ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

domingo, 14 de abril de 2019

Semana Santa pasada por urnas de todo tipo



   

Ramón Palmeral

      Llega esta Semana Santa con campaña electoral y la tradicional subida del precio de los carburantes como un impuesto indirecto, y directo al bolsillo, como si fuéramos tontos. ¿No cree amigo lector que esta costumbre debería ser investigada por Industria, Comisión Europea u otro Organismo de papeleo burocrático de papel marca Gvarro. Y luego dicen que es que los españoles somos muy latinos y viscerales, pero es que es para cabrearse ¿o no?

     Y este asunto medieval de hacer coincidir la Semana Santa con la luna llena de abril, en una sociedad laica y constitucional debería ser, una fiesta religiosa con calendario fijo, sobre todo por aquellos trabajadores, alumnos, profesores  y maestros que, los pobres míos, no ha descansado desde las vacaciones de Reyes.  Desde esas lejanas fiestas de Melchor, Gaspar y Baltasar, existe una trecha de tres largos meses. ¿No sería mejor la Semana Santa en medio de marzo con San José en medio?, ya que los valenciano de Valencia son menos de Semana Santa y más de fallas.

       Me dice mi viejo amigo de biblioteca Algazel que el primer dato escrito sobre Hermandades y Cofradías alicantinas se remontan a primeros del siglo XVII, y que imagineros de misteriosas y hábiles manos con la gubia afilada en la piedra de agua, esculpieron, por encargo del cielo, figuras de cuerpos semidesnudos y lacerados a la imagen de la Pasión de Cristo, Dolorosas, Sepulcros y Cenas.  Esos imagineros debieron ser impostores ángeles ebanistas más que tallistas de la dulce madera de ciprés (no le ataca la carcoma).  Magos del escoplo y de la gubia como Nicolás Bussy o Salzillo autor del Cristo del Hallazgo, Lastrucci autor de la Virgen de Santa Rendición o un anónimo crucificado.

       No debemos buscar en estos días el folklore o la competitividad entre Hermandades, ni la playa con olor a incienso en el Postiguet de la culona de Margot, ni que se parezca un paso la cabalgata de Reyes o un desfile de Moroso y Cristianos. No seamos hipócritas, todos sabemos que la Semana Santa es un reclamo turístico en toda su amplitud. No debemos mezclar lo religioso con lo turístico, a los hombres de fe con los laicos, agnósticos, los que rematamos el Domingo de Ramos con el Lunes de Mona.    

       Siento cómo mi río interior se hace grande por el ruido de su alegría, a la gula la llevo a raya en la Cuaresma, penitencia sin flagelos hipócritas, oposiciones más que exámenes de conciencia me revelan que soy un pecador incorregible, en mi alma anidan los anhelos de todos los pecados capitales. Seamos sinceros con nosotros mismos y respetemos la tradición de esta santa semana a la que tanto quisieron y respetaron nuestros antepasados.

      La procesión que más atractivo tiene es la  Hermandad de la Santa Cruz: constituida en 1945, realiza su estación de penitencia con cuatro tronos: el Cautivo, la Dolorosa y el Descendimiento de la Cruz, todas obras de Antonio Castillo Lastrucci, y el Cristo de la Fe, conocido como El Gitano, que fue realizado por Luis Ortega Bru.

     Llegó la Semana Santa con una urna bajo el brazo, con dos urnas: la del santo Sepulcro (con todos mis respetos y las urnas de dos elecciones: generales y autonómicas). Pero no me censuren a mí,  amigo míos, que yo no tengo la culpa de este triplete ecléctico entre religión, política y subid de los carburante. Que yo solo soy el mensajero de esta sátira a lo Arniches, nada más, el que escribe llevado por la observación de la realidad cotidiana, urbana y rural.

Qué lejos quedaron aquellos años de su nuestro desamparo dictatorial cuando se cerraban hasta los bares y la carta de ajuste se pasaba una semana en la pantalla de la televisión única y pública,  cumpliendo duelo por la muerte de Nuestro Señor Jesucristo de hace dos mil años. Lo demás, todo lo queda al juicio inteligente del lector.

Ramón Palmeral
Domingo de Ramos, 14-04-2019

Urnas: Otra vez se abrió el medón de politileno, de cartón o qué se yo




Se abren todas las  campañas electorales con la tradicional y nocturna pegada de carteles con cámaras y doce «fotogenios» detrás, como recordando que en el franquismo era ilegal pegar carteles de propaganda política, y si  te cazaban lo grises te podías pasar unos días entre rejas hasta que unas subrepticia llamada telefónicas al Gobernador Civil, le ordenaba tu puesta en libertad, pero eso sí con antecedentes penales desfavorables.

