Conversación tranquila de @jmfrancas con Amadeo-Martín Rey y
Cabieses, doctor en historia y en medicina, académico correspondiente de
la Real Academia de la Historia, académico de número de la Real
Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y profesor de Dinastías
Reales en la Universidad Rey Juan Carlos.
JMF: ¿Es la monarquía una institución ya obsoleta?
A-MR: La monarquía es una institución antigua pero en absoluto obsoleta.
La obsolescencia de una institución se mide por su falta de eficacia y
aún diría más, de eficiencia. La monarquía está presente hoy en día, en
el siglo XXI, en los países avanzados de Europa, con mayor nivel de
vida, más democráticos y más respetados en el mundo. ¿O acaso podemos
pensar que en Reino Unido, Suecia, Bélgica, Países Bajos,….son tan poco
avispados como para mantener un régimen obsoleto?
JMF: Los detractores hablan de una institución no democrática, el Rey no se vota…
A-MR: Se elige a quien nos administra y nos gobierna. El rey no nos administra ni nos gobierna sino que nos representa.
Y puede hacerlo precisamente porque aglutina en su persona el pasado,
el presente y el futuro de la nación, gracias al útil principio
hereditario de la monarquía. Por otra parte, el actual régimen sí se
votó en Referendum en 1978 aprobándose por aplastante mayoría la forma
monárquica de Estado.
JMF: Otros dicen que la monarquía es cara, muy cara, ¿lo es?
A-MR: Si comparamos los presupuestos de las presidencias de las
repúblicas de nuestro entorno con los de las monarquías europeas, no
resiste esa afirmación ni por asomo. Y estamos hablando de que los
presupuestos y gastos de las repúblicas son hasta diez veces superior
de, por ejemplo, la Casa del Rey, que no llega a 8 millones de euros
cuando en Italia supera los 200 millones, en Portugal los 18, en
Alemania los 40, o en Francia los 90. Podríamos seguir así con ejemplos
múltiples. Lo de que el Rey cuesta caro es una absurda y falsa leyenda urbana.
JMF: Si no hay razones objetivas, ¿por qué algunos quieren cargárselas?
A-MR: El odio a la monarquía que algunos expresan deviene de diversos
factores causales: una palmaria ignorancia sobre su función y
beneficios para la nación, unos prejuicios ideologizados en una buena
parte de la izquierda, una serie de lugares comunes repetidos sin
reflexión, un resentimiento a todo lo que suene a una clase o rango
superior, una falta de conocimiento de que las monarquías actuales en
Europa no son absolutas, y ni siquiera limitadas al estilo de la Carta
Otorgada de Luis XVIII de Francia, sino monarquías constitucionales y
parlamentarias, salvaguardas y adalides de la democracia. Por otra parte
la función centrípeta o unificadora del Rey choca con los deseos
centrífugos o separatistas de ciertos sectores.
JMF: ¿Qué papel debe jugar una monarquía en Europa hoy?
A-MR: Es múltiple. Por un lado ser la representación y la mejor
embajada de la nación. Solo aquel que no es elegido por votos cada 4 o 5
años y no se debe a un determinado partido político, está en
disposición de realizar esa función con verdadera ecuanimidad e
imparcialidad. Por otro lado, la aglutinación de todos en torno a un
proyecto de modernización y construcción nacional. Además, ejerce una
indudable función arbitral o moderadora que, en nuestro caso esta
incluso constitucionalmente consagrada.
JMF: ¿Hay consanguinidad o parentesco entre las casa reales europeas?
A-MR: A excepción de la Santa Sede y la Soberana Orden Militar de
Malta, que son monarquías electivas, y del Principado de Andorra cuyos
coprincipes son, por un lado en Presidente de la República Francesa y el
obispo de Seo de Urgel, absolutamente todas las monarquías actualmente
reinantes en Europa tienen antepasados comunes y, por tanto, están
emparentadas entre sí.
