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ARTICULOS DE OPINION
Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.
El Gobierno de Marinao Rajoy debe obligar a Puigdemont a retirar la declaración
de independencia, aunque la haya suspendidos a los 8 segundos. La ha suspendido temporalmente. La puede poner en practicfa cuando quiera. Porque no
la ha anulado, la ha suspendido temporalmente como en Eslovenia. Por ello es un maniobra
de engaño en la que también participa la CUP, teatralizando su enfado.
Parecer ser que los diputados independentistas han firmado un documento
interni secreto. ¿Dónde está este docuemenro? No renuncia a la independencia. No cantar victoria, Rajoy debe actuar ya, sin más dilación para aplcia el art 155. ¿A qué espera?. ya tiene todas la prueba.
NO FIARSE DE PUIGDEMONT siempre patará de engañar y prolongar la situación. Los independentistas aférrimos jamás renunciarán a una República catalana. Lo veo de la siguiente manera: es como si Puigdemont exige diálogo con el Estado, ante la amenaza de poner el práctica la república, en suspenso temporalmente. Así es como lo ven en ARA Cat. Unas semana de plazo para dialogar.
Parece ser que los parlamentarios independentistas, incluida la CUP, firmaron un documento interno de declaración de independencia. ¿Dónde está este documentos?
Ayer tarde se tetralizó todo en el Parlamento, ERC tranquilos. CUP, traquilos, como quien parece enfadarse.
La CUP continúa apoyando a la Generalitat.
Puigdemont trasladó a la CUP el mensaje de que la presión internacional
recomendaba evitar la proclamación de la república y ofrecer diálogo a
Madrid antes de declarar la independencia. Los anticapitalistas no sólo
torcieron el gesto. Se veían libres de manifestar su disconformidad con
la propuesta final de Puigdemont pero mantenían la presión sobre el
Govern al hacer firmar una “declaración de los representantes de
Catalunya”. El documento es, ni más ni menos, que la base para
constituir “la república catalana, como Estado de derecho independiente y
soberano, de derecho, democrático y social” y que debe poner en marcha
la ley de desconexión. Se firmó con solemnidad y cara grave por parte de
muchos diputados del PDECat y ERC, aunque el texto es un brindis al sol
mientras no se registre en el Parlament. Eso llegará en el momento en
el que Puigdemont dé por perdida la puerta del diálogo y la mediación
abierta ayer.
ENGALOS, CHANTAJES, DILACIÓN.
la sociedad catalana está dividida.
El futuro de los catalanes está unido al de España
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El president de la Generalitat, JxSí y la CUP firman una declaración por una futura independencia.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont,
su Govern y los diputados de JxSí (incluida la presidenta del
Parlament, Carme Forcadell) y de la CUP han firmado este martes por la
noche en el Parlament una «declaración de los representantes de
Catalunya» con la voluntad de una futura independencia.
Fuentes parlamentarias consultadas explican que se trata de la
declaración que el presidente suspende con el fin de poder dialogar con
el Estado, según ha dicho durante el pleno.
Fuentes del Govern consultadas han explicado que es un documento que
no lleva membrete del Parlament ni de la Generalitat y que quienes lo
firman lo hacen en calidad de «representantes de Catalunya».
El documento prevé una «república catalana como Estado independiente y soberano».
Ha presentado el acto de firma, en el Auditorio del Parlament, el
diputado de JxSí Lluís Llach, y el primero en firmar ha sido el
presidente de la Generalitat.
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Esto es solamante un papel, sin valor alguno. son solo intenciones. ¡Cómo los han engañado!
Cataluña no se merece un presidente de la Generalitatcstalana como Charles Puigdemont, que ha llevado este juego hasta limites esperpénticos, muriendo a lis independentista, haciendo un referéndum ilegal, y declarando un independencia que ha durado un minuto.
Un desafío imposible al Estado de derecho y a la constitución española, que ha dividido a la sociedad catalana,que se ha cargado la credibilidad de los Mossos de Escuadra, que ha provocado que las empresas se hayan ido, quería poner fronteras en un Europa que ha eliminado los muros.
Todos los conselles con la cabeza baja y un Oriol Junqueras que no ha acercado una.
Pero no fiaros, aquí hay trampa. Todos los diputados independentistas estaba conchavados, de acuerdo. Un independentista jamás renuncia a sus ideas, aunque se carguen el país.
Ahora la CUP, le llama traidor, y no esta de acuerdo con la declaración de Puigdemon, y piensa seguir con la desobediencia civil. hasta cuando esta hipocresía.
Se ha vendido a los catalanes independentistas que creyeron en un sueño, y arriesgaron su físico en dos 1 de octubre, y para qué, para nadas.
A puesto en peligro el autogobierno, que seguramente aplicara el arte 155. Hay que desmantelar ANC y Omnium, los ejecutores, financiados por la generalitat y donaciones.
Puidemont esta acabado sera inhabilitado de por vida, e ira a la cárcel por malversación en el referéndum.
La empresas han empezado a cambiar sus sedes y domicilio fiscales, fuera de Cataluña para no estar al alcance de la Hacienda Catalana.
Marino Rajoy ya lo tiene todo para actuar contra Puigdemon, ¿Qué espera? ¿Qué más puebas quiers?
Así sew quedó la gente cuiando Puigdemont no declaró la independencia
Carles Puigdemont ha declarado la independencia pero la ha dejado en
suspenso. El presidente de la Generalitat ha afirmado esta tarde durante
su comparecencia en el Parlament que asume, al presentar los resultados
del referéndum, "el mandato del pueblo para que Cataluña se convierta
en un Estado independiente en forma de república", pero ha propuesto que
en las próximas semanas el Parlament "suspenda el efecto de la
declaración de independencia para emprender un diálogo para llegar a una
solución acordada" con el Gobierno español. Su comparecencia se retrasó
durante una hora debido a las diferencias con sus socios de la CUP. La ANC ha llamado este martes a concentrarse cerca del Parlament para precipitar la secesión
y los Mossos han cerrado el cercano Parque de la Ciudadela "por motivos
de seguridad". Mientras, Catalana Occidente se ha sumado a las numerosas empresas que se han llevado su sede social de Cataluña y la Guardia Civil ha pedido que bloquee e investigue las cuentas de ANC y Òmnium.
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Vaya timo, no se puede suspender una cosa que no ha entrado en vigo, ni ha sido efectiva, y no ha sido aprobada en el Parlamenyo. Payaso y mentiroso. Y ahora quien es el fascista.
La Guardia Civil sitúa a ANC y Òmnium al mismo nivel en el aparato de
movilización independentista que a la Generalitat de Cataluña. A sus
líderes, les considera principales instigadores y mantenedores de las
protestas que el 20 de septiembre trataron supuestamente de impedir que
se ejecutara la orden judicial de actuar contra los preparativos del
referéndum de autodeterminación suspendido por el Tribunal
Constitucional. Sànchez y Cuixart están imputados por sedición junto con el comisario
mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, y la intendente del cuerpo
policial Teresa Laplana. La Guardia Civil ha extendido la supuesta
sedición a los intentos de impedir su actuación el 1 de octubre. Ese
día, según se recoge en vídeos incorporados a la causa, los agentes del
instituto armado vieron cómo, además de ciudadanos congregados ante los
colegios electorales para evitar su cierre, algunos agentes de los
Mossos se les enfrentaron.
La Guardia Civil pretende que se identifique a todos estos agentes,
así como a todos los mandos encargados de dirigir y coordinar el
despliegue de los Mossos para cumplir con la orden judicial de paralizar
el referéndum y ante el que actuaron, según la Guardia Civil, con
notoria pasividad. El instituto armado pide a la juez que requiera todas
las actas y atestados redactados por los Mossos el 1 de octubre y la
información sobre operaciones de seguridad ciudadana y “control de
masas” para evitar el referéndum en aquella jornada.
..........................NUEVO IMPULSO.......................
La experiencia que se tuvo con la financiación de los etarras, es la que se ha de aplica a ANC y Omnium, es evidente que estas organiaciones tiene mucho poder, demasiado e, la opinión de la gente.
Carles
Puigdemont, presidente de la Generalitat, comparecerá esta tarde ante
el Parlament en una sesión crucial para el futuro de Catalunya...
Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat,
comparecerá esta tarde ante el Parlament en una sesión crucial para el
futuro de Catalunya. La clave de dicha sesión, a partir de la valoración
de los datos del 1-O, es la proclamación, o no, de la declaración
unilateral de independencia (DUI). Si Puigdemont la efectúa, ya sea de
aplicación inmediata o aplazada, ya sea sin aditamentos o aderezada con
invitaciones al diálogo o anuncios de elecciones, es más que probable
que el Estado responda con la aplicación del artículo 155 de la
Constitución y la suspensión de facto del autogobierno catalán. En tal
caso, es muy probable que Catalunya entre en una fase de agitación
social, turbulencias de difícil control y potencial desastroso.
Si, por
el contrario, Puigdemont aparca la DUI y prioriza el diálogo y la
recomposición sobre una nueva base de las relaciones con el Estado
–obviamente, con la imprescindible colaboración de este–, conservaríamos
todavía la esperanza de dar con una solución pactada al conflicto. Esta
última es la única opción que nos parece deseable.
Hemos dicho y repetido que las soluciones unilaterales no
conducen a buen puerto. Menos aún en una sociedad dividida y polarizada,
a la que insensatamente se ha privado del 50% de su fuerza. Y que ahora
se enfrenta a un horizonte del que, oídos los llamamientos a la
movilización y la resistencia, no cabe excluir la violencia ni el
conflicto. Tiempo atrás se podía sostener que esto eran sólo negros
augurios. Ahora costaría hallar a alguien, en uno u otro bando, que los
descartara.
La opción independentista no es hegemónica en Catalunya. Lo
sabíamos de antiguo, y también desde el 27-S, que produjo una mayoría
soberanista en el Parlament, pero no de votos. Y lo ratificó en la calle
el domingo la manifestación convocada por Societat Civil Catalana, que
desbordó todas las previsiones. La independencia, que como decíamos ya
ha partido en dos a la sociedad catalana, tendrá además efectos
perniciosos sobre la economía. Lo comprobamos la semana pasada con los
traslados de sedes de Banc Sabadell, CaixaBank, Gas Natural o Agbar. Los
reconfirmamos ayer cuando Abertis, Adeslas, Colonial, Cellenx o MRV,
entre otras, anunciaron que se iban. El goteo de grandes, medianas o
pequeñas empresas que parten es constante. Pero las autoridades
económicas catalanas están desaparecidas o minimizan la estampida. Es
difícil de entender que personas siempre locuaces callen ahora.
Las economías que prescinden de sus puntales sin
pestañear pueden recuperarlos algún día. Pero también pueden ir
languideciendo y perder cualquier posibilidad de verlos retornar. Pasó
antes en otros lugares. Y, aún suponiendo que regresaran, la imagen que
está dando actualmente Catalunya al mundo es la de un suicida. ¿Qué
firma extranjera, qué inversor, qué creador de trabajo o riqueza querrá
compartir la suerte de Catalunya cuando sus instituciones de gobierno no
dan a sus actores económicos las seguridades jurídicas imprescindibles?
¿Quién en su sano juicio puede defender que lo que se le está haciendo a
la economía catalana, y al conjunto de los catalanes, es algo positivo o
inevitable?
El Gobierno central ha afirmado una y otra vez que no
tolerará que una declaración de independencia se materialice. Eso
significa que aplicará el 155. El viaje a la independencia quedará
entonces abruptamente interrumpido, sus impulsores serán quizás
detenidos y apartados de la escena política, todos los catalanes
perderemos posiciones y recursos. Quienes pilotan la locomotora
independentista son conscientes de ello. Pero siguen adelante. Y
dispuestos a pasar el testigo a sus fieles para que estos diriman en la
calle las diferencias que ellos no supieron resolver en los despachos. A
sabiendas de que eso nos enfrentará y empobrecerá.
Aventurarse hacia la independencia con una mayoría
insuficiente, como hizo el Govern, fue un error. Aventurarse, como hizo
después, saltándose las leyes, ha sido un error mayor. De poco vale
denunciar las omisiones o los excesos del contrario para justificar
errores propios de tal calibre. No se puede recurrir al patriotismo para
justificar una decisión que dañará a la patria; que causará estropicios
–ya los ha causado– en el conjunto de la sociedad, en las infinitas
ramificaciones de la actividad económica y en la imagen exterior del
país. Por injusto que les parezca a quienes se dejan llevar por
determinado entusiasmo, desde instancias europeas es fácil comprender
que el Gobierno central aspire a mantener la unidad del país,
amparándose en la ley, pero no la pretensión del Govern de proclamar la
independencia vulnerando las propias normas y mediante un referéndum sin
garantías. La independencia es un proyecto político tan legítimo como
cualquier otro, pero pierde su legitimidad cuando se trata de imponer
por encima del consenso y de las leyes.
Mientras escribimos estas líneas, es posible que el
presidente Puigdemont esté ultimando su discurso de hoy. El ánimo que
nos mueve a escribir está meridianamente claro: subrayar la
trascendencia de este 10 de octubre del 2017, y las consecuencias que
pudiera tener una decisión equivocada y de coste inasumible. Escribimos
este editorial porque deseamos que Catalunya restaure su cohesión social
y su progreso. Confiando en que esos sean también los deseos del
presidente Puigdemont, y en que sepa hallar la vía para evitar la DUI y
perfilar un replanteamiento de la situación.
Habrá quienes quieran empujar a Puigdemont a la DUI, a la
movilización callejera, a la revolución. Pero eso no es lo que anhela la
mayoría real del país, la que abomina del “cuanto peor, mejor” y
deplora el enfrentamientos entre ciudadanos. Esa mayoría pide una
negociación que genere soluciones duraderas y rechaza por igual la
imposición de la independencia y la mano dura indiscriminada para
reprimir a sus defensores. No es hora de apostar por la DUI ni por el
155. Ambas soluciones echarían más leña al fuego y tendrían un alto
coste. La DUI parece irrenunciable a muchos independentistas. Pese a que
se consumiría en poco tiempo, como un fuego artificial, sin tiempo para
producir cambios estructurales. El 155 está ya en la recámara estatal.
Abortaría la DUI y, de nuevo, tendría un precio elevado para todos los
catalanes, pagadero en términos de cohesión, de autogobierno, económicos
y acaso de orden mucho más sensible.
Es la hora de la verdad. Estamos al borde del precipicio y
no conviene dar un paso al frente. Hoy será un día histórico. Algunos de
sus actores creen que además será glorioso. Pero si sus efectos acaban
siendo funestos no les aguarda la gloria, sino el oprobio.
Los deseos de independeciaa no ha calculado el daño que está haciendo al turismo y a los cruceros con escalas en Barcelona.
Colom se refería con esta petición a las informaciones sobre el desvío
de cruceros que debían recalar en Barcelona y que finalmente prefirieron
Valencia ante el conflicto político. Estos desvíos, de los navíos Mein
Schiff 3 y Mein Schiff 5 de la compañía Tui, se produjeron el 1 de
octubre, durante el referéndum suspendido por el Tribunal
Constitucional, y el día 3, durante la huelga para protestar contra la actuación policial del domingo.
Sin embargo, la decisión de estos cruceros no fue un hecho aislado: el
Mein Schiff 3 ha optado por aplazar hasta el día 20 una nueva escala
prevista en Barcelona, que debía efectuarse el próximo jueves.
Día 10 de octubre de 2017. Día clave para la democracia
Duran Lleida, en caso de DUI "no queda otro remedio que aplicar el artículo 155". Josep
Antoni Durán i Lleida ha reconocido que tiene la "sensación de que va a
declararse la independencia unilateralmente" aunque considera que
buscarán "alguna fórmula que la remita a que su cumplimiento sea a
plazos". "Si hay una DUI, habrá artículo 155 como mínimo", ha declarado a
Espejo Público. A su juicio, los pasos dados hasta ahora por
Carles Puigdemont "le hacen muy difícil una marcha atrás", aunque lo
inteligente sería pararse y no aplicar una DUI que no solo "atenta
contra la Constitucion española sino que también contra el propio
ordenamiento jurídico catalán". http://cort.as/--KXM
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La empresas catalanas están cambiando sus sedes, lo que podría ser irreversible. Luego se irán los tarbajadores, y entonces ya nada sera igual que antes en la economía catalana.
Respecto a la posibilidad de aplicar el artículo 155 de la Constitución
si Puigdemont declara la independencia, se ha limitado a señalar que el
Gobierno tomaría en ese caso todas las medidas que sean necesarias.
"Todo lo que hagamos tiene que ser eficaz y efectivo
y provocar el menor daño posible. Si al otro lado tenemos un fanático
-ha añadido-, a nosotros nos corresponde aportar dosis dobles de cordura
y sensatez y un criterio firme y meditado".
