(José Ortega y Gasset con su mujer Rosa y sus hijos)
70 AÑOS DE LA MUERTE DE JOSÉ
ORTEGA Y GASSET
(Ortega y su
familia salieron para el exilio por el puerto de Alicante)
Ramón Palmeral / Nueva Tribuna
INDICE
1. Enunciado
2. Contrarios a la dictadura de Primo de Rivera
3. “Yo soy yo y mi circunstancia…”
4. Articulista profundo de primer orden
5. La
Revista Occidente
6. Exilio, y
embarque en el puerto de Alicante. Concordancia con su hermano Eduardo
7. Repercusión e influencia de su obra
8. Regreso a España
9. Conclusión
1. Enunciado
El gran filósofo y erudito español José Ortega y
Gasset falleció la tarde del 18 de octubre de 1955, hace ahora 70 años. Al
iniciarse la Guerra Civil, enfermo de cálculos biliares, y debido a la
inseguridad en Madrid tuvo que refugiarse en la Residencia de Estudiantes del
Pinar. Posteriormente viajó con su familia desde la estación de Atocha hasta Alicante, donde embarcó en un
carguero francés rumbo al exilio. Residió en Francia, Argentina y Portugal,
hasta poder regresar a España en 1945. Se había desengañado de la República
desde los acontecimientos revolucionarios tras la victoria del Frente Popular
en febrero de 1936, y por el atentado falangista a su hermano mayor Eduardo en Madrid
el abril del 36.
2. Contrarios a la
dictadura de Primo de Rivera
Los hermanos Ortega y Gasset (Eduardo y José) se opusieron firmemente a la
dictadura del Miguel
Primo de Rivera y Orbaneja en septiembre de 1923. La complicidad del rey
Alfonso XIII con aquel régimen les pareció la gota que colmaba el vaso de los
excesos de una monarquía decadente, que, en su opinión, debía desaparecer por
el bien de España. En este contexto Eduardo se exilió a Francia, y José publicó
en El Sol, el 15 de noviembre de 1930, el célebre artículo “El
error Berenguer”, en el que denunció con singular indignación los
siete años de gobierno dictatorial primorriverista.
Tras el Pacto de San Sebastián de agosto de 1930, donde
participó Eduardo (según fotografía) los partidos de izquierda liderados por
Alcalá Zamora, Aza y Lerroux, lograron
articular una estrategia común que desembocó en el fin de la monarquía de la
Restauración y la llegada de la República. En abril de 1931 se convocaron
elecciones municipales y, el día 14, desde los balcones de varios
ayuntamientos, se proclamó la Segunda República. Los principios fundacionales de la
Constitución del 31 eran demasiado avanzados para un pueblo con un retraso
secular, y que ocasionó la destrucción de la II República por las desavenencias
y desacuerda entre los diferente partidos políticos como Casas Viejas en 1933 y
la revolución de octubre de 1934.
Poco después, el 9 de septiembre de 1931, en pleno debate constitucional,
Ortega publicó en el diario Crisol un artículo decisivo en el que
advertía que la República no podría consolidarse mientras no se desterrara la
palabra “revolución”, tan cara a los sectores más radicales de la izquierda.
Cerraba aquel escrito con unas frases que han pasado a la historia:
“Una
cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la
República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto,
con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: ¡No es esto, no es esto! La República
es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo.”
3. “Yo soy yo y mi circunstancia…”
El 23 de
marzo de 1914 pronuncia un discurso en el Teatro de la Comedia de Madrid
titulado «Vieja y nueva política»,
que se considera el acto fundacional de la Liga de Educación Política Española. En él,
tomando como principios el liberalismo y la nacionalización, se postulaba como
la vanguardia de la «España vital» frente a la «España oficial».
La famosa
frase filosófica «Yo soy yo y mi
circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo», aparecida en Meditaciones
del Quijote (ensayo de 1914), fue escrita por Ortega. En ella insiste en
destacar lo que rodea al hombre: no solo lo inmediato, sino también lo remoto;
no solo lo físico, sino igualmente lo histórico y lo espiritual.
