Aquí tenemos una fotografía montada de lo que puede ser el ideal de Podemos, que Pablo Iglesias, su líder y Mesías llegue algún día a ser Presidente de la III República Española. Y seguramnete iría con camisa y con su coleta de contestatario en Rolls Royce descapotable, y el pueblo se rendirá ante él y las naciones extranjeras vendrán a saludarle. Y luego nombrará ministros de IU, de ERC y de alguno más díscola del PSOE.
Cada
día soy más viejo y más ignorante. Las palabras de Miguel Hernández hay
que textualizarlas en el clima bélico que lo escribiera es lucha contra
el fascismo y la libertad. Hoy día tenemos esa libertad y unas
garantías fundamentales en una Constitución que la mayoría no ha leído y
eso que lleva 35 años en vigor. Felipe Vl es un rey constitucional, que
no os coman el coco con utopías. Cambiar la forma de la Jefatura del
Estado no es un asunto importante para un referéndum nacional por mucho
que algunos republicanos la pidan a gritos y a palos. Yo vote la
Constitución de 1978 y estuve conforme con ella, por eso me considero
constitucionalista que no quiere decir monárquico, término que ya no
existe en política.. Otro asunto es que muchos artículos no se cumplen, y
hay que obligar la gobierno de turno a que se cumpla.
(Revista digital de ARTE, CULTURA Y OPINIÓN DESDE ALICANTE. Nuevoimpulso.net
ARTICULOS DE OPINION
Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.
sábado, 21 de junio de 2014
Hoguera de la plaza de la Viña se desploma por el viento, el ave fénix.
El remate de la hoguera Plaza de La Viña se desploma por el viento
El viento tira el ave fénix de una tonelada que coronaba la Especial «Extinción» - Las fuertes rachas también provocaron una grieta en el monumento de Parque de las Avenidas que se reparó sin más - El jurado elige hoy el mejor monumento de la Plantà de este año
texto y fotos: j. hernández / video: jose navarro 21.06.2014 | 09:43
El remate de la hoguera Plaza de La Viña se desploma por el viento
La cresta del ave fénix estaba a 17 metros de altura, y se salía unos siete metros del eje central de la hoguera, por lo que tenía riesgo, según reconoció su constructor. «La estructura del remate estaba en condiciones pero las ráfagas de viento la han revirado y no le han dejado recuperar su forma», explicó. El artista, de 28 años, que no pudo evitar las lágrimas, se dio cuenta del peligro, y, junto a la comisión, procedió a retirar las figuras situadas debajo y a ampliar el perímetro de seguridad a la vez que llamaban a la grúa y a los bomberos para que apuntalaran el remate. Sin embargo, no dio tiempo y se vino abajo antes de que llegaran. Los Bomberos aseguraron la zona tras comprobar que no había peligro de más derrumbes.
viernes, 20 de junio de 2014
Discurso íntegro del Rey Felipe VI, en la proclamacón como Rey
Felipe VI ha iniciado su discurso tras la proclamación como Rey
expresando el reconocimiento y el respeto de la Corona a las Cortes, que
ha recalcado que son las depositarias de la soberanía nacional.
Este es el texto íntegro de su discurso de 26 minutos ante las Cortes Generales:
«Comparezco hoy ante Las Cortes Generales para pronunciar el juramento previsto en nuestra Constitución y ser proclamado Rey de España. Cumplido ese deber constitucional, quiero expresar el reconocimiento y el respeto de la Corona a estas Cámaras, depositarias de la soberanía nacional. Y permítanme que me dirija a sus señorías y desde aquí, en un día como hoy, al conjunto de los españoles.
Inicio mi reinado con una profunda emoción por el honor que supone asumir la Corona, consciente de la responsabilidad que comporta y con la mayor esperanza en el futuro de España.
Una nación forjada a lo largo de siglos de Historia por el trabajo compartido de millones de personas de todos los lugares de nuestro territorio y sin cuya participación no puede entenderse el curso de la Humanidad.
Una gran nación, Señorías, en la que creo, a la que quiero y a la que admiro; y a cuyo destino me he sentido unido toda mi vida, como Príncipe Heredero y -hoy ya- como Rey de España.
Ante sus Señorías y ante todos los españoles -también con una gran emoción- quiero rendir un homenaje de gratitud y respeto hacia mi padre, el Rey Juan Carlos I. Un reinado excepcional pasa hoy a formar parte de nuestra historia con un legado político extraordinario. Hace casi 40 años, desde esta tribuna, mi padre manifestó que quería ser Rey de todos los españoles. Y lo ha sido. Apeló a los valores defendidos por mi abuelo el Conde Barcelona y nos convocó a un gran proyecto de concordia nacional que ha dado lugar a los mejores años de nuestra historia contemporánea.
En la persona del Rey Juan Carlos rendimos hoy el agradecimiento que merece una generación de ciudadanos que abrió camino a la democracia, al entendimiento entre los españoles y a su convivencia en libertad. Esa generación, bajo su liderazgo y con el impulso protagonista del pueblo español, construyó los cimientos de un edificio político que logró superar diferencias que parecían insalvables, conseguir la reconciliación de los españoles, reconocer a España en su pluralidad y recuperar para nuestra Nación su lugar en el mundo.
Y me permitirán también, Señorías, que agradezca a mi madre, la Reina Sofía, toda una vida de trabajo impecable al servicio de los españoles. Su dedicación y lealtad al Rey Juan Carlos, su dignidad y sentido de la responsabilidad, son un ejemplo que merece un emocionado tributo de gratitud que hoy -como hijo y como Rey- quiero dedicarle. Juntos, los Reyes Juan Carlos y Sofía, desde hace más de 50 años, se han entregado a España. Espero que podamos seguir contando muchos años con su apoyo, su experiencia y su cariño.
A lo largo de mi vida como Príncipe de Asturias, de Girona y de Viana, mi fidelidad a la Constitución ha sido permanente, como irrenunciable ha sido -y es- mi compromiso con los valores en los que descansa nuestra convivencia democrática. Así fui educado desde niño en mi familia, al igual que por mis maestros y profesores. A todos ellos les debo mucho y se lo agradezco ahora y siempre. Y en esos mismos valores de libertad, de responsabilidad, de solidaridad y de tolerancia, la Reina y yo educamos a nuestras hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.
Señoras y Señores Diputados y Senadores,
Hoy puedo afirmar ante estas Cámaras -y lo celebro- que comienza el reinado de un Rey constitucional. Un Rey que accede a la primera magistratura del Estado de acuerdo con una Constitución que fue refrendada por los españoles y que es nuestra norma suprema desde hace ya más de 35 años.
Un Rey que debe atenerse al ejercicio de las funciones que constitucionalmente le han sido encomendadas y, por ello, ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado, asumir su más alta representación y arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones.
Un Rey, en fin, que ha de respetar también el principio de separación de poderes y, por tanto, cumplir las leyes aprobadas por las Cortes Generales, colaborar con el Gobierno de la Nación -a quien corresponde la dirección de la política nacional- y respetar en todo momento la independencia del Poder Judicial.
No tengan dudas, Señorías, de que sabré hacer honor al juramento que acabo de pronunciar; y de que, en el desempeño de mis responsabilidades, encontrarán en mí a un Jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar; y también a defender siempre los intereses generales.
Y permítanme añadir, que a la celebración de este acto de tanta trascendencia histórica, pero también de normalidad constitucional, se une mi convicción personal de que la Monarquía Parlamentaria puede y debe seguir prestando un servicio fundamental a España.
La independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles. Todos ellos, valores políticos esenciales para la convivencia, para la organización y desarrollo de nuestra vida colectiva.
Pero las exigencias de la Corona no se agotan en el cumplimiento de sus funciones constitucionales. He sido consciente, desde siempre, de que la Monarquía Parlamentaria debe estar abierta y comprometida con la sociedad a la que sirve; ha de ser una fiel y leal intérprete de las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos, y debe compartir -y sentir como propios- sus éxitos y sus fracasos.
La Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza; y para ello, velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente, como corresponde a su función institucional y a su responsabilidad social. Porque, sólo de esa manera, se hará acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de sus funciones. Hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los ciudadanos.
Éstas son, Señorías, mis convicciones sobre la Corona que, desde hoy, encarno: una Monarquía renovada para un tiempo nuevo. Y afronto mi tarea con energía, con ilusión y con el espíritu abierto y renovador que inspira a los hombres y mujeres de mi generación.
Señoras y Señores Diputados y Senadores,
Hoy es un día en el que, si tuviéramos que mirar hacia el pasado, me gustaría que lo hiciéramos sin nostalgia, pero con un gran respeto hacia nuestra historia; con espíritu de superación de lo que nos ha separado o dividido; para así recordar y celebrar todo lo que nos une y nos da fuerza y solidez hacia el futuro.
En esa mirada deben estar siempre presentes, con un inmenso respeto también, todos aquellos que, víctimas de la violencia terrorista, perdieron su vida o sufrieron por defender nuestra libertad. Su recuerdo permanecerá en nuestra memoria y en nuestro corazón. Y la victoria del Estado de Derecho, junto a nuestro mayor afecto, será el mejor reconocimiento a la dignidad que merecen.
