ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Vicente Poveda, pintor de Petrel, y el Principe de Viana de 1887

 

           ("Muerte del Príncipe de Viana", 1887, Museo del Prado,  por Vicente Poveda y Juan)

 

Ramón Palmeral

ALICANTE.- 2-11-2023. Año Sorolla. Traemos al recuerdo de los aficionados a la pintura de nuestra "terreta", a un gran pintor, hoy prácticamente olvidado como es Vicente Poveda y Juan, pintor actualmente en el olvido,  nació en alicantino pueblo de Petrel del Valle del Vinalopó en 20-02-1857, y falleció en 1935, mientras residía en Plaza Navona de Roma. Me detengo en esta famosa plaza donde estuve con mi mujer hace varios años.  Es un privilegio morirse aquí mirando la Fontana de los Cuatro Ríos, de Lorenzo Bernini (1651), pienso que esta plaza  fue un estadio romano, es uno de los espacios urbanos más destacados de toda Italia, que reúne esculturas, fuentes y edificios de gran valor artístico y lugar turístico. La plaza se levanta sobre el que fue el Stadium de Domicino construido en siglo. I d.C. El elemento más destacado de la plaza son las tres grandes fuentes, pero la más importante es como he comentado la de Bernini los cuatro ríos son: Nilo, Ganges, Danubio y Río de la Plata),  data de época barroca.

 Es Poveda  autor de un mastodóntico cuadro: "Muerte del Príncipe de Viana", título elheredero Reino de Navarra que, hoy recae en la Infanta Leonor de Borbón). Firmado Roma 1887. Óleo sobre lienzo. 2,98 x 4,97 m., obra le valió a Vicente Poveda la tercera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, razón por la cual fue adquirida por el Museo del Prado por la cantidad de dos mil pesetas.
En 1888, siendo director del Prado Federico Madrazo, la obra pasa a Granada para ser depositada en la Academia de Bellas Artes de la ciudad pero, por razones desconocidas, este depósito no se hizo efectivo y la obra quedó en el Museo de Bellas Artes de Granada hasta que, en 1981, se deposita definitivamente en la Universidad de Granada, pasando a ocupar el testero principal el Salón de Rectores del Hospital Real.

Se formó Poveda  en la madrileña Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sus obras estuvieron muy influidas por las pinturas de autores como Federico Madrazo, Fortuny y Joaquín Sorolla.  Destacó como pintor a la acuarela, de temas de género, costumbristas, paisajes y escenas galantes dieciochescas, aunque también cuenta en su producción con retratos de gran mérito. De cuadros coloristas, atractivos, desenfadados. 

Según Rico Navarro (1998), Vicente Poveda nació el 20 de febrero de 1857 en el número 6 de la calle Mayor de Petrel (Alicante) y fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé. En 1878, gracias a una beca de la Diputación Provincial de Alicante, estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Durante su estancia en Madrid, Poveda se convirtió en socio fundador del Círculo de Bellas Artes y socio de mérito del Ateneo matritense, como señala Payá Poveda (2018). Posteriormente, obtuvo una pensión que lo llevó a residir en Roma a partir de 1882, donde estableció su estudio en vía Marguta 35, compartiendo residencia y taller con otros artistas prominentes como Vicente March, Pedro Serrano y otros.

En 1885, al finalizar su pensión, decidió establecerse permanentemente en Roma, donde contrajo matrimonio con Carolina Gina Bravesca en 1895, con Francisco Pradilla y Alejo Vera como testigos. A pesar de su matrimonio, la pareja no tuvo descendencia. Poveda falleció en 1935 mientras vivía en Plaza Navona 93. Según Payá y Payá (2016), la vivienda de Poveda, ahora parte de los espacios del Instituto Cervantes, era propiedad de la fundación pública española "Obra Pía Establecimientos españoles en Roma", institución propietaria de un extenso patrimonio urbano en la capital italiana, así como de varios centros religiosos y culturales. Durante su vida, Poveda pintó un retrato de Pío XI y un cuadro conmemorativo de la visita de Alfonso XIII a la Iglesia nacional española de Montserrat y Santiago en noviembre de 1923, aunque estas obras no han sido publicadas. Se sabe por Navarro y Payá que Poveda fue miembro de la Junta de esta Obra Pía al menos desde 1927 hasta su fallecimiento en agosto de 1935.

