(Fotos Franchi.
OBRA: DOS PIEZAS ESCULTORICAS
Hoy viene a este Taller de MIRAR UN CUADRO, un autentico escultor: José Luis Navarro Esteve, un ilustre noveldense que no quiere ser Navarro. Y no creo que reniegue de su apellido paterno, si no que entre sus paisanos noveldenses son tantos los Navarros de apellido, como los oriundos de Navarra, y un artista tiende a la singularidad.
Como singular es el Arte que practica y el nombre que lo define: escultor. Y un escultor, para mí que soy un antiguo, es la persona que esculpe. Y esculpir es labrar, hacer obras de talla, quitándole lo que le sobra a una piedra, a una madera hasta sacar de la masa informe una figura, generalmente tridimensional. Así lo hicieron Fidias y Mirón en la Grecia clásica, Donatello y Miguel Ángel en el Renacimiento italiano y Siloe, Berruguete y Salcillo en España, por citar algunos de los más grandes de todos los tiempos en la talla de la piedra o la madera. Es decir auténticos escultores. Y aun diría más, el sumun del escultor es para mí el que trabaja el mármol. Piedra de la antigüedad clásica y que por sus características físicas permite unos acabados en los que la tersura y la morbidez le dan a la pieza escultórica una belleza casi sobre natural.
Luego están los otros llamados escultores, que funden, vacían, forjan, soldán, modelan, cuecen, instalan y un montón de cosas más. Los que hacen monigotes y los llevan a una fundición para que se los amplíen y engorden (caso Botero) y en fin todos aquellos a los que, impropiamente, les llamamos escultores. Sin lugar a dudas, ellos también hacen Arte, pero para mí, no son escultores. Son otra cosa.
Y sin embargo en las exposiciones en las que se muestra junto a la pintura, la escultura queda relegada al lugar de la mesa expositiva, que en los banquetes se le suele asignar al pariente pobre. Ese que se le invita para ocupar el hueco para el que no hay nadie que quiera o lo pueda llenar. Ese que no incordia y mejor aun, permanece mudo y sordo y con el que nadie suele dialogar.
Y eso es así incluso con la extraordinaria colección de escultura Mesopotamia, Griega o Romana que se muestra en el Museo del Prado. Todo el mundo pasa ante ella y apenas la mira. Van buscando al Greco, a Velázquez, a Ruben, a Zurbarán, a Goya. Es decir a los hoy parientes ricos del Arte.
Pues bien, yo aquí, hoy y ante un escultor de la talla (nunca mejor empleado el termino) de nuestro invitado José Luis Esteve, reivindico la importancia artística e histórica de la Escultura. Una de la Artes más antiguas y nobles. Esa que le sirvió el Sumo Hacedor, según la Biblia, para crear al hombre a imagen y semejanza suya, cosa que siempre he dudado ,pues si así lo fuera lo habría tallado en mármol y no en barro como lo hizo y así nos va.
Finalmente y antes de adentrarnos en la vida y milagros de Esteve, tengo que decir que yo a la escultura (sobre todo si es en mármol) cuando entro en una exposición, además de admirarla desde todos los planos posibles, me gusta acariciarla y sentir en mis manos, un algo que parece surgir desde el fondo de la frialdad del mármol: el calor que emana del corazón y el alma del artista que la creo.
Esteve es noveldense por los cuatro costados. Nació en Novelda y allí reside y trabaja en la cantería, industria de trasformación de la piedra, en la que su pueblo es la primera de España y una de las primeras de Europa. Y paradójicamente, en Novelda no hay canteras. Trabajan la piedra que le viene de sus vecinas Pinoso, La Algueña, Monovar o La Romana y de mas allá en cuanto al mármol negro.
En Novelda, eran muchos los niños que alternaban los estudios primarios, con el trabajo de aprendices en las canterías, con el fin labrarse un futuro profesional. Algunos entraba a tan tierna edad, que eran en ellas donde iban perdiendo los dientes de leche, a la vez que sus manos y su cuerpo se endurecían, hasta el punto que yo creo que sus nuevos y definitivos dientes en vez de en marfil le crecían en mármol. Esteve entro en plena pubertad a trabajar de aprendiz sin sueldo, en la cantería de un tal Germán, vecino suyo. Lo hacía en sus ratos libres de colegio e instituto y sin la idea preconcebida de dedicarse al oficio. Pero había algo que le atraía en el taller de Germán, quien, principalmente, se dedicaba a la inscripción lapidaria, pero también hacia algunas piezas artísticas para adornar las tumbas y mausoleos de los adinerados del pueblo. Aquellos Ángeles alados o suplicantes de tristeza infinita que vemos en los cementerios, seguramente le causaron gran impacto emocional al niño Esteve, hasta el punto de que sin acabar el bachillerato, se decanto por la cantería como trabajo profesional para ganarse la vida trabajando para los muertos.
Con Germán, que era un artesano-artista, Esteve fue haciéndose un profesional cualificado, que manejaba con soltura cinceles planos o de media caña, punteros, gladinas macetas normales y de campana, herramientas clásicas que desde la más remota antigüedad, se utilizan para trabajar las piedras duras, y que hoy se alternan con radiales, compresores, tornos y pulidoras y otras tantas mas, que facilitan el trabajo pero que no hacen artistas.
