiese unas negociaciones que aún estaban en curso, sino que desdeñó la opción cierta de que disponía gracias a la inteligente, comedida, perseverante y respetuosa mediación de un tercero que mostró en todo momento una fuerte [débil e irresponsable] personalidad política. Fueron las acusaciones de traición, las dimisiones, los insultos y los desdenes –azuzados desde babor– los que impulsaron el cambio de criterio presidencial. Todo lo demás, bi­sutería. [Para salvarse del desastre él solo sin pensar en los demás].
De forma que la pelota pasó al otro bando, al que parecía no quedarle más recurso que la aplicación estricta del artículo 155 de la Constitución, uno de aquellos preceptos que, cuando se estudian, siempre se piensa que están en la ley para dar miedo, pero no para aplicarse. Lo que confirma la misma redacción del precepto, que parece, por el amplio marco de discrecionalidad que deja al intérprete, no ser más que una carta blanca para justificar tratamientos excepcionales en casos de radical gravedad. Es sabido que el sector más arriscado y montaraz de las derechas españolas (en plural) tiene puestas en este precepto todas sus complacencias, pero no sucede lo mismo con el presidente Rajoy, quien es demasiado inteligente para no ver que una intervención global de la Administración catalana es un campo de minas intransitable sin un fuerte quebranto del que lo intente.

De ahí que, tras el paso atrás [cobarde] de Puigdemont, el presidente Rajoy hilvanase una habilísima maniobra: intervenir la Administración catalana al amparo del artículo 155, con lo que apacigua al sector ultramontano de su partido, pero, al mismo tiempo y de un modo sorpresivo, disuelve el Parlament y convoca las elecciones en el más breve lapso de tiempo posible, con lo que la intervención se convierte simplemente en un gesto, útil para controlar la situación durante el corto periodo que falta hasta la celebración de los comicios, pero irrelevante a cualquier otro efecto. Al obrar así, Rajoy ha aprovechado la oportunidad desperdiciada vanamente por Puigdemont.
El hecho de que una situación tan grave como la que vivimos esté en trance de reconducirse, si bien con gravísimas dificultades, no obsta para que se insista una vez más en el desatino que nos ha llevado hasta aquí. Y, para no caer en la retórica, se puede concretar esta insistencia en dos preguntas, una a cada parte. A los independentistas: ¿cómo es posible que, después de tanta gesticulación, tanta bravata, tanto desplante, tanto desprecio al otro, tanta superioridad impostada y tanta mentira, la República haya nacido muerta al no tener ninguna ­estructura que la amparase ni ningún reconocimiento que le infundiese vida? Y al Gobierno del Estado: ¿cómo es posible que, durante tantos años, se haya negado la existencia del problema catalán o se haya minimizado, sin esforzarse en hallar una salida política acordada y fiándolo todo al imperio rígido de la ley interpretada restrictivamente, al calor de una displicente condescendencia? Total, que de aquellos polvos, estos lodos.

............................
........................................RESPUESTA DE NUEVO IMPULSO..............
Pienso que todos los catalanes saben muy bien qué les conviene votar. 
De no haber un gobierno en enero, se repetirían las elecciones autonómicas y entrariamos en un bucle de ciclón no deseable, que solamente la sensacatez, y la inteligencia de los catalanes les puede sacar de él.
Ya son mayorcitos para entender que una imdependencia no va a ser posible nunca. No se va a  negociar un referéndum pactado jamás, porque mientras no se cambie la Constitución, España es indivisible, y la soberranía radica en todo el pueblo español. Y mienstras estos no se entienda seguiran haciendo republicas que son pompas de jabón.
La crisis catalana la han creado los catalanes, sy son ellos solitos los que han de salri de ella, y el hambre, la ruina y el desmonte vendrán seguridamente. Las empresa se han ido, y el dinero no conoce de pensamientos ni ideas politicas, ello lo que desea es cada vez hacer más grande y nada más. Seguridad jurídica.
En 1640 hubo una guerra y milis de muertos por la proclamacion de la republcia en tiempos de Felipe IV, y no se fueron de España. Ahora sin muertos, gracias a Dios, menos aún es posible sin un ejército popular. 
Puidemonr y su gobierno nos los únicos respobables de la situación actual de crisis empresarial, administratitva y liquidación del autogobierno.  ¿Cuanto tiempo puede estar la Generalitat intervenida? El tiempo que haga falta.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Programas políticos nulos elecciones autonómicas

Todos aquellos partidos políticos que lleven en sus programas referéndum unilaterales, deberían ser nulos. Los deseos de independencia son legítimos, pero llevarlos a la práctica en contra de la Constitución deberían ser anulados.
Elecciones autonómicas en Cataluña para el 21 de diciembre 2017.
Cómo es posible su quien se hace llamar jefe de estado de la ilegal república catalana, desde su refugio de BRUSELAS quiera ahora presentarse como candidato del Pedecat en las próximas elecciones autonómicas. Este huido nos va a volver loco a todos, incluido Rajoy.
Que palabra tiene cuando ha llevado a Cataluña a la ruina, los ha dividido, tiene a 8 consejeros en prisión y ha huido, quiere hacer campaña desde Bruselas. Todo esto es surrealista, impropia de una persona responsable.