Y mirando a nuestra situación actual, Señorías, quiero también transmitir mi cercanía y solidaridad a todos aquellos ciudadanos a los que el rigor de la crisis económica ha golpeado duramente hasta verse heridos en su dignidad como personas. Tenemos con ellos el deber moral de trabajar para revertir esta situación y el deber ciudadano de ofrecer protección a las personas y a las familias más vulnerables. Y tenemos también la obligación de transmitir un mensaje de esperanza -especialmente a los más jóvenes- de que la solución de sus problemas y en particular la obtención de un empleo, sea una prioridad para la sociedad y para el Estado. Sé que todas sus Señorías comparten estas preocupaciones y estos objetivos.
Pero sobre todo, Señorías, hoy es un día en el que me gustaría que miráramos hacia adelante, hacia el futuro; hacia la España renovada que debemos seguir construyendo todos juntos al comenzar este nuevo reinado.
A lo largo de estos últimos años -y no sin dificultades- hemos convivido en democracia, superando finalmente tiempos de tragedia, de silencio y oscuridad. Preservar los principios e ideales en los que se ha basado esa convivencia y a los que me he referido antes, no sólo es un acto de justicia con las generaciones que nos han precedido, sino una fuente de inspiración y ejemplo en todo momento para nuestra vida pública. Y garantizar la convivencia en paz y en libertad de los españoles es y será siempre una responsabilidad ineludible de todos los poderes públicos.
Los hombres y mujeres de mi generación somos herederos de ese gran éxito colectivo admirado por todo el mundo y del que nos sentimos tan orgullosos. A nosotros nos corresponde saber transmitirlo a las generaciones más jóvenes.
Pero también es un deber que tenemos con ellas -y con nosotros mismos-, mejorar ese valioso legado, y acrecentar el patrimonio colectivo de libertades y derechos que tanto nos ha costado conseguir. Porque todo tiempo político tiene sus propios retos; porque toda obra política -como toda obra humana- es siempre una tarea inacabada.
Los españoles y especialmente los hombres y mujeres de mi generación, Señorías, aspiramos a revitalizar nuestras instituciones, a reafirmar, en nuestras acciones, la primacía de los intereses generales y a fortalecer nuestra cultura democrática.
Aspiramos a una España en la que se puedan alcanzar acuerdos entre las fuerzas políticas sobre las materias y en los momentos en que así lo aconseje el interés general.
Queremos que los ciudadanos y sus preocupaciones sean el eje de la acción política, pues son ellos quienes con su esfuerzo, trabajo y sacrificio engrandecen nuestro Estado y dan sentido a las instituciones que lo integran.
Deseamos una España en la que los ciudadanos recuperen y mantengan la confianza en sus instituciones y una sociedad basada en el civismo y en la tolerancia, en la honestidad y en el rigor, siempre con una mentalidad abierta y constructiva y con un espíritu solidario.
Y deseamos, en fin, una España en la que no se rompan nunca los puentes del entendimiento, que es uno de los principios inspiradores de nuestro espíritu constitucional.
En ese marco de esperanza quiero reafirmar, como Rey, mi fe en la unidad de España, de la que la Corona es símbolo. Unidad que no es uniformidad, Señorías, desde que en 1978 la Constitución reconoció nuestra diversidad como una característica que define nuestra propia identidad, al proclamar su voluntad de proteger a todos los pueblos de España, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Una diversidad que nace de nuestra historia, nos engrandece y nos debe fortalecer.
En España han convivido históricamente tradiciones y culturas diversas con las que de continuo se han enriquecido todos sus pueblos. Y esa suma, esa interrelación entre culturas y tradiciones tiene su mejor expresión en el concierto de las lenguas. Junto al castellano, lengua oficial del Estado, las otras lenguas de España forman un patrimonio común que, tal y como establece la Constitución, debe ser objeto de especial respeto y protección; pues las lenguas constituyen las vías naturales de acceso al conocimiento de los pueblos y son a la vez los puentes para el diálogo de todos los españoles. Así lo han considerado y reclamado escritores tan señeros como Antonio Machado, Espriu, Aresti o Castelao.
En esa España, unida y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad entre sus pueblos y en el respeto a la ley, cabemos todos; caben todos los sentimientos y sensibilidades, caben las distintas formas de sentirse español. Porque los sentimientos, más aún en los tiempos de la construcción europea, no deben nunca enfrentar, dividir o excluir, sino comprender y respetar, convivir y compartir.
Y esa convivencia, la debemos revitalizar cada día, con el ejercicio individual y colectivo del respeto mutuo y el aprecio por los logros recíprocos. Debemos hacerlo con el afecto sincero, con la amistad y los vínculos de hermandad y fraternidad que son indispensables para alimentar las ilusiones colectivas.
Trabajemos todos juntos, Señorías, cada uno con su propia personalidad y enriqueciendo la colectiva; hagámoslo con lealtad, en torno a los nuevos objetivos comunes que nos plantea el siglo XXI. Porque una nación no es sólo su historia, es también un proyecto integrador, sentido y compartido por todos, que mire hacia el futuro.
Un nuevo siglo, Señorías, que ha nacido bajo el signo del cambio y la transformación y que nos sitúa en una realidad bien distinta de la del siglo XX.
Todos somos conscientes de que estamos asistiendo a profundas transformaciones en nuestras vidas que nos alejan de la forma tradicional de ver el mundo y de situarnos en él. Y que, al tiempo que dan lugar a inquietud, incertidumbre o temor en los ciudadanos, abren también nuevas oportunidades de progreso.
Afrontar todos estos retos y dar respuestas a los nuevos desafíos que afectan a nuestra convivencia, requiere el concurso de todos: de los poderes públicos, a los que corresponde liderar y definir nuestros grandes objetivos nacionales; pero también de los ciudadanos, de su impulso, su convicción y su participación activa.
Es una tarea que demanda un profundo cambio de muchas mentalidades y actitudes y, por supuesto, gran determinación y valentía, visión y responsabilidad.
Nuestra Historia nos enseña que los grandes avances de España se han producido cuando hemos evolucionado y nos hemos adaptado a la realidad de cada tiempo; cuando hemos renunciado al conformismo o a la resignación y hemos sido capaces de levantar la vista y mirar más allá -y por encima- de nosotros mismos; cuando hemos sido capaces de compartir una visión renovada de nuestros intereses y objetivos comunes.
El bienestar de nuestros ciudadanos -hombres y mujeres-, Señorías, nos exige situar a España en el siglo XXI, en el nuevo mundo que emerge aceleradamente; en el siglo del conocimiento, la cultura y la educación.
Tenemos ante nosotros el gran desafío de impulsar las nuevas tecnologías, la ciencia y la investigación, que son hoy las verdaderas energías creadoras de riqueza; el desafío de promover y fomentar la innovación, la capacidad creativa y la iniciativa emprendedora como actitudes necesarias para el desarrollo y el crecimiento.
Todo ello es, a mi juicio, imprescindible para asegurar el progreso y la modernización de España y nos ayudará, sin duda, a ganar la batalla por la creación de empleo, que constituye hoy la principal preocupación de los españoles.
El siglo XXI, el siglo también del medio ambiente, deberá ser aquel en el que los valores humanísticos y éticos que necesitamos recuperar y mantener, contribuyan a eliminar las discriminaciones, afiancen el papel de la mujer y promuevan aún más la paz y la cooperación internacional.
Señorías, me gustaría referirme ahora a ese ámbito de las relaciones internacionales, en el que España ocupa una posición privilegiada por su lugar en la geografía y en la historia del mundo.
De la misma manera que Europa fue una aspiración de España en el pasado, hoy España es Europa y nuestro deber es ayudar a construir una Europa fuerte, unida y solidaria, que preserve la cohesión social, afirme su posición en el mundo y consolide su liderazgo en los valores democráticos que compartimos. Nos interesa, porque también nos fortalecerá hacia dentro. Europa no es un proyecto de política exterior, es uno de los principales proyectos para el Reino de España, para el Estado y para la sociedad.
Con los países iberoamericanos nos unen la historia y lazos muy intensos de afecto y hermandad. En las últimas décadas, también nos unen intereses económicos crecientes y visiones cada vez más cercanas sobre lo global. Pero, sobre todo, nos une nuestra lengua y nuestra cultura compartidas. Un activo de un inmenso valor que debemos potenciar con determinación y generosidad.
Y finalmente, nuestros vínculos antiguos de cultura y de sensibilidad próximos con el Mediterráneo, Oriente Medio y los países árabes, nos ofrecen una capacidad de interlocución privilegiada, basada en el respeto y la voluntad de cooperar en tantos ámbitos de interés mutuo e internacional, en una zona de tanta relevancia estratégica, política y económica.
En un mundo cada vez más globalizado, en el que están emergiendo nuevos actores relevantes, junto a nuevos riesgos y retos, sólo cabe asumir una presencia cada vez más potente y activa en la defensa de los derechos de nuestros ciudadanos y en la promoción de nuestros intereses, con la voluntad de participar e influir más en los grandes asuntos de la agenda global y sobre todo en el marco de las NN.UU.
Señoras y Señores Diputados y Senadores,
Con mis palabras de hoy, he querido cumplir con el deber que siento de transmitir a sus señorías y al pueblo español, sincera y honestamente, mis sentimientos, convicciones y compromisos sobre la España con la que me identifico, la que quiero y a la que aspiro; y también sobre la Monarquía Parlamentaria en la que creo: como dije antes y quiero repetir ahora, una monarquía renovada para un tiempo nuevo.
Y al terminar mi mensaje quiero agradecer a los españoles el apoyo y el cariño que en tantas ocasiones he recibido. Mi esperanza en nuestro futuro se basa en mi fe en la sociedad española; una sociedad madura y vital, responsable y solidaria, que está demostrando una gran entereza y un espíritu de superación que merecen el mayor reconocimiento.
