
(Foto de Ramón Palmeral)
NOTA TOMADA del blog de la Comisión Cívica de la Recuperación de la Memoria Histórica.
El Monumento a los Caídos de la Vega Baja es, también, otra
obra criticada y polémica por la izquierda en Alicante (no está declarado como BIC). Recuerda la “gesta” de un grupo de 61
falangistas armados de la Vega Baja que acudieron, el 19 de julio de 1936, a
liberar a José Antonio Primo de Rivera, pensando que Alicante se había
sublevado. [José Antonio era fundador de la Falange, que luego fue fusilado el 20 de noviembre del 36 en la Prisión Provincial de Alicante por el comité de Orden Público local que ordenó la ejecución de la sentencia el Tribunal Popular para la mañana del día 20, bajo el mando del gobernador civil republicano Francisco Valdés Casas. Ejecución que no agradó al presidente el gobierno republicano Francisco Largo Caballero, por no contar con su autorización] . El grupo de falangistas estaba, capitaneado por José María Maciá, fue interceptado
por la Guardia de Asalto y la Guardia Civil [según Glicerio Sánchez] en la zona conocida como los Doce Puentes (Barranco de las Ovejas, por San Gabriel).
Los que no murieron en la refriega o huyeron fueron juzgados el el Tribunal Popular, y 52 de ellos fueron
fusilados el 12 de septiembre, dos meses después, sin un juicio justo sin asistencia de abogado, de ese mismo año.
Polémica por al construcción del monumento
En un principio, el
monumento iba a construirse en el lugar exacto de la refriega –el
denominado Puente de Hierro del Barranco de las Ovejas– pero al estar comprados los
terrenos por el Estado para levantar la Fábrica del Aluminio [Inespal] tuvo que
trasladarse a su actual emplazamiento [Aguamarga] en un alcor mirando a al Vega Baja. El cambio de ubicación provocó en
su día no pocos conflictos entre el Ayuntamiento de Alicante y la
Dirección Provincial de FET y de las JONS.
Según la Guía de Arquitectura de la Provincia de Alicante, el Monumento a los Caídos de la Vega Baja
fue proyectado y construido entre 1941 y 1944 por el arquitecto Miguel
López y por el escultor Daniel Bañuls, [autor del monumento de la Plaza de los Luceros] dos referentes de la escultura y
la arquitectura alicantina. El monumento, constituido por un grupo
escultórico de hormigón y piedra arenisca de 8,5 x 13 x 7,80 m., está
integrado por cinco prismas y una escultura alegórica sobre una
estructura a la que se accede mediante dos escalinatas situadas en los
extremos del conjunto. La figura escultórica representa un joven
atlético semidesnudo que sujeta una espada con su mano izquierda,
mientras que con la derecha sustenta a la altura del pecho una figura
alegórica [de un ángel]. Más allá del simbolismo de los cinco prismas que hacen
referencia a las cinco flechas, las formas se reducen a volúmenes
geométricos simples como prismas cuadrangulares. Se juega con la
alternancia de huecos y macizos, siendo la única referencia clásica el
yugo y el haz, que al estilo del escudo de los Reyes Católicos flanquean
la placa con la dedicatoria del monumento.
El conjunto está a caballo entre la arquitectura y la escultura, y se
levantó con el objetivo de conmemorar la “hazaña” de los que
posteriormente se consideraron “héroes rebeldes” contra la República.
Globalmente se concibe como una explanada para reuniones, exaltaciones y
conmemoraciones fascistas. El trabajo de estos dos profesionales
compartía la unidad de criterio por el filtro de la abstracción (5
prismas = 5 flechas falangistas) y la carga simbólica de las
composiciones simétricas. El conjunto se eleva en el lugar donde fueron
abatidos los jóvenes, formando un altar o tribuna, con una plataforma
delante, en la cima de una loma que mira sobra la bahía de Alicante.
Se dice que parte de las piedras utilizadas para esta obra las
empleó, en 1907, Vicente Bañuls, el padre de Daniel, para la
construcción de una obra radicalmente opuesta en su forma y significado,
cual fue el desaparecido Monumento a los Mártires de la Libertad. [Esta afirmación no esta demostrada].
De hecho, Bañuls hijo dijo de su obra aquello de que “Yo
también tuve que claudicar y lo hice con honestidad, pues el Monumento a
los Caídos de la Vega Baja lo hice sin la pretensión política de
ensalzar ideas ajenas a mi concepto de lo que debe ser ARTE. Por eso
elegí una figura heroica, en donde la plástica pura se impusiera a
cualquier dogmatización“. También en este caso, tras años de
abandono y deterioro, en 2009, se procedió a su restauración eliminando
la simbología falangista y dedicando el memorial a todos los caídos.
Comentario critico de CRMH
Tales variopintos avatares ejemplifican una realidad
incontrovertiblemente tozuda: la concomitancia de los valores
artístico/histórico/estéticos con los ideológicos. Esa es la trampa que
debería desmontarse. Una cosa es el valor estético, argumentable
científicamente, y otra el ideológico, que responde a intencionalidades
determinadas y que debe explicarse sin ambages. El valor artístico de la
Cruz de los Caídos –más próxima formalmente a la estética republicana
que a la fascista, por mor del gusto/voluntad del artista– puede
resultar poco discutible, pero ello no resta un ápice de ilegitimidad a
la intencionalidad que motivó su erección: “el inequívoco homenaje a los
caídos por Dios y por España”; y a nadie más. Ese es el nudo gordiano
que, inexcusablemente, debe ser explicado con diáfana claridad.
