He visto hoy con tranquilidad, entre
pedaladas de Contador y Valverde, la final del partido de bádminton entre
Carolina y la china LI número 1 del mundo, que contra todo pronóstico ganó una
andaluza de Huelva que se movía como un delfín en tierra, ¡qué agilidad, qué brío,
qué potencia, qué demostración de energía, qué resistencia y vigor! Cuando
yo agotado, por fin terminó el partido, yo tenía las lágrimas en los ojos y encogido el pecho, me
iba a dar algo y me tomé un té con limón tan caliente que me quemé la punta de la
lengua.
Luego en la entrega de
las
medallas, Carolina se subió al cajón más
alto del número 1, ¡qué vertido Virgen de las Marismas!, y dobló el
cuello, ese
cuello largo de cisne encelado y le pusieron la de oro como
cuando Antoñito el Camborio cortó los limones de oro veniendo a Sevilla con
una vara de mimbre a ver los toros. Carolina venía
ya con la Bandera Nacional a modo de túnica sagrada de las bailarinas
tartéssicas.
Ella lloró con este Himno nuestro, sin letra, y en ese incontenido llanto, lloré
yo también, y media Espana decente, al oír el Himno Nacional en medio de las otras banderas como la de
China, Japón e India. Menos mal que no ganó una deportista catalana o vasca,
porque seguro que nos la juega con las banderitas regionalistas o autonómicas, pero no, Carolina es
española de pura cepa como
lo
es el puerto
de Palos donde un día de 1492 salieron tres calaveras para descubrir el
Nuevo Mundo o la tierra del Premio Nobel de Literatura Juan Ramón
Jiménez, donde el
burro Platero no comía paja sino florecillas:
“se va al prado, y acaricia
tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas...” Y ese río Tinto que es una vena abierta que se sale de la tierra para tintar el mar con su cobre y su oro que ya tiene envídia del de Carolina.
La china Li
no pudo resistir un trote de más de una hora y perdió la concentración, y es
que Carolina tenía en las piernas la pólvora que da el jamón de Jabugo y otros
manjares de su tierra como la fresas de Lepe, y los marisco de la marisma que
allá cerca de Ayamonte, junto al cansado Guadiana deja sus fuerzas las cigalas entregadas a
las nasas del marisquero. Y es que, de esta
misma red de nylon que es con la que Carolina teje de noche y en secreto como Penélope su raqueta de bádminton.
Esto sí que se llama hacer MARCA ESPAÑA, hacer
las españas, y un Viva por esta nación desposeída de identidad porque con acontecimientos
como estos a uno se le sube la sangre hasta los chorros que tienen en sus hocicos
los leones de la Alhambra. Que es mucho ganar un mundial de bádmintón en
Copenhague, la ciudad de la sirenita que se quedó de bronce esperando a su amor noruego. Y tenía que ser una mujer la que nos
diera esta alegría, alegrón de botellón garrafón, este efecto de carambolas mágicas, ese meteorito espacial; lo cual
, estas grandezas nos hace más importantes, y encima días después el dragón ese del Banco Central Europeo llamado
Draghi o dragaditos, va y nos baja los tipos de interés al 0.50 %, (a los Bancos
claro porque aún no ha llegado al bolsillo del ciudadano).
Pero como un
tornillo sin fin esto solamente ha hecho más empezar, porque si hemos entrado
en el efecto bádmiton (esa pelota con faldita que corre menos que un perezoso enjaulado) es
capaz de coger traidoramente más velocidad que una pelota de golf nueva en el palo de Sergio. Y sobre
todo, Virgen Santa, un deporte que no es nuestro, que parece solo para mujeres
de divino talle de
los
heminópteros en un panal de diez o doce
metros. Entiendo esta victoria es más que un campeonato del mundo
deportivo, es
un efecto de júbilo y repuntamiento de que España es un país serio y de
confianza. Y es que
además, la recabose fue cuando Carolina respondió en inglés a la
presentadora
rubia danesa. Y es que me estoy quedando que alucino con el poder
potencial de
las nuevas generaciones sucesoras de unos gañanes familia de Indivil y
Mandonio. Y allí estaba Carolina mordiendo el oro al estilo Nadal,
porque una vez que se muerde el oro es como si se mordiera la eternidad del viático de
la catedral de Sevilla. España da un gran paso en los deportes minoritarios, y da esperanzas a unos deportistas en sus proyectos de citorias. Esta Federación de Bádmiton necesita más ingresos.
Ahora vienen los momentos del
aplauso, de saborear la jalea de la gloria y es cuando los políticos se pegan
como el
superglute a
Carolina,
porque el mundo es así, dan medallas,
ponen calles y nombres a polideportivos, porque es que ella se lo
merece,
porque tiene nervios de nylon y piernas de gacelas Thomson en medio de
Serengueti (Su nombre se debe a el explorador escocés del siglo XIX
llamado
Joseph Tomson. A qué viene esta cursilada, porque el té me está haciendo
efecto). Aunque ella, la sibila que se escapó del corral del anonimato
de Rey Geryon, ahora tenga que pasar por la prueba de las relaciones
públicas. Ahora te queda más trabajo y la Olimpiada de Brasil que esta esperando a la vuelta del calendario de 2015.
Hay que aprovechar este efecto, esta carambola, porque nada dura eternamente.
PREMIOS Y RECONOCMIENTOS
La ministra de
Empleo Fátima Báñez le entrega la Real Orden del Mérito Deportivo en su
categoría de bronce.
El presidente de la Diputación de Huelva, Ignacio Caraballo, ha trasladado
este martes a Carolina Marín su felicitación y agradecimiento tras proclamarse
campeona del mundo de bádminton en la final disputada el pasado domingo en
Copenhague (Dinamarca).
Según ha informado la Diputación en una nota de prensa, Caraballo ha
asegurado que "ese sacrificio es el que la ha llevado a lo más alto y
hacer historia en el bádminton mundial". Asimismo ha señalado que son
muchos onubenses que han vivido y disfrutado su victoria, que "constituye
un inmenso orgullo para toda la provincia".
EL Presidente Mariano Rajoy se ha dirigido a la deportista a
través de un telegrama enviado al presidente de la Federación Española de
Bádminton en el que traslada su más "afectuosa" felicitación por el
"espectacular" triunfo en el Campeonato celebrado en Copenhague y por
convertirse así en una "referencia de deporte español y de la imagen de
España en el Mundo".
Carolina ha sido recibida por la Reya doña Letizia en audiencia en la Zarzuela, lo cual evidencia la importancia nacional de esta victoria, y los proyectos que se plantearán en este deporte, por ahora minoritario.
Ramón Fernández Palmeral