Según Ortega, el hombre es el problema de la vida, y entiende por vida algo concreta,
única e incomparable: «la vida es lo individual»; es decir, yo en el mundo. Ese
mundo, sin embargo, no es propiamente una cosa ni una suma de ellas, sino un
escenario, pues la vida es tragedia o drama: algo que el hombre hace y que, al
mismo tiempo, le ocurre en relación con las cosas. Vivir, por tanto, significa
tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él y ocuparse de él. Dicho de
otro modo, la realidad circundante «constituye la otra mitad de mi persona», y
su impresión es el destino radical y concreto de cada ser humano.
El hombre,
ser inmerso y sumergido en una circunstancia —o naturaleza—, se enfrenta a
diversas concepciones de su estado físico y mental. De ahí se desprende que su
misión sea satisfacerlas. En el cumplimiento de esta tarea, afirma Ortega, el
hombre inventa la técnica, definida como «la reforma que el hombre impone a la
naturaleza con el fin de satisfacer sus necesidades». Ortega y Gasset describía
al hombre, además, como un «ser compuesto de realidades circunstanciales,
engendradas por la opacidad en la forma de pensar y por el sedentarismo que
inspira culturas de la experiencia, incapaces de superar la tirantez que
arrebata la plenitud de la sabiduría».
4. Articulista profundo de primer
orden
En 1917 se
ve obligado a interrumpir su colaboración con El Imparcial, pero
rápidamente se incorpora a la nómina de colaboradores de El Sol, diario
fundado por el empresario vasco Nicolás
de Urgoiti, inspirado por Ortega. En este periódico se publicaron los
«folletones» que anticiparon dos de sus obras más importantes: España invertebrada (1921) y La rebelión de las masas (1927).
Entre 1931 y
1932 fue diputado de las Cortes Constituyentes de la Segunda República en
calidad de representante de la Agrupación al Servicio de la República,
fundada en febrero de 1931 por Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala
y el propio Ortega.
Al agitado
período de la vida política española comprendido entre 1923 y 1936 pertenecen
algunos de sus más famosos escritos políticos, entre ellos:
- La redención de las provincias
y la decencia nacional (recopilación de artículos publicados entre 1927
y 1930).
- Rectificación de la República (que reúne artículos
periodísticos, discursos parlamentarios y la conferencia dada en el Cinema
de la Ópera de Madrid el 6 de diciembre de 1931).
- Los discursos sobre El
Estatuto de Cataluña (publicados por la Revista de Occidente en
1932 dentro del libro La reforma agraria y el Estatuto catalán).
Desencantado
de su actividad parlamentaria, abandona su participación activa en la
República, aunque nunca renunció del todo a ejercer influencia en asuntos de
Estado, incluso durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo,
como ha demostrado Gregorio Morán. En
el exilio de Francia publica en dos periódicos argentinos La Nación y La Prensa, los dos
periódicos más influyentes de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XX,
por lo que recibe ciertos ingresos para el sustento familiar.
5. La Revista Occidente
El propio Urgoiti funda en 1920 la Editorial-Calpe (que se unirá más
tarde con Espasa), una de cuyas colecciones será dirigida por Ortega: la «Biblioteca de Ideas del Siglo XX». La
empresa editorial más importante de Ortega será, no obstante, la famosa Revista de Occidente, fundada en 1923. Desde ella promovió la traducción de
las más importantes tendencias filosóficas y científicas de la época: Spengler, Huizinga, Husserl, Simmel,
Uexküll, Heimoseth, Brentano, Driesch, Müller, Pfänder, Russell, entre
otros filósofos. La pintora Maruja Mallo
fue invitada a ilustrar algunas portadas por el propio Ortega debido sus obras surrealistas y denuncia social. Así
como el propio poeta Miguel Hernández
publicó la “Elegía a Ramón Sijé” y 6 sonetos de El rayo que no cesa (número 150
de diciembre del 1935), y “Égloga a Garcilaso” y “Sino sangriento”, en
junio del 36, cuyas publicaciones le valieron a Hernández el reconocimiento del
poeta y crítico Juan Ramón Jiménez en El
Sol.
Como
actividad complementaria de la revista, destaca la tertulia diaria, presidida
por el propio Ortega, a la que asistían colaboradores, amigos y estudiantes.