Señorías, tenemos un gran País; Somos una gran Nación, creamos y confiemos en ella.
Decía Cervantes en boca de Don Quijote: «no es un hombre más que otro si no hace más que otro».
Yo me siento orgulloso de los españoles y nada me honraría más que, con mi trabajo y esfuerzo de cada día, los españoles pudieran sentirse orgullosos de su nuevo Rey.
Muchas gracias. Moltes gràcies. Eskerrik asko. Moitas grazas».
Madrid, 19 de junio 2014
...................................
NOTA DE NUEVO IMPULSO
Este discurso debería ser de lectura obligada en colegios, institutos, universidades, fabricas y demás lugares públicos de España e Iberoamérica de esta forma nos enteraríamos qué es una monarquía parlamentaria. Quienes no lo conozcan debe ingresar en el grupo de los ignorantes.
Hay palabras tabú en España como patriota, monarquía, bandera nacional, español, rojos, bandoleros...etc, la culpa la tienen las instituciones del estado que han dejado a su libre albedrío la enseñanza en manos de los nacionalistas y republicanos. Luego que no vengan con llantos y crujir de dientes.
Este es el texto íntegro de su discurso de 26 minutos ante las Cortes Generales:
«Comparezco hoy ante Las Cortes Generales para pronunciar el juramento previsto en nuestra Constitución y ser proclamado Rey de España. Cumplido ese deber constitucional, quiero expresar el reconocimiento y el respeto de la Corona a estas Cámaras, depositarias de la soberanía nacional. Y permítanme que me dirija a sus señorías y desde aquí, en un día como hoy, al conjunto de los españoles.
Inicio mi reinado con una profunda emoción por el honor que supone asumir la Corona, consciente de la responsabilidad que comporta y con la mayor esperanza en el futuro de España.
Una nación forjada a lo largo de siglos de Historia por el trabajo compartido de millones de personas de todos los lugares de nuestro territorio y sin cuya participación no puede entenderse el curso de la Humanidad.
Una gran nación, Señorías, en la que creo, a la que quiero y a la que admiro; y a cuyo destino me he sentido unido toda mi vida, como Príncipe Heredero y -hoy ya- como Rey de España.
Ante sus Señorías y ante todos los españoles -también con una gran emoción- quiero rendir un homenaje de gratitud y respeto hacia mi padre, el Rey Juan Carlos I. Un reinado excepcional pasa hoy a formar parte de nuestra historia con un legado político extraordinario. Hace casi 40 años, desde esta tribuna, mi padre manifestó que quería ser Rey de todos los españoles. Y lo ha sido. Apeló a los valores defendidos por mi abuelo el Conde Barcelona y nos convocó a un gran proyecto de concordia nacional que ha dado lugar a los mejores años de nuestra historia contemporánea.
En la persona del Rey Juan Carlos rendimos hoy el agradecimiento que merece una generación de ciudadanos que abrió camino a la democracia, al entendimiento entre los españoles y a su convivencia en libertad. Esa generación, bajo su liderazgo y con el impulso protagonista del pueblo español, construyó los cimientos de un edificio político que logró superar diferencias que parecían insalvables, conseguir la reconciliación de los españoles, reconocer a España en su pluralidad y recuperar para nuestra Nación su lugar en el mundo.
Y me permitirán también, Señorías, que agradezca a mi madre, la Reina Sofía, toda una vida de trabajo impecable al servicio de los españoles. Su dedicación y lealtad al Rey Juan Carlos, su dignidad y sentido de la responsabilidad, son un ejemplo que merece un emocionado tributo de gratitud que hoy -como hijo y como Rey- quiero dedicarle. Juntos, los Reyes Juan Carlos y Sofía, desde hace más de 50 años, se han entregado a España. Espero que podamos seguir contando muchos años con su apoyo, su experiencia y su cariño.
A lo largo de mi vida como Príncipe de Asturias, de Girona y de Viana, mi fidelidad a la Constitución ha sido permanente, como irrenunciable ha sido -y es- mi compromiso con los valores en los que descansa nuestra convivencia democrática. Así fui educado desde niño en mi familia, al igual que por mis maestros y profesores. A todos ellos les debo mucho y se lo agradezco ahora y siempre. Y en esos mismos valores de libertad, de responsabilidad, de solidaridad y de tolerancia, la Reina y yo educamos a nuestras hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.
Señoras y Señores Diputados y Senadores,
Hoy puedo afirmar ante estas Cámaras -y lo celebro- que comienza el reinado de un Rey constitucional. Un Rey que accede a la primera magistratura del Estado de acuerdo con una Constitución que fue refrendada por los españoles y que es nuestra norma suprema desde hace ya más de 35 años.
Un Rey que debe atenerse al ejercicio de las funciones que constitucionalmente le han sido encomendadas y, por ello, ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado, asumir su más alta representación y arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones.
Un Rey, en fin, que ha de respetar también el principio de separación de poderes y, por tanto, cumplir las leyes aprobadas por las Cortes Generales, colaborar con el Gobierno de la Nación -a quien corresponde la dirección de la política nacional- y respetar en todo momento la independencia del Poder Judicial.
No tengan dudas, Señorías, de que sabré hacer honor al juramento que acabo de pronunciar; y de que, en el desempeño de mis responsabilidades, encontrarán en mí a un Jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar; y también a defender siempre los intereses generales.
Y permítanme añadir, que a la celebración de este acto de tanta trascendencia histórica, pero también de normalidad constitucional, se une mi convicción personal de que la Monarquía Parlamentaria puede y debe seguir prestando un servicio fundamental a España.
La independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles. Todos ellos, valores políticos esenciales para la convivencia, para la organización y desarrollo de nuestra vida colectiva.
Pero las exigencias de la Corona no se agotan en el cumplimiento de sus funciones constitucionales. He sido consciente, desde siempre, de que la Monarquía Parlamentaria debe estar abierta y comprometida con la sociedad a la que sirve; ha de ser una fiel y leal intérprete de las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos, y debe compartir -y sentir como propios- sus éxitos y sus fracasos.
La Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza; y para ello, velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente, como corresponde a su función institucional y a su responsabilidad social. Porque, sólo de esa manera, se hará acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de sus funciones. Hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los ciudadanos.
Éstas son, Señorías, mis convicciones sobre la Corona que, desde hoy, encarno: una Monarquía renovada para un tiempo nuevo. Y afronto mi tarea con energía, con ilusión y con el espíritu abierto y renovador que inspira a los hombres y mujeres de mi generación.
Señoras y Señores Diputados y Senadores,
Hoy es un día en el que, si tuviéramos que mirar hacia el pasado, me gustaría que lo hiciéramos sin nostalgia, pero con un gran respeto hacia nuestra historia; con espíritu de superación de lo que nos ha separado o dividido; para así recordar y celebrar todo lo que nos une y nos da fuerza y solidez hacia el futuro.
En esa mirada deben estar siempre presentes, con un inmenso respeto también, todos aquellos que, víctimas de la violencia terrorista, perdieron su vida o sufrieron por defender nuestra libertad. Su recuerdo permanecerá en nuestra memoria y en nuestro corazón. Y la victoria del Estado de Derecho, junto a nuestro mayor afecto, será el mejor reconocimiento a la dignidad que merecen.
Y mirando a nuestra situación actual, Señorías, quiero también transmitir mi cercanía y solidaridad a todos aquellos ciudadanos a los que el rigor de la crisis económica ha golpeado duramente hasta verse heridos en su dignidad como personas. Tenemos con ellos el deber moral de trabajar para revertir esta situación y el deber ciudadano de ofrecer protección a las personas y a las familias más vulnerables. Y tenemos también la obligación de transmitir un mensaje de esperanza -especialmente a los más jóvenes- de que la solución de sus problemas y en particular la obtención de un empleo, sea una prioridad para la sociedad y para el Estado. Sé que todas sus Señorías comparten estas preocupaciones y estos objetivos.
Pero sobre todo, Señorías, hoy es un día en el que me gustaría que miráramos hacia adelante, hacia el futuro; hacia la España renovada que debemos seguir construyendo todos juntos al comenzar este nuevo reinado.
A lo largo de estos últimos años -y no sin dificultades- hemos convivido en democracia, superando finalmente tiempos de tragedia, de silencio y oscuridad. Preservar los principios e ideales en los que se ha basado esa convivencia y a los que me he referido antes, no sólo es un acto de justicia con las generaciones que nos han precedido, sino una fuente de inspiración y ejemplo en todo momento para nuestra vida pública. Y garantizar la convivencia en paz y en libertad de los españoles es y será siempre una responsabilidad ineludible de todos los poderes públicos.
Los hombres y mujeres de mi generación somos herederos de ese gran éxito colectivo admirado por todo el mundo y del que nos sentimos tan orgullosos. A nosotros nos corresponde saber transmitirlo a las generaciones más jóvenes.
Pero también es un deber que tenemos con ellas -y con nosotros mismos-, mejorar ese valioso legado, y acrecentar el patrimonio colectivo de libertades y derechos que tanto nos ha costado conseguir. Porque todo tiempo político tiene sus propios retos; porque toda obra política -como toda obra humana- es siempre una tarea inacabada.
Los españoles y especialmente los hombres y mujeres de mi generación, Señorías, aspiramos a revitalizar nuestras instituciones, a reafirmar, en nuestras acciones, la primacía de los intereses generales y a fortalecer nuestra cultura democrática.