Comentario sobre la obra de Poveda:

Según  el crítico alcoyano Adrián Espí Valdés en su libro "Pintura Alicantina," las obras de Poveda, como se caracterizan por una enorme exquisitez, técnica depurada y colores brillantes. Espí Valdés elogia particularmente la obra "Paisaje de una terraza en Roma," destacando la pincelada atrevida y la representación vívida de figuras y paisajes. En cuanto a su obra "Valle de lágrimas," Valdés la describe como una representación sombría y triste de la vida, subrayando el uso de colores grises y verdosos para resaltar el aspecto lúgubre de la escena. Las nubes amenazantes y los cipreses ensombrecidos contribuyen a la atmósfera general de melancolía y despedida.

 

 


 

                                                             Ramón Palmeral

                                                        Pintor y escritor (Alicante)


miércoles, 1 de noviembre de 2023

Jerónimo de Espinosa, un pintor alicantino del S. XVII

 


Jerónimo de Espinosa, un pintor alicantino del S. XVII

 

Ramón Palmeral /

Pintor y escritor con más de 50 libros publicados

Muchas veces he oído comentar o mejor decir, quejarnos, a los pintores alicantinos de no tener en nuestra terreta figuras como Velázquez, El Greco, Sorolla o Dalí o un Picasso representativos en Alicante. Ello se debe a nuestro desconocimiento  de nuestros  pintores, por una  dejadez en visitar museos como el GRAVINA,  IVAM de Valencia o el Museo de Arte Sacro de Orihuela, quizás sea una falta de promoción o de interés porque lo tiempos cambian. Tenemos dos pintores antiguos barrocos alicantinos como Nicolás Borrás  y Jerónimo de Espinosa, ambos nacidos en Cocentaina (Alicante) en los siglos XVI y XVII, respectivamente, con obras en el Museo del Prado.

Nicolás Borrás Falcó nació en  Cocentaina, en, 1530 , falleció en Cotalba, Valencia, en 1610,  Pintor español formado con Juan de Juanes, cuyo estilo imitó, fue ordenado sacerdote y abrazó la vida monástica sin dejar la pintura, tal y como atestigua su extensa producción para iglesias y conventos de la región valenciana. Borrás prolonga en cierta manera el de su maestro en el reino de Valencia ya entrado el siglo XVII, con composiciones severas y estáticas, de colores predominantemente fríos, De entre la obra destaca un “Retablo de las ánimas” para la de basílica de Santa María de Alicante. Se le atribuye la tabla que representa a San Esteban ordenado de diácono del retablo de este santo conservado en el Museo Nacional del Prado (Madrid).

 No obstante,  voy  a dedicar  un apunte a una obra que me ha llamado la atención “La vendedora de verduras” o “La dos moscas”(Museo del Prado) de Jerónimo de Espinosa. Es una obra excepcional en la producción del pintor, aunque su habilidad en el tratamiento de los objetos de bodegón se pone de manifiesto también en algunas de sus escenas religiosas. Adquirido por el Museo del Prado en 2008, solo la aparición de la firma «Hierº Jacintº de Espinosa f.» hizo posible su atribución al pintor, del que no se conocía ninguna otra obra de género costumbrista ni referencias documentales que indicasen su dedicación a ese género. ​La verdulera esta cobrando a un joven en maravedíes de cobre, porque lo reales de vellón era una aleación de plata y otros metales. El oro joven que mira al pintor con descaro está mordisqueando un melón.

Jerónimo Jacinto de Espinosa nació en Cocentaina (Alicante)  en 1600. Era Cocentaina una próspera y rica localidad hasta su decadencia a partir de 1609 con la expulsión de los moriscos en tiempos de Felipe III, muchos de ellos salieron por los puertos de Valencia y Santa Pola. Tenía entonces unos 1.000 moriscos y unos 2.000 cristianos Y dejaron de cultivar  productos de la huerta por desconocer el sistema de riego, con azures y acequias, dejaron los frutales y la morera de la seda muy estimada en la comarca de la Marina Alta como Polop  por su calidad y coloridos. Posteriormente se recuperó la prosperidad gracias  al as gestiones del duque  de Medinaceli.

