ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

lunes, 6 de noviembre de 2017

El juez belga deja en libertad a Puigdemont y 4 ex.consejeros.

El independentismo catalán se rompe




El juez belga es una especie de Juez de Distrito  y se abstiene de decidir sobre un tema con complejo desde el punto de vista penal e indirectamente político, y pasa la decisión a un Juez de Instrucción, de mayor rango en la jerarquía jurídica, lo que, desde el punto de vista de maniobras para las lecciones del 21 D, benefician la del Estado español, puesto que desde esta forma, de haber venido los cinco fugitivos a España, hubieran entrado en prisión, y aumentaría la carga de odio  con petición de la libertad de los presos, llamados por los secesionistas políticos, cuando en realidad se trata de “políticos presos”, porque no se puede delinquir contra la Constitución ni contra el Estatuto catalán, desobedecer por “la jeta cemental” al Tribunal Constitucional, hundir la economía, y salir indemnes.
El hecho de declarar Puigdemont y los suyos en neerlandés, no se debe a un capricho o a una petición, sino que el abogado defensor Paul Bekader habla neerlandés, y cobra entre 500 y 1.000 la hora (Según “El Economista”), quien paga esta minuta. Es lo que la policía debe averiguar.
La cárcel es la demostración de poder del Estado como ha hecho ahora con el encarcelamiento de los rebeldes catalanes independentistas, y petición de detención para cinco más, que se hallan en Bélgica. Ahora las manifestaciones independentistas piden en lugar de pedir democracia para el referéndum o clamar vítores por la proclamación ilegal de la república, piden la liberta de los presos. Todos sabían que podían ir a la cárcel, excepto Puigdemont que nunca, a pesar de haberlo dicho en mítines, quiso ir a la cárcel y se fue a Bélgica para pedir asilo político, como no se lo dieron, ahora está a la espera de la extradición que puede durar 90 días, es decir que vendría después de las elecciones autonómicas, cuyo panorama desconocemos.
Sin duda alguna el independentismo está sufriendo la mayor depresión de su ola, es evidente que la gente ya está desengañada, desmentida, y sabedoras que siempre chochan contra los rígidos muros de la Constitución.
De siempre, a las oligarquías de los separatistas tanto vascos como catalanes a la Constitución de 1978, no les ha gustado nunca, cuando en realidad, la Constitución ha servido, tras la Transición para modernización de España, incorporándola al mundo democrático internacional, dotándola de Unidad y Estado de Derecho. Autonomías que tienen un autogobierno semejante a los estados federados. Quizás lo que necesita la Constitución son reformar para actualizar las futuras actuaciones ante otros retos u otros desafíos.  
Muchos periodistas, intelectuales y jaleadores en el llamado “procés”, se arrepientes ahora de haberlo hecho, porque han provocado la ola máxima de la utopía independentista hasta la ejecución o proclamación ilegal, por ende han sacado de las cavernas al dragón del artículo 155, que no se ha inventado nadie sino que estaba durmiente en la Constitución. Creían que los líderes soberanistas iban de farol para presionar y que no llegaría al dramatismo actual. Estos jaleadores, han ocasionado un perjuicio al autogobierno, a la economía y a la convivencia social de daños irreparables, es decir que han despertado al monstruo de la independencia, que tiene raíces muy antiguas en Cataluña desde la primera proclamación en 1640 en tiempos de Felipe IV, con varios intentos a los largo de la historia.  Porque el independentismo catalán está arraigado en una oligarquía feudal antigua, que no tiene cabida en Europa, ni en un mundo globalizado, donde se pretende es abrir fronteras.
Pienso que tras esta trágica experiencia con unos ex consejeros presos, otros procesados en el extranjero, y unos partidos políticos independentistas divididos y los constitucionalistas más unidos en llevar la legalidad a Cataluña, los catalanes más sensatos acabarán votando, no sentimentalismos trasnochas, ni quimeras imposibles, sino que sabrás lo que más les conviene.
Para concluir, pienso que el hecho de tener a Puigdemont y a los 4 exconsejeros retenidos en Bélgica por un periodo de 90 días, le viene bien a los constitucionalistas, y a la sensatez. Porque se han de convencer de una vez, por todas que no se pueden hacen referéndums unilaterales, ni proclamaciones de repúblicas de papel cartón votadas ilegalmente y en secreto por una parte los parlamentarios, y sin el consenso del Estado, que está representado en las Cortes y en el Senado por la mayoría opuesta de los españoles, que no quieren desprenderse una parte del territorio nacional, por un derecho a decidir que no existe, porque no se puede decidir sobre lo que no es tuyo.




