La expedición de
Magallanes y
Elcano partió de Sevilla (España) el 10 de
agosto de 1519.
La nao Victoria de 27 metros de eslora navegó desde el río Guadalquivir hasta llegar a la
desembocadura, se unieron otras naos. Tras unos días, arribaron a Sanlúcar de Barrameda, en la
provincia de Cádiz, donde hicieron los últimos preparativos para
comenzar, sin saberlo, la primera vuelta al mundo. Su primera ruta fue
hasta las islas Canarias, concretamente a Tenerife, para continuar hasta
las islas de Cabo Verde, donde Magallanes ordenó poner rumbo hasta las
costas brasileñas. Este trayecto duró más de un mes, en el que tuvieron
que capear durísimos temporales y corrieron gran peligro.

Tras pasar por la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro, continuaron
hasta la costa de Argentina. Llegados a esta situación y a las órdenes
de Magallanes, inspeccionaban las bahías que encontraban siempre
buscando el rumbo sur, tratando de encontrar el paso hacia el otro
océano que les acercase a su objetivo. Sin embargo, el invierno se les
echó encima y el mando principal de la expedición decidió resguardarse
en Puerto de San Julián durante un periodo de seis meses, pues el clima
era muy desfavorable. En ese momento, se produjo una rebelión en los
miembros de la expedición, que querían regresar a España, pues pensaban
que aquello era una muerte inevitable y que la expedición habría
fracasado. Y la muerte les llegó, pero de otro modo. Al rebelarse fueron
capturados y ejecutados tres de los cuatro capitanes a excepción de
Juan de Cartagena, que fue abandonado en aquel lugar.
En una de las tempestades que tuvieron que padecer, la nao Santiago
encalló y tuvieron que dejarla abandonada. El 24 de agosto de 1520
partían los otros cuatro barcos que habían sobrevivido a las duras
condiciones metereológicas. Fue entonces cuando dos naves procedieron a
continuar con la exploración hacia el sur y encontraron finalmente lo
que parecía un paso. Sin embargo, el timonel Esteban Gómez, que
gobernaba la San Antonio, quiso volver a España ya que consideraba que
el éxito de ese descubrimiento era suficiente. Y así lo hizo pese a la
negativa de Magallanes. En el viaje de vuelta con esta nave descubrieron
las Islas Malvinas.
Y en ese afán por continuar con la gesta, Magallanes siguió navegando
por un estrecho, al que dieron el nombre de Todos los Santos, también
conocido como el Estrecho de Magallanes. El hecho es que, tras aquel
paso, se abría el Océano Pacífico. El máximo encargado de la expedición
falló al no tocar la costa chilena y, creyendo erróneamente que llegaría
pronto a las Islas Molucas por el Índico, se lanzó a navegar por el
Pacífico, llegando a estar tres meses sin ver tierra y con el hambre
acechando a los efectivos de la expedición.
Aquella decisión provocó que murieran más de 30 hombres. Con todo, el
6 de marzo de 1521 abordaron la isla de Guam (perteceniente al
archipiélago de las islas Marianas). Allí, tras sufrir algún robo,
cargaron los barcos y continuaron en busca de su objetivo: las islas de
la Especiería. Durante la navegación muchas islas aparecían a su paso.
Las llamaron las islas del Poniente, aunque el nombre con el que
pasarían a la historia sería el de las islas Filipinas.
En uno de los diversos contactos que tomaron los nativos, en el
poblado de Cebú, hicieron un acuerdo con el rey Hamubón para ayudarle en
una guerra que mantenía contra un cacique. Magallanes, en abril de
1521, marchó con algunos de sus hombres a una isla para tomarla por la
fuerza y fue preso de una emboscada que acabaría con su vida. Llegados a
aquel extremo, necesitaban otro jefe de expedición y fue nombrado el
capitán Duarte Barbosa. Sin embargo, las sospechas sobre los
expedicionarios del rey Hamubón hizo que fueran asesinados parte de
ellos, entre los que estaba Duarte Barbosa.
Los miembros que habían sobrevivido a aquellos fatídicos hechos
huyeron del lugar. La Trinidad, capitaneada por Gómez Espinosa y la
Victoria cuyo mando lo tomó Juan Sebastián Elcano, pues la nao
Concepción tuvo que ser abandonada por el bajo número de efectivos. Ya
no había vuelta atrás. Y continuaron la expedición con la intención de
arribar a las islas de las Especias. Así llegaron hasta las islas
Molucas en noviembre de 1521, concretamente a la isla de Tidore, donde
trataron de comerciar con el sultán Almansur. Cargaron las dos naves de
clavo y se acordó que la Victoria volviera a España por la ruta de la
India, mientras que la Trinidad tendría que quedarse en Tidora para ser
reparada de una vía de agua y luego partiría por el Pacífico hasta
Panamá.
La reparación permitió que la Trinidad se pusiera en marcha en abril
de 1522. Sin embargo, los fuertes temporales no permitieron su avance y,
de hecho, una tormenta dañó de gravedad la nao. Por necesidad de
supervivencia, pidieron ayuda al capitán portugés Antonio de Brito y
fueron interceptados por los portugueses y hechos prisioneros 17
hombres. Solo el capitán Gómez Espinosa y cuatro miembros más serían
liberados cinco años más tarde.