Al plantearle si recurrir al artículo 155
supone cerrar el Parlament, inhabilitar a Puigdemont y asumir la
Presidencia de Cataluña, la vicepresidenta ha señalado que "puede
suponer muchas cosas".
"Hace falta mucho criterio político, mucho consenso con el resto de grupos
y medirlo en criterios de eficacia porque las decisiones que adoptemos
tendrían que ser decisiones que puedan implantarse, que tengan efectos y
causen el menor daño posible, y, dentro de esas, las que se han citado,
otras diferentes o muchas más, pero siempre pensando en que se reponga
la ley y el interés general", ha explicado.
Sáenz de Santamaría
ha recalcado la conveniencia de consenso entre los partidos
constitucionalistas ante las decisiones que hubiera que adoptar, pero ha
dejado claro que si Puigdemont declara la independencia, "habrá que tomar medidas, y esa decisión será del Gobierno de España".
"No
sé cómo va a redactar Puigdemont su discurso, pero si declara la
independencia unilateral eso no va a producir efectos, y le corresponde
al Gobierno, a través del Senado (en referencia al artículo 155), adoptar las medidas. Estaremos -ha dicho- muy pendientes".
“Aquí estamos de lujo, la gente nos trata como héroes, nos regalan
bombones cuando estamos de servicio, nos aplauden por la calle, nos
saludan y animan, es una locura. El cambio es total, como la noche y el
día”, cuentan mientras un grupo de mujeres se para a saludarles.
“Estamos varios grupos de UPR [antidisturbios de la policía] de Cádiz,
unos cien; otros tantos, los de los grupos de Badajoz, están también
repartidos en hoteles en Monzón; a algunos incluso les mandaron hasta
Castellón; y luego hay algo más de un centenar de guardias civiles en
Binéfar [Huesca]”. Población volcada
En total, Monzón, Barbastro y Binéfar, esos tres pueblos de La Franja,
han acogido a unos 350 agentes, entre policías de las UPR y guardias
civiles GAR (Grupos de Acción Rápida), de los que fueron acosados,
hostigados o directamente expulsados de hasta seis hoteles catalanes, de
los 41 donde tenían reservas. Los vecinos de esta zona de Huesca se han
volcado con ellos. Se han convertido en una atracción y han animado el
ambiente en esas pequeñas poblaciones.
El hotel que hospeda a los guardias en Binéfar se ha convertido en el
sitio de moda. No lo era cuando lo abrió hace seis meses Luis, un
empresario de la zona. Es su gran apuesta, un reto económico para
alguien que ha ido creciendo a base de tesón y trabajo en esta comarca
de industrias cárnicas y ganaderas. Y desde el pasado jueves parece que
va a morir de éxito. Ese día el hotel se tiñó de verde, literalmente.
Todas las luces de la fachada, habitualmente blancas, eran verdes. El
color anunciaba la llegada de los 110 guardias civiles, grupos de
Sevilla y León. Era su segunda mudanza tras estar en Fraga, también en
Huesca, de donde tuvieron que salir porque el hotel se quedó sin
habitaciones por las fiestas.
“Nos fuimos teniendo que justificar nuestra macha a los vecinos:
“¿Por qué os vais?, nos preguntaban, porque no querían que nos
fuésemos”, cuenta uno de los guardias en el hotel de Binéfar donde se
aloja ahora.
Las tres camareras de la cafetería del establecimiento no dan abasto.
Los guardias se han convertido en una especie de atracción: “¿Quieres
entrar a verlos?”, le pregunta una mujer a su marido a la puerta del
establecimiento, ubicado en el centro del pueblo, a medio camino entre
el cuartel de la Guardia Civil y el Ayuntamiento.
La
separación unilateral de Cataluña dejaría al territorio fuera de la UE,
del euro, Schengen y los grandes acuerdos comerciales. El futuro de la
deuda pública y las pensiones añaden incertidumbre al panorama económico
La independencia de Cataluña acarrearía, al menos, 10 consecuencias inmediatas y nefastas para el nuevo país. Desde la salida automática del euro
(con turbulencias monetarias imprevisibles) a una existencia fuera de
la Unión Europea en el que el estatus internacional de la nueva Cataluña
quedaría desdibujado e irreconocible. Así serían los primeros días de
la República de Cataluña.
1. ¿Cataluña, fuera de Europa?
Solo muy recientemente el president Carles Puigdemont ha
reconocido que si gana la separación de España, Cataluña debería “pedir
el ingreso” en Europa. Es decir, que, de entrada, la independencia la
propulsaría fuera de la Unión Europea. El mandatario catalán desmentía
así cinco años de propaganda nacionalista de los suyos.
Perjuraba la campaña que los catalanes seguirían siempre y en cualquier
caso dentro de la UE. Y que en la peor hipótesis se produciría una
salida/reingreso prácticamente simultáneos, o una reintegración ad-hoc a toda velocidad, como dijo el Consell Assessor per a la Transició Nacional en abril de 2014. Todo sin contratiempos, ni perjuicios, ni revés ninguno.
Fuera de Europa, Cataluña sería un OVNI, un vagavundo errante en el espacio.
Expertos catalanistas, como Antoni Castells, advertían, por el
contrario, que “sería difícilmente soportable quedarse fuera”. “Cataluña
no puede permitirse” ese “lujo”, añadía Francesc Granell, dadas las
relaciones económicas y sociales que la vinculan con su entorno natural.
Hace pocos días, el diplomático británico al que los independentistas
habían adoptado como gurú, Graham Avery, les decepcionaba sentenciando
que, en caso de declaración unilateral de independncia, “es bastante
claro” que “ningún miembro de la UE va a reconocer la independencia de
Cataluña”. La sesión del Parlamento Europeo del miércoles permitió visualizar la primacía
que este organismo —como la Comisión y el Consejo Europeo— otorga al
mantenimiento de la Constitución y en consecuencia de la integridad
territorial española: al igual que sucede en todos los Estados miembros
continentales.
¿Cataluña fuera de España y de Europa? Lo inverosímil pugna por
convertirse ya en una, aunque remotísima, posibilidad teórica, además de
retórica. Hasta ahora resultaba inimaginable: porque por historia, por
posición geográfica, por voluntad de sus élites y profesionales, porque
el aire que respira es europeo, Cataluña solo puede pensarse como
europea. Fuera de la única Europa realmente existente, la UE, sería un
OVNI, un vagabundo errante en el espacio.
Buena parte de los trabajos de los economistas catalanes han tratado de minimizar el impacto negativo de la auto-expulsión de Cataluña de la Unión, elCatalexit;
algunos mediante el dibujo de escenarios de ciencia-ficción; otros se
han centrado en los efectos de la mera ruptura de relaciones con España,
sin incorporar los propiamente europeos. De modo que hay carencia de
estudios sólidos sobre las consecuencias de la deseuropeización de
Cataluña. Quizá porque parecía un escenario ridículo o imposible. Aunque
sí se van perfilando algunos efectos inmediatísimos de una eventual
separación, como la pérdida de la (ya difícil) candidatura de Barcelona a la Agencia Europea del Medicamento.
Para los ciudadanos supondrían la vuelta a las fronteras y a los visados
Pero siguen faltando cifras. Así que para estimar ese impacto con
referencias verosímiles, habrá que recurrir a la experiencia comparada,
aunque sea distante. La más reciente, la británica. Uno de los más
exhaustivos estudios sobre las consecuencias del Brexit,
el del Tesoro del año pasado, recuerda los beneficios económicos que
para el reino trajo el ingreso en la Unión. Entre ellos, una mayor
apertura comercial; un fuerte incremento de la productividad; un mercado
interior abierto (la mayor potencia comercial del mundo) sin aranceles
internos, ni cuotas, ni barreras técnicas; una unión aduanera amplia con
tarifa exterior común pero sin fronteras internas entre 28 países;
tratados comerciales ya establecidos con una cincuentena de países (y no
heredables en caso de separación), que permiten un amplísimo acceso a
la economía global; unas facilidades de inversión directa que le han
permitido aumentarla en más de un 27%. En suma, la ocasión de una
economía próspera potencialmente generadora de empleo abundante.