Editorial de El País, delitos gravísimos

Es comprensible que el envío a prisión de la mitad del exgobierno de Cataluña cause inquietud frente al lógico y mayoritario deseo de recuperar cuanto antes la normalidad democrática y social. Pero en estos graves momentos cabe recordar lo fundamental: que los únicos responsables de que la justicia haya reaccionado de manera tan contundente son los políticos y líderes sociales que, como trama golpista civil bien organizada, han actuado vulnerando la ley de manera reiterada y consciente. Los únicos responsables de que la justicia participe, ya inevitablemente, en la campaña electoral catalana del 21-D son ellos con la presunta comisión de delitos de extrema gravedad.

El auto de la juez Carmen Lamela apenas deja resquicio de duda sobre la obstinación y la reincidencia delictiva de los que, sorteando el ordenamiento jurídico, se propusieron ya en octubre de 2015 una hoja de ruta bien planificada para llegar hasta la independencia. No se trata, como algunos arguyen, de enviar a la cárcel a políticos por sus ideas, sino por un desacato reiterado a las resoluciones del Tribunal Constitucional contrarias a las leyes que el independentismo iba aprobando. Para ello, los acusados no han dudado en promover la agitación social, orientada, como dice el auto judicial, “a generar inestabilidad política y económica que forzara al Estado a aceptar la negociación de la separación”.

El cuanto peor, mejor, va a ser en esta campaña el mantra más preciado del rupturismo. El bloque secesionista no ha dudado en desprestigiar a España (país a abatir) sembrando la duda sobre la independencia de la justicia y señalando como “presos políticos” a los líderes sociales Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, agitadores necesarios en su plan rupturista. Los ocho políticos que la juez ha enviado ahora a prisión no son los primeros que sufren cárcel en este país. Cabe recordar que muchos de los que les han precedido pertenecen al partido gobernante, el de Mariano Rajoy, lo que demuestra la independencia judicial y no lo contrario. Porque los políticos no pueden estar excluidos del peso de la ley que marca el Código Penal.

Los únicos responsables de la contundencia de la justicia son los políticos que han vulnerado la ley
La contundencia de la justicia, paradójicamente, favorece a la causa independentista en su lógica victimista, pero resulta esencial comprender que el ritmo del aparato judicial es también independiente del que marca la política y que no cabe, en democracia, más que acatarlo. Solo la política será capaz de resolver con vocación de permanencia el conflicto catalán, pero no hay política posible y democrática sin justicia y sin respetar y aplicar el peso de la ley.

El dramático desenlace judicial del procés prueba la extrema gravedad de la situación en la que nos encontramos. Aun así, no debe haber cabida para el miedo. La democracia española no puede caer en la trampa de las amenazas matonistas del independentismo catalán, siempre aireando la posibilidad de la revuelta violenta y masiva contra las decisiones del Estado de derecho. El expresidente Artur Mas ha recurrido de nuevo a tal estrategia cuando, junto a la Audiencia Nacional, advertía ayer de que “cuanta más gasolina y leña se eche al fuego, el fuego se hará mayor”. Son amenazas que ahora se vuelven en contra de los acusados por cuanto apuntalan el posible delito de rebelión del que se les acusa. Porque, como alega la juez Lamela, puede haber delito de rebelión en la incitación a las manifestaciones de fuerza y tumultuosas, como las del día 21 de septiembre. “Si hay buena voluntad y se acepta la nueva realidad, no habrá colisión entre policías”, llegó a decir el consejero de Interior Joaquim Forn tras el 1-O en unas declaraciones recogidas en el auto judicial.

La democracia no puede caer en las trampas de las amenazas matonistas del independentismo
Nos aguardan tiempos difíciles en los que conviene no dejarse arrastrar por la grosera dinámica que promueven Puigdemont y los suyos. Una democracia que ha demostrado su madurez en esta crisis no puede dejarse intimidar por las bravuconadas de unos políticos dispuestos a hacer saltar por los aires el ordenamiento legal y menos todavía por decisiones judiciales ajustadas a derecho, por muy inoportunas que parezcan en un contexto de tanta tensión política.