Aspiramos a una España en la que se puedan alcanzar acuerdos entre las fuerzas políticas sobre las materias y en los momentos en que así lo aconseje el interés general.
Queremos que los ciudadanos y sus preocupaciones sean el eje de la acción política, pues son ellos quienes con su esfuerzo, trabajo y sacrificio engrandecen nuestro Estado y dan sentido a las instituciones que lo integran.
Deseamos una España en la que los ciudadanos recuperen y mantengan la confianza en sus instituciones y una sociedad basada en el civismo y en la tolerancia, en la honestidad y en el rigor, siempre con una mentalidad abierta y constructiva y con un espíritu solidario.
Y deseamos, en fin, una España en la que no se rompan nunca los puentes del entendimiento, que es uno de los principios inspiradores de nuestro espíritu constitucional.
En ese marco de esperanza quiero reafirmar, como Rey, mi fe en la unidad de España, de la que la Corona es símbolo. Unidad que no es uniformidad, Señorías, desde que en 1978 la Constitución reconoció nuestra diversidad como una característica que define nuestra propia identidad, al proclamar su voluntad de proteger a todos los pueblos de España, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Una diversidad que nace de nuestra historia, nos engrandece y nos debe fortalecer.
En España han convivido históricamente tradiciones y culturas diversas con las que de continuo se han enriquecido todos sus pueblos. Y esa suma, esa interrelación entre culturas y tradiciones tiene su mejor expresión en el concierto de las lenguas. Junto al castellano, lengua oficial del Estado, las otras lenguas de España forman un patrimonio común que, tal y como establece la Constitución, debe ser objeto de especial respeto y protección; pues las lenguas constituyen las vías naturales de acceso al conocimiento de los pueblos y son a la vez los puentes para el diálogo de todos los españoles. Así lo han considerado y reclamado escritores tan señeros como Antonio Machado, Espriu, Aresti o Castelao.
En esa España, unida y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad entre sus pueblos y en el respeto a la ley, cabemos todos; caben todos los sentimientos y sensibilidades, caben las distintas formas de sentirse español. Porque los sentimientos, más aún en los tiempos de la construcción europea, no deben nunca enfrentar, dividir o excluir, sino comprender y respetar, convivir y compartir.
Y esa convivencia, la debemos revitalizar cada día, con el ejercicio individual y colectivo del respeto mutuo y el aprecio por los logros recíprocos. Debemos hacerlo con el afecto sincero, con la amistad y los vínculos de hermandad y fraternidad que son indispensables para alimentar las ilusiones colectivas.
Trabajemos todos juntos, Señorías, cada uno con su propia personalidad y enriqueciendo la colectiva; hagámoslo con lealtad, en torno a los nuevos objetivos comunes que nos plantea el siglo XXI. Porque una nación no es sólo su historia, es también un proyecto integrador, sentido y compartido por todos, que mire hacia el futuro.
Un nuevo siglo, Señorías, que ha nacido bajo el signo del cambio y la transformación y que nos sitúa en una realidad bien distinta de la del siglo XX.
Todos somos conscientes de que estamos asistiendo a profundas transformaciones en nuestras vidas que nos alejan de la forma tradicional de ver el mundo y de situarnos en él. Y que, al tiempo que dan lugar a inquietud, incertidumbre o temor en los ciudadanos, abren también nuevas oportunidades de progreso.
Afrontar todos estos retos y dar respuestas a los nuevos desafíos que afectan a nuestra convivencia, requiere el concurso de todos: de los poderes públicos, a los que corresponde liderar y definir nuestros grandes objetivos nacionales; pero también de los ciudadanos, de su impulso, su convicción y su participación activa.
Es una tarea que demanda un profundo cambio de muchas mentalidades y actitudes y, por supuesto, gran determinación y valentía, visión y responsabilidad.
Nuestra Historia nos enseña que los grandes avances de España se han producido cuando hemos evolucionado y nos hemos adaptado a la realidad de cada tiempo; cuando hemos renunciado al conformismo o a la resignación y hemos sido capaces de levantar la vista y mirar más allá -y por encima- de nosotros mismos; cuando hemos sido capaces de compartir una visión renovada de nuestros intereses y objetivos comunes.
El bienestar de nuestros ciudadanos -hombres y mujeres-, Señorías, nos exige situar a España en el siglo XXI, en el nuevo mundo que emerge aceleradamente; en el siglo del conocimiento, la cultura y la educación.
Tenemos ante nosotros el gran desafío de impulsar las nuevas tecnologías, la ciencia y la investigación, que son hoy las verdaderas energías creadoras de riqueza; el desafío de promover y fomentar la innovación, la capacidad creativa y la iniciativa emprendedora como actitudes necesarias para el desarrollo y el crecimiento.
Todo ello es, a mi juicio, imprescindible para asegurar el progreso y la modernización de España y nos ayudará, sin duda, a ganar la batalla por la creación de empleo, que constituye hoy la principal preocupación de los españoles.
El siglo XXI, el siglo también del medio ambiente, deberá ser aquel en el que los valores humanísticos y éticos que necesitamos recuperar y mantener, contribuyan a eliminar las discriminaciones, afiancen el papel de la mujer y promuevan aún más la paz y la cooperación internacional.
Señorías, me gustaría referirme ahora a ese ámbito de las relaciones internacionales, en el que España ocupa una posición privilegiada por su lugar en la geografía y en la historia del mundo.
De la misma manera que Europa fue una aspiración de España en el pasado, hoy España es Europa y nuestro deber es ayudar a construir una Europa fuerte, unida y solidaria, que preserve la cohesión social, afirme su posición en el mundo y consolide su liderazgo en los valores democráticos que compartimos. Nos interesa, porque también nos fortalecerá hacia dentro. Europa no es un proyecto de política exterior, es uno de los principales proyectos para el Reino de España, para el Estado y para la sociedad.
Con los países iberoamericanos nos unen la historia y lazos muy intensos de afecto y hermandad. En las últimas décadas, también nos unen intereses económicos crecientes y visiones cada vez más cercanas sobre lo global. Pero, sobre todo, nos une nuestra lengua y nuestra cultura compartidas. Un activo de un inmenso valor que debemos potenciar con determinación y generosidad.
Y finalmente, nuestros vínculos antiguos de cultura y de sensibilidad próximos con el Mediterráneo, Oriente Medio y los países árabes, nos ofrecen una capacidad de interlocución privilegiada, basada en el respeto y la voluntad de cooperar en tantos ámbitos de interés mutuo e internacional, en una zona de tanta relevancia estratégica, política y económica.
En un mundo cada vez más globalizado, en el que están emergiendo nuevos actores relevantes, junto a nuevos riesgos y retos, sólo cabe asumir una presencia cada vez más potente y activa en la defensa de los derechos de nuestros ciudadanos y en la promoción de nuestros intereses, con la voluntad de participar e influir más en los grandes asuntos de la agenda global y sobre todo en el marco de las NN.UU.
Señoras y Señores Diputados y Senadores,
Con mis palabras de hoy, he querido cumplir con el deber que siento de transmitir a sus señorías y al pueblo español, sincera y honestamente, mis sentimientos, convicciones y compromisos sobre la España con la que me identifico, la que quiero y a la que aspiro; y también sobre la Monarquía Parlamentaria en la que creo: como dije antes y quiero repetir ahora, una monarquía renovada para un tiempo nuevo.
Y al terminar mi mensaje quiero agradecer a los españoles el apoyo y el cariño que en tantas ocasiones he recibido. Mi esperanza en nuestro futuro se basa en mi fe en la sociedad española; una sociedad madura y vital, responsable y solidaria, que está demostrando una gran entereza y un espíritu de superación que merecen el mayor reconocimiento.
Señorías, tenemos un gran País; Somos una gran Nación, creamos y confiemos en ella.
Decía Cervantes en boca de Don Quijote: «no es un hombre más que otro si no hace más que otro».
Yo me siento orgulloso de los españoles y nada me honraría más que, con mi trabajo y esfuerzo de cada día, los españoles pudieran sentirse orgullosos de su nuevo Rey.
Muchas gracias. Moltes gràcies. Eskerrik asko. Moitas grazas».
Madrid, 19 de junio 2014
...................................
NOTA DE NUEVO IMPULSO
Este discurso debería ser de lectura obligada en colegios, institutos, universidades, fabricas y demás lugares públicos de España e Iberoamérica de esta forma nos enteraríamos qué es una monarquía parlamentaria. Quienes no lo conozcan debe ingresar en el grupo de los ignorantes.
Hay palabras tabú en España como patriota, monarquía, bandera nacional, español, rojos, bandoleros...etc, la culpa la tienen las instituciones del estado que han dejado a su libre albedrío la enseñanza en manos de los nacionalistas y republicanos. Luego que no vengan con llantos y crujir de dientes.
La proclamacion del Rey Felipe Vl segun la prensa.
La TVE ha hecho un trabajo excelente por parte de dss presentafores. ABC y La Razon con gran objetividad. El País como siempre es habitual con sarcasmo y tendencia republicanas,
no lo pueden evitar. Los perifericos sin calor y partidistas. El rey Felipe Vl, es el primer rey de Espana Constitucional, lo que quiere decir que es parlamentario.
Yo vi todo el acto por televisión y vi que las calles estaban llenas de ciudadanos con banderas española tanto en el Paseo del Prado, Cibeles, Gran Vía, Plaza de España y como la plaza de Oriente.