Ramón Palmeral 
06-11-2017

domingo, 5 de noviembre de 2017

No son presos politicos, son políticos presos




Los politicos catalanes que han dado un golpe de estado a la democracia, contra la Constiyución, con la paz ciudadadno, contra la economía, malversación de caudales publicos y contra el sentido común, con una declaración de idependencia, son llamos por la radicales catalanes "presos politicos" cuando en relaidad se trata de "politicos presos" por delinquir desde 2015 con la Constitución, y organizando un referéndum ilegal, dond ehuvo de intervenir la Policía Nacional y la Guardia Civil, para cerrar algunos colegios.

En cualquier Esdado de Derecho, estos polícos son unos delicuntes y ha de pagar en carcel sus varios delitos.

Los separatistas, fuetemente adoctrinados, se encuentran en las cabernar de la democracia epañola, por no reconocer la Constitución del 78, y el Esatuto de Autonomía, del que nunca aceptaron las sentencias del Tribunal Constitucuional porque ellos querían que figurara que Cataluña era una nación para iniciar el proceso de independencia, arraighado en la sociedad del el siglo XIx, en el romanticismo y antes en 1640, cuando se declararon republica.

Las leyes hay que atacarlas pues de lo contrario uno se encuentra de frente con el art. 155 y con las cárceles, no por ser presos de conciencia o por defender sus ideas, sino porque el principio de convivencia y la soberanía nacional están por encima de las ideas separatiats desde 1978.

Es lícito tener ideas separatistas pero siempre dentro de la Constitución.

 "Lo que sucede en Cataluña es un fenómeno feudal, feudal en el sentido de que son oligarquías estructuradas que se niegan -se rebelan- a someterse al poder del Estado, que es el imperio de la ley", según dice Elvari Roca Barea Abc, Cultural, 05-11-2017

Ramón Palmeral

Qué pasaría si los independentistas ganaran las elecciones del 21 D





(Recopilacion de varias opiniones de politólogos y periodistas de diferentes medios digitales)

Cuando Mariano Rajoy anunció la aplicación del art 155 (sin otro margen para maniobrar) y la elecciones autonómicas para el 21 D, una gran mayoría pensamos que los catalanes inclinarían la balanza hacia los partidos constitucionalistas, aunque parece ser que la agravio y la humillación, pueden más que la sensatez, y se piensa en algunos sectores de encuentas que ganarán por mayoría los independentistas, con lo que llevarían a Cataluña a un bucle de ciclón de hundimiento de la economía, aún más de lo que ya estás después de que hoy en día 2.000 empresas han cambiado sus sedes, y algunas no volverán más. La prosperidad va a entrar en un bache o vaguada gráfica de depresión.

Incluiso, la huida y desprestigio de Puidemont y sus mentiras (con grave perjudio a su consellers encarcelado), no están provocando desgaste en quienes están afilando papeletas para introducirlas en urnas de verdad, de las que valen.

Que todo el mundo se tranquilice. Gane quien gane las elecciones, nada tiene que pasar en este capítulo. Las elecciones no pueden servir ni servirán de referéndum sobre la república catalana, ni siquiera si se pretendiera contabilizar los votos a favor de la república. Serán unas elecciones autonómicas. Pero, la posible victoria de los partidos independentistas el 21-D no les da derecho a saltarse la Constitución. Podrán gobernar y, desde la legalidad, promover la proclamación de la República impulsando la modificación de la Carta Magna. Pero nada más.

No habrá que elegir entre dos únicas opciones, como si fuera entre sí y no, porque no habrá dos únicas opciones, como a algunos les gustaría. Al margen de lo que hagan los tribunales, la salida al conflicto deberá ser, ahora sí, a partir de las cuentas de votos que den las urnas y del diálogo político que se deduzca. Y aquí sí que se la juega Rajoy, que es quien las ha convocado, por cierto, sin mucha comprensión dentro de su partido.

