ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 7 de diciembre de 2023

El cabo Luis Noval Ferrao, muerto en Marruecos y Laureado a los 21 años. Cuadro de Muñoz Degrain



VALÈNCIA. 7/12/2023 -  El tesoro ‘escondido’ de Antonio Muñoz Degrain comienza la cuenta atrás para ver la luz de nuevo. El Museu de Belles Arts de València, a través de la Dirección General de Cultura y Patrimonio, ha encargado la restauración de la obra El cabo noval por 26.620 euros (con impuestos) a Maria Salut Diez Reyes, un proceso que se llevará a cabo en un plazo de cinco meses en las propias instalaciones de la pinacoteca debido al tamaño de la obra y a su estado de conservación.

Este proceso devolverá a las salas del museo una pintura que lleva décadas en la sombra. Fue a finales de los años ochenta cuando se puso en marcha la ampliación del museo, momento en el que la obra abandonó las salas de exhibición para ir a un almacén en el que ha permanecido desde entonces. Cabe destacar que el Museu de Belles Arts de València en una de las grandes instituciones depositarias del legado de Muñoz Degrain, junto a la ciudad de Málaga, tras la generosa donación del autor. 

La restauración de esta pieza se lleva a cabo gracias a la colaboración de la pinacoteca valenciana con la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Fue durante la inauguración de la exposición Colección Masaveu. Sorolla, que tuvo lugar el pasado mes de junio, cuando la fundación anunció la donación de mil ejemplares del catálogo al museo valenciano, cuya recaudación se ha destinado a la restauración de la mencionada pintura.

El cabo noval es una de las grandes obras que el valenciano presentó a la Exposición Nacional de 1910. En ella, Muñoz Degrain apuesta por una temática bélica contemporánea, un cuadro que presenta de manera heroica a Luis Noval Terros, conocido como Cabo Noval, quien recibió la Cruz de San Fernando a título póstumo tras la Guerra de Melilla. En este caso, la obra representa al militar en el centro de la composición, herido de muerte y atacado por soldados enemigos. Junto a él, caídos en el suelo, yacen dos cadáveres, mientras que Luis Noval estrangula a otro soldado que ha quedado atrapado en la alambrada.

Si bien todavía está pendiente la presentación de la programación de 2024, está previsto que, tras el centenario de Joaquín Sorolla, el museo se vuelque con la celebración del Año Muñoz Degrain, pues el próximo curso se conmemora el centenario de su fallecimiento. Para ello, tal y como desveló el director de la pinacoteca Pablo González Tornel, se prepara una “gran exposición” en torno a autor de la mano del Museo de Málaga, la otra principal institución española por lo que respecta a fondos del pintor y, por cierto, depositaria del boceto de la pintura que ahora se restaura en València.

Luis Noval Ferrao (Oviedo; 15 de noviembre de 1887-Beni Chikar, Marruecos; 28 de septiembre de 1909), conocido como el cabo Noval, fue un militar español muerto en la guerra de Melilla tras una actuación heroica, convertida en ejemplo de patriotismo.

Historia

Noval ingresó en el Regimiento de Infantería «Príncipe» n.º 3 y fue trasladado a Melilla. Participó en la toma del Zoco el Had de Beni Sicar (Beni Chikar). Fue hecho prisionero por los rifeños, quienes le obligaron a llevarlos a la entrada del campamento español. Los soldados españoles no dispararon al ver venir a Noval, pero él gritó: «Disparad, soldados. Aquí están los moros», para advertir de la trampa, muriendo en la refriega que se produjo entre rifeños y españoles.

Monumento al cabo Noval en la plaza de Oriente de Madrid. Obra de Mariano Benlliure.