EXITO TOTAL.
no lo pueden evitar. Los perifericos sin calor y partidistas. El rey Felipe Vl, es el primer rey de Espana Constitucional, lo que quiere decir que es parlamentario.
Yo vi todo el acto por televisión y vi que las calles estaban llenas de ciudadanos con banderas española tanto en el Paseo del Prado, Cibeles, Gran Vía, Plaza de España y como la plaza de Oriente.
EXITO TOTAL.
jueves, 19 de junio de 2014
"Una España unida y diversa", dijo el Rey Felipe VI.
Un discurso perfecto y completo, pero lo que más me gustó es que habló de la unidad de España. Y porque es símbolo de la unidad de España le necesitamos.
Con una III República lo primero sería la separación de los territorios autonímicos, como ya pasó con el cantonalismo de la I República o la independencia de cataluña en al II República.
La Corona representa estabilidad y unidad de España y es neutral. Un Presidente de República dominado y dirigido por los partidos políticos es insostenible.La palabra república suena como muy romántica, muy democrática y muy libre, tan libre como que cada cual hace lo que le de la gana y cuando se desmanda no hay quien la controle como cuando en la II República se dejó quemar conventos e iglesias. Es decir, que no había libertad de culto.
Además representan a valores tan importante como la familia. Además es la continuidad de nuestras Historia. Además con un rey nos viene una reina como Letizia, una mujer que viene del pueblo, inteligente y universitaria.Tras esta alta representación de la Jefatura del Estado, viene el trabajo de moderar y convencer y que vuelva la inversión y tras ella el empleo. Es cierto que la desconcianza en la instituciones se ha instalado en nuestro ánimo; sin embargo, las cosas se pueden cambiar para mejor. Aunque quien es de piñón fijo jamás habrña forma de convencerlo, pero la diverdidad y el pluralismo político cabe perfectamente en España.
Acto de juramento de cumplir y hacer cumplir la leyes y la Constitución en el Congreso de los Diputados (donde reside la voluntada del pueblo).
Además representan a valores tan importante como la familia. Además es la continuidad de nuestras Historia. Además con un rey nos viene una reina como Letizia, una mujer que viene del pueblo, inteligente y universitaria.Tras esta alta representación de la Jefatura del Estado, viene el trabajo de moderar y convencer y que vuelva la inversión y tras ella el empleo. Es cierto que la desconcianza en la instituciones se ha instalado en nuestro ánimo; sin embargo, las cosas se pueden cambiar para mejor. Aunque quien es de piñón fijo jamás habrña forma de convencerlo, pero la diverdidad y el pluralismo político cabe perfectamente en España.
Timos del descuento en gas y electricidad.
Si vives en una gran ciudad
española, seguro que la siguiente situación te suena: llaman al timbre
de casa, y uno o dos señores con carpetas en la mano se presentan como
“de la compañía del gas” o “de la compañía de la luz”.
Inmediatamente añaden: “venimos a ofrecerle un descuento”. Y lo siguiente suele ser, todavía sin darte tiempo a abrir la boca, solicitar la última factura de gas/electricidad para poder rellenar una solicitud que ya tienen en la mano.
Pues MUCHO MUCHO ojo: por experiencia propia y ajena, en un 99% de ocasiones la persona a la que habéis abierto la puerta va a ser lo se denomina comúnmente un timador, estafador o, en palabras de una comercial de Gas Natural que me atendió recientemente, un “comercial agresivo”.
Lo que van a intentar hacer es cambiarte de compañía sin decírtelo, ofrecerte un impreso / hoja en blanco para que firmes (“para ir más rápido”), y finalmente aplicar el increíble descuento ofrecido que supondrá, con suerte, un 10% de ahorro en el término fijo de cada factura (la parte más pequeña, 4 o 5 euros al mes) y a la vez darte de alta en contratos de mantenimiento y seguros varios que, mira por dónde, se les ha olvidado mencionar. Y que suponen 7, 10, o 15 euros al mes, que es lo que va a subir tu factura mensual. Pero no te preocupes que ya restan los 50 céntimos de la increíble oferta ofrecida.
Si abre la puerta un anciano o persona con pinta de enterarse de poco, pues mucho mejor: gran sonrisa por lo fácil que va a ser.
Si no está el titular del contrato porque el piso está alquilado no pasa nada: firma el inquilino la hoja en blanco y ya se encargan ellos de formalizar el correspondiente contrato ilegal con suplantación de identidad incluída.
¿Y cómo permiten esto las grandes compañías como Gas Natural, o Endesa, o Iberdrola, o Unión Fenosa, os preguntaréis?
Pues porque les conviene. Hacen oídos sordos a las denuncias, sub-sub-subcontratan a las comerciales timadores, recogen las ganancias de todos los que tardan meses en darse cuenta del engaño, de las altas, de las bajas, de las llamadas a los teléfonos de atención al cliente, y finalmente se lavan las manos, se posicionan como afectados, y negocio redondo.
NO TE FIES de nadie que hoy en día vaya ofreciendo nada puerta por puerta, échales a patadas, llama a la policía.
Inmediatamente añaden: “venimos a ofrecerle un descuento”. Y lo siguiente suele ser, todavía sin darte tiempo a abrir la boca, solicitar la última factura de gas/electricidad para poder rellenar una solicitud que ya tienen en la mano.
Pues MUCHO MUCHO ojo: por experiencia propia y ajena, en un 99% de ocasiones la persona a la que habéis abierto la puerta va a ser lo se denomina comúnmente un timador, estafador o, en palabras de una comercial de Gas Natural que me atendió recientemente, un “comercial agresivo”.
Lo que van a intentar hacer es cambiarte de compañía sin decírtelo, ofrecerte un impreso / hoja en blanco para que firmes (“para ir más rápido”), y finalmente aplicar el increíble descuento ofrecido que supondrá, con suerte, un 10% de ahorro en el término fijo de cada factura (la parte más pequeña, 4 o 5 euros al mes) y a la vez darte de alta en contratos de mantenimiento y seguros varios que, mira por dónde, se les ha olvidado mencionar. Y que suponen 7, 10, o 15 euros al mes, que es lo que va a subir tu factura mensual. Pero no te preocupes que ya restan los 50 céntimos de la increíble oferta ofrecida.
Si abre la puerta un anciano o persona con pinta de enterarse de poco, pues mucho mejor: gran sonrisa por lo fácil que va a ser.
Si no está el titular del contrato porque el piso está alquilado no pasa nada: firma el inquilino la hoja en blanco y ya se encargan ellos de formalizar el correspondiente contrato ilegal con suplantación de identidad incluída.
¿Y cómo permiten esto las grandes compañías como Gas Natural, o Endesa, o Iberdrola, o Unión Fenosa, os preguntaréis?
Pues porque les conviene. Hacen oídos sordos a las denuncias, sub-sub-subcontratan a las comerciales timadores, recogen las ganancias de todos los que tardan meses en darse cuenta del engaño, de las altas, de las bajas, de las llamadas a los teléfonos de atención al cliente, y finalmente se lavan las manos, se posicionan como afectados, y negocio redondo.
NO TE FIES de nadie que hoy en día vaya ofreciendo nada puerta por puerta, échales a patadas, llama a la policía.
Un Rey para la esperanza y la concordia. Felipe VI
Momento de la ceremonia de abdicación celebrada ayer por la tarde en el Salón de Columnas del Palacio Real.
Juan Carlos Hidalgo
EFE
Son contadas las ocasiones en que todo un país es consciente de
asistir a un acontecimiento de envergadura histórica. Y son menos aún
los grandes momentos que se viven con la normalidad y estabilidad
institucional con que los españoles estamos viviendo estos días que
siempre vamos a conservar, de modo privilegiado, en la memoria. Si la
proclamación de Felipe VI, tras la abdicación de Juan Carlos I,
es motivo de alegría para todos los españoles, resulta también de
justicia felicitarnos por la madurez y la transparencia con que ha
culminado el proceso sucesorio. No en vano, el automatismo en la
sucesión a la Corona manda un mensaje de ejemplaridad dentro y fuera de
nuestras fronteras: el de un país con unas instituciones dotadas de
solidez y capacidad de respuesta y el de unos ciudadanos que apostamos
por la estabilidad de nuestra democracia y por la vigencia de los
símbolos que nos representan y hermanan. Con el ascenso al trono de
Felipe VI los españoles estamos reafirmando la probada capacidad de
nuestra Constitución para garantizar una convivencia en paz, libertad y
progreso, y dar cauce a un proyecto común e integrador para España.
En este día señalado, resulta muy significativo recordar esa otra hora «cargada de emoción y esperanza» de la proclamación de Don Juan Carlos en unas circunstancias tan distintas. Los espectaculares cambios y avances protagonizados por los españoles desde entonces hasta hoy nos hablan de la España contemporánea como una historia de éxito y al tiempo evidencian que el reinado de Juan Carlos I ha sido el más próspero y fecundo de cuantos se recuerdan en el recorrido de la nación española a través de los siglos. Así lo avala el sentir común de la ciudadanía, que identifica al Rey Juan Carlos con nuestro periodo de mayor bienestar y desarrollo económico y social.
Nuestro Rey ha sabido ser un anclaje de estabilidad y un motor de progreso para España, un símbolo vivo de cohesión en la diversidad, un bastión en la defensa de nuestra democracia y un pilar de los valores de nuestro Estado de Derecho. Su generoso empuje reformista y modernizador se hizo presente desde un primer momento: como conocen bien los españoles, jóvenes o mayores, Don Juan Carlos impulsó la Transición junto a figuras inolvidables como el recientemente fallecido presidente Suárez, alentó el pacto constitucional como puerto seguro de nuestras libertades y defendió nuestros afanes de democracia en la noche del 23 de febrero de 1981. Su liderazgo en aquella España que se abría a la democracia y al mundo nos aseguró nuestra plena inserción en la modernidad y nuestro protagonismo en el proyecto europeo.