JMF: ¿Qué Monarquía es la Orden de Malta?
A-MR: La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de
Jerusalén, de Rodas y de Malta es una orden religiosa y de caballería
con carácter de sujeto de derecho internacional, con rango de Estado
soberano que mantiene legación activa y pasiva con rango de embajada con
más de un centenar de países del mundo y representación en muchos
organismos internacionales. También tiene embajada en España. Su
príncipe gran maestre es elegido y tiene rango de Jefe de Estado.
JMF: Jefe de Estado sin Estado. ¿Tiene sentido esto?
A-MR: Podríamos decir, por simplificar, que es un Estado con pequeño
territorio, que son sus sedes en Roma que tienen reconocido el
privilegio de extraterritorialidad lo mismo que sus embajadas en todo el
mundo. Y tiene todo el sentido que le proporciona la loable labor
humanitaria que realiza desde hace mil años en por doquier para lo cual
firma continuamente acuerdos con los demás Estados para facilitar el
aporte de esa ayuda humanitaria allí donde hace falta.
JMF: ¿Qué casas reales coexisten hoy en Europa?
A-MR: Deberíamos distinguir entre dinastías reinantes y no reinantes.
Las primeras son los Borbón en España, los Windsor en el Reino Unido,
los Sajonia-Coburgo-Gotha en Bélgica, los Orange en los Países Bajos,
los Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg en Dinamarca y Noruega, los
Nassau en Luxemburgo, los Bernadotte en Suecia, los Grimaldi en Mónaco,
los Liechtenstein en ese pequeño país. En cuanto a las no reinantes hay
mucha más.
JMF: ¿Piensas que alguna no reinante puede volver a reinar?
A-MR: Veo difícil aunque no imposible que suceda tal cosa. En 1993
hubo un referéndum en Brasil para preguntar si se quería volver a la
monarquía. Se adelantó de fecha de modo imprevisto para dañar las
posibilidades propagandísticas de la opción monárquica. En Bulgaria
algunos, que no conocían bien a Simeon II, creyeron que aprovecharía su
condición de primer ministro para proclamarse rey como Napoleón III hizo
tras ser príncipe presidente de la República Francesa. En otros países
como Rumania el estatus de la antigua Familia Real es muy considerado,
igual que en Portugal o en Rusia, donde el gran duque Jorge Mijailovich
tiene mucha consideración por parte del Estado. En otros países pasan
cosas similares, pero es difícil una restauración por las mismas razones
que antes apuntaba sobre el desconocimiento de las ventajas que aporta
un monarca reinante a una nación y la militancia visceral antimonarquica
de ciertos grupos muy numerosos. En algunas naciones, como Italia,
donde hubo en 1946 un referéndum, está bastante claro que hubo fraude,
como señaló con razón el senador Franco Malnati en su libro «La Grande
Frode», y así podríamos ir yendo país por país.
JMF: Las casas reales se están abriendo a matrimonios no reales, ¿es bueno eso?
A-MR: En general es importante que la elección de esposa o esposo del
heredero o heredera de la Corona cumpla ciertos requisitos de
idoneidad. Hay que tener en cuenta que ejercerán una difícil función de
por vida para la que es conveniente tener cierta preparación y «savoir
faire». No siempre se encuentra eso fuera de ciertos círculos. La tónica
general es la de hacer matrimonios que antes se hubieran considerado
morganáticos, pero ¿quién dice que un príncipe y una princesa, ambos de
nacimiento, no se puedan enamorar? Si me pregunta qué prefiero yo, le
diré que los matrimonios entre miembros de dos casas reales y por amor.
Aunque yo sé bien que decir esto es políticamente incorrecto.
JMF: Gracias Amadeo, por esta vez no te quito más tiempo, si te dejas habrá más ocasiones. Un abrazo.
A-MR: Estupendo . Gracias a ti. Un abrazo.