Dirigió la revista hasta 1936 y, en 1962, su publicación fue reemprendida por
su hijo José Ortega Spottorno, y más adelante fue dirigida por su hermana
Soledad.
6. Exilio, y embarque en el puerto
de Alicante. Concordancia con su hermano Eduardo.
Al estallar la Guerra Civil española por el fracaso del golpe de Estado en
Madrid y Barcelona, José Ortega y Gasset,
enfermo por cálculos biliares, se refugió en la Residencia de Estudiantes,
logró ponerse en contando con la embajada francés, por ser comendador de la Legión
de Honor francesa, y obtener pasaportes y visado expedidos por la
Dirección General de Seguridad, gracias a la mediación de Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes.
Con esa documentación, y sin margen para demoras ni pretextos, Ortega emprendió
la salida de Madrid junto a su esposa Rosa, sus tres hijos. La partida se
realizó discretamente desde la estación de Atocha, la noche del 30 de agosto de
1936, con destino a Alicante, donde debían embarcar en un carguero francés (cuyo
nombre no ha quedado registrado).
En
el viaje y salida de Madrid a Alicante, José y su familia fueron ayudados por
su hermano mayor Eduardo, abogado en la II República, quien le facilitó una
escolta de milicianos de máxima confianza; y la mediación del médico y
exministro Vicente Iranzo, y del
embajador de Francia Jean Herbette.
La familia hacia el exilio estaba compuesta esposa Rosa Sopottorno Topete (1884-1980) y
sus hijos: Soledad y José. Ya que Miguel
Germán, el mayor, en
1935 fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios para desplazarse a
la Facultad de Medicina de la prestigiosa Universidad de Friburgo de Brisgovia
(Alemania), en cuyo Instituto de Patología trabajó junto a su director, el
profesor Ludwig Aschoff. Como
resultado de este fructífero periodo de investigación, en 1939 publicó el
primero de una larga serie de trabajos de su especialidad, un libro científico
titulado Vitaminas como biocatalizadores (Revista de Occidente, 1939). Llegaron los cuatro a la estación del
ferrocarril de Alicante desde Atocha la
mañana 31 de agosto de 1936 (noche en el Expreso de Levante), pasaron a saludarle unos amigos como el profesor Felipe Sánchez-Román (catedrático de Derecho Civil)
y a Cipriano Rivas Cherif (escenógrafo y dramaturgo), cuñado
de Azaña que estaba casado con Dolores hermana de Cipriano, que salía como diplomático
para el consulado de Ginebra. Ese mismo día embarcaron los Ortega en un carguero francés (de nombre hoy desconocido)
que había venido a recogerlos con destino a
Marsella. El paso de Ortega y Gasset por Alicante no lo sabíamos hasta
poder leer el libro: Los Ortega de José Ortega Sopottorno, hijo de don José, publicado en editorial
Taurus, Madrid, página 375-380.
El hermano mayor Eduardo había sido primero monárquico y tras la dictadura
de Primo de Rivera se convenció de que la Republica era lo más conveniente para
España, como afirma el historiador Carlos
Sánchez Tárrago en una página de
Internet del Ministerio Fiscal, Órgano constitucional publica una breve biografía sobre Eduardo Ortega y Gasset
(1882-1965):
“El 14 de
abril de 1931 fue designado Gobernador Civil de Madrid, el primer cargo
nombrado por el Gobierno Provisional de la II República, bajo la presidencia de
Alcalá Zamora, siendo ministro de la Gobernación Miguel Maura Gamazo”... “Su
actividad como Fiscal General se extiende desde diciembre de 1936 a noviembre
de 1937, siendo uno de los fiscales más longevos del periodo
republicano”.
Estando el
gobierno de la República en Barcelona, Eduardo
dimitió como Fiscal General de Estado en noviembre de 1937 a
consecuencia de las tensiones surgidas con dirigentes de la CNT, al haberse
negado a retirar los cargos contra el anarquista Aurelio Fernández, puesto que
la idea del nuevo Ministro de Justicia Manuel de Irujo era juzgar a todos los que cometieran delitos
sin distinción de su ideología política. Salió Eduardo de España por la frontera de
Francia a finales del 1937 por temor a otro atentado como el sufrido por los falangistas el 7 de abril del 36 en su
domicilio de Madrid. Exiliándose a París, Cuba y Venezuela donde falleció en
Caracas el 25 de febrero de 1965.