Iniciada la campaña «eléctrica 28 amperios» vienen los mítines provinciales, o mejor dicho, la continuación del eterno mítines políticos, como un grito de grullas en los cañizales de la Albufereta ¿Qué es el lenguaje político?, pues es sencillamente una forma característica de aquella famosa frase de «puedo prometer y prometo» de Adolfo Suárez, que estaba tan convencido de su lealtad a su palabra dada que en cuento no pudo cumplir sus promesas dimitió tan elegantemente como una cigüeña en la espadaña de un campanario de Ávila. Dimitió por televisión en blanco y negro sin hacer ruido, aunque ya se había llevado el susto de los tricornios de García Lorca el 23 F (febrerito el loco del 81).

El lenguaje políticos es específico dotado de mucho performance y dóberman; es decir, mucho ruido, vistosidad, colorido, sonido y cámaras en cuyos discursos no dicen nada, ni verdadero ni falso, porque es un lenguaje neutro, para no pillarse los dedos con la cancela de hierro del chalet de todos los españoles: «un viñedo en heroico abismo al borde acantilado del Sil».

Por ello, pienso que uno, nosotros, los descalzos votantes no deberíamos votar después de oírles, porque nos inflaman e inflan la cabeza de proyectos (sin obligación de cumplirlos) de promesas políticas en elecciones. Hemos de entender que el lenguaje político es una herramienta dialéctica, que no es más que el resultado de un proceso senatorial que se remonta a los griegos, es decir, una profesión de la retórica más depurada. Nos llevan a una confusión de términos que, si derecha, extrema derecha, centro, centrismo, izquierda o extrema izquierda, que no aclara nada, solo son posiciones, puntos y cardinales. El hostigamiento virulento de ese «enjambre político» de siglas, fotos retocadas y colores vivos, que nos venden como un «bálsamo de Fierabrás, fanfarrón y brabucón», nos embauca sin remedio en Televisión, en la Radio, Prensa, con carteles en las plazas que, los que no se lleva el viento, los arranca el nocturno peatón del botellón.

Todo en esta vida depende  del color del cristal con que se mira. Todos somos víctimas de un acoso polemista creado. Pero si son de izquierdas contra derechas de Vox, sería un teniente general corneta, con todo mis respeto, pues corneta se llaman en el Ejercito a los que son cortos de talla, aunque los tenga bien plantados como le pasaba al corso Napoleón Bonaparte (bueno de padre, he hijo de madre del partido). Si es al contrario, sería el de la Coleta, más un extra de sanchismo pasado por Moncloa. Casado, el discípulo de Suárez,  está dispuesto a recuperar la unidad patria, al prometer, aplicarles a los catalanes, otra vez los cables eléctricos del 155, pero con efectividad, tirando de  BOE.  Por otra parte, tenemos al de la sirga en la Rivera del Volga con un centro Ciudadano que ya pactó con el PSOE, y nadie garantiza que en uno de esos vaivenes de resultados electorales volcánicos,  se decanten por unas siglas u otras, que son como la liga pegajosa  de cazar pájaros.

En definitiva, hemos de ser cautelosos al votar, que ha de ser en conciencia, porque luego los administradores nos van a durar cuatro años. No dejarnos llevar por el calentamiento de un mitin, que son únicamente, eso, palabras de una jerga profesional especializada en la oratoria grecorromana. Otro asunto diferente son las ideas, el fracaso del comunismo de pan para todos, del capitalismo liberal opresor con la clase trabajadora, o del anarquismo libertario que nos retrotraerá a la edad de las hachas de piedra y a las puntas de flechas de sílex.

Advertir, no es amenazar aunque empiecen los dos sustantivos en alfa. La decisión final reside en la sensatez, no en las palabras ni en los palabros que nos llegan al oído como una música sin director de orquesta cambiante. El votante, a la hora de introducir su voto como en un buzón del Destino está solo ante el peligro, pero a la vez, también es responsable de una política de fraccionamiento de la unidad de España, de más paro, desigualdades o menos Europa, que es lo mismo que darle la espalda a un futuro común, pero al fin sin británicos y su «brexit suicida».




Ramón Fernández Palmeral 
14-04-2019

sábado, 13 de abril de 2019

Formaciones alicantinas al Congreso y al Senado. Elecciones del 28 de abril 2019

Las principales formaciones presentan sus candidaturas para triunfar en “la batalla alicantina” del Congreso y Senado

