ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Cuando España decidió no ser potencia atómica

 

Cuando España decidió no ser potencia atómica

Nuestro país no dispone de un poder de disuasión real. Podría haber sido diferente de realizarse el Proyecto Islero

Franco y Carrero Blanco
Franco y Carrero BlancoAgencia EFE

Hoy España es uno de los miembros relevantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de acuerdo con la plataforma «Global Fire Power», ocupa el puesto 17 (de 145) en la lista de países más poderosos del globo. No obstante, el país ibérico no dispone de arsenal nuclear, lo que nos lleva a la pregunta de si alguna vez pudo tenerlo y, de ser así, ¿por qué no se llevaron adelante tales proyectos?

En la última semana, en las redes sociales se han compartido unas imágenes que han dado de qué hablar a los analistas. El vídeo, grabado en algún lugar de la Federación de Rusia, mostraba un accidente con un misil balístico.

El arma era disparada desde un silo, al iniciar su vuelo se ve cómo empieza a volar de forma errática y finalmente termina estrellándose contra el suelo.

Los expertos lo identificaron como un misil RS-28 Sarmat, el arma ICBM (Intercontinental Ballistic Missile) con la capacidad de volar 18.000 kilómetros y transportar en su interior diez ojivas nucleares con las que destruir una amplia franja de terreno y causar daños catastróficos al enemigo.

Hay quien ha visto publicadas estas imágenes en la red y ha sacado media sonrisa por este fracaso ruso, pero hay que tener una visión más estratégica y no quedarnos con el mero hecho.

En realidad, el vídeo nos debe hacer reflexionar sobre la capacidad de destrucción masiva que han logrado algunas potencias. El misil R-28 podría infligir un daño terrorífico allá donde impactara. Dentro de esta dinámica no queda más que lanzar la pregunta de ¿qué puede hacer España ante tales armas de larga distancia y poder de destrucción?

Actualmente, España y la Unión Europea mantienen una tendencia que se instauró durante la Guerra Fría: Estados Unidos debe ser el paraguas que proteja el continente de amenazas externas.

No obstante, pese a este paraguas –que cada vez tiene más agujeros–, hay Estados que desarrollaron la defensa de su propia soberanía con armas nucleares, que ahora mismo siguen siendo el culmen de la carrera armamentística. Francia y Reino Unido tienen sendos arsenales de este tipo y, en un caso extremo, no requerirían de protección estadounidense al disponer de una herramienta eficaz de disuasión contra los adversarios del presente y el futuro. De hecho, antes del verano la BBC ya anunció que el ejército británico pretende incrementar la cantidad de ojivas a su disposición.

En este contexto de rearme global, España no dispone de un poder de disuasión real puesto que solo puede competir contra países de su mismo rango, es decir, que no poseen armamento nuclear. Incluso así, el país ibérico tiene problemas para proyectar una estrategia coherente.

El caso más flagrante lo tenemos en el sur con Marruecos. El reino marroquí cada vez da más pasos en sus planes por obtener mejores condiciones frente a España. De ahí que esté adquiriendo material militar a distintos proveedores, entre los que se encuentran Francia e Israel. Dicho esto, la situación actual podría haber sido muy distinta si el poco conocido Proyecto Islero hubiera salido adelante a finales de la década de 1960. Un programa que buscaba equipar a España con un pequeño arsenal atómico para la defensa del conjunto del territorio nacional.

Tras los duros años de la posguerra, España empezó a remontar económicamente a inicios de 1960 debido a la aplicación de una serie de reformas y al apoyo que recibió por parte de Estados Unidos. El país peninsular empezó a abrirse y a crecer.

Fue entonces, cuando en estas fechas, en medio de un paisaje de cruda Guerra Fría entre el bloque occidental y oriental, España se quiso sumar a la carrera armamentística intentando desarrollar armas atómicas. De este propósito nació el Proyecto Islero, designado así en honor al miura que acabó con la vida del torero Manolete en agosto del año 1947.