 Jerónimo se formó en Colegio de Pintores junto con su hermano Antonio Luis, donde, a partir de la muerte de Francisco Ribalta en Valencia en1628, se convirtió en el pintor de mayor prestigio de la ciudad y cabeza indiscutible de la escuela valenciana. Competía como José Ribera “El Españoleto” nacido en Játiva en 1591.

Jerónimo fue un trabajador concienzudo, han llegado de él algunos dibujos que permiten hacerse una idea de su sistema de trabajo, con estudios hechos del natural en los que se apoya el realismo de su pintura.​ La preparación de sus lienzos, a base de una capa de cola y otra de aceite de linaza le facilitaba el trabajo rápido. Sobre la base, de tono cálido y brillante, restregaba el pincel a la manera veneciana, con veladuras y pasta fluida. El resultado, la brillantez del color elogiada por sus contemporáneos, ha tenido también como consecuencia la ruina de muchos de sus cuadros, al adherirse deficiéntemente el color a la tela por la dureza de la preparación.

Son pintores alicantinos olvidados hoy día que dormitan en los museos del Barroco y que  deben ser, al menos recordados.

Notas

Ramón Palmeral ha colaborado con el Diaria Información y Alicante Plaza en temas de pintura 



 

Sorolla en Jávea (Alicante). pinto unas 136 pintura

 

El xiquet de Jávea, modelo Sorolla 

Pascual Rosser Limiñaña /Alicante Plaza

13/03/2023 - 

Buscando campos de viñedos, llegó a Jávea. Le hablaron de su tierra, rica y fructífera. Grandes extensiones de campo con el que inspirarse y llenar sus lienzos de dibujos y de colores. Tenía el encargo de Rafael Errázuriz, diplomático chileno, de hacer unos paneles donde reprodujera todo lo que tiene que ver con la plantación y recogida de la uva. Y pintó agricultores, grandes cuadros donde reproducía su duro trabajo y en donde la uva es la protagonista.

Pero lo que a Joaquín Sorolla más le llamó la atención no fueron sus campos, sino el mar de Jávea, su costa rocosa y escarpada. Sus pequeñas calas donde las olas acarician la orilla. El color de la tierra en contraste con el Mediterráneo. Sus aguas cristalinas. Y la luz, luminosa y clara. Le embrujó tanto que volvió en diversas ocasiones. Ya verá, ahora le cuento.

Sorolla llegó agotado a Jávea desde Dénia a lomos de un burro. Era un 6 de octubre (de 1896). Pero conforme se iba acercando a esta localidad le iba cambiando la cara. Le impresionó el paisaje. Su esfuerzo, su cansancio, habían merecido la pena.

Unos días después, mandó un telegrama a Clotilde, su mujer, con la excitación de su descubrimiento. “Jávea sublime, inmensa, lo mejor que conozco para pintar. Supera todo. Estaré algunos días. Si estuvieras tú, estaríamos dos meses”.

Sorolla estaba habituado a las playas llanas y arenosas de Valencia donde pintó a pescadores con sus barcas, a mujeres y niños paseando por la orilla, … Pero en Jávea descubrió otra naturaleza más escarpada con enormes acantilados maltratados por el viento y playas rocosas donde los pinos se bañan en el mar … Su belleza le llamó la atención. En Jávea y en sus alrededores descubrió su luz reflejada en el mar, en las rocas, … En el paisaje. Le impactó mucho y esto lo reprodujo en sus cuadros.

Para pasar esos días alquiló una casita, antes de pescadores, en la Caleta. A su mujer le escribió que “aquí vivo solo, con un criado que me proporcionó un señor del pueblo. La casa es pequeña pero muy bonita, es solo para mí, la he alquilado para estos días que necesite hacer mis estudios”.

