Aitor Esteban, la República de Weimar y el doble juego político
El pasado 23 de julio (2025), Aitor Esteban, portavoz del PNV y habitual aliado parlamentario del gobierno socialista-comunista de Pedro Sánchez, dejó caer en Cadena SER de Radio Bilbao.., que en sede parlamentaria una advertencia que, más que aclarar su posición política, la enreda y la contradice. Alertó de que "empieza a formarse en el Congreso una mayoría negativa", un término acuñado con connotaciones históricas alarmantes, al que él mismo dio forma con una inquietante referencia a la República de Weimar en Alemania (1918-1933).
Esteban evocó aquel régimen alemán de entreguerras como ejemplo prototípico de una mayoría destructiva que, por una confluencia de intereses dispares, acabó por desestabilizar un gobierno legítimo. Y es cierto que la República de Weimar sufrió esa fragmentación parlamentaria, unida al resentimiento tras la derrota en la Gran Guerra (1914–1918), al castigo económico del Tratado de Versalles, y al crack financiero de 1929 que sumió a Alemania en un desempleo masivo y desesperación colectiva. El caldo de cultivo perfecto para que un agitador extremista como Adolf Hitler, desde su libro Mein Kampf "Mi lucha", prometiera redención nacional a través de un nacionalismo excluyente, racista y totalitario. El resto es historia: Hitler ganó las elecciones de 1933, rearmó Alemania, pactó con la URSS el reparto de Polonia, invadió ese país el 1 de septiembre de 1939 y con ello desató la II Guerra Mundial. Francia cayó poco después en junio de 1940 con el bochornoso régimen colaboracionista de Vichy (gobernaba en el noroeste de Francia).
Dice en El País:
"Fue en ese contexto, y sin establecer paralelismos idénticos, cuando Esteban aludió al ejemplo prototípico de las mayorías negativas con la República de Weimar para subrayar que ahora en España están confluyendo “diferentes votos negativos por circunstancias e intereses diferentes” que ayudan, junto con la proliferación de casos de corrupción, a “desestabilizar a un Gobierno”. La República de Weimar fue el régimen político en Alemania comprendido entre 1918 y 1933, tras la derrota en la I Guerra Mundial y el Tratado de Versalles, que se caracterizó por una gran inestabilidad política y social y que desembocó en el ascenso al poder de Adolf Hitler y el partido nazi".
En cambio, el PNV no es muy solidario cuando no quiere migrantes menores no acompañados en el País Vasco, esto es racismo, y Pedro Sánchez con ta de seguir en la Moncloa lo acepta. Ellos quieren en su autonomía: blancos, católicos y que sean del Atleti.
Pero lo que preocupa no es que Esteban repase esta historia —que deberíamos recordar todos para evitar repetirla—, sino cómo la instrumentaliza para proteger al actual gobierno del PSOE y de Pedro Sánchez (social-comunista). Con esa comparación velada pero elocuente, Esteban pretende presentar cualquier oposición al Ejecutivo como una amenaza potencialmente destructiva. Una "mayoría negativa" que solo se uniría para hacer caer al gobierno sin ofrecer una alternativa, aunque dicha mayoría esté integrada por partidos que representan opciones legítimas, algunas incluso con más escaños que los propios socios del gobierno. Sin embargo, no apoyaría una moción de censura que presentara Alberto Núñez Feijóo líder del PP.
¿Es esto un ejercicio de memoria histórica, o es más bien una estrategia del miedo, típica del discurso del poder que ve tambalearse sus apoyos? ¿No es más “negativa” la parálisis moral de quienes, como el PNV, han apoyado y sostienen a un gobierno salpicado por múltiples escándalos —como el caso Koldo, Ábalos y Cerdán en la cárcel, y la amnistía a Puigdemont a medida, o las presuntas irregularidades en la financiación del PSOE— solo por interés táctico?
Señor Esteban, lo que usted hizo con el gobierno de Mariano Rajoy (a mitad de su legislatura) fue una traición política según muchos analistas: lo sostuvo hasta el último momento para después dejarlo caer con una moción de censura que abrió paso a la etapa más inestable de la política democrática reciente en España. Hoy parece repetir una fórmula parecida, aunque con más ambigüedad: critica desde dentro, insinúa su incomodidad, pero sigue dando oxígeno parlamentario a Pedro Sánchez.
Su discurso ya no convence ni a constitucionalistas ni a buena parte de los nacionalistas vascos, que ven cómo el PNV ha pasado de ser un partido serio, de Estado, a convertirse en una bisagra cada vez más desgastada, atrapada entre su electorado tradicional y su afán de seguir siendo clave en Madrid a cualquier precio.
En definitiva, señor Esteban, evocar a Weimar para justificar su apoyo a un gobierno cuestionado no es solo un ejercicio retórico forzado, sino una forma bastante peligrosa de maquillar una postura que, a ojos de muchos, ya no es coherente, sino simplemente maquiavélica.
Editorial de Nuevo Impulso.net
Alicante, 06-08-2025