Así veo yo a la Monarquía española actual
Ramón Palmeral/Diario de Alicante.es
Para la cena familiar de la Navidad 2020, año de la pandemia, esperamos con ansiedad el discurso de Su Majestad el Rey Felipe VI, como Jefe del Estado, representativo, no ejecutivo, porque el Ejecutivo corresponde al Gobierno que ejerce el primer ministro llamado presidente del Gobierno en España. Que no debe confundirse una cosa con la otra. Un discurso que debe aclarar el papel de la Corona ante los ataques del socialcomunismo que gobierna. Es las escuelas no se enseñan las formas de gobierno, lástima.
Hemos visto, recientemente, en las elecciones a presidente de la república federal de los Estados Unidos de América que el pertenecer un presidente a un partido político crea odios en la población y no es ni ecuánime ni imparcial. Ya crea odios y la transición de poderes de presidentes, es un desastre. Una monarquía parlamentaria no crea odios porque no gobierna sino que nos representa. Que es lo que debe hacer un presidente de la república, representar a TODOS los ciudadanos. Representar y no gobernar. No debe acumular tanto poder como presidente y a la vez primer ministro que genera abuso de poder, como EE.UU, Francia o Italia. Esto trae sus consecuencias como ha pasado entre Trump y Biden, que se han matado a insultos y acusaciones, nefastas siempre, que ha dividido todavía más la población y han creado odios incluso entre familiares, vecinos y grupos sociales de distintas razas y clase sociales. Polarizados entre demócratas (izquierda) y republicanos (derecha).
La Monarquía española como la del Reino Unido, Bélgica, Suecia, Noruega, Países Bajos… Por un lado son la representación y la mejor embajada de una nación, de un país por su tradición histórica y emparentamiento entre dinastías y familias. Quien, por el contrario, es elegido cada 4, 5 ó 6 años se debe a su partido político. Un rey no, y por ello está en disposición de realizar esa función con verdadera ecuanimidad e imparcialidad. La Justicia emana del pueblo y se administra en nombre de Rey, representativo y constitucional. Solo los proletarios quieren república, porque desconocen las milenarias de un poder monárquico y envidiable porque quienes no lo tienen. ¿Quiénes son los proletarios? Los que no tienen nada y solo hijos, deriva del latín (prole). Las monarquías extrajeras actuales aglutinan su poder en torno a un proyecto de modernización de construcción y la unión de la nacional. Además, ejerce una indudable función arbitral o moderadora que, en nuestro caso esta incluso recogida en la Constitución de 1978. Cierto es que en el gobierno actual de Pedro Sánchez, antimonárquico de tradición socialista radical, aglutinado por ciertos grupos independentistas y numerosos de tendencias estalinistas y marxistas, errores de un pasado histórico, no real ni práctico hoy, es utópico lo de la igualdad, e hipotético de la fraternidad, imposible, no lo consiguió ni el mismo Jesucristo. La lucha de clases es del S.XIX y Max con El Capital, obsoleto, apenas un 1% de la población española es proletaria real.
Se elige en las urnas a las personas que nos van a administrar y gobernar. En cambio, el Rey no nos administra ni nos gobierna sino que nos representa. Y puede hacerlo precisamente porque aglutina en su persona el pasado, el presente y el futuro de la nación, gracias al útil principio hereditario de la monarquía, de la élite (más preparada) que tanto odia los comunistas, que no sería posible por elecciones democráticas, porque nos la cargamos, ya tuvimos la experiencia nefasta de la I y la II republicas en España. No caigamos en el mismo error otra vez. Ni caigamos en el juego político de ahora me pongo yo y después tú como actualmente Putin y Dmitri Medvédev en la Federación Rusa, porque ya no existe la Unión Soviética desde 1991.
Las izquierdas social-comunistas son los que tienen odio visceral a la monarquía, un odio de tripas en la liana del corazón rojo, desde la Revolución francesa de 1789 y rusa de 1917. Odio a las clases superiores. Por el tríptico: Libertad, igualdad y fraternidad, no son conceptos posibles en términos prácticos absolutos, ni actuales, ya que son ideas utópicas. Si en el plano teórico, de iguales ante la ley todos podemos ser juzgado, sí pero diferentes en estatus sociales porque somos seres humanos y no podemos ser todos máquinas iguales, estampadas, no existiría la competitividad, tan necesaria ni los méritos por esfuerzo y rendimiento. Un esclavo griego o romano rendía muy poco. Respecto a las penas depende del abogado que te puedas pagar, lo cual es injusto, pero cierto. Cada familia ha de mejorar su estatus social con estudios, esfuerzos y trabajo. Porque la realidad es que nadie hace nada por nadie. Tú te has de buscar las habichuelas, como dice el refrán popular. Lo demás son falacias y engaños, y retruécanos legales.