Fue agasajado en el Ayuntamiento y le acompañaron a visitar el pueblo y sus alrededores. “Estoy muy obsequiado – escribió Sorolla – parece que esté entre gente que me conozca de tiempo, ayer no me dejaron hacer nada, pero acompañado de la plana mayor visitamos todo el pueblo, tiene una iglesia gótica completa”. Disfruta del paisaje, no oculta sus emociones. “¡Qué maravilla de país este!, no salgo de mi asombro, es preciso volver y pasar dos meses de trabajar firme pues hay cosas magníficas que hacer”, escribió a su mujer.

En un momento de descanso, sólo, sentado sobre una silla de enea, con su lienzo, su paleta y sus pinceles, Sorolla dibujó la escena que tenía delante desde el interior de una casa. Frente a su puerta, abierta, un muelle, el mar y el Cabo de San Martín al fondo. En el marco de la puerta, se apoya un niño tímido que le observa, le sonríe y se queda mirando. Pintó este instante, a contraluz, una escena que casi es un retrato fotográfico. Es lo que queda representado en El Xiquet de Jávea, uno de sus primeros cuadros pintados en esta localidad.

Hizo diversos viajes a Jávea. Del 6 al 14 de octubre de 1896, pintando cinco pinturas de paisajes y dibujos para sus paneles. Del 4 al 21 de junio de 1898, 11 cuadros de paisajes de Jávea a pesar de tener una climatología adversa y molestias estomacales. Del 5 de agosto al 18 de octubre de 1900 Sorolla acude a Jávea con su mujer y sus tres hijos pintando cuadros relacionados con la uva y con la pasa, imágenes de pescadores y – de nuevo – el paisaje de Jávea. En este periodo pintó 35 obras. Del 10 de julio a mediados del mes de septiembre de 1905 Sorolla visita Jávea otra vez con su familia. Sigue pintando paisajes, pero sobre todo a nadadores mostrando transparencias, refracción del agua y reflejos con colores cálidos. Hizo 82 pinturas, nada menos. Entonces preparaba su exposición de París donde se le consideró un excelente pintor y tuvo un reconocimiento internacional. Sorolla volvió a Jávea el 13 de enero de 1919 para observar de nuevo su maravilloso entorno, sus tierras y su costa. Casi como una despedida.

En total hizo unas 136 pinturas y más de 200 dibujos en Jávea y sus alrededores. En concreto, en el puerto, la caleta del Racó, el cabo de San Antonio, la cala Tangó, al Grava, el Montañar, el Arenal o el Portichol.

Este es el año Sorolla (1863-1923). Conmemoramos cien años desde su fallecimiento. “Joaquín Sorolla es conocido como el pintor de la luz y del mar”, escribe la historiadora de arte Carmen Grau. Y sigue manifestando que “las personas que aparecen en sus cuadros están siempre bañadas por una luz muy intensa y brillante. Predominan colores como el azul, el lila, el rosa, el naranja o el verde, pero, sobre todo, el blanco. Su pincelada es larga, rápida y enérgica. Esto es así porque Sorolla quería captar el instante que pintaba igual que si hiciese una fotografía”.

El Museo de Bellas Artes Gravina en Alicante está haciendo una exposición monográfica sobre el arte de Joaquín Sorolla con el título de Sorolla y la pintura de su tiempo. Diálogos y contrastes, que durará hasta el 25 de junio de este año. No se la pierda. Y en toda España se están haciendo exposiciones, conferencias, publicaciones de libros, etc, para reconocer su talento.

Sorolla en Denia, Jávea y Alicante. Club de regatas de Alicante

 

Lazos de amistad con intelectuales y artistas alicantinos

El estrecho vínculo de Sorolla con la provincia de Alicante

1/11/2023 - 

ALICANTE. En este Año Sorolla, está pasando desapercibida, sobre todo en medios nacionales, la relación que mantuvo Joaquín Sorolla con la provincia de Alicante. Recordemos que se desplazó hasta en seis ocasiones y que visitó una docena de sus poblaciones, permaneciendo casi nueve meses en total, lapso de tiempo en que ejecutó centenares de obras, muchas de ellas consideradas como las más relevantes de su legado. Y tampoco debemos olvidar sus lazos de amistad con intelectuales y artistas alicantinos.