El PP apuesta por dos hombres fuertes de Casado para la Cámara Baja (César Sánchez) y Cámara Alta (Pablo Ruz); el PSOE quiere aprovechar el "tirón ministerial" de Pedro Duque en el Congreso y premia al "sanchista" Asensi en el Senado. Por último, el teniente general Manuel Mestre es la gran figura de VOX y su irrupción marcará el resultado de "la contienda alicantina".
César Sánchez, Pedro Duque, Marta Martín, Txema Guijarro, Ignasi Candela y Manuel Mestre/ EL MUNDO
César Sánchez, Pedro Duque, Marta Martín, Txema Guijarro, Ignasi Candela y Manuel Mestre/ EL MUNDO
¡Tic-Tac, las elecciones ya están aquí! A menos de un mes para que arranque este “maratón electoral”, los principales partidos de la provincia de Alicante (PP, PSOE, Ciudadanos, Unidas Podemos, Compromís y VOX) han elegido a sus cabezas de cartel con el objetivo de triunfar en “la batalla alicantina” del Congreso y Senado del próximo 28 de abril.
Empezamos por el Congreso, la Cámara de mayor importancia y donde Alicante es la quinta provincia con mayor representación parlamentaria (12). Allí, se presenta una “lucha titánica” por ver quién es la fuerza hegemónica y el bloque (derecha o izquierda) ganador.
Arrancamos con el Partido Popular. Los conservadores llevan siendo el partido más votado en la provincia alicantina desde el 1993 y esperan seguir con su victoriosa racha. Para ello, Pablo Casado ha depositado su total confianza en la figura de César Sánchez. El presidente de la Diputación Provincial ha fortalecido su imagen convirtiéndose en esta legislatura en  “el azote popular” a las políticas del Consell en la provincia de Alicante. Varios ejemplos son su lucha contra “la política lingüística”, “la ley de mancomunidades”, y en definitiva luchar contra lo que desde el PP bautizan como “la catalanización de la Comunidad Valenciana”. Además, Sánchez tiene un puesto relevante en el PP nacional y es de sobra conocido en la política alicantina y valenciana. Sin embargo, la fragmentación en tres del voto de la derecha (PP, Cs y VOX) juega en contra del candidato popular. Por un lado, tiene la difícil misión de mantener los 5 escaños que obtuvieron los populares en 2016. El escenario mas optimista, a día de hoy, son 4 y  el más probable son 3. Y por el otro, Sánchez tiene el objetivo de que el PP siga siendo la fuerza hegemónica alicantina en el Congreso, hecho que se lleva logrando en los últimos 26 años.
Aquí, os desgranamos los 12 “titulares” de la lista del PP: César Sánchez Pérez; Macarena Montesinos de Miguel; Agustín Almodóbar Barceló;  Sergio Rodríguez Meseguer;  Maria de los Angeles Quiles Mondéjar;  Juan Bautista Roselló Tent; Maria Edelmira Ferri Hernández; Gema Ferrández Berenguer.; Jose Manuel Pardo Martínez; Rafael Almagro Palacios;  María García Pascual y  Lino Antonio Pascual Carbonell.
Por su parte, y a diferencia que el PP, los socialistas han apostado por “el tirón ministerial” de Pedro Duque. El ministro-astronauta se adentra en  “la batalla alicantina” con el objetivo de acabar con la mala racha de casi 30 años del PSOE en la provincia de la Costa Blanca. En nuestro territorio, los socialistas llevan siendo superados por los populares en los últimos 26 años, pero parece que esta dinámica podía terminar en estas elecciones. Las buenas expectativas que tiene el PSOE nacional unido a la fragmentación del centro-derecha son los principales argumentos que tiene Duque para ser el candidato más votado. Sin embargo, su vinculo con la provincia alicantina le puede jugar una mala pasada. El ministro tendrá que remar contra la polémica de tener un chalet en Xàbia a nombre de una sociedad instrumental para eludir impuestos.
Ximo Puig, Pedro Sñanchez y Pedro Duque posando sonrientes en su acto en Alicante/ @PSOE
Ximo Puig, Pedro Sánchez y Pedro Duque posando sonrientes en su acto en Alicante/ @PSOE
La candidatura del PSOE está formada por: Pedro Francisco Duque Duque (Independiente): Patricia Blanquer Alcaraz;  Alejandro Soler Mur; Yolanda Seva Ruiz; Herick Campos Arteseros; Rosa Guillén Canto; Rafael Francisco Briet Seguí; Yolanda Zaragoza Martínez; Guillermo Sendra Guardiola;  Nora Taj Lidón;  Miguel Angel Gomis Fernández y  Fuensanta López Baño.
La continuidad ha predominado en las listas de Ciudadanos y Compromis. Albert Rivera vuelve a elegir a Marta Martín como “la voz alicantina” de los naranjas en el Congreso. Martín tendrá que lidiar con la irrupción de VOX para mantener sus 2 escaños de las últimas elecciones. No obstante, desde Ciudadanos son optimistas en que se pueda llegar de nuevo a esa representación.
La lista de Ciudadanos al Congreso:  Marta Martín Llaguno; Juan Ignacio López-Bas Valero; José Cano Fuster;  Adrián Santos Pérez Navarro;  María Teresa Ortiz López;  María José Bernal Ballesta; Beatriz Falomir Ros; Alicia Fernández-Peinado Martínez;  Antonio Alonso Miravete; Emiliano Rodríguez Rodríguez;  María Virtudes Martínez Primo y José Angel Herrero Ruiz-Navarro.