Y poco a poco, el obrero artesano, comenzó a tener ideas innovadoras que surgían de lo más recóndito de sus sentimientos, y del artesano surgió, sin que él lo supiera, el artista que anidaba en el, sin que él lo supiera. Y para que lo supiera tuvo que llegar un Lobo de nombre Baltasar, que se dejo caer por el pueblo, de la mano del galerista, experto en Arte y empresario de la cantería, Francisco Pastor. Este lo llevo al taller de Germán para que le hiciera algunos trabajos de apoyo al famoso artista de renombre internacional. Es decir, para que taller y artesanos trabajaran de “negros” para el artista, como ha ocurrido en todo tiempo y lugar y en todas las Artes: el creador famoso ponía la idea y el nombre y el artesano-artistas, (el “negro”), le hacia el trabajo. Y algo debió ver el “Lobo” en el avispado jovencito Esteve que por el taller deambulaba, para que en vez de comérselo, como suelen hacer los lobos con los niños de los cuentos, decidiera tomarlo como ayudante y guía por las canterías del pueblo. Y entre correría y correría a la búsqueda del bloque de mármol o piedra adecuada para sus trabajos, Esteve le veía trabajar e iba asimilando con fruición los procedimiento del maestro y alguno de los consejos o enseñanzas que, sobre la marcha le daba, a la vez que pulía las piezas que iba realizando tan insigne maestro. Piezas a las que, a veces, y una vez pulidas, el maestro les metía de nuevo el cincel para modificarlas, con el consiguiente desconcierto de su ayudante Esteve. Pero perdiendo se aprende y el asimilaba lo bueno para aprender y lo malo para aprender aun mas.
Y así nuestro José Luis, estuvo algunos años de ayudante de Baltasar Lobo, artista-escultor, amigo de Picasso, con el convivio algún tiempo; que expuso junto a Matisse, Leger y Picasso en la famosa Galería Vendome de Paris, y cuya obra se exhibe en su Museo monográfico de Zamora. Museo, en el que colateralmente, y como siempre ocurrió, también se pueden ver en las obras del Maestro, la huella anónima de su alumno aventajado: el artista noveldense José Luis Esteve, que hoy nos trae a este Taller de MIRAR UN CUADRO un par de piezas que ahora veremos.
Sin lugar a dudas, la obra de Esteve está influenciada por el Maestro zamorano, y como no, por los clásicos de todos los tiempos, que estudio en los libros y menos en los museos. Pero Esteve es un artista que hace ya algún tiempo vuela solo en el Mundo del Arte, en el que poco a poco se va introduciendo. Para ello mando a la casa de subasta Duran en Madrid, algunas obras originales que se vendieron bien y le retribuyeron mal. También expuso algunas en la Galería Italia, en Alicante. Ha participado en concursos y exposiciones varias, y ha recibido reconocimientos y premios varios. Pero cuando ha comenzado a ser conocido, es a partir del momento en el que aconsejado por su íntimo amigo Franchi, se hizo asociado nuestro y comenzó a exponer con más regularidad y a relacionarse con los demás artistas de la Asociación.
En el Mundo del Arte actual, si no te encasillas en algún ismo no eres nadie. Es como si procedieras de un lugar ignoto y sin interés artístico alguno. A Esteve se la ha encasillado en el MINIMALISMO y la verdad es que está bien encasilladlo pues ciertamente no hay en su obra nada sobrante y todo es esencial en ella. Sin embargo difiero que sea un PRIMITIVISTA en su temática, más bien lo veo como un clásico que, en general, esculpe torsos y cuerpos desnudos tridimensionales y bajo relieves y, como no podía ser menos, se incardina también en la modernidad de principios del siglo XX, en la que milito su gran Maestro Baltasar Lobo. Y como hombre de su tiempo, suele estar atento a los movimientos vanguardistas actuales, sin que llegue a ser un rompedor en nada. Yo creo que para mejor.
Trabaja la piedra travertina; los mármoles blancos de Macael; los rojos de Alicante y los sobrios y elegantes negros de Marquina. Sus procedimientos de trabajo beben de los clásicos, utilizando la maquinaria moderna. El desbastado y el corte de grandes piedras, lo hace al aire libre en un solar anejo a la nave de su gran estudio. El proceso completo de la elaboración de una pieza, lo recogió en imágenes fotográficas, su gran amigo y excelente fotógrafo y socio nuestro, Antonio Pérez Bueno “Toño”. Reportaje que es digno de ver.
Y hasta aquí la pequeña historia de la formación técnica de un artista y su periplo vital. Sin embargo, en el origen de todo está la predisposición genética, sin la cual todo intento conduce al fracaso. Pero por otra parte, si Esteve, nuestro artista, no hubiera nacido cerca de un obrador de cantería, ¿habría podido desarrollar sus innatas condiciones para ser escultor? La respuesta es: “no”. Porque, ya lo dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”.
La circunstancia de Esteve, ya la he relatado. Su “yo”, lo conforman unas cualidades humanas en las que la bondad y la modestia, son características fundamentales de su carácter. El no le da importancia a lo que hace y se la da a lo que hacen los demás. Tímido reconvertido en locuaz; optimista aparente; sencillo, sincero y sin doblez intelectual alguna, es alguien que merece la pena tener por amigo.
Muchas gracias.
Carlos Bermejo
Alicante, 25 de Marzo de 2009