ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Quien critique o esté en contra del amado líder es un facha, y por lo tanto apartado de su cargo

 Todas las voces critica contra la razón serán acalladas, por los habitantes de las alcantarillas de PSOE, la disciplina de voto se exige mas que nunca, ¿o te callas y pierdes el sueldo? La "pela" manda sobre la convicciones. Diputados/as en el Congreso están preocupados, menos los ministros, porque llegará el día de la investidura done tienen que comulgar con piedras de molino o con tanques de piedra.

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Llamadas del mando a segundos niveles para que no se rompa el guión: «Quien critica está con la derecha». Junts dice que hay mediador

El líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro SánchezOLIVIER MATTHYSEFE

Alcaldes y dirigentes provinciales del PSOE están recibiendo llamadas del alto mando del partido (¿será Bolaño? en Madrid para que cierren filas y no se salgan del argumentario oficial en estos días delicados en los que se va a conocer el texto de la ley de amnistía y el alcance del pacto político que han firmado con el independentismo catalán y el nacionalismo vasco para avanzar en el «reconocimiento nacional» de Cataluña y Euskadi. (Si se critica abiertamente al amado líder -Sánchez- tiene contado sus días en el cargo que ocupar. Todos los dirigentes socialistas están enchufados con buenos sueldos).

Luces rojas ante la «sensibilidad» del momento, y a pesar de que Pedro Sánchez ya ha utilizado al Comité Federal para blindarse y espera sacar el mismo provecho de la consulta a la militancia. Los toques de atención dejan fuera a Castilla-La Mancha, feudo de Emiliano García Page y donde Ferraz sabe que tiene mucho menos margen de injerencia (no es diputado y no vota). Pero en los demás territorios sí se están produciendo movimientos para mantener el marco actual de prietas las filas.

Los barones regionales son la primera correa de transmisión, pero las presiones están llegando a los segundos niveles orgánicos.

La tarde de ayer fue larga en la mesa de negociación de la investidura por las dificultades para reconocer a todas las partes sus exigencias en el plano de lo que entienden como Nación catalana y vasca, y también, en el caso catalán, en lo que toca a la alusión a la necesidad de «resolver el conflicto político catalán por vías democráticas», el eufemismo que esconde la consulta o referéndum en Cataluña.

Pero ya sin marcha atrás en la negociación, la obsesión de Moncloa es que no haya fugas internas que rompan el supuesto estado de aislamiento en el que se mantiene Page a la hora de defender en público su «no» a la amnistía.

El alcalde socialista de Ágreda, Jesús Manuel Alonso, que también es diputado provincial, anunció ayer que votará en contra del acuerdo de investidura de su partido con Sumar en la consulta del PSOE, y pidió, asimismo, que se vuelvan a convocar elecciones para que los españoles decidan sobre la amnistía a los condenados por el referéndum ilegal de Cataluña.

Para Moncloa vienen días complicados en cuanto al desgaste, en términos de opinión pública y de electorado, que acompaña a los pactos con Junts, ERC, PNV y Bildu. Y no puede haber fallos entre los propios, a los que intentan mantener en el redil con la presión del argumentario que dice que todo lo que sea salirse del guion oficial es convertirse en un apoyo a un gobierno del PP con la ultraderecha. La alternativa al acuerdo con Puigdemont no es un gobierno del PP con Vox, que ya se ha visto que no tienen escaños suficientes para superar la votación de la investidura de Alberto Núñez Feijóo, sino la convocatoria de elecciones.

Según se haga público el contenido de los acuerdos, Moncloa tendrá que lidiar con la oposición del Poder Judicial, a la que tratará de poner sordina con el mismo argumento con el que presiona a los suyos, el de que es una Justicia controlada por la derecha. Y también del poder autonómico, controlado por el PP, y que se levantará contras las nuevas cesiones concedidas al independentismo catalán y al nacionalismo vasco en clave de equilibrio territorial. No solo la investidura, sino que la legislatura en sí misma, si sale adelante, vendrá determinada por los planteamientos procedentes de Cataluña y Euskadi, donde se disputan pugnas extremas: la competencia entre ERC y Junts, y entre PNV y Bildu condicionarán la relación de estos partidos con el PSOE, cuando, además, hay por delante las citas electorales del País Vasco (podrían adelantarse a marzo) y de Cataluña (principios de 2025).