Por los mismos cauces se compone la lista de Compromís. Los valencianistas siguen apostando por Ignasi Candela con la misión de “llevar y hablar de  las necesidades de Alicante en Madrid”. Estas elecciones tiene la peculiaridad de que “no irán de la mano” de Unidas Podemos, cosa que sí hicieron en 2016 donde obtuvieron unos fantásticos resultados (3 diputados) que le llevaron a que esta confluencia fuera la segunda fuerza en Alicante.
La lista de Compromís: Ignasi Candela Serna; María José García Roselló; Pablo Ferrando Jaén; Tamara Martínez Lidón; Denis Allso Moreno; Federico Zaragoza Alberich;  Silvia Victoria Ana Tomás; María Paula Carsi Zegri; Sergi Ferrús Peris; Francisca Guardiola Mira; Barbara Ripoll Jareño y Gerard Fullana Martínez.
Por su parte, donde sí ha habido cambio de rostros ha sido en Unidas Podemos. En el partido morado, Pablo Iglesias ha hecho valer su fuerza para designar a un candidato de su máxima confianza, el cunero madrileño Txema Guijarro. Con este movimiento, el líder de Podemos quiere acallar los ruidos internos y poner a un “pablista” para Alicante. Esto supone que la anterior cabeza de cartel, Rita Bosaho, pase al número 3 de la lista. Unidas Podemos tiene la casi improbable misión de mantener sus 3 escaños de las anteriores elecciones, la clara tendencia a la baja de la formación hace que en las encuestas le den 1 diputado (la opción más probable) y 2 (en la opción más optimista).
Esta es la lista de Unidas Podemos: Jose María Guijarro García; Maria Teresa Pérez Díaz;  Rita Bosaho Gori; Iñaki Perez Rico; Noelia Olivares Gonzalez; Maria del Mar Galindo Merino;  Chantal Juan Ballester;  Francesc Ramón Valls Pascual; Maika Fernández Baena;  Jaume Monfort i Signes; María Isabel García Vizcaino y David Vergara Rodriguez.
Por último, y no menos importante, nos encontramos a VOX. La pujante formación conservadora marcará el resultado final de “la batalla alicantina”, todo dependerá del grado de su irrupción. El partido de Santiago Abascal ha elegido al teniente general retirado Manuel Mestre como cabeza de cartel en la provincia de la Costa Blanca. Su dilatada y prestigiosa carrera en el Ejército son sus grandes fortalezas. Las expectativas electorales de VOX en la provincia alicantina son buenas, ya que  las encuestas le dan 2 escaños y una previsible lucha titánica con Ciudadanos por entrar en el podium.
Manuel Mestre con bigote) al lado del rey Felioe VI/ Casa Real.
Manuel Mestre ( con bigote) al lado del rey Felipe VI/ Casa Real.
Esta es la lista de VOX: Manuel Mestre Barea; Jose María Sánchez García; Faustino Angel Vega Perez; María Elvira Gómez Bueno; Beatriz Castro Antón; Juan Pablo Peraba de las Heras; David Martínez Navarro; María Amparo Cerdá Sarrenes;  Eduardo Luis Ruiz Navarro;  Irene Mompeán Pérez;  Borja Sánchez Garrido y  Matilde García Lozano.
El “casadista” Pablo Ruz y el “sanchista” José Asensi en el Senado
Tanto Pablo Casado como Pedro Sánchez han apostado por dos de sus “hombres más fuertes” en la provincia de Alicante. Pablo Ruz y José Asensi son los candidatos del PP y del PSOE por Alicante en el Senado. El primero de ellos  es amigo personal de Casado y comparte los mismos postulados “liberales”. Además, Ruz está dispuesto a compatibilizar su cargo de senador con su carrera por ser alcalde de Elche. El líder ilicitano con su “ilusionante” proyecto de “10 medidas para los primeros 100 días” en un futurible mandato tiene el objetivo de que el PP recupere la codiciada alcaldía ilicitiana. Con respecto a su papel en la Cámara Alta, tiene la complicada tarea de que su partido sea el más votado y obtenga los 3 senadores de las últimas elecciones, hecho que parece difícil por el posible dominio del PSOE en la Cámara Alta, según indican las encuestas.
Pablo Ruz y Pablo Casado dándose un cariñoso saludo.
Pablo Casado  y Pablo Ruz juntos en un acto.
Esta es la lista del PP por el Senado: Pablo Ruz Villanueva; María Adelaida Pedrosa Roldán y Carlos Castillo Marquez.
Por su parte otro postulante a alcalde que al final no fue, José Asensi, es el elegido para representar al PSOE de Alicante en el Senado. “Sanchista” confeso, Asensi espera que la corriente del presidente del Gobierno le lleve al PSOE a ser el partido predominante en “la batalla alicantina” del Senado. Parece que no será difícil mejorar los resultados del 2016 donde se quedaron sin representación en la Cámara Alta.
Esta es la lista del PSOE: José Asensi Sabater; Ana Martínez Zaragoza y Carlos Giménez Bartomeu
El resto de listas
La lista de Ciudadanos se compone de la siguiente forma: José Quirante Manresa;  Lucia Granados Alós y Santiago Mira Quiles.
La lista de Compromis: Jose Manuel Dolon Garcia; Concepción del Ruste Aguilar y  Vicent Miquel Sansano Belso.
La lista de Unidas Podemos: María Asunción Villaverde Zamora; Maria Jose Gómez-Pimpollo López-Castillo y Cristian Fortanet Van Assendelft De Coningh.
La lista de VOX: Pascual Moxica Pruneda; Gerardo Carretero Fernández y  Carolina Vigara García.