Por su parte, Juan Sebastián Elcano, al mando de la nao Victoria,
cruzó el Océano Índico y rodeó África tratando de evitar los puertos de
este continente, que estaban controlados por los portugueses. De este
arribó llegó a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre y al puerto de
Sevilla el 8 de septiembre de 1522, completando la primera
circunnavegación de la historia, demostrando la forma esférica del
planeta. En este hito histórico, la expedición Magallanes-Elcano
recorrió unos 75.000 kilómetros, con la precariedad de los instrumentos
navales de la época y con unos mapas cartografiados muy parcialmente.
Una aventura con un toque trágico que supuso un avance de una inmensa
proporción para la navegación y para la historia de la humanidad.
Para comprender cómo funciona el mundo de la navegación
actual es muy recomendable bucear en los libros de historia de las
primeras expediciones que se organizaron en siglos anteriores. La
bibliografía en este sentido, como advierte el
director de Cenáutica,
es muy amplia. Por eso, consideramos imprescindible conocer de primera
mano la expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano,
definida como la primera vuelta al mundo en una embarcación y de la que
se cumplen 500 años de su partida en este 2019.
El primer hecho reseñable en este hito histórico, tan difícil en
aquella época, es que la expedición organizada por el portugués Fernando
de Magallanes y finalizada por el marino español Juan Sebastián Elcano
no tenía el objetivo de circunnavegar el planeta, sino la búsqueda de
una ruta para el comercio de especias. La espectacular gesta fue
financiada por la Corona española, en un momento en el que reinaba
Carlos I. Vamos a tratar esta expedición, de la que hay miles de páginas
escritas, de una manera sintetizada y obviando ciertas partes del
relato.
Para ponernos en contexto, hay que recordar que, unos años antes,
Cristóbal Colón había emprendido el proyecto de navegar hasta las Indias
siempre rumbo al oeste hasta que se topó con las Américas. Como apuntan
en «
Historia del nuevo mundo»,
Magallanes quiso retomar aquella idea de Colón hasta llegar a las islas
de la Especiería cruzando América por su extremo sur. Magallanes,
navegante experimentado, propuso este plan al rey Manuel I de Portugal,
pero no llegó a buen puerto. Fue entonces cuando decidió viajar a España
y proponérselo al obispo de Burgos, Juan Rodríguez Fonseca, hombre
próximo a Carlos I, y este aceptó, indicando que la ruta caería siempre
en zona castellana para evitar conflictos con los portugueses. Así
surgieron las Capitulaciones de Valladolid en 1518, en las que el rey
español concedió a Magallanes la financiación y el material necesario
así como el título de gobernador, para asegurarse las tierras que
descubriese.
Los datos de la conocida como expedición de Magallanes y Elcano son
muy relevantes. Así, el viaje estuvo formado por 5 naos (barcos), 239
efectivos y un aprovisionamiento calculado para navegar durante dos
años. La nave principal estaba capitaneada por Fernando de Magallanes
(62 hombres) y recibió el nombre de Trinidad, también formaban parte de
la expedición la San Antonio de Juan de Cartagena (57 hombres), la
Concepción de Gaspar de Quesada (44 hombres), la Victoria de Luis de
Mendoza (45 hombres) y la Santiago de Juan Serrano (31 hombres).
Esta es la lista de los supervivientes que volvieron a Sevilla, después de dar la vuelta al mundo (estos hombres tenían un par de huevos):
Nombre |
Puesto
|
Juan Sebastián de Elcano, de Guetaria
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Capitán
|
Francisco Albo, de Axio14 |
Piloto
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Miguel de Rodas, de Rodas |
Piloto
|
Juan de Acurio, de Bermeo
|
Piloto
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Antonio Lombardo (Pigafetta), de Vicenza
|
Sobresaliente
|
Martín de Yudícibus, de Savona |
Marino
|
Hernando de Bustamante, de Mérida
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Marinero y barbero
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Nicolás el Griego, de Nauplia |
Marinero
|
Miguel Sánchez de Rodas, de Rodas |
Marinero
|
Antonio Hernández Colmenero, de Ayamonte
|
Marinero
|
Francisco Rodríguez, portugués de Sevilla
|
Marinero
|
Juan Rodríguez, de Huelva |
Marinero
|
Diego Carmena Gallego, de Bayona
|
Marinero
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Hans, de Aquisgrán |
Artillero
|
Juan de Arratia, de Bilbao |
Grumete
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Vasco Gómez Gallego el Portugués, de Bayona
|
Grumete
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Juan de Santandrés, o de Santander, de Cueto
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Grumete
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Juan de Zubileta, de Baracaldo
(14)Derrotero de Francisco Albo
Durante el viaje de circunnavegación Francisco Albo escribió un cuaderno de bitácora titulado Derrotero del viaje de Magallanes desde el cabo de San Agustín en el Brasil, hasta el regreso a España de la nao Victoria. En este derrotero se describe, entre las páginas 9 y 13, el paso por el estrecho de Magallanes detallando su latitud cada dos días, esta información complementa el descubrimiento de Chile.
Este importante documento se conserva el Archivo General de Indias de Sevilla.
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