No odiemos a quienes piensen, sientan y experimenten distinto sentimientos políticos, cada cual tiene su razón de ser y estar, el odio anula los vínculos fraternos de hermandad entre las personas al priorizar la enemistad y el conflicto. El cristianismo es fraternidad, iglesia es comunidad, pero detrás hay mucha hipocresía y mercadeo, la esencia es Cristo y nada más. La hermandad entre nosotros y menos entre los pueblos no es posible todavía. Democracia es separación en grupos o partidos. No existe la fraternidad. Los conflictos no pueden gestionarse de manera eficaz desde el odio y la confrontación de las urnas. Esto es una hipótesis por estudiar.
No nos carguemos la Monarquía como institución de representación parlamentaria interna y de representación exterior como país y gran nación que somos en el extranjero, es lo mejor que puede pasarnos a España. Otro asunto son las responsabilidades personales de los exmonarcas, que deben ser juzgados con arreglo a las leyes vigentes y no confundir con la institución de la Corona representativa. Si una monarquía no fuera hereditaria, desaparecería. No son obsoletas sino antiguas, que no es lo mismo. Mantener la monarquía española es barato, le que cuesta a España 8 millones anuales, a los italianos un presidente le cuesta 200 millones, a Alemania 40 millones y a Francia le cuenta 90 millones. Tenemos la mejor forma de Jefe de Estado representativo sin pertenecer a los determinados intereses de un partido político, y no lo apreciamos. Hemos de tener visión de futuro.
Alicante, 21 de diciembre de 2020
El Congreso aprueba la ley de eutanasia entre protestas
La proposición ha logrado el apoyo de Cs y los socios del Gobierno. PP, Vox y UPN han votado en contra
El Pleno del Congreso ha aprobado hoy la proposición de ley del PSOE que despenaliza la eutanasia, que así se remitirá al Senado para continuar su tramitación parlamentaria. La eutanasia se abre camino en España con una amplia mayoría y el voto en contra del PP, Vox y UPN, de la proposición de ley que regulará la ayuda médica para morir.
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Tras un duro debate sobre la vida, la muerte y el derecho de cada persona a poner fin a sufrimientos intolerables sin perspectiva de curación o mejoría, 198 diputados han votado a favor de la ley, 138 en contra y 2 se han abstenido, con lo que la norma pasará ahora al Senado y será aprobada definitivamente en los primeros meses de 2021.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, se dirigió al Pleno del Congreso antes de la votación para agradecer la aprobación de un texto que, según sus palabras, supone “una sociedad más humana y más justa”, y que demuestra que España es “una democracia moderna” y lo “suficientemente madura” como para afrontar esta cuestión. Asimismo, quiso recordar la labor de las organizaciones de la sociedad civil que han luchado por su regulación, a los grupos parlamentarios que han aportado enmiendas a la ley, y a su impulsora, la exministra de Sanidad socialista, María Luisa Carcedo, “por la convicción con la que la ha defendido”.
PP y Vox han reivindicado los cuidados paliativos como alternativa a la eutanasia, pero el resto del hemiciclo ha subrayado que no bastan y ha apostado por una ley considerada garantista y que amplía derechos despenalizando la ayuda médica a morir en un centro sanitario o en el domicilio, tras un proceso deliberativo y con el control de una comisión especifica. El derecho a la eutanasia se incluirá como una prestación en el Sistema Nacional de Salud, el paciente deberá confirmar su voluntad de morir al menos en cuatro ocasiones a lo largo del proceso, y los médicos podrán acogerse a la libertad de conciencia.
Varias decenas de personas se han manifestado esta mañana a las puertas del Congreso para protestar por la proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia. En la concentración, convocada por la campaña “Vividores”, impulsada por la Asociación Católica de Propagandistas, los manifestantes llevaban máscaras y pancartas en las que se podía leer “Gobierno de la muerte” y “Eutanasia igual a recortes en pensiones, a recorte sanitario y a recortes en Dependencia”. El líder de Vox, Santiago Abascal, y el portavoz parlamentario del partido, Iván Espinosa de los Monteros, han mostrado su apoyo en la calle a los congregados.