Llevar la independencia en el programa electoral es legítimo pero no lo es pretender aplicar el programa a toda costa, incluida la utilización de medios ilegales. Sólo se volvería a aplicar si la mayoría independentista quisiera otra vez prescindir de la legislación constitucional española y declarar la independencia, fuera inmediatamente o fuera en un plazo más lejano de la legislatura.

A primera vista, hay que decir que es difícil volver a repetir la historia. La aplicación que ya se ha hecho del 155, concebido como una herramienta de disolución de un gobierno y de un parlamento que se han situado fuera de la ley, permite pensar que se puede volver a aplicar cuantas veces sea necesario si se dan unas circunstancias similares. Parece bastante claro que esta experiencia ha introducido ya una mutación en el Estado autonómico, de forma que la falta de lealtad federal, cuando llega a un grado tan notable como es la abolición de la vigencia de la Constitución -que tal ha sido el caso de las leyes de desconexión aprobadas por el Parlamento los días 6 y 7 y septiembre- puede ser castigada inmediatamente con el uso del 155 para enviar el gobierno y el parlamento a su casa y convocar nuevas elecciones.

Con su fuga a Bruselas, el expresident también se ha convertido en un factor desestabilizador para partidos e instituciones, incluso internacionales. El político, que siempre aseguró que se retiraría tras esta legislatura, quiere volver a presentarse a las elecciones, hacerlo desde su autoproclamado exilio y utilizar todas las herramientas para frenar la acción de la justicia.

Y es importante hacerlo porque el independentismo las ha situado en el mismo plano, como si Mariano Rajoy tuviera la capacidad de decidir lo que han de hacer los jueces de la Audiencia y del Supremo. No sólo el independentismo, también Podemos se ha situado en ese mismo nivel de estulticia  al considerar a los detenidos como “presos políticos”. No se juzgan ideas, perfectamente legítimas, sino el reiterado incumplimiento de la ley de los encausados.
La dificultad para entenderse con los independentistas no proviene sólo de que sus tesis contravienen la legalidad, sino de que no conciben un Estado en el que funciona la separación de poderes. Lo vimos claramente en la rueda de prensa de Puigdemont el pasado martes en Bruselas cuando reclamó garantías al gobierno sobre “un juicio justo”.

La eventual victoria de los partidos independentistas en las elecciones autonómicas del 21-D no les da derecho a vulnerar la Constitución.
El independentismo, noqueado tras la aplicación del 155, encuentra ahora una causa potente a la que agarrarse para movilizar a los ciudadanos contra el gobierno. Lo que se pone en marcha, a partir de ahora, es un auténtico pulso en el que se va a comprobar no sólo la fuerza de las organizaciones de masas (ANC y Òmnium), sino su disposición a mantener el movimiento en los cauces del pacifismo.
A pocas semanas de las elecciones, ERC, el PDCat y la CUP disponen de un argumento contundente para mantener la mayoría en el Parlament. “Madrid ya no sólo rechaza de plano la independencia, sino que suprime las instituciones de la autonomía catalana y detiene a sus legítimos gobernantes”: ya tienen hecha la campaña.

Ciudadanos, el PSC y el PP van a tener que aplicarse a fondo en la pedagogía. Casi la mitad de la población en Cataluña va a estar dispuesta a tragarse esa papilla argumental, aunque los promotores de la DUI le hayan engañado, hayan provocado una enorme fractura social y, además, la salida de más de 2.000 empresas.
La labor tiene que comenzar por algo tan sencillo como explicar para qué sirven unas elecciones autonómicas. El independentismo ha planteado el 21-D claramente como un plebiscito sobre la independencia y la aplicación del 155. Es decir, como una oportunidad para lograr la república por otros medios.

Cuando Puigdemont retó en Bruselas a Rajoy a aceptar el resultado de las elecciones se estaba refiriendo justo a eso. Si ganan los independentistas, ya no habrá duda de que la mayoría quiere la independencia y al Estado no le quedará más remedio que aceptarla.
Pero, la posible victoria de los partidos independentistas el 21-D no les da derecho a saltarse la Constitución. Podrán gobernar y, desde la legalidad, promover la proclamación de la República impulsando la modificación de la Carta Magna. Pero nada más.