Esto será, pues, lo que abordaremos aun sucintamente en las líneas que siguen basándonos, principalmente, en los escritos de los historiadores David Gutiérrez Pulido y el alicantino Joaquín Santo Matas, fallecido hace ahora un año, cuya aportación cultural sobrepasa ampliamente el ámbito histórico de su especialidad.

Del vino a un paisaje sublime

A finales de 1895, Sorolla recibió el encargo de pintar una serie de paneles sobre el proceso de la obtención del vino. Buscando escenarios que lo inspirasen —era un pintor naturalista y la invención no cabía en su mente—, diversas personas le aconsejaron que se desplazara al litoral norte de nuestra provincia. Aceptó la sugerencia y el mes de octubre del año siguiente cogió sus bártulos y se dirigió a la Marina Alta. Pasó un día en Dénia, pero no encontró viñedos con gente recolectando uva, que era el primer paso de dicho tema pictórico; aunque descubrió, de forma casual, el rico universo de la producción de la pasa del que tomó nota. Y no sería de extrañar que algún lugareño instruido le informara de que, precisamente, esa uva seca alicantina la menciona Daniel Defoe en su Robinson Crusoe.

Prosiguió su camino y pisó Xàbia donde sí halló el tema que buscaba, además de ver que allí también se desarrollaba la industria de la pasa. Pero el mismo día de su llegada se topó con algo que cambió su horizonte creativo: su paisaje. Enseguida telegrafió a su esposa Clotilde (hecho inusual pues solía escribirle cartas): “Jávea sublime, inmensa, lo mejor que conozco para pintar. Supera a todo. Estaré algunos días”. En este primer viaje, en el que estuvo una semana, recorrió su extenso término y pintó sus primeros óleos. Además, hizo un hueco para saludar a unos viejos amigos que vivían en Jesús Pobre y donde, probablemente, también pudo contemplar el mundo de la pasa, común a toda la comarca

Un par de años más tarde efectuó un segundo viaje a Xàbia que se prolongó el doble de días; y otros dos más a principios del S. XX, acompañado por su familia, permaneciendo en cada uno dos meses y medio. Durante sus estancias en tierras xabieras ejecutó 134 óleos y más de 200 dibujos en los que plasmó la más diversa temática: la elaboración del vino y de la pasa, parajes costeros y rústicos, escenas costumbristas… En ese tiempo siguió haciendo excursiones por localidades cercanas como Moraira, donde pintó dos óleos. No volvería a la comarca hasta 1919.

Su discípulo preferido: Emilio Varela

Sorolla guardaba amistad con diversas personalidades de la sociedad alicantina; y, según apuntan algunas fuentes, Rafael Altamira, Vicente Bañuls y Heliodoro Guillén, conocedores de la calidad de Emilio Varela, lo recomendaron a Sorolla para que se formara en su estudio. Este lo admite y en 1905 parte para MadridVarela llegó a ser su alumno predilecto e, incluso, llegó a llamarle cariñosamente Varelita

Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906 con un cuadro que recibió una Mención Honorífica, distinción de gran valor y más para un desconocido pintor de provincias de tan solo 19 años. Desgraciadamente, Varela tuvo que regresar a Alicante al año siguiente por razones económicas y no volvió a coincidir con su maestro hasta una década después.

El Palmeral esquivo 

Entrado el S. XX, The Hispanic Society le encargó a Sorolla catorce enormes paneles con motivos españoles para exponer en su sede neoyorkina, y uno de los que eligió fue El Palmeral de Elche. Así que a finales de septiembre de 1918 marchó en tren a Alicante, junto con su hijo, donde se reencontró con Guillén y Varela que lo acompañaron a Elche para ver el Palmeral y tomar apuntes. “Elche es muy interesante para la obra por lo original, no parece Europa, es algo raro tantos miles de palmeras”, escribió a su esposa. Pero la circunstancia de ver dátiles sin madurar y la terrible epidemia de gripe que azotaba la ciudad lo retraerían de esa localización muy a su pesar. Curiosamente, en el trayecto se fijó en un palmeral que había a la salida de Alicante que le hizo pensar que podría ser una alternativa.