La historia de Noval llegó a España convertida en mito del patriotismo y el sacrificio en una campaña militar rechazada por muchos. Sus exequias se celebraron el 19 de abril de 1910 en la catedral de Oviedo y le fue concedida, a título póstumo, la cruz de segunda clase de la Orden Militar de San Fernando. Por doquier se constituyeron comités más o menos espontáneos para rendirle homenaje. Oviedo le dedicó una calle y se levantaron monumentos a su recuerdo en la ciudad de Oviedo, se colocó una placa en su casa natal y se alzó una estatua sobre su tumba, ambas, obra de Víctor Hevia Granda.12​ También otras ciudades españolas le rindieron homenaje, como el monumento erigido en 1912 en la plaza de Oriente de Madrid, obra del escultor Mariano Benlliure, y restaurada en 1982 por el escultor Miguel Ángel López Calleja. Otros proyectos no llegaron a ser realidad, como el del monumento en bronce diseñado por Vicente Navarro y Francisco Mareo y promovido por los universitarios valencianos, que no se materializó al no lograr los fondos necesarios.3​ Por su parte, literatos como Francisco Jiménez Campaña,4​ Julio Sánchez Godínez5​ o León Castillo6​ le dedicaron obras dramáticas.

Para algunos autores, la importancia dada a la historia del cabo Noval fue en gran parte la respuesta dada por los partidarios del africanismo a los acontecimientos de la Semana Trágica, que había tenido en el descontento por la guerra de Marruecos una de sus principales causas.[cita requerida]

El acuartelamiento, sede del Regimiento de Infantería «Príncipe» n.º 3 perteneciente a la Brigada «Galicia» VII, ubicado entre los municipios de Siero y Noreña (Asturias) lleva el nombre de «Cabo Noval». También existe una calle en Melilla con su nombre, en el barrio Isaac Peral, popularmente conocido como «El Tesorillo», así como una avenida en el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda, una calle en las ciudades valencianas de Alcira y Navarrés, y otra en la ciudad de Logroño.

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 Un militar no profesional de solo 21 años de edad, Luis Noval Ferrao, recibió la Laureada de San Fernando de plata póstuma por su acción en el Protectorado de Marruecos en 1909, muerto por los rifeños de la cabila de Beni Chikar 

10 ene 2022 . Actualizado a las 10:30 h.

Un héroe y dos calles que lo recuerdan. Una, la que lleva su nombre: Cabo Noval. Otra, la del pintor que inmortalizó su hazaña: Muñoz Degrain. Así recuerda Oviedo a uno de sus hijos destacados, en este caso un soldado que ganó la cruz Laureada de San Fernando a título póstumo por una acción de guerra en la que resultó muerto. La historia de Luis Noval se recogió en un libro escrito por un sobrino nieto, Marcos Mayorga Noval, y publicado por el Ministerio de Defensa en 2009, como homenaje a la campaña en la que murió el militar cien años antes.  

A principios del siglo pasado, España seguía en conflicto con un Marruecos sumido en la anarquía. Una compañía francesa y otra española explotaban yacimientos de plomo y hierro cercanos a Melilla y se tendían vías férreas para transportar el mineral, con la oposición de los cabileños, que atacaban a los obreros.

En este contexto, la guarnición española establece posiciones defensivas y el ovetense menudo Luis Noval (medía 1,64 y pesaba 58 kilos), nacido en 1887, fue uno de los soldados enviados de refuerzo. Con 21 años cumplidos se había incorporado a filas como militar de reemplazo, no profesional, en el mes de marzo de 1909, en el Regimiento Príncipe número 3. Poco tiempo después es destinado a Melilla. En ese lugar hacía guardia Noval la noche del 27 de septiembre de 1909, defendiendo el reducto del zoco el Had de Beni Sicar.

La leyenda dice que esa noche «se vio rodeado de enemigos que, al precio de la vida, le exigieron que se diera a conocer a los centinelas». En lugar de eso, el cabo gritó a los guardias que dispararan contra él, pues estaba rodeado de enemigos. Y así murió, salvando la vida de sus compañeros. Pero, asegura Mayorga, «Noval ni salió fuera de las alambradas (…), ni cayó prisionero, ni murió abrazado al fusil de un musulmán, etc., todas ellas hipótesis nacidas de la fantasía popular».