Listado con todos los partidos y candidatos que se presentan a las elecciones autonómicas

Listado con todos los partidos y candidatos que se presentan a las elecciones autonómicas

En la Comunidad  Valenciana se han presentado un total de 41 candidaturas para las elecciones autonómicas valencianas  que se celebran el próximo 28 de Abril de 2019.
En la Comunidad  Valenciana se han presentado un total de 41 candidaturas para las elecciones autonómicas valencianas  que se celebran el próximo 28 de Abril de 2019. Las opciones están repartidas en Alicante con 14 candidaturas, en la provincia de Valencia con 15 y en Castellón con 12 candidaturas.
La provincia de Alicante cuenta con 14 candidaturas porque la del Partido Libertario no fue proclamada para las elecciones autonómicas valencianas. Los primeros en presentar la lista de candidatos en Alicante fue el Partido Socialista, seguido de Compromís y de los demás partidos: PP, PCPE, Ciudadanos, PACMA, Avant Los Verdes, Esquerra Republicana, Actúa, Vox, Tercera Edad en Acción, Unides Podem-EUPV, República Valenciana y Alternativa Republicana.
En Valencia se han presentado un total de 15 candidaturas, un dato significativo es que en las elecciones autonómicas de 2015 se presentaron 9 candidaturas más. En este caso, el primer partido en registrar su lista de candidatos fue Compromís seguido del PSPV-PSOE, Falange Española de las Jons, ERPV, Ciudadanos, PACMA, Partido Popular, PCPE, Som Valencians en Moviment, Unides Podem-EU, Vox, Auna CV, Avant Los Verdes, República Valenciana y Poble Democràtic.
Finalmente, en la provincia de Castellón  los partidos que han presentado sus listas para las elecciones autonómicas son: PSOE, Compromís, Vox, PP, Esquerra Republicana, Falange Española de las Jons, PCPE, Ciudadanos, Avant Los Verdes, PACMA, Poble Democràtic y Unides Podem-EUPV.
El pasado martes se publicó en el Diario Oficial de la Comunidad Valenciana el listado definitivo de las candidaturas electorales registradas en las tres provincias, hecho que da un carácter oficial y definitivo. Se puede consultar el listado completo de candidatos en este enlace: http://www.dogv.gva.es/datos/2019/04/02/pdf/2019_3322.pdf

Ironía y sarcasmo, humor, sátira, faltan en las crónicaa diarias de prensa.

Ironía y sarcasmo

La ironía es una forma de humor mediante la cual se pretende expresar justo lo contrario de lo que se dice.
Esta genial cita de Voltaire es un gran ejemplo de ello: “Está prohibido matar; por lo tanto todos los asesinos son castigados a menos que maten en grandes cantidades y al sonido de las trompetas.”
El sarcasmo es una forma de ironía, basada en la mordacidad y que pretende ridiculizar a alguien con la intención de herirlo, haciendo uso de la exageración o disfrazado de cortesía.
Uno de los grandes sarcásticos de la historia fue Oscar Wilde: “¿Por qué habré nacido con estos contemporáneos?”
El sarcasmo es, según muchos, la forma más refinada de humor. Depende del momento puede ser más o menos gracioso, pero también depende el “con quién”. Para muchos es desagradable, sin embargo, usarlo y entenderlo parece que conlleva muchas cosas positivas.
Se puede incluso demostrar cariño a través de él. Para ello será necesario que la otra persona te conozca bien, claro está. Llamar “feo” a tu enamorado, por ejemplo. El lado opuesto sería decirle a alguien al que desprecias “te adoro”.
Hay que tener en cuenta que aunque el sarcasmo y la ironía se usan en cualquier parte, la particularidad cultural es muy importante a la hora de usarlo. Ejemplo de ello son ciertas viñetas publicadas en el pasado y que no hicieron mucha gracia. Recuerdo el Jueves, La Codorniz, tan necesari en los tiempos franquistas, en que se reían de todo. La Prensa local y naciona, con su pcoo espacio para las colaboraciones externas, se ha vuelto concisa, informativa municipal, sucesoso y publicidad, pero las columnas de sátira y humor han desaparecido.
Como decíamos, te puedes meter en un pantanal si no sabes sopesar las consecuencias. Incluso dentro de un mismo país, hay zonas en las que se entiende mejor que en otras. ¡Pero si pasa hasta dentro de la misma familia!

