Existen cientos de razones para pedir a Pedro Sánchez elecciones anticipadas. Pero claro, ninguna tan inspiradora como la llegada de la flamante «ingeniera fontanera» nacional, esa figura de cabello en guerra con el acondicionador y andar de infusión templada, que ha conseguido lo impensable: que los socialistas se sonrojen. ¡Milagro! Al fin, el bochorno ajeno les ha salpicado lo suficiente como para parecerles propio. Como si antes no hubiera pasado absolutamente nada. Ni Ábalos, ni el hermanísimo, ni el affaire Begoña; eso solo en la sección "al fondo a la derecha". Y si hablamos de lo realmente corrosivo, la amnistía, los pactos con partidos que sueñan con repúblicas psicodélicas al estilo Dalí, pues todo eso... apenas unas gotitas de modernidad líquida sobre los principios socialistas, que ya venían bastante aguados.
Y tan pintoresco como el episodio de Leire es el teatrillo del partido: “rescatemos a Page y Lambán” (parece que no ha sido así en la conferencia e presidentes), los nuevos vengadores de la dignidad, luchando en la calle del barrio con capa de chándal. El resto, eso sí, interpretando el papel de siempre: figuras flácidas de un harén ideológico, murmurando con voz de falsete ante el gran patriarca. Llega un momento que uno no puede ocultarse en la mentira o en un fuerte o blocao de resistencia la razón de los asediadores siempre conquistan el castillo con su arietes de la verdad.
Pero ahora, ahora sí, se huele la sangre. La caza mayor sigue viva, pero cojea. Y en la política, eso es una invitación al banquete de los perros de caza. Se abre el manual del cobarde: todos a salvarse, cada quien con su balsa inflable, aunque la mayoría pinche antes de zarpar. Dan ganas de llorar, pero con estilo, claro, como corresponde al drama institucional.
Es la ley de los hombres, esa que invocan tan campantes los que no pueden con su propia sombra pero se creen con derecho a dictar moral al resto, mientras el pueblo llano se ocupa de no perder las muelas entre tanto apretón. El gobierno actual se sostiene de un clavo oxidado, y cuando mas tiempo pase mas se deterioraran las sigla del centenario PSOE-Sanchista.
No, no es normal que este Gobierno siga gobernando nada (La conferencia de presidentes -la mayoría del PP- fue un fracaso. Tampoco lo sería que lo hiciera el partido que lo arropa como si nada. Parece que han despertado de una borrachera moral, con el sol dándoles en la cara y la conciencia preguntando qué demonios pasó anoche. Y lo de hoy tampoco será normal, para qué engañarnos. La oposición, en su papel de eco del eco, predicando para los que ya están en misa.
Eso sí, el 8 de junio es domingo y Pedro Sánchez se irá a Doñana