Vicente Poveda, pintor de Petrel, y el Principe de Viana de 1887

 

           ("Muerte del Príncipe de Viana", 1887, Museo del Prado,  por Vicente Poveda y Juan)

 

Ramón Palmeral

ALICANTE.- 2-11-2023. Año Sorolla. Traemos al recuerdo de los aficionados a la pintura de nuestra "terreta", a un gran pintor, hoy prácticamente olvidado como es Vicente Poveda y Juan, pintor actualmente en el olvido,  nació en alicantino pueblo de Petrel del Valle del Vinalopó en 20-02-1857, y falleció en 1935, mientras residía en Plaza Navona de Roma. Me detengo en esta famosa plaza donde estuve con mi mujer hace varios años.  Es un privilegio morirse aquí mirando la Fontana de los Cuatro Ríos, de Lorenzo Bernini (1651), pienso que esta plaza  fue un estadio romano, es uno de los espacios urbanos más destacados de toda Italia, que reúne esculturas, fuentes y edificios de gran valor artístico y lugar turístico. La plaza se levanta sobre el que fue el Stadium de Domicino construido en siglo. I d.C. El elemento más destacado de la plaza son las tres grandes fuentes, pero la más importante es como he comentado la de Bernini los cuatro ríos son: Nilo, Ganges, Danubio y Río de la Plata),  data de época barroca.

 Es Poveda  autor de un mastodóntico cuadro: "Muerte del Príncipe de Viana", título elheredero Reino de Navarra que, hoy recae en la Infanta Leonor de Borbón). Firmado Roma 1887. Óleo sobre lienzo. 2,98 x 4,97 m., obra le valió a Vicente Poveda la tercera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, razón por la cual fue adquirida por el Museo del Prado por la cantidad de dos mil pesetas.
En 1888, siendo director del Prado Federico Madrazo, la obra pasa a Granada para ser depositada en la Academia de Bellas Artes de la ciudad pero, por razones desconocidas, este depósito no se hizo efectivo y la obra quedó en el Museo de Bellas Artes de Granada hasta que, en 1981, se deposita definitivamente en la Universidad de Granada, pasando a ocupar el testero principal el Salón de Rectores del Hospital Real.

Se formó Poveda  en la madrileña Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sus obras estuvieron muy influidas por las pinturas de autores como Federico Madrazo, Fortuny y Joaquín Sorolla.  Destacó como pintor a la acuarela, de temas de género, costumbristas, paisajes y escenas galantes dieciochescas, aunque también cuenta en su producción con retratos de gran mérito. De cuadros coloristas, atractivos, desenfadados. 

Según Rico Navarro (1998), Vicente Poveda nació el 20 de febrero de 1857 en el número 6 de la calle Mayor de Petrel (Alicante) y fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé. En 1878, gracias a una beca de la Diputación Provincial de Alicante, estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Durante su estancia en Madrid, Poveda se convirtió en socio fundador del Círculo de Bellas Artes y socio de mérito del Ateneo matritense, como señala Payá Poveda (2018). Posteriormente, obtuvo una pensión que lo llevó a residir en Roma a partir de 1882, donde estableció su estudio en vía Marguta 35, compartiendo residencia y taller con otros artistas prominentes como Vicente March, Pedro Serrano y otros.