Finalmente, a mediados de octubre, obsesionados por contagiarse, los Sorolla volvieron a Madrid. Regresó un mes después, esta vez en compañía del pintor Alfredo Carreras; y, mientras decide qué hacer, se entrega a la dolce far niente: paseos por la Explanada y el puerto, acude al Teatro Principal, al cine y a los balnearios del Postiguet... "Esta vida tranquila no es mala, pero hay que acostumbrarse a ella, ¡quizás es la mejor del mundo!", manifestó en ese ínterin. Pero ese solaz termina cuando su amigo Juan Soler le ofreció pintar en su finca a las afueras de Alicante, que también albergaba un palmeral, precisamente el que había visto. Aunque de menores dimensiones que el de Elche, aceptó entusiasmado pues le servía para su obra. 

Enseguida se puso en marcha y con la ayuda de Carreras y Varela prepararon su estudio al aire libre. Fijaron el enorme lienzo en el terreno y dispusieron el tinglado para trabajar en las partes más altas. Mandó construir un horno igual a uno que había visto en Elche, solicitó que localizasen a modelos (que percibirían su correspondiente remuneración) y encargó que le hicieran un reportaje fotográfico del palmeral ilicitano. Es decir, aunque la pintura se realizó en Alicante, se basó en las estampas de Elche.

En una entrevista que concedió a un diario en diciembre le preguntaron “¿Cuánto tiempo espera usted permanecer aún en Alicante?”, a lo que respondió “Todo el mes, pero el clima este es tan agradable que estaría aquí toda mi vida”. Los Guillén, que solían invitarlo a su casa, un día le prepararon un arroz con costra que le impresionó: "¡Un plato alicantino riquísimo!".

Con el fin de no paralizar la obra, pasó las Navidades en Alicante. El día de Nochebuena compró en la feria cascaruja y juguetes para su nieto, jugó al billar en el casino, cenó en casa de los Guillén y luego acudieron a la Misa del Gallo en San Nicolás". Visitó a finales de año a Óscar Esplá en su finca de Santa Faz en compañía de Carreras y Varela. Esplá comentó que durante el encuentro Sorolla afirmó lo siguiente sobre Varela: “Este chico ve el color mejor que yo, será un pintor extraordinario”. Unos días después, Sorolla realizó otra escapada a Busot. 

Finalmente, el 9 de enero de 1919 terminó el Palmeral, y hasta que se secara decidió seguir conociendo la provincia. Visitó Benidorm, Calpe, Gata y, de nuevo, Dénia y Xàbia; y unos días después Orihuela donde admiró su rico patrimonio artístico, incluyendo sus Salzillos. Entre ambos viajes, se le rindió un homenaje en el Club de Regatas con un banquete a base de ostras, salmón, solomillo y otros manjares regados con Riojas, Biscuit glacé y Tortada de Elche acompañados de Moët & Chandon, y todo ello amenizado por un sexteto.

Ya seco el lienzo, lo facturó en tren y el día 19 regresó a Madrid. Joaquín Sorolla no volvería más a tierras alicantinas. Falleció cuatro años después. 

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Rafael Andarías Estevan en médico en Xábia, escritor y novelista autor Reina Victoria Hotel, Ediciones Atlantis.

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Artículo tomado por Ramón Palmeral de Alicante Plaza, autor a artículos sobre "Sorolla en Elche y Alicante" en Información

martes, 31 de octubre de 2023

¿Arriba España! La Infanta Leonor Jura la Constitución del 78, 21 de octubre de 2023

 Es una suerte para España tener una Monarquía parlamentaria.  El Jefe de Estado no está sometido a los partidos políticos, porque no pertenece a ninguno de ellos. Un presidente de república sí pertenece a un partido, y por lo tato no es neutral, sino partidista. Los que piden República está en un error. España tuvo dos repúblicas, la primera acabo en cantonalismo un modo de guerra civil (Cartagena atacó a Alicante). La Segunda república laica,  quemó iglesias y conventos y acabó en guerra civil. Los comunistas españoles quieren romper España. La Corona española es hereditaria y hay que respetarla. Es lo mejor que tenemos porque nos da estabilidad. Los españoles debemos estar alertas en no olvidar nuestro pasado. Debemos tener alto el orgullo de ser español y la herencia española.

