(Míriam Nogueras portavoz de Junts en el Congreso amenaza con el dedo índice izquierdo)
Una moción de censura “táctica” o “instrumental” de Junts: estrategia de presión al límite
La idea de una moción de censura táctica por parte de Junts per Catalunya contra el presidente Pedro Sánchez se plantea no como un intento real de derribarlo, sino como un instrumento de presión política. Se trataría de una jugada calculada para forzar concesiones del Ejecutivo socialista antes de llegar a la votación final en el Congreso de los Diputados.
En este escenario, Junts podría registrar la moción de censura —eventualmente con el apoyo del PP y de Vox, que por su propia estrategia de desgaste del Gobierno la respaldarían—, pero con la intención última de retirarla o abstenerse en el último momento, una vez logradas determinadas contrapartidas. Es decir, el objetivo no sería tumbar a Sánchez, sino colocarlo contra las cuerdas y obligarle a aceptar nuevas partidas presupuestarias, compromisos territoriales o concesiones políticas, particularmente en beneficio de Cataluña. Pero para que el PP pacte con Junts hace falta hacer un contrato político con dos notarios uno en español y otro en catalán con un depósito de un millón de Euros de garantía. Si yo fuera Alberto Feijóo no entraría en el juego táctico de Junts.
De esta forma, el movimiento dejaría en evidencia al PSOE, que quedaría forzado a negociar bajo presión extrema, y al mismo tiempo descolocaría al PP y a Vox, que verían cómo su apoyo inicial a la moción se convierte en un instrumento al servicio de los intereses de Junts. Una jugada que, en términos tácticos, desgasta tanto al Gobierno como a la oposición, mientras Junts se reafirma como el árbitro determinante de la legislatura.
Ruptura con Sánchez, pero no con los beneficios
La líder de Junts en Madrid ha sido tajante: pese a haber roto relaciones con el Ejecutivo, el partido “quiere cobrar lo pactado”. En otras palabras, Junts considera que el acuerdo de investidura con el PSOE está políticamente roto, pero sus beneficios deben cumplirse, dado que el Gobierno ya obtuvo su apoyo para revalidar el mandato de Sánchez.
Esa posición ilustra bien el equilibrio de poder que busca mantener la formación de Puigdemont: no hundir completamente los puentes con el PSOE, pero mantener la capacidad de condicionar cada paso del Ejecutivo.
Ratificación de las bases y mensaje interno
Miriam Nogueras, portavoz parlamentaria de Junts, ha subrayado que la ruptura con el PSOE deberá ser ratificada por las bases, que votarán una pregunta explícita sobre el fin del acuerdo de investidura. Esa votación interna busca legitimar democráticamente la decisión y reforzar la cohesión del partido en un momento clave: mantener la tensión con Madrid sin perder apoyo interno ni electoral en Cataluña.
Un Gobierno “que no puede gobernar”
Finalmente, la advertencia de Nogueras resume el núcleo de la estrategia: “Pedro Sánchez podrá estar en el poder, pero no podrá gobernar.” Junts quiere dejar claro que el Ejecutivo socialista solo sobrevivirá mientras acepte sus condiciones, y que, sin ellas, la gobernabilidad será imposible.
El mensaje es claro: Junts se reserva el papel de decidir el ritmo, el contenido y la continuidad de la legislatura.
Conclusión
Una moción de censura instrumental sería, en suma, un golpe de efecto político más que una maniobra de poder real: un modo de presionar, visibilizar fuerza, obtener réditos concretos y demostrar que, en la actual aritmética parlamentaria, sin Junts no hay gobierno viable.
A la vez, dejaría al PP y a Vox como actores secundarios en una jugada que, paradójicamente, usaría su fuerza parlamentaria en beneficio de los intereses independentistas.
Si yo fuera Alberto Feijóo no entraría en el juego táctico de Junts.