Los técnicos del Tesoro calcularon que en caso de consumarse el
Brexit, el PIB nacional se reduciría entre un 3,4% y un 9,5% anual y las
pérdidas de ingresos por familia oscilarían entre 2.600 libras y 5.200
libras anuales (algo más en su conversión a euros): cifras que concretan
el abanico entre el escenario más favorable, la reconducción del país
a la situación de Noruega en el Espacio Económico Europeo, al más
adverso, tener que regirse solo por las reglas de la Organización
Mundial del Comercio. Si el balance de la no pertenencia a Europa se
calcula tan dramático para la quinta economía del mundo, primera
potencia militar europea y emporio en el uso creativo de las nuevas
tecnologías y las industrias del talento, ¿qué ocurriría con Cataluña?
Una Cataluña independiente no seguiría en el euro, porque no formaría parte de la UE
y el euro es la moneda de la UE. No estaría en la unión monetaria al
menos hasta que fuese admitida en la Unión con mayúsculas, lo que
requiere el voto unánime de todos los Estados miembros, España incluida.
Artur Mas prometió en 2014 que “en cualquier escenario Cataluña va a
estar en el euro, mientras cumpla las condiciones, como ahora; hay
países que no están en la UE y tienen euro; Cataluña lo tendrá si
quiere”.
Una tras otra, todas esas afirmaciones son falsas.
Cataluña no está en el euro (sino en función de formar parte de
España). No cumple (no debe cumplir) ninguna condición ahora, sino que
debería hacerlo justo un año antes de su adhesión a la moneda (en caso
de que ya hubiese accedido a la UE), acreditando al menos un déficit
máximo del 3% del PIB (incumple) y una deuda del 60% (incumple). No hay
países que “tienen” el euro sin estar en la UE, sino que lo “usan” tras
ser autorizados por ello por Bruselas mediante un acuerdo, como Mónaco,
San Marino, Vaticano y Andorra, y sin ningún acceso a los órganos de
gobernanza de la unión monetaria. El economista Jordi Galí sostuvo en
2012 que el caso de Mónaco era “una referencia útil” para Cataluña. Pero
el acuerdo monetario Bruselas-Mónaco no sigue el modelo de los que se
traban con Estados soberanos. Mónaco lo firmó con la UE ¡y con Francia!,
país que tutela al Principado, y en calidad de territorio tutelado,
porque limita su capacidad de emisión a una cuota del total francés.
Si esa es la referencia del secesionismo, Cataluña debería firmarlo
también con España y ocurriría que en el sistema monetario y financiero
de la República catalana mandaría el Banco de España.
Deberían reajustarse las cuotas de pesca y la agricultura perdería las ayudas
Otra salida sería la emisión de una moneda propia, quizá la peçeta
(pieza pequeña), la moneda medieval catalana que dio nombre a la peseta
de Laureà Figuerola. El problema es que será difícil que mejoren
rápidamente los malos datos de hoy:
una importante deuda pública, superior al 100% del PIB y sin
posibilidad de financiarla como hasta ahora gracias al FLA español ni
tampoco en los mercados internacionales dada su calificación de deuda basura.
Así que la República catalana empezaría su andadura con una crisis
financiera de caballo, debiendo devaluar drásticamente su moneda en
relación con el euro, lo que conduciría a la ciudadanía catalana a la
ruina y/o la miseria.
Si un Estado miembro de la UE pertenece a la unión monetaria
—la llamada eurozona—, los bancos de ese país gozan de un marco
monetario y financiero de primerísima calidad, potencia y amparo,
comparable al más potente del mundo, el norteamericano.
Esos bancos tienen derecho a recibir del Banco Central Europeo (BCE)
ingentes apoyos de liquidez (deben avalarlos con "colaterales" o
activos de su balance que sean realizables); a recibir transfusiones de
liquidez de emergencia en caso de sufrir una crisis (también bajo
garantías); y a disponer de un "pasaporte" europeo que les permite
instalarse en cualquier ciudad de la UE, así como lanzar emisiones de
activos aceptadas simultáneamente en todo el mercado de la eurozona.
Pero además, en cuanto que está ya en marcha la Unión Bancaria, la demostración de la calidad de su balance debe ser más evidente, porque lo certifica
(a partir de que tenga cierto tamaño) el Mecanismo Único de Supervisión
(incardinado en el BCE). Y además goza en caso de hacer aguas (y sobre
todo, gozan los contribuyentes, porque no habrán de financiarlo) del
apoyo del Fondo de Resolución, la herramienta europea del rescate (si es
posible) o de la liquidación (ordenada). Esta adscripción, además, en
un contexto de política monetaria expansiva, permite a los bancos
financiarse a bajísimos tipos de interés (aumentando su solvencia), lo
que poco o mucho deben acabar trasladando a sus clientes.
Hasta esta semana la gran banca de origen catalán y dimensión
española o global (Caixabank y Sabadell) gozaba de estas ventajas y
privilegios desde sus sedes en Cataluña, porque no había duda de que
eran entidades del ámbito de un Estado miembro de la eurozona: ahora han decidido profesionalmente cambiar de ciudad/sede,
precisamente para garantizar esos blindajes, que corrían peligro por
las incertidumbres que ha sembrado el secesionismo en los mercados y
entre los depositantes. Aunque los medios de la plutocracia
independentista subvencionados por la Generalitat lo endosen a una "gran
operación de intimidación" (no del Govern, sino del Gobierno). La gran
banca catalana se ha protegido, salvando el abismo de la declaración de independencia
(o sucedáneo). Pero al paradójico coste de que el independentismo haya
aplastado y aniquilado el secular sueño catalanista de consolidar un
potente poder financiero con sede en Cataluña. Quizá por siempre.
Algunas entidades de menor tamaño no han tomado aún decisiones de
relocalización, como la caja cooperativa de los ingenieros, o la de
Guissona. La de los arquitectos y abogados emigró también el viernes. El
páramo.
El acuerdo relativo a la supresión de fronteras interiores de la UE
toma su nombre de una pequeña localidad luxemburguesa, Schengen, en la
que se firmó ese pacto que traduce de modo ejemplar el principio
fundamental, tantas veces repetido, de la libre movilidad de las personas en Europa
(un principio que es, por cierto, uno de los elementos contra los que
nació el Brexit: el Gobierno británico quería limitar la entrada de
inmigrantes de la UE). Entró en vigor en 1995 y lo han firmado algunos
países que no están en la Unión
(Suiza, Liechtenstein, Noruega e Islandia), mientras que Reino Unido,
Irlanda, Rumania, Bulgaria, Chipre y Croacia no forman parte de él.
Varios análisis jurídicos coinciden en que una hipotética Cataluña
independiente quedaría fuera del espacio Schengen.
La mayoría de los juristas se decanta por dar a Schengen el mismo
trato que al resto de tratados europeos: si Cataluña se independiza
tendrá que solicitar su entrada y negociarlos durante años. "La ley es
muy clara: una declaración unilateral de independencia sacaría
inmediatamente a Cataluña de la Unión Europea, privaría a los catalanes
de los derechos que disfrutan como ciudadanos europeos
y supondría la vuelta a las fronteras y a los visados porque los
catalanes dejarían de disfrutar de la libertad de movimiento en un
espacio de seguridad jurídica mutua que garantiza el Tratado de
Schengen", según un informe de la Fundación Alternativas. Al ser un
tratado mixto, la solicitud de ingreso requeriría un acuerdo unánime.
Con el voluntarismo habitual, el soberanismo ha reiterado que Europa
aceptaría a Cataluña por su propio interés para controlar la inmigración
irregular, las redes de crimen organizado, las rutas de la droga y todo
tipo de prácticas relacionadas con la corrupción. El Consejo Asesor
para la transición nacional presentó en su día un estudio —con el
membrete de la Generalitat— que apunta que Cataluña "podría ser miembro
del espacio Schengen, en especial si pertenece a la EFTA (una asociación
de libre comercio a la que pertenecen Suiza, Liechtenstein, Noruega e
Islandia), pero antes tendría que cumplir una serie de requisitos", como
el control eficaz de sus fronteras. Pero para ingresar en la EFTA
debería cumplir antes, una vez más, una interminable serie de
requisitos.
Un Brexit aún más endiablado. Reino Unido votó en referéndum salir de la UE hace ya más de un año.