Consciente, como lo es su padre, de que «el cumplimiento del deber está por encima de cualquier otra circunstancia», los españoles vemos desde hoy representados en la figura de Felipe VI los principios de continuidad y renovación propios de una sociedad madura y moderna como es la española. El nuevo Rey de España ha sido el Príncipe de Asturias mejor formado de nuestra Historia y ha venido desempeñando con indudable acierto sus tareas institucionales como Heredero del trono en los últimos años; su formación, sus cualidades personales y su experiencia institucional son una garantía de que accede al trono más que preparado para prolongar y superar, si cabe, los logros del reinado de su padre. Estoy convencido de que contará para ello con la complicidad, el apoyo y el afecto de todos quienes vemos en él a un hombre de futuro, cercano al día a día de la gente, enamorado y conocedor de España en toda su riqueza y pluralidad, y con una experiencia inmejorable para ejercer sus funciones. En suma, una persona de su tiempo y capaz de conectar con la sensibilidad y las inquietudes de las nuevas generaciones de españoles. Con la misma vocación de fidelidad a su papel constitucional que ha mostrado Don Juan Carlos, quienes hemos tenido el privilegio de tratar a Don Felipe sabemos que siente España como «una gran nación por la que vale la pena luchar». En este cometido, Su Majestad tendrá el firme respaldo de su consorte, Doña Letizia, de la Princesa Leonor y de la Infanta Sofía.
Con su proclamación ante las Cortes, sede de la soberanía de la nación, el ascenso al trono de Don Felipe simboliza a la vez nuestro pasado común y nuestro porvenir compartido. En sus mismos títulos dinásticos -de Rey de Castilla y Rey de Aragón a Conde de Barcelona o Señor de Vizcaya-, el nuevo Rey nos habla de la continuidad histórica de la nación y del siempre renovado ánimo de convivencia de los españoles. Del mismo modo, su proclamación es expresión de los equilibrios y el sentido de la realidad nacional de nuestro sistema constitucional, del cual la Monarquía parlamentaria es parte indispensable, como lo son la unidad y la pluralidad de nuestro Estado autonómico o la vocación de progreso plasmada en la consideración de España como Estado social y democrático de Derecho. Asimismo, en el contexto de un escenario internacional tan cambiante como complejo, su prestigio y su liderazgo serán un activo capital para nuestro país, ante todo en las relaciones con las naciones hermanas de la comunidad iberoamericana, que Don Felipe tan bien conoce.
De Noruega a Dinamarca y de Gran Bretaña a Holanda, las monarquías constitucionales se han consagrado como garantía de democracia y libertad, y han logrado hacer visible la historia de un país al tiempo que impulsar su progreso social. Los españoles también sabemos de la efectividad histórica de la Corona. Una institución siempre dispuesta al servicio de la nación por encima de la controversia partidista y, por esta misma razón, elevada a patrimonio de todos.
Como Príncipe de Asturias, Don Felipe ha sido un abanderado de nuestra convivencia y, como Monarca, estoy seguro de que nuestro nuevo Rey Felipe VI será un Rey para la esperanza y la concordia, un Rey para la libertad y la igualdad entre españoles. Con el convencimiento, bien aprendido de Don Juan Carlos y Doña Sofía, de que «el servicio del pueblo es el fin que justifica toda su función», los españoles acogemos con alegría, responsabilidad y altura de miras el inicio de un reinado en el que S. M. el Rey Don Felipe va a dar «todo por España».
En este día señalado, resulta muy significativo recordar esa otra hora «cargada de emoción y esperanza» de la proclamación de Don Juan Carlos en unas circunstancias tan distintas. Los espectaculares cambios y avances protagonizados por los españoles desde entonces hasta hoy nos hablan de la España contemporánea como una historia de éxito y al tiempo evidencian que el reinado de Juan Carlos I ha sido el más próspero y fecundo de cuantos se recuerdan en el recorrido de la nación española a través de los siglos. Así lo avala el sentir común de la ciudadanía, que identifica al Rey Juan Carlos con nuestro periodo de mayor bienestar y desarrollo económico y social.
Nuestro Rey ha sabido ser un anclaje de estabilidad y un motor de progreso para España, un símbolo vivo de cohesión en la diversidad, un bastión en la defensa de nuestra democracia y un pilar de los valores de nuestro Estado de Derecho. Su generoso empuje reformista y modernizador se hizo presente desde un primer momento: como conocen bien los españoles, jóvenes o mayores, Don Juan Carlos impulsó la Transición junto a figuras inolvidables como el recientemente fallecido presidente Suárez, alentó el pacto constitucional como puerto seguro de nuestras libertades y defendió nuestros afanes de democracia en la noche del 23 de febrero de 1981. Su liderazgo en aquella España que se abría a la democracia y al mundo nos aseguró nuestra plena inserción en la modernidad y nuestro protagonismo en el proyecto europeo.
'La Corona siempre está dispuesta al servicio de la nación por encima de la controversia partidista'
Estas razones, entre otras muchas posibles, sirven para explicar el
profundo vínculo de afecto y agradecimiento que une a los españoles con
su Rey. Su perfil trasciende con mucho nuestras fronteras, en tanto que,
mano a mano con la Reina Doña Sofía, el Monarca ha
sido no sólo el mejor embajador y defensor de España en el mundo, sino
uno de nuestros compatriotas más conocidos y admirados y el reflejo
nítido de los valores y aspiraciones de la España contemporánea. De 1975
a nuestros días, podemos decir del reinado de Don Juan Carlos que ha
cumplido con creces y ha hecho realidad el propio deseo expresado por el
Monarca en su proclamación: que España recorriera su camino «en un
efectivo consenso de concordia nacional». Consciente, como lo es su padre, de que «el cumplimiento del deber está por encima de cualquier otra circunstancia», los españoles vemos desde hoy representados en la figura de Felipe VI los principios de continuidad y renovación propios de una sociedad madura y moderna como es la española. El nuevo Rey de España ha sido el Príncipe de Asturias mejor formado de nuestra Historia y ha venido desempeñando con indudable acierto sus tareas institucionales como Heredero del trono en los últimos años; su formación, sus cualidades personales y su experiencia institucional son una garantía de que accede al trono más que preparado para prolongar y superar, si cabe, los logros del reinado de su padre. Estoy convencido de que contará para ello con la complicidad, el apoyo y el afecto de todos quienes vemos en él a un hombre de futuro, cercano al día a día de la gente, enamorado y conocedor de España en toda su riqueza y pluralidad, y con una experiencia inmejorable para ejercer sus funciones. En suma, una persona de su tiempo y capaz de conectar con la sensibilidad y las inquietudes de las nuevas generaciones de españoles. Con la misma vocación de fidelidad a su papel constitucional que ha mostrado Don Juan Carlos, quienes hemos tenido el privilegio de tratar a Don Felipe sabemos que siente España como «una gran nación por la que vale la pena luchar». En este cometido, Su Majestad tendrá el firme respaldo de su consorte, Doña Letizia, de la Princesa Leonor y de la Infanta Sofía.
Con su proclamación ante las Cortes, sede de la soberanía de la nación, el ascenso al trono de Don Felipe simboliza a la vez nuestro pasado común y nuestro porvenir compartido. En sus mismos títulos dinásticos -de Rey de Castilla y Rey de Aragón a Conde de Barcelona o Señor de Vizcaya-, el nuevo Rey nos habla de la continuidad histórica de la nación y del siempre renovado ánimo de convivencia de los españoles. Del mismo modo, su proclamación es expresión de los equilibrios y el sentido de la realidad nacional de nuestro sistema constitucional, del cual la Monarquía parlamentaria es parte indispensable, como lo son la unidad y la pluralidad de nuestro Estado autonómico o la vocación de progreso plasmada en la consideración de España como Estado social y democrático de Derecho. Asimismo, en el contexto de un escenario internacional tan cambiante como complejo, su prestigio y su liderazgo serán un activo capital para nuestro país, ante todo en las relaciones con las naciones hermanas de la comunidad iberoamericana, que Don Felipe tan bien conoce.
De Noruega a Dinamarca y de Gran Bretaña a Holanda, las monarquías constitucionales se han consagrado como garantía de democracia y libertad, y han logrado hacer visible la historia de un país al tiempo que impulsar su progreso social. Los españoles también sabemos de la efectividad histórica de la Corona. Una institución siempre dispuesta al servicio de la nación por encima de la controversia partidista y, por esta misma razón, elevada a patrimonio de todos.
Como Príncipe de Asturias, Don Felipe ha sido un abanderado de nuestra convivencia y, como Monarca, estoy seguro de que nuestro nuevo Rey Felipe VI será un Rey para la esperanza y la concordia, un Rey para la libertad y la igualdad entre españoles. Con el convencimiento, bien aprendido de Don Juan Carlos y Doña Sofía, de que «el servicio del pueblo es el fin que justifica toda su función», los españoles acogemos con alegría, responsabilidad y altura de miras el inicio de un reinado en el que S. M. el Rey Don Felipe va a dar «todo por España».
miércoles, 18 de junio de 2014
La consulta catalana es independencia. No a la independencia.