En realidad, señala el sobrino nieto de Noval, durante la madrugada del día 28, cuando hacía guardia junto a dos soldados, un grupo de cabileños atacó su posición. El cabo no se quiere retirar, pero al final la presión del enemigo les fuerza a salir. Los soldados consiguieron escapar, mientras que Noval va seguido de cerca por los cabileños, que intentan engañar a la guarnición gritando que son españoles. Pero el cabo asturiano pide a sus compañeros que abran fuego, aún a riesgo de abatirlo a él, como finalmente ocurrió. Había recibido tres impactos de bala de fusil Mauser.

El ayuntamiento no solo le dedicó la calle a Luis Noval (Cabo Noval, junto al Campo San Francisco), sino que también homenajeó al pintor valenciano Antonio Muñoz Degrain que llevó al lienzo la muerte del militar. En el aniversario de su fallecimiento se conmemora al héroe con una ofrenda floral a cargo del Regimiento de Infantería Ligera Príncipe nº 3, en el cuartel de Noreña que lleva su nombre.----------------

Pintor valenciano

 

Muñoz Degrain, Antonio

José Luis Díez

(Valencia, 1840-Málaga, 1924). Pintor español. Por decisión paterna inició en su juventud los estudios de arquitectura, que pronto abandonó por la pintura. Alumno de la Academia valenciana de San Carlos desde los doce años, fue discípulo del pintor Rafael Montesinos, aunque su formación fue esencialmente auto­didacta. Allí sería compañero de Francisco Domingo Marqués, quien le retrataría años más tarde en su estudio. ­Artista de carácter vehemente y exaltado, rasgos que se traducirían literalmente en sus pinturas, participó asiduamente en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes desde 1862 hasta 1915, siendo sus éxitos en estos certámenes los que marcarían decisivamente la trayectoria artística del pintor. En efecto, además de recibir una mención honorífica en 1862 y una tercera medalla en 1864 por su cuadro Vista del valle de la Murta (Alcira), obtuvo sendos segundos premios en 1867, por su Paisaje de El Pardo, al disiparse la niebla, y en 1871 por La oración (ambos en el Prado). Llamado en 1870 para decorar el Teatro Cervantes de Málaga, se estableció en esa capital andaluza, a la que consideró siempre como su ciudad de adopción. Allí casaría y sería nombrado profesor supernumerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en 1879, siendo años después maestro de toda una generación de ­artistas, entre ellos el jovencísimo ­Picasso, quien le mostraría siempre su afecto y respeto. La primera medalla obtenida por Muñoz Degrain en 1881 con el cuadro titulado Otelo y Desdémona (Museu do Chiado, Lisboa), le propició una pensión del Gobierno para hacer por fin el deseado viaje a Roma, visitando entonces varias ciudades de la Toscana y Venecia. Es en Italia donde realiza su gran cuadro Los amantes de Teruel (Prado), obra maestra de toda su producción y una de las piezas capitales de la pintura española de todo el siglo XIX, que el pintor envió desde Roma a la Exposición de Bellas Artes de 1884, en la que obtuvo la primera medalla. A partir de entonces, su creciente prestigio le reporta numerosos honores y recompensas públicas. Caballero de las órdenes de Isabel la Católica, Carlos III y Alfonso XII, recibió la medalla de honor de la Exposición Nacional de 1910 y obtuvo en 1898, a la muerte de Carlos de Haes, la cátedra de Paisaje de la Academia de San Fernando de Madrid, institución de la que será nombrado miembro al año siguiente y director desde 1901, cargo al que renunció en 1912, siendo asimismo presidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Presentó con igual éxito sus cuadros a exposiciones internacionales, como las Universales de Filadelfia (1876), Múnich (1883) y Chicago (1893). Artista de fecundísima producción y desprendida generosidad, en su vejez hizo muy importantes donaciones de obras suyas a los museos de Valencia y Málaga, sus dos ciudades más queridas, así como un espectacular conjunto de cuadros sobre temas del Quijote a la Biblioteca Nacional de Madrid.