Una buena dosis diaria

Detectar y entender la ironía y el sarcasmo denota agilidad mental y un buen funcionamiento de la función cognitiva. Como para entender este tipo de expresiones se necesita cierto procesamiento mental, se sabe que la falta de comprensión podría ser un síntoma de enfermedades como la demencia.
El ingenio necesario para elaborar estas expresiones suponen un excelente ejercicio que beneficia incluso a tu capacidad memorística. Ser irónico y sarcástico, demuestra una alta capacidad crítica y analítica, mostrada a través del humor. Y el humor, relaja tensiones.
Las personas sarcásticas, suelen encajar mejor las críticas si esas mismas críticas están tamizadas por el sarcasmo. Es más, las valoran.
La carambola verbal del sarcasmo y la ironía, potencia nuestra creatividad y el pensamiento abstracto.
A lo largo de la historia nos admiramos de aquellas personalidades que hacen uso de este tipo de humor, ya sean reales o de ficción. Quien no se ha admirado del lenguaje de Shakespeare o del mordaz e ingenioso Sherlock Holmes, de Snoopy, Woody Allen, Mafalda o las viñetas de El Roto o Forges.

Periodista es como un espía

 Poe Julio Villanueva Chand
1.
     Se venden crónicas. Pero, sobre todo, se venden nuevas máquinas para que un cronista sea más veloz: nuevas grabadoras, nuevos ordenadores portátiles, nuevas cámaras fotográficas, nuevos micrófonos en miniatura. La novedad es la tecnología, y no una nueva visión del mundo. Cada vez hay menos diferencias entre un periodista y un espía. Sin embargo, uno de los problemas de la prensa diaria sigue pareciendo un asunto metafísico: el tiempo. El trabajo del reportero de un diario suele ser un tour sin tanta sorpresa: páginas programadas, entrevistados programados, respuestas programadas, escenarios programados, tiempo programado. Se suele ver a un entrevistado en los lugares de siempre: la oficina, un restaurante, la sala de su casa. La entrevista como género siempre ha sido un acto teatral, y en la mayoría de las ocasiones no llega a ser una situación de conocimiento. Sólo una colección de declaraciones. Hay tiempo para actuar, pero no hay tiempo para entender qué significa lo que sucede.

     Italo Calvino contaba que ya en su juventud había elegido como lema la antigua máxima latina Festina lente: apresúrate despacio. A diferencia del drama del reportero de un solo acto, un cronista suele disfrutar del lujo del tiempo, pero tampoco puede escapar de él: "Una crónica lograda es literatura bajo presión", dice Juan Villoro. Festina lente. Cuando trabaja por su cuenta y vive de escribir historias, el tiempo a su disposición no es siempre el mismo: a veces tres días, otras, dos semanas, o, con insólita suerte, cinco meses. No hay sólo una tecnología de la escritura; también hay una precariedad de la lectura: "Soñamos con un lector que no existe", recuerda Alma Guillermoprieto. A diferencia de los diarios, algunas revistas se dan el lujo de dar más tiempo a sus autores para entregar una historia. Es decir: se dan el lujo de haber sido hechas para leer y sorprender. Sólo en esos casos, un cronista tiene más oportunidades de buscar una cosa y encontrar otra, inesperada: lo más emocionante para un cronista es descubrir cosas que no está buscando. Hay una palabra en inglés para nombrarlo: serendipity. ¿No es acaso una paradoja buscar el azar? Pero esta búsqueda del azar cuesta también tiempo y trabajo. Cuesta preguntarse qué es digno de contarse y qué es digno callar. Y cuesta aprender a esperar a que suceda algo digno de contarse. Para escribir una historia, hay que aprender a sorprenderse. A veces la única condición para escribir una historia de verdad es aprender a esperar.