Artur Mas amenzana con un conflicto si el Estado no acepta una consulta. Pues muy bien no temenos miedo a un conflicto. En cuanto incumplas la Ley te detenemos y te metemos en la cárcel.
A ver si por una vez por todas se entera de que no habrá consulta, aunque el conflicto sea mayúsculo.
Hya que cumplir la Ley vigente y el estado de Derecho.
El único camino que el queda a Artur Mas en dimitri y anunciar nuevas elecciones.
Según los Estatutos el pueblo catalán es soberano para decidir su futuro, cuando esto no es cierto, porque esta soberanía autonómina esta subrogada a la sobernacióa nacional.
Cataluña es una nación historica, imbricada en la nación Española.
Hacen falta años de educación nacional y pricnipios constitucionales para que lso catalanes vuelvan al pensamiento de unidad necesario.
El destino de Espana lo deciden todos los espanoles representados en las Cortes Generales, por eso el rey no puede autorizar nada, no se puede saltar la Constitucion.
Artur Mas esta en manos de ERC, que es quien ha impuesto la consulta, esta atrapado entre dos bandos por eso amenaza a diestro y siniestro porque sabe que se juega su futuro. La realidad es que si a Espans le va bien, a Catalunya tambien, porque su principal cliente somo el resto de Espana.
Ya esta bien de victimismos y diferencias.
......................
Por otra parte Pere o Pedro Navarro se ha acojonado y ha dimitido por las fisuras del PSC.
Lo que los ciudadanos catalanes no indempendestista desean es que el PSC aclare sus ideas. A Madina hay que descartarlo porque apuesta por la consulta. Aunque no se aclara.
A ver si por una vez por todas se entera de que no habrá consulta, aunque el conflicto sea mayúsculo.
Hya que cumplir la Ley vigente y el estado de Derecho.
El único camino que el queda a Artur Mas en dimitri y anunciar nuevas elecciones.
Según los Estatutos el pueblo catalán es soberano para decidir su futuro, cuando esto no es cierto, porque esta soberanía autonómina esta subrogada a la sobernacióa nacional.
Cataluña es una nación historica, imbricada en la nación Española.
Hacen falta años de educación nacional y pricnipios constitucionales para que lso catalanes vuelvan al pensamiento de unidad necesario.
El destino de Espana lo deciden todos los espanoles representados en las Cortes Generales, por eso el rey no puede autorizar nada, no se puede saltar la Constitucion.
Artur Mas esta en manos de ERC, que es quien ha impuesto la consulta, esta atrapado entre dos bandos por eso amenaza a diestro y siniestro porque sabe que se juega su futuro. La realidad es que si a Espans le va bien, a Catalunya tambien, porque su principal cliente somo el resto de Espana.
Ya esta bien de victimismos y diferencias.
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Por otra parte Pere o Pedro Navarro se ha acojonado y ha dimitido por las fisuras del PSC.
Lo que los ciudadanos catalanes no indempendestista desean es que el PSC aclare sus ideas. A Madina hay que descartarlo porque apuesta por la consulta. Aunque no se aclara.
Cena de despedida de Don Juan Carlos con antiguos colaboradores. ABC
Don Juan Carlos quería tener una despedida especial con los «viejos rockeros» de la política
en España, aquellos dirigentes de la «vieja guardia» de los partidos
que vivieron con él momentos decisivos en la Transición y en los
primeros años de la democracia que echaba a andar en nuestro país, con
muchos momentos de dificultad, pero también de éxitos por parte de
todos. Anoche, la última del Rey antes de sancionar la abdicación de la
Corona y pasar a una segunda fila, compartió mesa y mental con una treintena de políticos veteranos, algunos en activo todavía, casi todos procedentes de UCD y el PSOE.
La cena fue en el restaurante Currito, en la Casa de Campo de Madrid,
especializado en cocina vasca, pescados y carnes rojas. Fue la ocasión
perfecta para que los comensales recordaran los acontecimientos
políticos que compartieron, unos en el Gobierno, otros en la oposición,
el Rey como jefe de Estado y en el papel de árbitro y moderador que le
confiere la Constitución, y todos protagonistas de la misma historia
compartida.
A la mesa se sentaron dos de los padres de la Constitución,
Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, y también un
vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, «número dos» de Felipe
González durante muchos años.
Exministros en la mesa
A la cena asistieron también los exministros socialistas,
en los gobiernos de González, José Luis Corcuera, Virgilio Zapatero,
Carlos Solchaga, José Barrionuevo, Fernando Ledesma y Rosa Conde, entre
otros.
Entre los políticos en activo que acudieron a la despedida
de Don Juan Carlos, además de Alfonso Guerra, que sigue siendo diputado y
que estará mañana, jueves en el juramento y proclamación de Felipe VI,
se encontraba Soledad Becerril, actual Defensora del Pueblo,
dirigente histórica de UCD, ministra de Cultura conLeopoldo Calvo
Sotelo y alcaldesa de Sevilla con el PP entre 1995 y 1999. Becerril fue
diputada en las Cortes en las primeras legislaturas de la democracia, y
conoció de primera mano todo el proceso de la Transición, con el Rey a
la cabeza.
Otros políticos que acudieron a la despedida del Rey fueron
el expresidente autonómico José Antonio Rodríguez Ibarra, el
exsindicalista Julián Ariza, los exministros de UCD José Luis Leal y
Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona y el expresidente de la Comunidad de
Madrid Joaquín Leguina. Tampoco faltó Alberto Oliart, que forma parte de
la vieja e histórica guardia de UCD (fue ministro de Industria, Sanidad
y Defensa), pero que ha estado en activo hasta hace relativamente poco:
entre 2009 y 2011 fue presidente de RTVE. Otro «viejo rockero» de la política
como Rafael Arias Salgado, ministro con UCD y luego con el PPde José
María Aznar, también estuvo en la cena compartiendo recuerdos y mil
batallas políticas con Don Juan Carlos y el resto de compañeros de mesa y
mantel. No faltaron históricos socialistas como JuanJosé Laborda,
expresidente y firme defensor de la Cámara territorial, el Senado, o
Francisco Fernández Marugán, uno de los diputados más apreciados y
queridos en el Congreso por unos y por otros durante sus años en las
Cortes. Matías Rodríguez Inciarte, presidente de la Fundación Príncipes
de Asturias, fue otro de los asistentes a la cena del Rey.
No es la primera vez que Don Juan Carlos se ve con este grupo de
unos treinta políticos y expolíticos, pero la de anoche era una cena
especial por el significado que tenía, a pocas horas del cambio de
página que se iba a producir en la historia de España. «Aquí seguimos los viejos rockeros», resumió el Rey con mucho humor unos días antes en un acto público.
Copia de ABC
La monarquía parlamentaria supone paz y estabilidad
El jueves 19 se corona el rey Felipe Vl, lo cual es una buena noticia de estabilidad. Estos nuevos soviet que quieren lios no saben ni de lo ue hablan. Una república no es el cielo de la democracia. Escrito está que la república es el imperio de la Ley, pues que lean hoy la noticia del supuesto fraude de 17.7 millones de euros del que fuera Presidente de la Republica francesa Sarcozy.
NOTICIA EL MUNDO
Nicolas Sarkozy ocultó 17,7 millones de euros a las autoridades de control financiero en los gastos de su campaña presidencial de 2012, según los documentos internos de Event & Cie a los que ha tenido acceso el website Mediapart.
Mientras que el director adjunto de dicha campaña, Jérôme Lavrilleux, permanece en detención provisional desde el martes en las oficinas de la Brigada Anticorrupción de la Policía Judicial (PJ) en el marco de la investigación preliminar sobre el affaire Bygmalion ordenada por la fiscalía de París, la revista digital que dirige Edwy Plenel publica la doble contabilidad de Event & Cie: filial del gabinete de comunicación que organizó aquel año los 44 mítines del entonces Presidente de la República, que optaba a un segundo mandato como candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Y los datos parecen concluyentes.
............................
El rey Juan Carlos desmontó la dictadura de Franco, un rey excepcional que cumplió perfectamente con sus obligaciones constitucionales y nos dio 39 años de estabilidad institucional y progreso. Aunque la crisis ha hecho mella económica durante los últimos años de su reinado.
......................
Una III República en España lo único que hará será crear más gastos en la elecciones presidenciales, más corrupción como vemos en Francia, Italia o en las republicas soviéticas.
NOTICIA EL MUNDO
Nicolas Sarkozy ocultó 17,7 millones de euros a las autoridades de control financiero en los gastos de su campaña presidencial de 2012, según los documentos internos de Event & Cie a los que ha tenido acceso el website Mediapart.
Mientras que el director adjunto de dicha campaña, Jérôme Lavrilleux, permanece en detención provisional desde el martes en las oficinas de la Brigada Anticorrupción de la Policía Judicial (PJ) en el marco de la investigación preliminar sobre el affaire Bygmalion ordenada por la fiscalía de París, la revista digital que dirige Edwy Plenel publica la doble contabilidad de Event & Cie: filial del gabinete de comunicación que organizó aquel año los 44 mítines del entonces Presidente de la República, que optaba a un segundo mandato como candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Y los datos parecen concluyentes.
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El rey Juan Carlos desmontó la dictadura de Franco, un rey excepcional que cumplió perfectamente con sus obligaciones constitucionales y nos dio 39 años de estabilidad institucional y progreso. Aunque la crisis ha hecho mella económica durante los últimos años de su reinado.