Ramón Palmeral

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El Rey Felipe VI: “La democracia precisa de un cuidado continuo y una mejora permanente”

El Monarca ha lanzado unas palabras de cariño a Leonor: "No estarás sola en tu camino"


Una vez finalizado el acto de juramento de la Constitución y la imposición del collar de la orden de Carlos III; el Rey Felipe VI ha pronunciado unas palabras previas a la comida en el Palacio Real a la que acuden más de 150 invitados. En un discurso en el que ha querido poner el valor el significado del juramento de la Constitución de la Princesa Leonor, el Monarca también ha querido lanzarles unas palabras de cariño a su hija con motivo de este día tan especial.

En el comedor de gala, que en esta ocasión está montado con una docena de mesas redondas en vez de la tradicional mesa imperial, el Monarca de pie y en un atril ha empezado recordando a Leonor que el juramento de la Constitución Española “encarna la continuidad de nuestra Monarquía Parlamentaria con nuestros principios democráticos y valores constitucionales”. Tras recordar las palabras que entonces pronunció el presidente del Congreso, Gregorio Peces Barbas, ha subrayado que “la observancia de la Ley, el respeto a la independencia y la separación de poderes y a la vigencia de del Estado de Derecho son los pilares esenciales de toda democracia representativa". No ha querido el Monarca dejar pasar la oportunidad de recordarle a la Infanta que "las Cortes Generales representan al pueblo español, en quien reside la soberanía nacional".

El Monarca también ha querido mostarle el cariño a la Princesa de Asturias, y la ha dicho que "no estarás sola en tu camino. En tu familia encontrarás el necesario apoyo más personal; y el conjunto de los españoles –a los que te debes− sabrá reconocer tu entrega y dedicación con su aliento y afecto". Antes de terminar, también ha querido recordarle que " es su debr conocer cada día más nuestra historia, y valorar la diversidad y riqueza cultural y natural de nuestro país sin duda os ayudará en ese empeño.

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Una modalidad de Monarquía constitucional. La Constitución Española proclama que "la forma política del Estado Español es la Monarquía parlamentaria". La fórmula, infrecuente en el constitucionalismo comparado, es impecable desde el punto de vista del Derecho Constitucional.

"Monarquía Parlamentaria" expresa que el Parlamento constituye el centro del sistema político, ya que "las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado". Afirmación que enlaza con esta aseveración: "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado".

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La mano al corazón del rey y la princesa

La princesa Leonor siguió el discurso de Francina Armengol con las manos juntas, muy seria, aunque sonrió cuando la presidenta del Congreso citó palabras de la propia heredera.

Cuando terminó de jurar, diputados y senadores iniciaron un aplauso muy sonoro, que se extendió durante cuatro minutos.

Fueron sobre todo los diputados del Partido Popular, secundados por los de Vox, quienes mantuvieron la ovación, que también arrancó aplausos de las tribunas de invitados. Por ejemplo, José María Aznar, que no reaccionó al discurso de Armengol, sí aplaudió cuando juró Leonor.

Entre los ministros, fueron especialmente efusivos en sus aplausos la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el de Cultura, Miquel Iceta, que lucía una amplia sonrisa.

Por contra, Joan Subirats (Universidades), dejó de aplaudir pronto, aunque se reenganchó al rato. Yolanda Díaz también dejó de batir palmas pronto. La portavoz parlamentaria de Sumar, Marta Lois, apenas aplaudió al terminar.

La ovación, como ha ocurrido en otros actos con el rey ante las Cortes Generales, podía interpretarse como un gesto de apoyo de los grandes partidos, PP y PSOE, además de Vox, no sólo a la princesa Leonor, sino también al rey Felipe y por extensión, a la Corona y a todo el sistema constitucional en España.

Ante la extensión de los aplausos, don Felipe sonrió y en un momento se llevó la mano derecha al corazón. Leonor, tras una mirada de su padre, imitó el gesto, para agradecer la ovación.