El PP se ha mostrado muy crítico con esta ley, que es “una derrota para todos, un fracaso del sistema sanitario y de la sociedad”, cuando la respuesta ante el sufrimiento de los vulnerables debería ser “no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse y dar cuidado, compañía, consuelo, amor y esperanza”, en palabras de José Ignacio Echániz. El diputado ha acusado al PSOE de aprobar esta norma “al final del último día, del último Pleno ordinario”, a través del trámite de proposición de ley, “sin informes técnicos ni jurídicos”, “sin audiencia pública”, “sin estudios demoscópicos recientes” o “sin permitir la comparecencia de los expertos”.
En su discurso, acogido con aplausos desde la bancada del PP, ha criticado que se despenalice la eutanasia en el año de la pandemia, en el que la sociedad ha contraído una deuda con los mayores y los sanitarios, y ha defendido un sistema de cuidados paliativos personalizados y avanzados como alternativa “justa, útil y oportuna” a una ley “injusta, inoportuna, chapucera e inconstitucional”.
Más dura ha sido la intervención de la diputada de Vox Lourdes Méndez, quien ha denunciado que la ley supone una “tragedia para España” porque es “despiadada, injusta e ilegítima”, “eugenésica y criminal”, quebranta el derecho a la vida y “obliga al Estado a matar”. Méndez, que ha adelantado que la recurrirán ante el Tribunal Constitucional, ha afeado que el Congreso apruebe esta norma “mientras el mundo celebra el nacimiento del hijo de Dios” y ha acusado a los diputados que la apoyan de “instaurar la industria de la muerte”.
Desde Unidas Podemos, Rosa María Medel ha insistido en que no implica ningún tipo de imposición, sólo un nuevo derecho, y ha criticado que el PP y Vox quieran negárselo a quienes no tienen dinero o no piensan como ellos, pues el derecho a una muerte digna, ha apuntado, “siempre ha existido para quien puede pagarla”.
“Es falso que sea una ley de muerte: es una ley de vida que te permite vivir con la confianza de que morirás como tú quieres, no como los otros desean”, ha afirmado desde ERC Pilar Vallugera.
“Hoy nadie pierde ningún derecho, todos avanzamos un poquito más en nuestra libertad”, ha reiterado la líder de Cs, Inés Arrimadas, para ratificar su apoyo a una norma “garantista” que no impone creencias ni decisiones.
Tras una profunda reflexión, el PNV también ha considerado “moralmente aceptable” despenalizar la eutanasia con un texto “sólido” que da garantías y seguridad a pacientes y profesionales, desde el convencimiento, ha dicho Joseba Andoni Agirretxea, de que es obligado “legislar más allá del código ético de cada uno” y ser “misericordiosos” con el sufrimiento ajeno.
En la misma línea, JxCat ha rechazado imponer “la moral y la fe” de cada uno al resto de los ciudadanos.
Desde la tribuna del hemiciclo, al PP y a Vox solo se ha unido la voz de UPN. “Prefieren empujar al (suicida) del alero que darle los cuidados paliativos y la ayuda médica que necesita”, ha lamentado el diputado Carlos García.
Los nombres de Ramón Sampedro, Maribel Tellaetxe, María José Carrasco y su marido Ángel Hernández, el médico Luis Montes o la organización Derecho a Morir Dignamente han sido recordados en muchos de los discursos en una sesión que ha concluido con un largo aplauso.
Los médicos piden que se respete la objeción de conciencia
Tras conocerse la noticia de la aprobación de la proposición de ley, el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Serafín Romero, ha declarado que “hoy es un día especialmente triste para la profesión. La eutanasia no es una decisión puramente médica, aunque se ha legislado el hecho de que un médico, como acto médico, pueda ejercer el derecho de una eutanasia o un suicidio asistido, si bien el médico tiene otras acciones”, ha dicho Romero.
A su juicio, “en ningún momento” una ley puede describir que la eutanasia sea un acto médico, ya que “no es ni la esencia ni el ADN de la profesión”. Por ello, el presidente de la OMC ha destacado la necesidad de que los médicos sean “garantistas” y ha pedido que se respete la objeción de conciencia y no se regulen.
“Tenemos que ser muy garantistas para los ciudadanos que solicitan, ante un sufrimiento inaguantable, decir que no quieren seguir viviendo y ahí es importante que se defina muy bien qué médicos deciden el trámite y quiénes van a participar. Es necesario hacer una reflexión y la profesión médica va a ser garantista”, ha zanjado.