Y esa salida provoca automáticamente que Reino Unido se queda fuera de
las decenas de acuerdos comerciales firmados con la UE: Londres debe
pactar con Bruselas su futura relación comercial, pero de la misma
manera tiene que negociar desde cero tratados comerciales con todos los
países del mundo. Todo eso se complica endiabladamente en el caso
catalán: en primer lugar necesitaría el reconocimiento internacional,
para después empezar a negociar acuerdos que suelen tardar años. El
pacto comercial más importante sería, paradójicamente, con España, con
quien Cataluña tiene estrechos lazos comerciales y de inversiones. Lo
mismo sucede con la UE. Una alternativa sería solicitar el ingreso en la
Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, con Islandia, Noruega,
Liechtenstein y Suiza). Para ello hace falta un acuerdo unánime de esos
cuatro países. Y para ello, una vez más, hace falta un reconocimiento
internacional que en estos momentos es de lo más difuso. "No parece que
vaya a haber muchas dificultades para la adhesión a esta organización",
concluye con indisimulado voluntarismo un informe del Consejo asesor para la transición nacional encargado por la Generalitat.
Aeropuerto del Prat en Barcelona.MIRIAM LÁZARO
Esa sería la puerta de entrada al Espacio Económico Europeo, que
aplica las normas relativas al mercado interior y permite beneficiarse
de las libertades económicas de la Unión sin participar en la toma de
decisiones. Ese informe admite que en caso de que se obstaculizara una
integración rápida y en régimen transitorio de Cataluña en la UE,
Cataluña debería dotarse de una estrategia alternativa para acceder a
los mercados internacionales, clave para una economía tan abierta como
la catalana. Para ello hay que firmar acuerdos multilaterales con la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Y eso no es posible sin ser miembro de la OMC: más problemas. Los
efectos secundarios de una declaración de independencia dejarían huella
en varios capítulos económicos y comerciales: las fuentes consultadas en
Bruselas explican que Cataluña tendría que renegociar las cuotas de
pesca con la UE, y los agricultores perderían, de entrada, las ayudas de
la política agrícola común. "Todo eso es terriblemente complicado con
Reino Unido, que es un Estado reconocido internacionalmente; con una
región cuyo reconocimiento está en el aire, esto es como hablar de
ciencia ficción", admiten las fuentes consultadas en Bruselas.
7 La ONU, al margen: “Los Estados reconocen Estados”
Otro de los territorios inexplorados que recorrería una Cataluña
independiente es su relación con Naciones Unidas. El organismo rehúye
abordar directamente el asunto —“el secretario general confía en que las
instituciones democráticas de España encontrarán una solución”—, pero
un portavoz aclara que, de forma genérica, la clave no tiene que ver con
el reconocimiento de los países per se. “La
ONU no desempeña un papel en el reconocimiento de los países como tal;
los Estados reconocen a Estados”, explica. Cataluña ingresaría como
nuevo miembro por decisión de la Asamblea General, bajo recomendación
del Consejo de Seguridad (formado por los cinco miembros permanentes y
10 rotatorios). EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia tienen poder
de veto.
Sudán del Sur fue el último Estado en incorporarse a la ONU, en julio
de 2011. El Consejo de Seguridad aprobó su ingreso sin llegar a votar,
por consenso. Hace dos años, ya en plena ebullición del conflicto
independentista catalán, el Gobierno español aprovechó la declaración con motivo del 70º aniversario de la ONU para lanzar un mensaje.
El texto, aprobado por iniciativa de España, recalcaba la obligación de
“respetar el principio de igualdad soberana de todos los Estados, su
integridad territorial e independencia política”. Pero, acto seguido,
añadía el que también es un principio de la ONU, “la libre determinación
de los pueblos”, pero en los supuestos coloniales, de ocupación militar
o cuando no se respetan los derechos humanos. Informa Amanda Mars
Al igual que ocurre con las instituciones de la Unión Europea, una
Cataluña unilateralmente independiente no tendría cabida en el Consejo
de Europa. Esta institución, surgida en 1949 como primer intento de
alejar al continente del abismo de la guerra, aglutina hoy a 47 países
europeos. Las condiciones para adherirse figuran en sus estatutos:
"Aceptar los principios del Estado de derecho y del disfrute de los
derechos humanos y las libertades fundamentales por parte de todas las
personas en su jurisdicción".
La nómina de países miembros, entre los que figuran todos los de la
UE, pero también Turquía, Ucrania o Azerbayán, despierta dudas sobre el
cumplimiento de esos valores fundamentales. Pese a todo, los requisitos
de entrada sí suponen una barrera. Sin aludir expresamente al caso
catalán, un portavoz de la institución asegura que el Estado que desee
integrarse en el Consejo de Europa debe solicitarlo al comité de
ministros, donde están representados los 47 Estados miembros. La clave
está en que la decisión se adopta por unanimidad. Resulta difícil
concebir que España permitiese la entrada de una Cataluña desgajada sin
respetar la legalidad. Dos ejemplos ilustran bien las opciones posibles.
En 1993, la institución con sede en Estrasburgo acogió entre sus
miembros a la República Checa y a Eslovaquia, que se habían divorciado
—amistosamente— unos meses antes. Así que el Consejo de Europa no tuvo
problema en admitir como nuevos socios a los Estados legalmente
sucesores de la anterior Checoslovaquia.
Peor suerte ha corrido Kosovo, que se independizó de Serbia en 2008
tras el genocidio al que fue sometida una parte de su población durante
la guerra de 1998-1999. Con esos precedentes, la ONU consideró legal su
independencia dos años después de proclamarla. Más de 100 países (España
no figura entre ellos) lo avalan como Estado. Pese a todo, sus
autoridades ni siquiera han llegado a solicitar el ingreso en el Consejo
de Europa, donde sí permanece Serbia. Este país de la antigua
Yugoslavia sigue sin admitir la secesión de su antigua provincia.
Convencer a los jubilados de las ventajas de la secesión ha sido uno
de los caballos de batalla de los partidos independentistas. Estos no
solo han afirmado que se mantendrían, sino también que en un nuevo
Estado catalán serían "más altas" que ahora. "En una Cataluña
independiente las pensiones no solo estarían garantizadas, sino que
mejorarían", sostiene un documento del Gobierno de la Generalitat del
mes pasado. ¿Es ello cierto? El sistema español está basado en el
principio de reparto. Es decir, las contribuciones sociales van
directamente a pagar las pensiones. La Generalitat sostiene en su último estudio que el conjunto de ingresos
y gastos de la Seguridad Social tuvo un déficit en Cataluña de 1.308
millones de euros en 2016, lo cual supone un 7,2% del total de España.
Esas cifras no coinciden, sin embargo, con las que ofrece el Estado.
Según los datos de la Seguridad Social, la comunidad cerró el año pasado
con un agujero de 4.963 millones de euros. Ambos datos, en cualquier
caso, llevan a la misma conclusión: un nuevo Estado catalán necesitaría
fondos para sufragar las pensiones.
Los asesores de Artur Mas elaboraron un documento en el que barajaban
dos escenarios. Si hay una separación pactada, daban por hecho que
habría un reparto de la hucha de la Seguridad Social, a la que echarían
mano de inmediato. Si no es así, los primeros meses serían complicados y
se debería recurrir al Presupuesto, financiado con los impuestos de los
ciudadanos. El problema es que desde que se elaboró ese documento el Estado ha ido vaciando esa hucha,
por lo que Cataluña en el mejor de los escenarios apenas contaría con
2.000 millones de euros. La alternativa sería, pues, o más impuestos o
más deuda.
Pero el debate de fondo es si Cataluña está mejor preparada para las
pensiones. Es cierto que, excluyendo los ciclos recesivos, los saldos de
la Seguridad Social tienen un mejor comportamiento en la comunidad que
en el conjunto del Estado. Ello se debe, sobre todo, a que Cataluña
tiene una menor tasa de paro y unos salarios algo superiores. Sin
embargo, la tasa de envejecimiento desde 1980 se ha incrementado en
siete puntos, casi igual que en toda España, y la edad media de sus
ciudadanos y la esperanza de vida son muy similares. Pese a la ventaja
de tener una mayor tasa de actividad y más afiliados, el volumen de
jubilados hace que haya 1,75 afiliados per pensionista, justo en la
media española, y muy por debajo que Madrid (2,5). Una Cataluña
independiente se enfrentaría, pues, a los mismos retos que ahora tiene
España sobre la mesa en materia de pensiones.
Un nuevo Estado catalán nacería con una voluminosa deuda, de 265.082
millones de euros, equivalente al 125% de su Producto Interior Bruto
(PIB). El propio vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y el
órgano asesor para la llamada "transición nacional" sugirieron que sin
acuerdo, Cataluña no debería hacerse cargo de ninguna deuda más allá de
las contraídas como Administración autonómica, que ascienden a 78.737
millones de euros, incluyendo sus empresas públicas. Es más, Junqueras
sugirió que la deuda podría ser usada como elemento para forzar al
Estado a sentarse a negociar. Sin embargo, hay consenso entre los
economistas en que la independencia solo es posible con un acuerdo, por
lo que Cataluña debería hacerse cargo de parte de la deuda española.