La aplicación del 155 concluye, en efecto, el 21 de diciembre, pero si el gobierno de la Generalitat repite la jugada, el gobierno estará obligado a defender la unidad de España y la Constitución. No le quedará otra opción.
En definitiva: el bloque constitucionalista sigue vigente y con la mirada puesta en el 21 de diciembre. No debe ocultarse que en todo este planteamiento anímico y político se da un sentimiento de cierta displicencia. Más aún al observar que la respuesta mediática internacional a los encarcelamientos no ha sido aguda, quizás amortiguada por la recepción hostil y caricaturizada a Carles Puigdemont en Bruselas. Tampoco en la Moncloa se han registrado alertas de la Unión Europea, que contempla este conflicto con expectación, preocupación y una cierta ansiedad, pero sin cuestionar al Estado español y su legitimidad.

En definitiva: el bloque constitucionalista sigue vigente y con la mirada puesta en el 21 de diciembre. No debe ocultarse que en todo este planteamiento anímico y político se da un sentimiento de cierta displicencia. Más aún al observar que la respuesta mediática internacional a los encarcelamientos no ha sido aguda, quizás amortiguada por la recepción hostil y caricaturizada a Carles Puigdemont en Bruselas. Tampoco en la Moncloa se han registrado alertas de la Unión Europea, que contempla este conflicto con expectación, preocupación y una cierta ansiedad, pero sin cuestionar al Estado español y su legitimidad.

CONCLUSIÓN :

Pienso a esta altura del mes del 5 de noviembre, que para el 21 D los caltalanes, tendrán las ideas más claras, votarán lo que más les covenga.

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La fuga de empresas en Cataluña continuó en noviembre, pues el jueves, primer día laboral del mes, cambiaron su sede social otras 84 compañías. Así, ya son 2.066 las empresas que se han trasladado fuera de Cataluña.
Según El País, octubre cerró con el abandono de 1.982 empresas. Entre las jornadas con más salidas se encuentran el 27 de octubre, cuando se celebró la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y se mudaron 140 empresas de golpe; el 19 de octubre, cuando el depuesto presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, aclaró que la DUI continuaba suspendida y el gobierno avanzaba con la aplicación del artículo 155 de la Constitución (se marcharon 268 compañías); y el día 9, cuando se fueron 212 debido al pleno que se celebró sobre la independencia.
El Gobierno facilitó el proceso para realizar el cambio de sede de las compañías aprobando un real decreto ley de medidas urgentes por el que éstas pueden realizar un traslado de su sede social de forma exprés sin tener que someterlo al voto de los accionistas.
Entre las compañías que se han marchado se encuentran Gas Natural (a Madrid), Sabadell (a Alicante), CaixaBank (a Valencia), Abertis (a Madrid), Pastas Gallo (a Córdoba), Codorniu (a La Rioja), Grupo Planeta (a Madrid), Allianz Seguros (a Madrid), entre otras.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha afirmado que espera que las empresas catalanas vuelvan, porque la aplicación de la legalidad “garantiza un entorno de tranquilidad y de normalidad”.
El ministro ha dicho que con la vuelta al marco constitucional y la convocatoria de elecciones autonómicas no hay ningún motivo para que las empresas dejen Cataluña, ni para la salida de depósitos ni para el boicot a los productos catalanes. @mundiario

Próximas horas detención de Puidemont y consejeros en Bélgica por al Fiscalía.


La Fiscalía de Bruselas ordenará a la policía detener al expresidente catalán Carles Puigdemont y a sus exconsejeros antes de designar a un juez de instrucción que les tome declaración para decidir sobre sus euroórdenes, según ha adelantado Efe y ha confirmado a EL PAÍS el portavoz del Ministerio Público bruselense y magistrado Gilles Dejemeppe. Los arrestos se producirán en las próximas horas, dado que los miembros del Govern no se han movido de la capital belga. "Tenemos información de que están en Bruselas", ha asegurado la fiscalía a este diario. A las dos de la tarde hay convocada una rueda de prensa para informar de la situación del expresidente y los exconsejeros, que huyeron a Bélgica el pasado lunes y a quienes la Audiencia Nacional busca por rebelión, sedición, malversación de fondos, desobediencia a la autoridad.

A las 9.17 horas se entregaron en una comisaria de Bruselas. Ahora están detenidos a la espera de la decición del juez belga, qure a de resovler en 24 horas.  La no entrega inmediata a españa crearía un conflicto político entre España y Bélgica, dos paises socios de la Unión Europea.