En 1885, al finalizar su pensión, decidió establecerse permanentemente en Roma, donde contrajo matrimonio con Carolina Gina Bravesca en 1895, con Francisco Pradilla y Alejo Vera como testigos. A pesar de su matrimonio, la pareja no tuvo descendencia. Poveda falleció en 1935 mientras vivía en Plaza Navona 93. Según Payá y Payá (2016), la vivienda de Poveda, ahora parte de los espacios del Instituto Cervantes, era propiedad de la fundación pública española "Obra Pía Establecimientos españoles en Roma", institución propietaria de un extenso patrimonio urbano en la capital italiana, así como de varios centros religiosos y culturales. Durante su vida, Poveda pintó un retrato de Pío XI y un cuadro conmemorativo de la visita de Alfonso XIII a la Iglesia nacional española de Montserrat y Santiago en noviembre de 1923, aunque estas obras no han sido publicadas. Se sabe por Navarro y Payá que Poveda fue miembro de la Junta de esta Obra Pía al menos desde 1927 hasta su fallecimiento en agosto de 1935.

Comentario sobre la obra de Poveda:

Según  el crítico alcoyano Adrián Espí Valdés en su libro "Pintura Alicantina," las obras de Poveda, como se caracterizan por una enorme exquisitez, técnica depurada y colores brillantes. Espí Valdés elogia particularmente la obra "Paisaje de una terraza en Roma," destacando la pincelada atrevida y la representación vívida de figuras y paisajes. En cuanto a su obra "Valle de lágrimas," Valdés la describe como una representación sombría y triste de la vida, subrayando el uso de colores grises y verdosos para resaltar el aspecto lúgubre de la escena. Las nubes amenazantes y los cipreses ensombrecidos contribuyen a la atmósfera general de melancolía y despedida.

 

 


 

                                                             Ramón Palmeral

                                                        Pintor y escritor (Alicante)


miércoles, 1 de noviembre de 2023

Jerónimo de Espinosa, un pintor alicantino del S. XVII

 


Jerónimo de Espinosa, un pintor alicantino del S. XVII

 

Ramón Palmeral /

Pintor y escritor con más de 50 libros publicados

Muchas veces he oído comentar o mejor decir, quejarnos, a los pintores alicantinos de no tener en nuestra terreta figuras como Velázquez, El Greco, Sorolla o Dalí o un Picasso representativos en Alicante. Ello se debe a nuestro desconocimiento  de nuestros  pintores, por una  dejadez en visitar museos como el GRAVINA,  IVAM de Valencia o el Museo de Arte Sacro de Orihuela, quizás sea una falta de promoción o de interés porque lo tiempos cambian. Tenemos dos pintores antiguos barrocos alicantinos como Nicolás Borrás  y Jerónimo de Espinosa, ambos nacidos en Cocentaina (Alicante) en los siglos XVI y XVII, respectivamente, con obras en el Museo del Prado.

Nicolás Borrás Falcó nació en  Cocentaina, en, 1530 , falleció en Cotalba, Valencia, en 1610,  Pintor español formado con Juan de Juanes, cuyo estilo imitó, fue ordenado sacerdote y abrazó la vida monástica sin dejar la pintura, tal y como atestigua su extensa producción para iglesias y conventos de la región valenciana. Borrás prolonga en cierta manera el de su maestro en el reino de Valencia ya entrado el siglo XVII, con composiciones severas y estáticas, de colores predominantemente fríos, De entre la obra destaca un “Retablo de las ánimas” para la de basílica de Santa María de Alicante. Se le atribuye la tabla que representa a San Esteban ordenado de diácono del retablo de este santo conservado en el Museo Nacional del Prado (Madrid).

 No obstante,  voy  a dedicar  un apunte a una obra que me ha llamado la atención “La vendedora de verduras” o “La dos moscas”(Museo del Prado) de Jerónimo de Espinosa. Es una obra excepcional en la producción del pintor, aunque su habilidad en el tratamiento de los objetos de bodegón se pone de manifiesto también en algunas de sus escenas religiosas. Adquirido por el Museo del Prado en 2008, solo la aparición de la firma «Hierº Jacintº de Espinosa f.» hizo posible su atribución al pintor, del que no se conocía ninguna otra obra de género costumbrista ni referencias documentales que indicasen su dedicación a ese género. ​La verdulera esta cobrando a un joven en maravedíes de cobre, porque lo reales de vellón era una aleación de plata y otros metales. El oro joven que mira al pintor con descaro está mordisqueando un melón.