¿Cuánta? El criterio más extendido es que se llevaría la parte
proporcional del peso de la economía catalana en el conjunto de España,
del 19%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). De acuerdo
con los datos del Banco de España, descontando los mecanismos de
liquidez para las comunidades autónomas, la comunidad debería asumir
186.345,5 millones de euros, lo que sumado a su deuda actual arroja
265.082 millones.
La gran banca se protege y aniquila el sueño de un poder financiero catalán
Cataluña sería uno de los países más endeudados de Europa, solo por
detrás de Grecia, Italia y Portugal. Sin embargo, el mayor problema no
sería arrastrar esa losa, sino cómo afrontarla. El Gobierno de la
Generalitat tiene los mercados cerrados a cal y canto desde 2012, cuando
tuvo que pedir asistencia al Gobierno central. Con una deuda situada
por las agencias de calificación de riesgos al nivel de bono basura, hoy su único prestamista es el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).
"El Estado es el único banco al que podemos acudir", recordó en varias
ocasiones el exconsejero de Economía Andreu Mas-Colell. Según los datos
de la propia Generalitat, a finales de este año el 78% de su deuda
estará en manos del FLA. A pesar de los intentos de Junqueras, que
recientemente ha viajado a Estados Unidos para reunirse con
instituciones financieras, Cataluña no ha podido regresar aún a los
mercados para pedir prestado. Y las perspectivas no son nada halagüeñas.
La agencia de rating Moody's ha recordado que la Generalitat afronta
"altas necesidades de refinanciación" y tiene una "posición de liquidez
significativamente debilitada" en los últimos años, lo cual complicaría
el acceso de la Administración general de una Cataluña independiente a
los mercados mayoristas, al menos hasta que se disiparan todas las
incertidumbres iniciales.
10 El Barça quiere seguir, La Liga no se lo confirma
El Barça desea seguir jugando Liga y Copa como lo ha hecho toda la vida,
aunque el Govern declare la independencia. También los otros dos clubes
catalanes de Primera, Espanyol y Girona. Pero esa continuidad
dependería de la administración deportiva y de La Liga. La situación se
puede extrapolar al resto de los grandes deportes, aunque en algunos
casos, como en el hockey patines, más de un club se ha mostrado
partidario del derecho a la autodeterminación.
Messi, durante un partido de esta temporada en el Camp Nou.AFP
“Vamos a ver qué pasa. Si se produce la declaración de independencia,
automáticamente citaré a los clubes catalanes. No se produciría una
ruptura inmediata, pero la clave está en la federación catalana. Si esta
apoya esa postura, pues quedarían fuera de las competiciones estatales.
Nuestra obligación es escuchar pero hay que cumplir el reglamento”,
dice Javier Tebas, presidente de La Liga. Todas las federaciones e
instituciones que organizan competiciones en España están sujetos a la
Ley del Deporte, que hace explícito que las disputan los clubes de
España y de Andorra. “Se entiende que mientras Cataluña no fuera
reconocida como país por España, los clubes seguirían siendo españoles de facto”, dicen en la Asociación de Clubes de Baloncesto.
El Comité Olímpico Español ha convocado una reunión de su comité
ejecutivo en la que analizará la incidencia de la situación política en
Cataluña y los Juegos Mediterráneos de Tarragona en 2018. Cataluña tiene
un peso enorme en el deporte español. 95 de los 309 olímpicos en Río
2016 eran catalanes. De las 17 medallas españolas en esa cita, ocho
tuvieron participación catalana (cuatro individuales). El deporte
catalán es especialmente hegemónico en algunas disciplinas como el
waterpolo, el hockey hierba y el hockey patines. Informa Robert Álvarez
La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia, es
la pasión nacionalista. Religión laica, herencia lamentable del peor
romanticismo. El nacionalismo ha llenado la historia de Europa y del
mundo, y de España, de guerras, de sangre y de cadáveres. Desde hace
algún tiempo, el nacionalismo viene causando estragos también en
Cataluña.
Para eso estamos aquí, para pararlo. Para eso han salido miles y miles de catalanes de sus casas en esta mañana soleada del otoño catalán.
Son catalanes democráticos, que no creen que son traidores quienes
piensan distinto a ellos. Son catalanes que no consideran al adversario
un enemigo, que no ensucian sus puertas, ni destruyen sus vitrinas.
Catalanes que creen en la democracia, en la libertad, en el Estado de
derecho, en la Constitución.
Y además de catalanes, hay aquí, esta mañana, miles de hombres y
mujeres venidos de todos los rincones de España —e incluso del Perú—, a
decirles a los amigos catalanes que no están solos, que estamos con
ellos, que queremos dar juntos con ellos la batalla por la libertad.
Estamos armados de ideas, de razones y de una convicción profunda de que
la democracia española está aquí para quedarse. Y que ninguna conjura
independentista la destruirá.
No queremos que los bancos y las empresas se vayan de Cataluña como
si fuera una ciudad medieval acosada por la peste. No queremos que los
ahorristas catalanes retiren su dinero por la desconfianza, por la
inseguridad jurídica que les merece el futuro de Cataluña. Queremos, por
el contrario, que los capitales y las empresas vengan a Cataluña para
que vuelva a ser, como tantas veces en su historia, la capital
industrial de España, la locomotora de su desarrollo y su prosperidad.
Queremos que Cataluña vuelva a ser la Cataluña capital cultural de
España, como era cuando yo vine a vivir aquí, en unos años que recuerdo
con enorme nostalgia. Eran los últimos años de la dictadura franquista.
La dictadura se deshilachaba y hacía aguas por todas partes. Y ninguna
ciudad española aprovechó tanto como Barcelona esos resquicios de
libertad para volcarse al mundo y traer del mundo las mejores ideas, los
mejores libros, todos los grandes logros de la vanguardia. Por eso
venían los españoles a Barcelona. Porque aquí los aires eran ya los de
Europa. Es decir, los de la democracia y la civilización.
Aquí, en esa Cataluña se reunieron, después de haberse dado la
espalda desde la guerra civil, los escritores españoles y los escritores
latinoamericanos. Aquí, yo he visto llegar a Barcelona a muchachas y
muchachos de toda América Latina, con vocaciones artísticas y
literarias, que venían porque aquí había que estar si uno quería
triunfar en el mundo de las artes, del pensamiento, de la literatura.
Venían aquí como nosotros en las generaciones anteriores íbamos a París.
Queremos que Barcelona, que Cataluña, vuelvan a ser la capital de la
cultura de España.
Queridos amigos. España es un país antiguo. Cataluña es un país
antiguo. Hace 500 años sus historias se juntaron y se juntaron con las
historias de vascos, de gallegos, de extremeños, de andaluces, etcétera.
Para crear esa sociedad multicultural y multilingüística que es España.
Ahora, desde hace 40 años, además de recuerdo de un pasado grandioso y a
veces trágico, España es también una tierra de libertad, una tierra de
legalidad. Eso el independentismo no lo va a destruir.
Se necesita mucho más que una conjura golpista de los señores
Puigdemont y Junqueras, y de la señora Forcadell, para destruir lo que
han construido 500 años de historia. No lo vamos a permitir. Aquí
estamos ciudadanos pacíficos, que creemos en la coexistencia, que
creemos en la libertad. Vamos a demostrarles a esos independentistas
minoritarios que España es ya un país moderno, un país que ha hecho suya
la libertad y que no a va a renunciar a ella por una conjura que quiere
retrocederlo a país tercermundista.
Esta manifestación supera todo lo que los más optimistas
organizadores consideraban. Es la demostración maravillosa de que en
Barcelona, de que en Cataluña, como en el resto de España, están por la
democracia, por la legalidad y por la libertad.
¡Viva la libertad! ¡Visca Catalunya! ¡Viva España!"