Proteger es no derribar, como lo es rehabilitar, mejorar, preservar…,
obviamente, en función de las prioridades e intereses de quienes tienen
el legítimo deber de hacerlo y de las disponibilidades presupuestarias
existentes. En nuestra opinión, por encima de esas voluntades y de los
recursos disponibles está el cumplimiento de las leyes, comunitarias,
estatales y autonómicas, de las que regulan el patrimonio, el territorio
y el paisaje o la memoria histórica. Debemos recordar muy especialmente
que la Ley de la Memoria Histórica, en su artículo 15 explicita
inequívocamente que:
Símbolos y monumentos públicos.
- Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus
competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos,
insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de
exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la
Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas
podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas.
- Lo previsto en el apartado anterior no será de aplicación cuando
las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los
enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o
artístico-religiosas protegidas por la ley.
- El Gobierno colaborará con las Comunidades Autónomas y las
Entidades Locales en la elaboración de un catálogo de vestigios
relativos a la Guerra Civil y la Dictadura a los efectos previstos en el
apartado anterior.
- Las Administraciones públicas podrán retirar subvenciones o
ayudas a los propietarios privados que no actúen del modo previsto en el
apartado 1 de este artículo.
En consecuencia, a la vista de la controversia surgida en Alicante
respecto a los dos vestigios referenciados, expresamos nuestra:
PROPUESTA, que no es otra que:
- Los técnicos certifiquen individual y motivadamente que esas obras
que se pretende incluir en el Catálogo poseen incuestionables valores
plásticos y arquitectónicos, protegidos por la ley, que las habilitan
para ello, haciéndolas equiparables a los demás elementos que lo
integran.
- Dada la singularidad de tales obras, deben proveerse los recursos necesarios para asegurar su correcta explicación histórica in situ
y mediante los instrumentos de difusión que se puedan habilitar en el
futuro (finalidad, motivación, autoría, entidad que la financió,
presupuesto, etc.)
- Se evite explícitamente
mixtificar o conculcar la historia mediante el “reciclaje de los
vestigios”, evitando las discordancias entre las nuevas e interesadas
interpretaciones/explicaciones y sus auténticas intencionalidades y
finalidades.
Ni la
Cruz de los Caídos, ni el
Monumento a los Caídos de la Vega Baja
pretendieron o pretenden “recordar a todos los hombres y mujeres que
murieron en defensa de sus ideales”. No fue esa su finalidad original;
bien al contrario su intención fue exaltar el presunto heroísmo de un
grupo de sublevados contra el legítimo gobierno republicano. Así debe
explicarse en los carteles, polípticos y cuantos elementos informativos
se editen y publiciten, integrados o no en los circuitos
histórico-turísticos que pudieran habilitarse en el futuro para
homenajear y dinamizar la imagen de Alicante como “ciudad de la
Memoria”.
Ello sin descartar que se valore la oportunidad de trasladar los
referidos memoriales a lugares de la ciudad más adecuados y/o acordes
con sus propias características y/o su original intencionalidad.
Alicante, julio de 2017.
Tomado del blog de la
Comisión Cívica para la recuperación de la Memoria Histórica (14 de julio de 2017).
Acerca de Comisión Cívica Alicante
La Comisión Cívica de Alicante por la Recuperación de la Memoria
Histórica está compuesta por personas independientes y por los
representantes de partidos, sindicatos y asociaciones entre las que
están: PSPV, EUPV, PCPV, ERPV, CC.OO., UGT, CGT, STEPV, Logia Constante
Alona, AACMH, AERP; PCR, FEIS, AGE, AEMHA,MRP-PV. Y más de cien
artistas plásticos de toda España
............................................Nota apostilla de Nuevo impulso..................
Pienso que el nombre de esta comisión debería ser Comisión Cívica de la Recuperación de la Memoria Histórica de la Izquierda española, y destrucción u olvido de la Memoria franquista o de la derecha. Porque en esta comisión solamente están los partidos de izquierda, ninguno de derechas. Por lo tanto queda coja. Queremos recuperar toda la memoria, y toda la verdad. Las 52 víctimas de la Vega Baja a manos de los republicanos, no figura en ninguna parte, ni en ningún cementerio. Estos 52 ejecutados también tenían familia y tienes descendientes.
Pienso que, no por destruir llega la victoria, la paz y el olvido del franquismo. Destruir no es el camino (dos monumentos de Alicante: Cruz de todos los Caídos en Plaza de Calvo Sotelo, y Monumento de los Caídos de la Vega Baja. Porque un asunto es exaltar o ensalzar (error de la Ley de Memoria Histórica) y otra otra mantener como parte de nuestra Historia). El recuerdo de la Guerra Civil, debe ser un acto de mortificación para no repetir lo mismo, de enseñanza de los que pasó, por errores y rencores.
Estos dos monumentos deben ser mantenidos como se esta haciendo con el
Valle de los Caídos de Cuelgamuros de Madrid, declararlo BIC (
Bien de interés cultural y turístico), sin ensalzamientos como se ha hecho en Polonia y en Alemania con los campos de concentración nazis, que se conservan como testimonjos de un pasado y de unas víctimas. No deben ser mirados como una provocación. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero se equivocó con aprobar la
Ley de Memoria Histórica 52/2007 que ha pasado a llamarse de Memoria Democrática Ley 20/2022.
Si se destruyen los monumentos franquistas, también se destruye la memoria de la represión franquista. Como si no hubiera pasado nada. Lo cual es un error. No se trata de ensalzar sino dejar memoria. Recuperar el campos de concentración de Albatera como testimonio de una represión, por ello también debe estar la otra parte, porque la historia siempre es la misma lo que cambia son los puntos de vista de cómo se miran.
Ramón Fernández Palmeral