Jerónimo Jacinto de Espinosa nació en Cocentaina (Alicante)  en 1600. Era Cocentaina una próspera y rica localidad hasta su decadencia a partir de 1609 con la expulsión de los moriscos en tiempos de Felipe III, muchos de ellos salieron por los puertos de Valencia y Santa Pola. Tenía entonces unos 1.000 moriscos y unos 2.000 cristianos Y dejaron de cultivar  productos de la huerta por desconocer el sistema de riego, con azures y acequias, dejaron los frutales y la morera de la seda muy estimada en la comarca de la Marina Alta como Polop  por su calidad y coloridos. Posteriormente se recuperó la prosperidad gracias  al as gestiones del duque  de Medinaceli.

 Jerónimo se formó en Colegio de Pintores junto con su hermano Antonio Luis, donde, a partir de la muerte de Francisco Ribalta en Valencia en1628, se convirtió en el pintor de mayor prestigio de la ciudad y cabeza indiscutible de la escuela valenciana. Competía como José Ribera “El Españoleto” nacido en Játiva en 1591.

Jerónimo fue un trabajador concienzudo, han llegado de él algunos dibujos que permiten hacerse una idea de su sistema de trabajo, con estudios hechos del natural en los que se apoya el realismo de su pintura.​ La preparación de sus lienzos, a base de una capa de cola y otra de aceite de linaza le facilitaba el trabajo rápido. Sobre la base, de tono cálido y brillante, restregaba el pincel a la manera veneciana, con veladuras y pasta fluida. El resultado, la brillantez del color elogiada por sus contemporáneos, ha tenido también como consecuencia la ruina de muchos de sus cuadros, al adherirse deficiéntemente el color a la tela por la dureza de la preparación.

Son pintores alicantinos olvidados hoy día que dormitan en los museos del Barroco y que  deben ser, al menos recordados.

Notas

Ramón Palmeral ha colaborado con el Diaria Información y Alicante Plaza en temas de pintura 



 

Sorolla en Jávea (Alicante). pinto unas 136 pintura

 

El xiquet de Jávea, modelo Sorolla 

Pascual Rosser Limiñaña /Alicante Plaza

13/03/2023 - 

Buscando campos de viñedos, llegó a Jávea. Le hablaron de su tierra, rica y fructífera. Grandes extensiones de campo con el que inspirarse y llenar sus lienzos de dibujos y de colores. Tenía el encargo de Rafael Errázuriz, diplomático chileno, de hacer unos paneles donde reprodujera todo lo que tiene que ver con la plantación y recogida de la uva. Y pintó agricultores, grandes cuadros donde reproducía su duro trabajo y en donde la uva es la protagonista.

Pero lo que a Joaquín Sorolla más le llamó la atención no fueron sus campos, sino el mar de Jávea, su costa rocosa y escarpada. Sus pequeñas calas donde las olas acarician la orilla. El color de la tierra en contraste con el Mediterráneo. Sus aguas cristalinas. Y la luz, luminosa y clara. Le embrujó tanto que volvió en diversas ocasiones. Ya verá, ahora le cuento.

Sorolla llegó agotado a Jávea desde Dénia a lomos de un burro. Era un 6 de octubre (de 1896). Pero conforme se iba acercando a esta localidad le iba cambiando la cara. Le impresionó el paisaje. Su esfuerzo, su cansancio, habían merecido la pena.

Unos días después, mandó un telegrama a Clotilde, su mujer, con la excitación de su descubrimiento. “Jávea sublime, inmensa, lo mejor que conozco para pintar. Supera todo. Estaré algunos días. Si estuvieras tú, estaríamos dos meses”.

Sorolla estaba habituado a las playas llanas y arenosas de Valencia donde pintó a pescadores con sus barcas, a mujeres y niños paseando por la orilla, … Pero en Jávea descubrió otra naturaleza más escarpada con enormes acantilados maltratados por el viento y playas rocosas donde los pinos se bañan en el mar … Su belleza le llamó la atención. En Jávea y en sus alrededores descubrió su luz reflejada en el mar, en las rocas, … En el paisaje. Le impactó mucho y esto lo reprodujo en sus cuadros.