También de esta tensión política y social son responsables en exclusiva Carles Puigdemont y los suyos, que desoyendo su destitución han desafiado al Estado desde el sábado actuando como si estuvieran en funciones. El expresident Puigdemont es, además, doblemente responsable por cuanto la juez ha tenido en cuenta su cobarde y ridícula fuga a Bélgica para decretar la prisión al resto en evitación de su posible huida. El exconseller Santi Vila tuvo la lucidez de dimitir para no verse involucrado en la declaración unilateral de independencia. De ahí que reciba un trato diferenciado y se le haya impuesto fianza. Los demás hubieran podido imitarle, dimitiendo o convocando elecciones, como se les ofreció insistentemente. Pero prefirieron seguir adelante a sabiendas de la gravedad de los delitos que cometían y así enfangarnos a todos en un agudo problema político y penal que ahora la política deberá gestionar de la forma más inteligente posible.



Elecciones autonómicas catalanas 21 de diciembre 2017

Cataluña es una de las 17 autonomías de la nación española por la vigente Constitución del 78.

Esto no lo comprenden o no lo quien comprender una parte de los catalanes.

Ahora hay mucho ruido mediático virtual, los periódicos hacen su agosto, pero la realidad no es el mundo virtual en que se mueve nuestro cerebro. Nuestro estómago tiene que comer tres o cuatro veces al día. De ilusión y de sueños no se puede vivir.

Pero yo digo una cosa, a la hora de votar el 21 D, los catalanes sabrán qué futuro les conviene, si seguir en el caos o volver a la normalidad y a la legalidad. El futuro de sus hijos y nietos está en juego.

Una hipotética de república catalana no cabe ni en España ni en Europa.

El único futuro posible es vivir en el Estado de Derecho.

He dicho, hoy 3 de noviembre.

Ramón Palmeral.

Son las 4.42 h. Y diez golpistas en la cárcel


                                      Oriol Junquera. C. Segura (En Mundiario)


Los ocho ex consejeros del ex gobierno catalán están ya en la cárcel, preventivos hasta que llegue el juicio por rebelión, sedición y malversación de caudales públicos. Llevaban dos años preparando su delito de golpe de estado a España. Siguen trabajando en la cárcel por la república, seguro que sí. Conspirando contra la unidad de España. Debe ser duro, despertarte a media noche y verte en prisión y te queda aún 30 años por delante.
Los Jordi l y Jordi ll, también llevan ya 17 días y parece que ya han entrado en la realidad.
Los delitos cometidos son tan graves que la empresas catalanas han cambiado su sede ante la inseguridad jurídica, y ante la inseguridad económica. Han destrozado la economía y van a llevar a mucha gente al paro. Y miles ser millones de euros. Estaban advertidos y sabían lo que hacían
A estas personas independentistas no les entra en la cabeza que hay una Constitución que hay que cumplir. Cataluña es España. Y esto no es una mentira encubierta es la verdad.
El cobarde Puigdemont y 4 consejeros huidos, qué vergüenza. Estos eran los líderes que llevo a miles de personas en una falsedad a votar el 1 de octubre, en un referéndum ilegal.
No respetan al Tribunal Constitucional.
Los separatistas viven en un mundo virtual, sin los pies en el suelo de la cruda realidad.
En 1640, ya se proclamaron los catalanes la república que se la entregaron al rey francés, hubo una guerra, la de Monyuit, con miles de muertos, años después Felipe IV, consiguió vencerlos.
Jamás Cataluña va a ser una república independiente.
Por muchas manifestaciones que se hagan, es perder el tiempo.
Las redes sociales y los medios de comunicación están que arden, pero es un fuego virtual, nada de nada.
Son las 5.06, y estos ceporros independentistas en la cárcel, sin libertad, sin móviles y sin tabletas, han de cumplir por sus delitos.
Si lo miramos desde otro punto de vista, la exigencia de los catalanes independentistas los han metidos en las cárceles. Entre los barrotes de su bandera independentistas. Ahora a lamentarse.
Ahora esa mayoría silenciosa de fatales constitucionalistas han de ir a votar todos el 21 de diciembre, porque si gabán otra vez los independentista, nunca jamás se podrá pasar página y volver a la normalidad social, legal y laboral. Esto es más que una mala pesadilla.
Debe quedar claro que se puede pensar diferente, pero siempre dentro del Estado de Derecho y de la Carta Magaña.

3-11-2017
Ramón Palmeral