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Una III República en España lo único que hará será crear más gastos en la elecciones presidenciales, más corrupción como vemos en Francia, Italia o en las republicas soviéticas.
martes, 17 de junio de 2014
Huelga de taxistas. Tienen razón en su reivindicaciones
(Abajo del carnet vemos btp, idica que autoriza a conducir pasajeros, bien taxis, ambulancias o autobuses)
El sector del taxis, de por sí está mal, pasa por un mal momento.
No entiendo a los ministros cuando dicen que deben adaptarse a las nuevas tecnologías, ¿A cuales? A la competencia deseal. Creo que no sabe de lo que habla. Para poder hacer un servicio público de vajeros hay que tener un carnet de conducir especial y tener un seguro de accidentes adecuado. Por ello los de URBE están en la ilegalidad. Cuando tenga un accidente quien les cubre. Un taxi necesita:
El PSC no encuentra líder.
El Partido Socialista Catalán tras el varapalo de las
elecciones europeas ha dejado de ser un partido útil, sin discurso claro, no sabe dónde
están sus votantes, los ha perdido. Ahora no sabe si derivar hacia los
independentistas o hacia la no consulta que defiende el PP y Ciudadanos. Por
ello es un partido que no tiene discurso definido sin saber que de toda la vida
sus votantes estaban en el centroderecha, no en los republicanos de casta, que de siempre
han sido de los de ERC.
Por lo dicho, como es un partido que no sabe donde está, en
la próximas elecciones prácticamente desaparecerá, tal y como le va a ocurrir a
nivel nacional. Ya que los candidatos de las juventudes socialitas son aspirantes
sin peso político y sin fiabilidad, que no tienen discurso nacional, porque en un
sitio dice una cosa como Madina en Cataluña que está a favor de la Consulta, y en otros otro discurso. Lo
que el PSOE tiene que tener claro es que no se puede contentar a todos. Que no
se puede ser republicano de la noche a la mañana cuando ha sido 36 años
constitucionalista.
Felipe Gonzáles ganó con aquel discurso de los 800.000
puestos de trabajo, que después no pudo conseguir. Zapatero que venía de las
Juventudes Socialistas no tenía ni idea de economía, sino de una palabrería
trasnochada de la guerra civil y la Memoria Histórica que solo hico remover cadáveres.
Creo que el programa de los nuevos socialistas no está en si
monarquía o república, porque en el fondo todos sabemos que el nuevo Rey
Felipe VI, lo va a hacer muy bien, porque está preparado, y es mejor que su
padre y es parlamentario.
De lo que hay que hablar es de trabajo y empleo, de reducir
el poder de la Autonomías, con una reforma territorial en la Constitución, y
apostar por la modernidad, la globalización y la investigación. Vemos a
socialitas jóvenes con discursos viejos, manidos, llenos de añoranzas pasadas. Hay
que habla de trabajo y más trabajo.
A España no le conviene cambiar de forma de gobierno en la
persona del Jefe de Estado. Es mejor uno permanente que no cambiarlo por otro
cada cuatro o cinco años. Que el pueblo los elija directamente no quiere decir
que sea mejor, sino que es una elección democrática directa. Sin olvidar que la
actual Corona no está impuesta por Franco, sino que fue refrendada después por la
Constitución de 1978.
Volviendo al PSC, hoy no tiene espacio político, y por ello
no es útil, desparecerá.
Una cosa son los dicursos demagógicos y populistas de izquierda y otro asunto dististo es gobernar en los tiempos actuales, y la experiencia socialista ya la hemos tenido.
Una cosa son los dicursos demagógicos y populistas de izquierda y otro asunto dististo es gobernar en los tiempos actuales, y la experiencia socialista ya la hemos tenido.
Ramón Fernández Palmeral
El rey constitucional Felipe VI nos va a sorprender.
Mañana jueves 19 de junio asistiremos a la coronación del Rey de España. Lo cual es una excelente noticia porque tendremos
al mejor Jefe de Estado posible y más preparado para una España en
descomposición territorial llena de errores y de historias falsas y
separatismos. Será la mejor representación posible de España y la mejor de las
marcas de ESPAÑA. Un hombre inteligente y muy bien preparado y padre de familia. Es heredero al trono porque así se decidió en 1978 en la referémdun de la vigente Constitución.
Lo más importante es que representa la unidad de España. Con una República dirigida por los partidos políticos el desmembramiento del territorio sería cierto y seguro. No queremos separatismo ni debilidades del territorio. En la Historia no hemso tendio buenas experiendias co las dos que ha habido.
Hemos de esperar una buena gestión, el nuevo y joven rey constitucional. Un nuevo rey, para nuevos tiempos y nuevos retos. Felipe VI nos sorprenderá y como símbolo de la unidad de España hará todo lo posible para que esta unidad no se fragmente. Nuevos tiempos y unas formas de gobernar.
Lo más importante es que representa la unidad de España. Con una República dirigida por los partidos políticos el desmembramiento del territorio sería cierto y seguro. No queremos separatismo ni debilidades del territorio. En la Historia no hemso tendio buenas experiendias co las dos que ha habido.
Hemos de esperar una buena gestión, el nuevo y joven rey constitucional. Un nuevo rey, para nuevos tiempos y nuevos retos. Felipe VI nos sorprenderá y como símbolo de la unidad de España hará todo lo posible para que esta unidad no se fragmente. Nuevos tiempos y unas formas de gobernar.
Es un rey heredero y democrático, porque democrática es la
Constitución de 1978, donde ya se votó que al Rey Juan Carlos I le sucedería en
el trono su hijo el príncipe Felipe, así está en la Constitución y así se
cumplirá. Porque la vigente Constitución
fue la voluntad del pueblo español en mayoría quien lo refrendó en referéndum del 6 de diciembre. Sus funciones están limitadas a la represenatción exterior de España, no tiene funciones legislativas, ejecutivas ni judiciales, porque así lo quisieron los padres de nuestra Constitución, una de las más modernas de mundo.
Hay que entender que esta monarquía parlamentaria está
sometida a la soberanía del pueblo representada en las Corte Generales (dos Cámaras: Diputados y Senadores). Esta monarquía tiene muy buen cartel en el mundo donde se le respeta. Felipe tiene muchos contactos en iberoamerica/latinoamerica y en el mundo y habla 4 idiomas. No hemos entrenado a un hombre durante 46 años, para ahora dejarlo en el banquillo.
En estos tiempos de crisis, algunos partidos proclamas un
referéndum para elegir entre monarquía y republica. ¿Acaso una republica es
mejor que una monarquía parlamentaria como Suecia, Holanda, Bélgica o Gran
Bretaña? Acaso a ellos les va mal. Evidentemente los que son de piñón fijo no hay, ni habrá, forma de hacerles cambiar de opinión, porque vivien de ello, pero para eso estamos la mayoría moderada de centro que sabemos lo que queremos y lo que nos conviene.
Un referéndum sobre la forma del Estado sólo es posible su hubiera mayoría absoluta en las dos Cámara y por ahora esto no es posible. No se puede hacer un plebiscito porque una minoría lo pida. Hay que contar con la mayoría parlamenatria y la Leyes vigentes, pues de lo contario habría fraude de Ley.
¡VIVA EL REY FELIPE VI, LARGA VIDA!
Ramón Fernández Palmeral
........................Ramón Fernández Palmeral
lunes, 16 de junio de 2014
"Paroxismo de masas IX", por Palmeral. Arte abstracto.
Ir a la página del pintor Ramón Palmeral
Anzuelos:
Berlin (Alemania)
Nuevas York
Viena
México.
Argenina.
Madrid y Barcelona
Cuenca (Museos de Arte Abstracto)
Anzuelos:
Berlin (Alemania)
Nuevas York
Viena
México.
Argenina.
Madrid y Barcelona
Cuenca (Museos de Arte Abstracto)
La Roja. Mundial de Fútbol, Brasil. "Todavía no hemos dicho la última palabra"
Alonso: ´Todavía tenemos muchas cosas que decir´
El centrocampista considera que tienen una oportunidad perfecta para redimirse ante Chile y "dar la vuelta a la situación" - Cesc: "Vamos a salir a darlo todo, a ganar porque es la única opción que tenemos"
"Todavía tenemos vida. Queremos demostrar que tenemos muchas cosas que decir. Queremos competir. Sabemos hacerlo. El partido ante Chile nos exigirá un gran nivel, con ritmo, con intensidad. Sabemos donde hacerles daño. Los conocemos muy bien", explicó el futbolista en conferencia de prensa en la concentración en Curitiba (Brasil).
El medio centro espera un "inicio fuerte" de Chile el próximo miércoles en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, como lo hizo contra Australia. "Sabemos su estilo de juego, sus características y normalmente no las suelen cambiar. Si juegan con defensa de cuatro o de cinco, se adaptan a las circunstancias. ¿Si nos tienen tomada la medida? Eso se verá el miércoles", remarcó.
"Chile siempre juega muy parecido sus partidos. Sus planteamientos son muy valientes, de ir a por el rival. No te espera ni especula. Son muy agresivos e intensos. Los conocemos muy bien. Antes del partido ante Holanda teníamos mucho respeto y ahora sabemos que sólo nos vale la victoria", continuó el centrocampista.
España ya está en pleno estudio y corrección de los errores cometidos ante Holanda, en el primer duelo del Mundial. "Van pasando las horas, lo vamos analizando y pensando qué tenemos que corregir, que es mucho, debido al mal resultado. Creemos y confiamos en el grupo. Nos hemos ganado el derecho a confiar en nosotros", recalcó.
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