2.
     Los secretos están sobreestimados. Todo-el-mundo-tiene-más-de-un-secreto. A la gente, en tanto ciudadanos, le interesa el periodismo de investigación. Pero a la gente, sin estadísticas ni etiquetas, le seduce que le cuenten historias. Hay ciertas sociedades y épocas en que lo real es más aburrido que la ficción, y en donde escribir crónicas acaba siendo un asunto funerario. Pero en general es al revés: suceden tantos hechos extraordinarios en el mundo que se ha vuelto un desafío escribir una novela que te persuada de abandonar la seducción por lo real. Cada día buscamos esa abundancia de lo extraordinario por habernos aburrido de leer tan malas novelas (y de ver tan malas noticias). Cada día buscamos literatura, pero en los hechos reales, a veces domésticos, y en la voz de la gente detrás de estos hechos: más que leer, la gente busca experiencias. Una literatura de todos los días. Y la gente se cuenta historias para dar sentido a su experiencia. La vida, en el acto del recuerdo, no es más que una colección de experiencias. Desde niños hemos conjugado más el verbo contar que informar: cuéntame, te cuento, qué me cuentas, no se lo cuentes a nadie. Desde niños hemos conjugado más el verbo descubrir que denunciar: lo descubrí, nos descubrieron, descubrí que, nunca me vas a descubrir. Para descubrir, basta una curiosidad vagabunda e inteligente. Es lo que suele animar a un cronista. Y empezar a preguntar, porque no es tan retórico repetir que las mayores certezas están siempre en las preguntas.
     Ryszard Kapuscinski recuerda que los dueños y editores de los periódicos valoran ahora su información por el interés que ésta puede despertar y no por la verdad que se hayan propuesto encontrar. Pero hay una minoría de publicaciones que evitan tratar a los lectores como clientes. No publican siempre lo que les piden, sino también lo que creen que deberían leer: historias de vida pública y privada para ayudar a derribar prejuicios e ignorancias. La crónica es en ese sentido el género más libertino y democrático: ofrece la oportunidad de buscar no sólo a personajes y fuentes oficiales —autoridades, celebridades, especialistas—, sino también a gente ordinaria, esa especie de extras de cine mudo a los que nadie les ha pedido la palabra. Los cronistas tienen el privilegio de contar no sólo lo que sucede, sino lo que parece que no sucede. Una parte de las historias más memorables en diarios y revistas es aquella en la que sus autores han hallado un modo singular de contagiar esa fascinación que sintieron por lo descubierto. Ese modo en que un autor tiene de buscar ser sorprendido es lo que Carlo Ginzburg llama la "euforia de la ignorancia". La última tecnología sigue siendo la curiosidad.

3.
     Un cronista no tiene escapatoria del pasado: trabaja siempre con recuerdos. Son recuerdos ajenos de la gente que le cuenta los hechos. Son recuerdos propios cuando tuvo la suerte de ser testigo y reconstruye lo que le contaron. Ya que en estos tiempos un reportero rara vez es testigo de los hechos, la entrevista se ha consagrado no sólo como una técnica para obtener información, sino como un género que facilita la producción y el consumo de noticias como comida rápida. La entrevista, más que un modo de conocer algo o a alguien, se ha convertido en una forma frecuente de la autobiografía. ¿Cómo confiar en un relato si, al margen de su propia voluntad, un testigo suele olvidar, distorsionar y mentir? "Todos tenemos un novelista en la cabeza", advierte Timothy Garton Ash. Recordar, más que reconstruir los acontecimientos, es reconstruir una memoria de los acontecimientos.
     Gordon Thomas recordaba que los periodistas y los espías se parecen en que tratan desesperadamente de confiar en alguien. Es cierto: muchas veces entrevistar a alguien no es más que un acto de buena fe. Citar entre comillas ha terminado por convertirse en un modo de lavarse las manos: no tuve tiempo de verificar si sucedió, pero X lo dijo así en la entrevista. Pero a veces confiar en un cronista es también un acto de buena fe. Un reportero de ayer puede convertirse mañana en un sospechoso común. Algunos diarios y revistas de los Estados Unidos, entre ellos The New Yorker y The New York Times Magazine, y sólo uno de Hispanoamérica, como Etiqueta Negra, además de la figura del editor como un colaborador secreto, tienen verificadores de datos, quienes, más que ser fiscales de los autores, son guardaespaldas de los lectores y de la reputación del propio escritor. Algunos autores —por urgencia, pereza o autosuficiencia— suelen citar de memoria, dar por hecho declaraciones de un testigo, confundir datos históricos. "Los verificadores de datos no existen para que no nos hagan demandas, sino para respetar la ignorancia de la gente", recuerda Alma Guillermoprieto. "En periodismo, la labor de comprobación equivale al amor", escribió Norman Mailer. Y no de un retórico amor al prójimo, sino del más egocéntrico amor propio.