Para pasar esos días alquiló una casita, antes de pescadores, en la Caleta. A su mujer le escribió que “aquí vivo solo, con un criado que me proporcionó un señor del pueblo. La casa es pequeña pero muy bonita, es solo para mí, la he alquilado para estos días que necesite hacer mis estudios”.

Fue agasajado en el Ayuntamiento y le acompañaron a visitar el pueblo y sus alrededores. “Estoy muy obsequiado – escribió Sorolla – parece que esté entre gente que me conozca de tiempo, ayer no me dejaron hacer nada, pero acompañado de la plana mayor visitamos todo el pueblo, tiene una iglesia gótica completa”. Disfruta del paisaje, no oculta sus emociones. “¡Qué maravilla de país este!, no salgo de mi asombro, es preciso volver y pasar dos meses de trabajar firme pues hay cosas magníficas que hacer”, escribió a su mujer.

En un momento de descanso, sólo, sentado sobre una silla de enea, con su lienzo, su paleta y sus pinceles, Sorolla dibujó la escena que tenía delante desde el interior de una casa. Frente a su puerta, abierta, un muelle, el mar y el Cabo de San Martín al fondo. En el marco de la puerta, se apoya un niño tímido que le observa, le sonríe y se queda mirando. Pintó este instante, a contraluz, una escena que casi es un retrato fotográfico. Es lo que queda representado en El Xiquet de Jávea, uno de sus primeros cuadros pintados en esta localidad.

Hizo diversos viajes a Jávea. Del 6 al 14 de octubre de 1896, pintando cinco pinturas de paisajes y dibujos para sus paneles. Del 4 al 21 de junio de 1898, 11 cuadros de paisajes de Jávea a pesar de tener una climatología adversa y molestias estomacales. Del 5 de agosto al 18 de octubre de 1900 Sorolla acude a Jávea con su mujer y sus tres hijos pintando cuadros relacionados con la uva y con la pasa, imágenes de pescadores y – de nuevo – el paisaje de Jávea. En este periodo pintó 35 obras. Del 10 de julio a mediados del mes de septiembre de 1905 Sorolla visita Jávea otra vez con su familia. Sigue pintando paisajes, pero sobre todo a nadadores mostrando transparencias, refracción del agua y reflejos con colores cálidos. Hizo 82 pinturas, nada menos. Entonces preparaba su exposición de París donde se le consideró un excelente pintor y tuvo un reconocimiento internacional. Sorolla volvió a Jávea el 13 de enero de 1919 para observar de nuevo su maravilloso entorno, sus tierras y su costa. Casi como una despedida.

En total hizo unas 136 pinturas y más de 200 dibujos en Jávea y sus alrededores. En concreto, en el puerto, la caleta del Racó, el cabo de San Antonio, la cala Tangó, al Grava, el Montañar, el Arenal o el Portichol.

Este es el año Sorolla (1863-1923). Conmemoramos cien años desde su fallecimiento. “Joaquín Sorolla es conocido como el pintor de la luz y del mar”, escribe la historiadora de arte Carmen Grau. Y sigue manifestando que “las personas que aparecen en sus cuadros están siempre bañadas por una luz muy intensa y brillante. Predominan colores como el azul, el lila, el rosa, el naranja o el verde, pero, sobre todo, el blanco. Su pincelada es larga, rápida y enérgica. Esto es así porque Sorolla quería captar el instante que pintaba igual que si hiciese una fotografía”.

El Museo de Bellas Artes Gravina en Alicante está haciendo una exposición monográfica sobre el arte de Joaquín Sorolla con el título de Sorolla y la pintura de su tiempo. Diálogos y contrastes, que durará hasta el 25 de junio de este año. No se la pierda. Y en toda España se están haciendo exposiciones, conferencias, publicaciones de libros, etc, para reconocer su talento.