7. Repercusión e influencia de su
obra
Ortega
ejerció una notable influencia en los autores de la generación
del 27.
Entre las obras que más influyeron en estos escritores destacan España
invertebrada
(1921) y La deshumanización del arte (1925) cuyas
ideas y postulados serán asumidos por dicha generación. Su estilo elegante y
pulcro al escribir será una de las características que usarán estos escritores
al crear sus obras. La Revista
de Occidente
(fundada por Ortega en 1923, y de la que fue en parte redactor) será leída por
los escritores de la generación del 27 por contener artículos actuales de gran
interés cultural, así como por su original presentación estética.
Ortega
ejerció notable influencia no solo en España e Hispanoamérica, sino también en
otros países, como Alemania. Entre los hispanos influidos por él destacan:
Manuel García Morente, Joaquín Xirau, Xavier Zubiri, José
Gaos, Luis Recaséns Siches, Manuel Granell, Francisco
Ayala, María Zambrano, Pedro Laín Entralgo, José Luis
López-Aranguren, Julián María y Paulino
Garagorri.
8. Regreso a España
En el verano de 1945 y después de su exilio en Francia, Argentina y
Portugal regresó a España desde Portugal, pasó primero por Zumaya (Donosti) (el pueblo donde tenía casa-museo
el pintor vasco Ignacio
Zuloaga) con quien mantuvo tuvo una larga amistad. La vinculación
entre el filósofo y el pintor duraría unos 35 años, durante los cuales, el
artista vasco lo dibujó al menos en tres ocasiones y le pintó en el lienzo un
retrato al óleo.
(Retrato de José Ortega y Gasset por Zuloaga en 1935)
En octubre llegó a Madrid. Le negaron la cátedra de Metafísica de la
Universidad Central que había dejado antes de su obligado exilio -va viviendo holgadamente
de las conferencias que da en el extranjero-, con Julián María y otro profesores
creo el Instituto de Humanidades, en 1949 estuvo en Aspen (Colorado EE.UU.),
invitado por el rector Robert M.
Hutchins de la Universidad e Chicago para impartir una conferencias sobre el II
centenario del nacimiento de Goethe (nacido en 1749) del que era Ortega un afamado especialista. En
los años 50 fue propuesto desde la embajada Sueca de Colombia para el Premio
Nobel de Literatura, pero los franquistas no lo permitieron. Invitado a dar una
conferencias en Alemania donde había estudiado en su años juveniles, en la
Universidad de Marburgo el hicieron doctor honoris
causa, y también por la Universidad de Glasgow. Su última conferencia la impartió en Venecia. Sintiéndose enfermo regresó a Madrid, donde en el sanatorio
Ruber hubo de ser operado de un cáncer. Falleció unos días después en la tarde el 18 de octubre de 1955, tenía 72 años. El ministro de Propaganda Arias Salgado
prohibió que los periódicos a sacar en portada la imagen del difunto. Actualmente
existe en Madrid la Fundación José
Ortega y Gasset-Gregorio Marañón (fusionadas en 2010), situada por el
barrio de Chamberí.
9. Conclusión
El paso de
Ortega y Gasset por Alicante y su familia, quedó en el olvido en esta ciudad, evidentemente
en la época franquista, y posteriormente olvidado como otros tantos personajes
ilustres que pasaron por esta ciudad del Benacantil. Quien estribe esta breve
crónica no lo sabía hasta poder leer el libro: Los Ortega de José Ortega
Sopottorno, hijo de don José,
publicado en editorial Taurus, Madrid, 2002, en cuyas páginas 375-380 se
encuentra anotado el presente evento. Tiene una calle en el barrio de Virgen
del Remedio de Alicante. Pienso que en el puerto debería haber un busto de
Ortega y Gasset que recuerde su paso, y, a los muchos exiliados que por este
puerto salieron, como lo es el capitán del buque “Stanbrook” Archibald Dickson.