El nobel Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) se juró a sí mismo
en 1990, tras perder las elecciones contra Alberto Fujimori en su país,
que jamás volvería a pisar un estrado en una manifestación política. El
domingo rompió esa promesa por su cariño a Barcelona: “Es una insensatez que la capital literaria
del mundo hispano se convierta en una republiqueta”, se dijo. Vargas
Llosa contesta por correo electrónico a un Pregunta. ¿Qué impresión tuvo en Barcelona de lo que más le preocupa, que es la desunión? Respuesta. Me pareció extraordinaria la cantidad de
gente que asistió a la manifestación. Todo el mundo decía que estaba
sorprendido, una concurrencia tan gigantesca, fue sorprendente. Todo el
mundo estaba convencido de que era algo fuera de lo común, que había
salido muchísima gente que normalmente no va a manifestaciones. También
me impresionó el carácter festivo, simpático, que caracterizó toda la
marcha hasta la Estación de Francia. Fue realmente una movilización
fuera de serie. Fue muy espectacular y muy pacífica. Clarísimamente, no
es una mayoría la que quiere la independencia y esta manifestación lo ha
demostrado. No hay una mayoría. Había un abanico de gentes de todos los
sectores. Algo muy emocionante y una demostración de que no hay un
apoyo masivo por el independentismo. Pensaban que tenían la calle y no
la tienen, la comparten. También hay que decir que había gente de toda
España que fue a dar su apoyo. Había en Barcelona un ambiente de fiesta
con todas las banderas. Quedé muy emocionado y muy conmovido. Esa
batalla se tiene que dar y se va a ganar. P. ¿Qué sensación le produjo el discurso de Josep Borrell? R. Borrell estuvo muy bien. Dio casi una clase
académica demostrando, de una manera muy clara, que ha habido cierta
responsabilidad de algunos banqueros y empresarios, un silencio
culpable, y que solo ahora reaccionan huyendo. Debieron decir antes lo
que esto iba a significar. Hizo una crítica muy justificada. Creo que la
fuga de empresas demuestra la catástrofe que sobrevendría a Cataluña si
prosperara el independentismo. Desde el punto de vista económico y
empresarial esto puede servir de freno. P. ¿Con qué estado de ánimo llegó a Barcelona y qué estado de ánimo tiene ahora? R. Yo había jurado que nunca más, después de mi
participación política en el Perú, volvería a subirme a un estrado de
una manifestación política. Pero yo le tengo mucho cariño a Barcelona.
Los años que viví ahí fueron muy importantes para mí, años de trabajo
intelectual, de amistad. Allí vi nacer a mi hija Morgana, en la clínica
Dexeus. Mi contacto con el mundo latinoamericano se lo debo a Cataluña
porque era la capital literaria del mundo hispano. Es una insensatez que
ese espacio se convierta en una republiqueta. Me afectó mucho esa idea. P. Si ahora tuviera que añadir una frase a su discurso, ¿qué diría? R. Diría: “Gracias Barcelona, gracias, españoles por
haber manifestado de una manera tan pacífica y tan clara que no están
por la regresión, por el retroceso, por la llamada de la tribu”.
Cerca de un millón de personas han
acudido este domingo a la manifestación de Barcelona, convocada por
Societat Civil Catalana (SCC), a favor de la unidad de España. La
concentración ha contado con la presencia de la presidenta de la
Comunidad y del PP de Madrid, Cristina Cifuentes, y la delegada de Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa,
el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez
Almeida, el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo, los catedráticos de
Derecho Constitucional Francesc de Carreras y Teresa
Freixes; el exministro Josep Piqué; la portavoz de Libres e Iguales,
Cayetana Álvarez de Toledo; el escritor Arcadi Espada y los
eurodiputados Santiago Fisas, Enrique Calvet y Teresa Giménez Barbat, entre otros. Mario Vargas Llosa
y Josep Borrell han sido los encargados de dar un discurso al final de
la manifestación. «Desde hace unos años el nacionalismo está causando
estragos también en Cataluña», ha declarado el premio Nobel de
Literatura.
Pero Barcelona no ha sido el único escenario. Londres, París y Bruselas
también han acogido varias concentraciones en defensa de la unidad.
Concretamente, varias decenas de personas se han concentrado en
Picadilly Circus en la capital británica mientras que en París un
centenar de ciudadanos se han reunido junto a la sede del Instituto
Cervantes a favor de la unidad de España, con banderas y enseñas en las
que se podía leer que los españoles no están «solos» y que son
escuchados en el extranjero. Bajo la lluvia y frente a la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, también han participado varias decenas de personas en otra concentración similar.
El vicepresidente de la Societat Civil Catalana (SCC) Álex Ramos ha cifrado en “930.000-950.000 personas” la asistencia a la manifestación que organizado este domingo en Barcelona por la unidad de España y
contra la independencia de Catalunya.
La manifestación ha iniciado a las 12 del medio día en Urquinaona y
se ha desplazado por Vía Laietana hasta llegar al escenario final
situado en la Estació de França. Allí, el premio Nobel de Literatura,
Mario Vargas Llosa, ha hecho un discurso en favor de la unión de España y ha asegurado que “ninguna conjura independentista destruirá la democracia”.
También el expresidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell
(PSC) ha pronunciado unas palabras para defender los ideales de Europa y
promover la unidad española.
Cabecera de la la manifestación convocada por Societat Civil
Catalana hoy en Barcelona en defensa de la unidad de España bajo el lema
'¡Basta! Recuperemos la sensatez'.EFE/Alejandro García
(Alejandro García / EFE)
Vargas Llosa
Se necesita mucho más que una conjura golpista de los señores Puigdemont
y Junqueras, y de la señora Forcadell, para destruir lo que han
construido 500 años de historia. No lo vamos a permitir. Aquí estamos
ciudadanos pacíficos, que creemos en la coexistencia, que creemos en la
libertad. Vamos a demostrarles a esos independentistas minoritarios que
España es ya un país moderno, un país que ha hecho suya la libertad y
que no a va a renunciar a ella por una conjura que quiere retrocederlo a
país tercermundista.
La manifestación ha colapsado las calles del centro de
Barcelona con cánticos de ‘¿Dónde está la alcaldesa?’ --en alusión a Ada
Colau-- y ‘¡Que viva España!.
A la concentración no han asistido miembros ni de Podemos ni del
Partido Socialista, salvo Borrell. Sin embargo, distintos políticos del
Partido Popular y de Ciudadanos se han unido a la cabecera de la marcha y
se han subido al escenario junto con SCC.
GRA104 BARCELONA (Cataluña) 8/10/2017.-Participante en la
manifestación convocada por Societat Civil Catalana hoy en Barcelona en
defensa de la unidad de España bajo el lema '¡Basta! Recuperemos la
sensatez' y en la han participado miles de personas.EFE/Marta Pérez
(Marta Pérez / EFE) ..................
Una
presentadora de la televisión pública catalana (TV3) ha incluido a la
Falange y a Plataforma por Cataluña, entre las organizadoras de la manifestación de este domingo en Barcelona por la unidad de España y la Constitución. Así se ha manifestado la informadora al introducir la noticia en el informativo. [Puedes seguir en directo todo lo que sucede en Barcelona]
Además
la periodista también ha mencionado a otros partidos políticos a la
derecha del Partido Popular como Vox. Posteriormente, se ha referido a
la no asistencia de la directora de cine Isabel Croixet
quien debía intervenir al final de la manifestación junto al Premio
Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa y el exministro socialista Josep
Borrell.
TV3 viene siendo criticada duramente en
los últimos años por su cobertura de las diferentes diadas y
manifestaciones que han jalonado el denominado «Prosés», por un presunto
partidismo y parcialidad hacia el gobierno de la Generalitat y la causa
independentista.
................................
El
líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha sido abucheado esta mañana en la
estación de Sants de Barcelona por un grupo de medio centenar de
personas que acudían, equipadas con banderas españolas, a la
manifestación en favor de la unidad de España que se celebra en el
centro de la capital catalana. «¡Fuera, fuera!», ha sido el grito que han coreado los pasajeros que acababan de llegar en un AVE a Barcelona
al descubrir a Iglesias en el control de seguridad de la estación
ferroviaria cuando se disponía a tomar un tren para regresar a Madrid.
Sin dejar de ondear sus banderas, los manifestantes han lanzado sus gritos contra Iglesias mientras el diputado dejaba su mochila en el escáner y saludaba a los vigilantes de seguridad.
Superado el acceso de seguridad, y mientras el secretario general de
Podemos ya se dirigía hacia el convoy, los gritos han cambiado por un
reiterado «¡Viva España y viva Cataluña!», uno de los lemas más coreados
en la manifestación celebrada en Barcelona.
De camino a Madrid, desde el propio tren, Iglesias ha comentado el incidente en un tuit con las siguientes palabras: «Cualquier político debe asumir que le abucheen. Hoy me tocó a mí. Mientras no haya violencia, ninguna queja. Seguiremos pidiendo diálogo».