Sorolla en Denia, Jávea y Alicante. Club de regatas de Alicante

 

Lazos de amistad con intelectuales y artistas alicantinos

El estrecho vínculo de Sorolla con la provincia de Alicante

1/11/2023 - 

ALICANTE. En este Año Sorolla, está pasando desapercibida, sobre todo en medios nacionales, la relación que mantuvo Joaquín Sorolla con la provincia de Alicante. Recordemos que se desplazó hasta en seis ocasiones y que visitó una docena de sus poblaciones, permaneciendo casi nueve meses en total, lapso de tiempo en que ejecutó centenares de obras, muchas de ellas consideradas como las más relevantes de su legado. Y tampoco debemos olvidar sus lazos de amistad con intelectuales y artistas alicantinos.

Esto será, pues, lo que abordaremos aun sucintamente en las líneas que siguen basándonos, principalmente, en los escritos de los historiadores David Gutiérrez Pulido y el alicantino Joaquín Santo Matas, fallecido hace ahora un año, cuya aportación cultural sobrepasa ampliamente el ámbito histórico de su especialidad.

Del vino a un paisaje sublime

A finales de 1895, Sorolla recibió el encargo de pintar una serie de paneles sobre el proceso de la obtención del vino. Buscando escenarios que lo inspirasen —era un pintor naturalista y la invención no cabía en su mente—, diversas personas le aconsejaron que se desplazara al litoral norte de nuestra provincia. Aceptó la sugerencia y el mes de octubre del año siguiente cogió sus bártulos y se dirigió a la Marina Alta. Pasó un día en Dénia, pero no encontró viñedos con gente recolectando uva, que era el primer paso de dicho tema pictórico; aunque descubrió, de forma casual, el rico universo de la producción de la pasa del que tomó nota. Y no sería de extrañar que algún lugareño instruido le informara de que, precisamente, esa uva seca alicantina la menciona Daniel Defoe en su Robinson Crusoe.

Prosiguió su camino y pisó Xàbia donde sí halló el tema que buscaba, además de ver que allí también se desarrollaba la industria de la pasa. Pero el mismo día de su llegada se topó con algo que cambió su horizonte creativo: su paisaje. Enseguida telegrafió a su esposa Clotilde (hecho inusual pues solía escribirle cartas): “Jávea sublime, inmensa, lo mejor que conozco para pintar. Supera a todo. Estaré algunos días”. En este primer viaje, en el que estuvo una semana, recorrió su extenso término y pintó sus primeros óleos. Además, hizo un hueco para saludar a unos viejos amigos que vivían en Jesús Pobre y donde, probablemente, también pudo contemplar el mundo de la pasa, común a toda la comarca

Un par de años más tarde efectuó un segundo viaje a Xàbia que se prolongó el doble de días; y otros dos más a principios del S. XX, acompañado por su familia, permaneciendo en cada uno dos meses y medio. Durante sus estancias en tierras xabieras ejecutó 134 óleos y más de 200 dibujos en los que plasmó la más diversa temática: la elaboración del vino y de la pasa, parajes costeros y rústicos, escenas costumbristas… En ese tiempo siguió haciendo excursiones por localidades cercanas como Moraira, donde pintó dos óleos. No volvería a la comarca hasta 1919.

Su discípulo preferido: Emilio Varela

Sorolla guardaba amistad con diversas personalidades de la sociedad alicantina; y, según apuntan algunas fuentes, Rafael Altamira, Vicente Bañuls y Heliodoro Guillén, conocedores de la calidad de Emilio Varela, lo recomendaron a Sorolla para que se formara en su estudio. Este lo admite y en 1905 parte para MadridVarela llegó a ser su alumno predilecto e, incluso, llegó a llamarle cariñosamente Varelita

Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906 con un cuadro que recibió una Mención Honorífica, distinción de gran valor y más para un desconocido pintor de provincias de tan solo 19 años. Desgraciadamente, Varela tuvo que regresar a Alicante al año siguiente por razones económicas y no volvió a coincidir con su maestro hasta una década después.

