ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

En el fondo no siento pena por el equipo catalán pierda Barça 0- Juventud 3.

 

El Barça cae como un peso muerto

La Juventus, con dos goles de Cristiano, arrebata el liderato a un equipo sin alma

El Fútbol Club Barcelona se abona al ridículo en Europa

Estos son los equipos ya clasificados para octavos de final

El palo de Griezmann: «Nos ha faltado ganas, actitud, querer correr y trabajar»

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Cristiano ya no es Cristiano, Messi ni mucho menos es lo que fue y este martes se volvieron a ver las caras como dos viejas que han perdido la mordida y hasta los dientes. Como fantasmas de lo que una vez fueron, en un Camp Nou sin público y en una noche fría y ventosa, eran la deprimente imagen de la decadencia del fútbol europeo.

El Barça optó por un casi 4-4-2, con algunas concesiones para que Messi no tuviera que trabajar tanto. La Juve empezó controlando el juego, dominando la posesión y protagonizando las primeras ocasiones; el Barça tenía dificultades para salir desde atrás e iba a remolque de Messi, que como una condesa obsoleta arrastraba por el terreno de juego sus abalorios que ya a nadie podían importarle menos. Pero una cosa es que el Barça no hiciera nada por manejar el partido según sus intereses y la otra que el árbitro alemán Stieler se inventara un penalti por una carga perfectamente legal de Araújo a Cristiano. Mal el Barça, sin balón, desorientado, frustrado, con Messi sin saber qué hacer; pero intolerable el error del colegiado que decantaba injustamente el marcador.

En el minuto 20, McKennie remató de una buena volea el 0 a 2. Lamentable agujero defensivo el que dejaron Araújo y Lenglet. El Barça parecía un muñeco de trapo, sin ideas ni dignidad, sin capacidad de reacción, hundido como en Cádiz. Cada vez que juega Messi, el Barça naufraga, como si de una maldición se tratara. En cambio, cada vez que descansa, el equipo renace y le sale lo que el entrenador intenta y los partidos se ganan. Pésima imagen, pésimo fútbol, pésimo arbitraje, y a la Juventus le bastaba administrar su mediocridad para asegurar su victoria y anonadar al Barça.

Se olía una goleada histórica, se presentía el drama. Los de Koeman perdían balones incomprensibles, la Juve tenía más facilidades de las que podía soñar y los ataques locales eran tan planos como absurdos. Primera parte funesta, como siempre que Koeman deja de creer en el futuro para insistir en esplendores del pasado que ya no volverán. La primera misión del nuevo presidente del club será invitar a Messi a que se marche. Pero no en junio, sino cuanto antes. Es realmente una lástima tener que acabar hablando así de un jugador que tanto le ha dado al Barça, pero su funesta influencia en la suerte que corre el Barça cuando le hace jugar es la metáfora de la chulería y el desprecio con que el jugador ha tratado a la entidad. Éste es el terrible precio que acabas pagando por malcriar a tus hijos, aunque sean prodigios.

Pero los platos rotos no los pagó el argentino sino Trincao, que fue sustituido por Braithwaite durante el descanso. El Barcelona pareció volver más intenso pero Lenglet se encargó de hacer el ridículo tocando clamorosamente el balón con la mano en el área y regalándole un segundo penalti a la Juve. Si el primero fue un atraco, el segundo habría sido un escándalo no pitarlo. Marcó Cristiano, muy buen disparo. Terrible hundimiento azulgrana, que necesitaba dos goles para recuperar la primera plaza. Qué triste noche, qué espantoso espectáculo. Si hace una semana los intentos de Koeman por dar oportunidades a los jóvenes parecieron el prólogo de algo interesante, esta vez el equipo cayó sin remedio ni pretexto al más alarmante fondo de sí mismo.

Maldición de Messi

Messi como maldición es una teoría interesante, y sin duda profunda como metáfora, pero no creo que baste con el exorcismo del argentino para que este equipo recupere su lugar entre los mejores. Cayó a plomo, como los cuerpos muertos, ya sin alma, sin esperanza. No quedó nada en pie en lo que creer, ningún jugador, concepto. Griezmann tendría que ser expulsado del club por su dejadez infinita: primero chutó como burlándose del equipo una volea impresentable y luego estuvo en fuera de juego tanto rato que hasta un penalti que le hicieron tuvo que ser cancelado por su posición antirreglamentaria. Sus dos errores fueron lo de menos, lo inexcusable fue la actitud. Un Barça clínicamente muerto sólo puede volver a empezar.