Iglesias
viajó ayer a Barcelona para una entrevista televisiva con el canal
autonómico TV3, tras la que hoy regresaba a Madrid, han explicado a EFE
fuentes de su partido.
EL PSC se desmarca de la manifestación en Barcelona, 8 de octubre 2017
En la concentración por el dialogo convocada por Parlem, Hablamos en la
Plaza de Sant Jaume a las 12 del mediodía del sábado se dejó ver el
líder del Partidos Socialista Catalán, Miquel Iceta. Hoy, sin embargo,
el PSC ha decidido no acudir como organización a la manifestación.
Aunque su secretario de Organización, Salvador Illa, sí envió una carta a la militancia para que participaran en la marcha.
Una semana después de los acontecimientos del 1 de
Octubre, el panorama es de una gravedad inaudita. El nombre de Catalunya
está escrito en la pizarra de los conflictos que llaman la atención de
los poderes de este mundo. Figurar en esa pizarra no es necesariamente
positivo, como creen, de manera altamente irresponsable, algunos
estrategas del independentismo catalán. “¡El mundo nos mira!”, exclaman.
¿Y qué? ¿Qué sacamos esta vez de que el mundo nos mire? No estamos
organizando unos Juegos Olímpicos.
Estamos haciendo todo lo contrario de
lo que significaron los Juegos Olímpicos de 1992 para Catalunya y
España: ahora estamos exhibiendo ante el mundo nuestro desacuerdos,
nuestras minorías rotundas que no acaban de ser mayoría, nuestros
errores de cálculo, nuestra incompetencia para el diálogo, nuestro
potencial conflictivo; quizá nuestra capacidad autodestructiva. Nos
miran los poderosos del mundo –cada uno con sus propios intereses y
ambiciones–, nos miran los analistas financieros –que no se guían por
sentimientos y sonrisas–, nos miran los especuladores y nos miran las
aves rapaces. El nombre de Catalunya, y con ella, España, ha sido
escrito en la pizarra de los problemas con alto potencial
desestabilizador y los mercados financieros no han tardado en
reacciones. Los primeros efectos están a la vista.
Los dos principales bancos del país, CaixaBank y Banc
Sabadell, se han visto obligados a trasladar su sede social fuera de
Catalunya ante la caída del valor de sus acciones y las retiradas de
fondos en diversos puntos de España. La decisión adoptada por los dos
bancos, imprescindible para la salvaguarda de sus intereses –que son
también los intereses de sus clientes catalanes–, ha sido emulada por
otras empresas de gran relieve, cotizadas en bolsa, como por ejemplo Gas
Natural y Aguas de Barcelona. Centenares de medianas y pequeñas
empresas están tomando la misma decisión en el anonimato. Estamos ante
un auténtico tsunami de incalculables consecuencias para la economía
catalana y para la relación de esta con el poder político. CaixaBank
(València), Banc Sabadell (Alicante), Criteria (Madrid), Fundació La
Caixa (Palma), Gas Natural (Madrid), Agbar (Madrid).... En cuarenta y
ocho horas, la plana mayor de la economía catalana ha trasladado su sede
social fuera de Catalunya para protegerse de los posibles efectos
adversos de una declaración unilateral de independencia, que sería
contestada inmediatamente por el Gobierno central con la activación del
artículo 155 de la Constitución y la consiguiente intervención de la
autonomía. Tierra incógnita. En el mundo de la economía globalizada, la
tierra incógnita es duramente penalizada, sobre todo si se halla a
orillas del mar Mediterráneo. Esto es lo que está pasando, desde que
millones de personas de todo el mundo vieran a través de la prensa, la
televisión y los teléfonos móviles, las duras imágenes del 1 de octubre
en Catalunya.
La economía catalana está en riesgo. No sólo las grandes
corporaciones. Centenares de pequeñas y medianas empresas también
sufren, de manera silenciosa, sin que sus nombres salgan en la prensa,
tomando estos días la decisión de ubicar su sede social fuera de
Catalunya, a la espera de tiempos mejores. Son muchas las empresas que
en estos momentos están viendo disminuir sus pedidos en el mercado
español. Es verdad que la economía catalana ya no depende exclusivamente
del mercado interior, como hace un siglo, pero sólo desde un fanatismo
exacerbado se puede afirmar que España ya no importa para los
empresarios catalanes. Eso es falso. Rotundamente falso. Y lo estamos
viendo ahora con gran crudeza. Los inversores observan Catalunya con
enorme preocupación. El impacto de esta situación en las inversiones
extranjeras empezará a conocerse con mayor exactitud dentro de unos seis
meses. Se está produciendo una caída de reservas en el sector hotelero.
Una “relevante caída de la demanda”, según fuentes del sector. La
compañía American Airlines ha recomendado a sus clientes no volar a
Barcelona entre el 3 y el 13 de octubre. Algunos cruceros están evitando
el puerto de Barcelona. Nos hallamos ante un brutal reverso de
Barcelona’92. Una situación nunca vivida.
La situación es grave y no puede minimizarse. Las imágenes
del 1-O llamaron poderosamente la atención del mundo y Catalunya ha sido
inscrita en la lista de los conflictos peligrosos. Los mercados no
priman la incertidumbre y las situaciones sin salida. Los centros de
poder internacionales empieza entrever en la cuestión catalana un
potencial peligro para la estabilidad e integridad de la Unión Europea.
Las imágenes del 1-O y de los días posteriores sugieren la posibilidad
de graves enfrentamientos en la calle. Se desvanecen estos días dos de
las premisas del independentismo low cost: los mercados no apuestan por
la ruptura –todo lo contrario–, y ninguna instancia internacional de
relieve se muestra favorable a la mediación, para no desautorizar al
Gobierno español. Los mercados reaccionan ante la incertidumbre y los
principales gobiernos del mundo apuestan por la estabilidad de España,
aunque les disgusten las imágenes del 1-O y tengan serias reservas sobre
la política de Mariano Rajoy. Intentar romper la unidad de un Estado
miembro de la Unión Europea no es una fiesta mayor, como han sugerido
durante años algunos irresponsables que ahora callan. La independencia
low cost no existe. A estas horas ya lo sabe toda la sociedad catalana.
Sólo los aventureros y los iluminados apuestan por una crisis de alto
coste. No puede haber comités invisibles dirigiendo la política catalana
en estas horas difíciles.
La situación es grave y no hay que relativizarla. La
economía catalana está sufriendo una fuerte sacudida. Aún estamos a
tiempo de evitar una catástrofe. Ante esta situación pedimos
encarecidamente al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a
todos los miembros del Consell Executiu, y a todos los diputados del
Parlament de Catalunya que actúen con la máxima responsabilidad en las
próximas horas. Actúen conforme a su conciencia y desoigan el dicterio
de los aventureros. Archiven la declaración unilateral de independencia.
El respetable criterio de dos millones de personas no puede llevarse
por delante un país de siete millones y medio de habitantes. Propongan
un generoso tiempo de diálogo y tomen nota de esos miles y miles de
ciudadanos que ayer salieron a la calle, en toda España con divisas
blancas, pidiendo concordia y diálogo. Salvaguarden la Generalitat,
institución de autogobierno de todos los catalanes. Protejan la
economía. Protejan a sus conciudadanos. Actúen con inteligencia. Eviten
un drama.
.......................Respuesta de Nuevo Impulso Ya dije hace años que la "pela" era lo único que entendían el Govern incompetente catalán. Lo mano de estas situaciones, es que si las rectificaciones no son concretas y claras, la economía no volverá con la celeridad que se espera, y las cosas no serán nunca como antes. ESTE EN UN ASUNTO GRAVISIMO PARA AL ECONOMÍA CATALANA, por culpa de darle un caprichito a los independentistas. La CUO anticapitalista no está dispuesta a ceder ni un ápice. Al final se llevaron los palos de los Mossos, que son su policía, porque la Policia y Guardia Civil no va a actuar, el orden público es de ello. Una fractura social que es como un terremoto de 9.9 puntos en la escala de Richte.
Se necesita mucho más que una conjura golpista de los señores Puigdemont y Junqueras, y de la señora Forcadell, para destruir lo que han construido 500 años de historia. No lo vamos a permitir. Aquí estamos ciudadanos pacíficos, que creemos en la coexistencia, que creemos en la libertad. Vamos a demostrarles a esos independentistas minoritarios que España es ya un país moderno, un país que ha hecho suya la libertad y que no a va a renunciar a ella por una conjura que quiere retrocederlo a país tercermundista.