El Palmeral esquivo 

Entrado el S. XX, The Hispanic Society le encargó a Sorolla catorce enormes paneles con motivos españoles para exponer en su sede neoyorkina, y uno de los que eligió fue El Palmeral de Elche. Así que a finales de septiembre de 1918 marchó en tren a Alicante, junto con su hijo, donde se reencontró con Guillén y Varela que lo acompañaron a Elche para ver el Palmeral y tomar apuntes. “Elche es muy interesante para la obra por lo original, no parece Europa, es algo raro tantos miles de palmeras”, escribió a su esposa. Pero la circunstancia de ver dátiles sin madurar y la terrible epidemia de gripe que azotaba la ciudad lo retraerían de esa localización muy a su pesar. Curiosamente, en el trayecto se fijó en un palmeral que había a la salida de Alicante que le hizo pensar que podría ser una alternativa.

Finalmente, a mediados de octubre, obsesionados por contagiarse, los Sorolla volvieron a Madrid. Regresó un mes después, esta vez en compañía del pintor Alfredo Carreras; y, mientras decide qué hacer, se entrega a la dolce far niente: paseos por la Explanada y el puerto, acude al Teatro Principal, al cine y a los balnearios del Postiguet... "Esta vida tranquila no es mala, pero hay que acostumbrarse a ella, ¡quizás es la mejor del mundo!", manifestó en ese ínterin. Pero ese solaz termina cuando su amigo Juan Soler le ofreció pintar en su finca a las afueras de Alicante, que también albergaba un palmeral, precisamente el que había visto. Aunque de menores dimensiones que el de Elche, aceptó entusiasmado pues le servía para su obra. 

Enseguida se puso en marcha y con la ayuda de Carreras y Varela prepararon su estudio al aire libre. Fijaron el enorme lienzo en el terreno y dispusieron el tinglado para trabajar en las partes más altas. Mandó construir un horno igual a uno que había visto en Elche, solicitó que localizasen a modelos (que percibirían su correspondiente remuneración) y encargó que le hicieran un reportaje fotográfico del palmeral ilicitano. Es decir, aunque la pintura se realizó en Alicante, se basó en las estampas de Elche.

En una entrevista que concedió a un diario en diciembre le preguntaron “¿Cuánto tiempo espera usted permanecer aún en Alicante?”, a lo que respondió “Todo el mes, pero el clima este es tan agradable que estaría aquí toda mi vida”. Los Guillén, que solían invitarlo a su casa, un día le prepararon un arroz con costra que le impresionó: "¡Un plato alicantino riquísimo!".

Con el fin de no paralizar la obra, pasó las Navidades en Alicante. El día de Nochebuena compró en la feria cascaruja y juguetes para su nieto, jugó al billar en el casino, cenó en casa de los Guillén y luego acudieron a la Misa del Gallo en San Nicolás". Visitó a finales de año a Óscar Esplá en su finca de Santa Faz en compañía de Carreras y Varela. Esplá comentó que durante el encuentro Sorolla afirmó lo siguiente sobre Varela: “Este chico ve el color mejor que yo, será un pintor extraordinario”. Unos días después, Sorolla realizó otra escapada a Busot. 

Finalmente, el 9 de enero de 1919 terminó el Palmeral, y hasta que se secara decidió seguir conociendo la provincia. Visitó Benidorm, Calpe, Gata y, de nuevo, Dénia y Xàbia; y unos días después Orihuela donde admiró su rico patrimonio artístico, incluyendo sus Salzillos. Entre ambos viajes, se le rindió un homenaje en el Club de Regatas con un banquete a base de ostras, salmón, solomillo y otros manjares regados con Riojas, Biscuit glacé y Tortada de Elche acompañados de Moët & Chandon, y todo ello amenizado por un sexteto.

Ya seco el lienzo, lo facturó en tren y el día 19 regresó a Madrid. Joaquín Sorolla no volvería más a tierras alicantinas. Falleció cuatro años después. 

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Rafael Andarías Estevan en médico en Xábia, escritor y novelista autor Reina Victoria Hotel, Ediciones Atlantis.

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Artículo tomado por Ramón Palmeral de Alicante Plaza, autor a artículos sobre "Sorolla en Elche y Alicante" en Información