En estas ovaciones se corearon varios “vivas” al rey y a la princesa. Los primeros los dio Francina Armengol, que terminó la jura de Leonor dando vivas a la Constitución, al rey y a España. Lo hizo con menos ímpetu que, por ejemplo, Jesús Posada en la proclamación de Felipe VI como rey en 2014. Incluso Gregorio Peces-Barba, referencia citada varias veces por Armengol, lanzó unos “vivas” mucho más enérgicos en 1986, en la jura del príncipe Felipe.

Traje de chaqueta claro

En los meses previos, mucho se había hablado de cómo vestiría la princesa de Asturias en este acto. Se volvió a debatir si debía aparecer ante las Cortes Generales vestida con uniforme de cadete de la Academia General Militar.

Se recordó el precedente del entonces príncipe Felipe, de quien se dice que juró en chaqué por decisión de Gregorio Peces-Barba, presidente del Congreso, que quería “civilizar” la ceremonia y no quería al heredero de uniforme militar.

Finalmente, la princesa de Asturias visitó un traje de chaqueta y pantalón muy claro, casi blanco, sobre el que llevaba prendida la insignia del Toisón de Oro.

Hubo a quien le trajo recuerdos del traje que lució Letizia Ortiz Rocasolano en el Palacio de la Zarzuela el día que don Felipe sorprendió a toda España al anunciar su compromiso de boda con quien hasta entonces era presentadora del Telediario de La 1. Por cierto, que este 1 de noviembre se cumplen 20 años de ese anuncio.

Desaparecieron los socialistas

Terminada la ceremonia en el hemiciclo, la Familia Real saludó a los parlamentarios e invitados. Además, Leonor y el rey firmaron en el libro de honor del Congreso, y la princesa recibió las medallas del Congreso de los Diputados y del Senado.

El broche fue un pequeño desfile militar, con representación del Ejército del Aire, la Armada, el Ejército del Aire y la Guardia Civil.

Los reyes y sus hijas se marcharon al Palacio Real, junto al Gobierno y a otras autoridades, para celebrar allí la entrega del Collar de la Orden de Carlos III.

Quedaron en la Carrera de San Jerónimo cientos de parlamentarios y otros muchos invitados, que permanecieron un buen rato.

Llamó la atención que desaparecieran muy pronto los diputados y senadores socialistas. Los parlamentarios del PSOE están bajo los focos por las negociaciones para investir a Pedro Sánchez, y con la amnistía para Puigdemont como tema que lo opaca casi todo.

Sí se quedaron allí, a esperar los autobuses que les conducirían al Palacio Real, los presidentes autonómicos socialistas, Emiliano García-Page y Adrián Barbón. Mariano Rajoy estuvo charlando un rato con el presidente asturiano.

Rajoy y Feijóo, de foto en foto

Ante la espantada de los socialistas, prácticamente se convirtió en un acto del PP. Grupos de diputados y senadores comenzaron una sucesión de fotos ante la Puerta de los Leones. Los más reclamados fueron Alberto Núñez Feijóo y, sobre todo, Mariano Rajoy, quien prácticamente no podía dar un paso sin que le pidieran una foto. Menos éxito tuvo José María Aznar.

Llamó la atención sobre todo la foto del grupo de “gallegos”. Los diputados y senadores del PP por Galicia se unieron con Rajoy, Feijóo y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, para fotografiarse.

También de gallegos charlaron la diputada del Partido Popular Ana Vázquez y el Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), general de ejército Amador Enseñat. El JEME nació el La Coruña, y la diputada por Orense y él comentaron que también el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro, es gallego, de Mugardos, en la ría de Ferrol.

Vázquez le presentó al JEME a otra gallega: Mar Sánchez Sierra, quien fue la responsable de la relación con los medios en la Xunta de Galicia y dio el salto a Madrid con Feijóo.

Abascal, con los presidentes aliados de Vox

En los corrillos que se formaron ante la Puerta de los Leones se dejó ver Santiago Abascal. Curiosamente, charló con varios de los presidentes autonómicos del PP que gobiernan gracias a los votos de Vox.

Habló en un tono muy amistoso con María Guardiola, presidenta de la Junta de Extremadura, y con Alfonso Fernández, de Castilla y León. Incluso charló con Marga Prohens, presidenta de Baleares, quien acaba de ver cómo Vox le retira su apoyo apenas unos meses después de haber pactado.