Con los pocos recursos de los que se disponían, en comparación a otros Estados, los ingenieros españoles empezaron a trabajar con la perspectiva de obtener cuanto antes una bomba de las que los norteamericanos y soviéticos tenían no ya cientos, sino miles.

Poco a poco, y a lo largo de la década, los expertos consiguieron pequeños hitos en su camino. Por ejemplo, el hecho de fabricar componentes que, a posteriori, servirían para ensamblar la bomba. Sin embargo, los progresos quedaron bloqueados por las presiones que Estados Unidos hizo a España.

Al final, los estadounidenses (junto a los argentinos) habían sido de los pocos amigos de la dictadura del general Francisco Franco desde fecha temprana. Por eso, sus palabras pesaban. No solo en el proyecto, sino en el propio Franco, que optó por dar marcha atrás en todo el trabajo realizado hasta entonces.

Como reproduce el autor Rafael Moreno en su obra «La historia secreta de las bombas de Palomares» (Crítica, 2016), en una conservación entre el general Agustín Muñoz Grandes, antiguo jefe de la División Azul, y el dictador.

Este le indicó a su subordinado: «Ellos tienen el grifo de los créditos y de los abastos, del comercio, de las prestaciones de equipos de guerra. No podemos ser independientes, por la sencilla razón de que… no lo somos».

El antiguo divisionario lo calificó de «bajada de pantalones», pero Franco insistió en que: «En cuanto yo diera la orden de ‘‘adelante’’, y el reactor de Vandellós-2 produjera plutonio, lo sabrían los americanos al día siguiente. Tenemos a sus espías hasta en la sopa. Y no sabemos guardar un secreto militar. ¡Eso hay que pararlo!».

Después de esta conversación, España tomó las disposiciones para detener el programa nuclear militar. A partir de ahí el Proyecto Islero renqueó durante décadas sin que llegara a nada hasta que finalmente quedó cerrado en 1980, ya en el periodo democrático y a las puertas de que el PSOE de Felipe González ganara las elecciones generales.

Aun así, y sin armas atómicas, España sí inició su salto a la energía nuclear para proveer a sus habitantes de electricidad. En julio de 1968 se conectó la Central Nuclear José Cabrera, situada Almonacid de Zorita (Guadalajara).

De regreso a la actualidad, España está pagando las consecuencias de aquella decisión. Fuera del paraguas estadounidense –que empieza a tener agujeros por doquier– o de que el bloque anti-OTAN incrementa esfuerzos por obtener el dominio global, las armas nucleares han servido durante el siglo XX para defender la soberanía y conseguir la paridad en el ámbito geopolítico de las relaciones internacionales.

Es imposible negociar con actores europeos o globales sin una igualdad de condiciones.

El pasado 8 de septiembre, en una declaración institucional, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habló sobre el conflicto abierto en la Franja de Gaza diciendo que: «España, como saben, no tiene bombas nucleares, tampoco tiene portaaviones ni grandes reservas de petróleo. Nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí». (Boicot de Eurovisión, Mundiales, Olimpiadas...)

Obviando el tema al que se refería, en realidad, el jefe del Ejecutivo evidenciaba la situación de desequilibrio que padece el país ibérico ante esta cuestión.

¿Volverá a ponerse sobre la mesa un proyecto similar a Islero? No hay información ni rumores que hagan pensar en algo así, pero en la incertidumbre está la mejor respuesta. En un mundo cada vez más inestable donde las relaciones internacionales se deshacen y la inversión militar aumenta se abre la posibilidad de esta idea regrese en España o al menos en el entorno de la Unión Europa, donde Francia ya ha tendido la mano a ampliar su paraguas nuclear. Sin más, habrá que estar pendientes de cualquier novedad al respecto sobre este tema de importancia estratégica.

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Para ser hoy día una potencia respetada se ha de tener bombas atómica.  "Si quieres la paz prepárate par la guerra"