4.
     La objetividad es más para un Premio Nobel de Física que para un cronista. En esta época ya no es posible transmitir conocimiento con sólo dictar información: lo que descubra un autor por sí mismo tiene la ventaja de fijarse más en su memoria y en la de sus lectores. Para ello, un cronista responsable tiene un pacto tácito con un lector: le cuenta una historia construida desde un punto de vista múltiple, incluyendo en mayor o en menor medida el suyo, y el lector supone que va a leer una historia que no es objetiva pero que intenta ser honesta. Si se toma libertades, el lector espera —tácitamente— que el cronista se lo advierta. Un cronista busca convivir más tiempo con la gente y estar presente en situaciones en que puede ser un testigo de cómo cambia alguien ante sus ojos. Busca otros escenarios de entrevista y observación social tratando de reducir un tanto la inevitable teatralidad de cualquier entrevista. Un cronista recuerda también lo que en la práctica diaria del periodismo no es tan obvio: que una persona no es la misma de noche que de día, que no es la misma sola que acompañada, que no es la misma en su ciudad que cuando está de viaje, que tiene épocas de mal humor o de euforia, y, más allá de los hechos, intenta averiguar si fue un accidente o es un patrón de conducta. En suma, un cronista trata a la gente sólo por horas, y suele cuidarse de la tentación de emitir sentencias. Un cronista usa la entrevista como técnica para obtener información, y privilegia la observación social de los fenómenos, y cómo éstos afectan la vida de cierta gente, desde un acontecimiento de masas hasta la intimidad de una subcultura. Un cronista, además, ensaya ideas y explicaciones sobre el mundo retratado en sus textos. Pero más que su oficio de reportero-ensayista-escritor, un cronista es ante todo un lector, y no sólo de sí mismo: para escribir la aparente historia inofensiva de un chimpancé, puede leer docenas de libros y no sólo de primatólogos ni de etología, sino también sobre la risa, y hasta buscar pistas en un archivo judicial.
     Las noticias de corrupción conviven sin celos con las crónicas sobre animales: las revistas y los diarios tienen páginas para sumergir a sus autores bajo una retórica de la objetividad, pero también para hacerlos respirar con su voz propia. Hay quienes confunden tener una voz propia con el uso de la primera persona gramatical. En los medios periodísticos de Hispanoamérica, se suele satanizar el uso de la primera persona, excepto si cuentas con la licencia de columnista: "Se trata de fabricar la ilusión de que alguien o algo ajeno al yo del sujeto, y en consecuencia, a sus intereses y opiniones, narra los hechos —explica Arcadi Espada—. Es desde este punto de vista que se proscribe, en la estilística periodística, el uso de la primera persona del singular (excepto cuando esta persona ha alcanzado un estatus divino y entonces ya puede equipararse al Dios objetivo, mayestático y sin alma, que es el narrador habitual del periodismo)". Y añade: "Así es como cada yo queda en su casa y Dios en la de todos". Más allá de dogmas e ironías, Walt Harrington hace una pregunta justa: "¿Es posible que escribir sobre ti mismo siga siendo todavía periodismo?". Alguien dijo que una de las paradojas del gusto de las masas es su amor por lo individual.

5.
     Siempre hubo una relación incestuosa entre el periodismo y la literatura, pero nunca se trató de llevar la información a un salón de belleza. Hay quienes todavía creen que el periodismo es más prestigioso cuando se parece a la literatura, y que un libro de reportajes sólo maravilla cuando se lee como una novela. Para estos lectores miopes, la crónica, igual que los chistes, es sólo un pariente pobre del cuento. A pesar de la obra de reporteros emblemáticos como Gay Talese y Ryszard Kapuscinski, el periodismo narrativo en Hispanoamérica sigue siendo un malentendido: "periodismo" es el adjetivo, y "literario" es el sustantivo. El triunfo de la estética sobre la ética. Pero es obvio que no todas las noticias merecen ser narradas ni todos los reporteros pueden ser buenos narradores.
     Hay además un abismo invisible entre una "historia bien escrita", y una "buena historia". La primera puede serlo por haber sido escrita con claridad, gracia y sensualidad. La segunda, en cambio, debe tener el mérito de descubrir todo un mundo ignorado y ni siquiera necesita estar tan bien escrita para ser digna. Es el poder literario de selección, del que escribe Timothy Garton Ash. El vigor de una historia está también en esa tensión entre lo que se sabe y se ignora, entre lo que se cuenta y lo que no se cuenta, y en cómo un autor selecciona y usa esta información para construir una metáfora de su época. Se trata de convertir el dato en conocimiento. Más que un relato entretenido y bien escrito, un cronista ensaya una visión de su época a través de la experiencia extraordinaria de un individuo. "La noticia ha dejado de ser objetiva para volverse individual. O mejor dicho: las noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de una sola persona, todo lo que hace falta saber. Eso no siempre se puede hacer, por supuesto", escribe Tomás Eloy Martínez. Así una crónica puede llegar a ser personal, universal y atemporal. O como dice Juan Villoro: un modo de improvisar la eternidad.

6.
     Lo que se cree verdad puede ser también una forma de la ignorancia. Hay una suprema ignorancia y cierto desdén por la última historia del periodismo narrativo en diarios y revistas de los Estados Unidos (y viceversa), de ahí que en Hispanoamérica se insista aún en citar las veteranas novedades de Truman Capote y Tom Wolfe, y en creer a ciegas que A sangre fría es el paradigma de la non fiction sin advertir que es sobre todo una novela. También, sin advertirlo, toda esta ignorancia y menosprecio por lo publicado en los Estados Unidos en las últimas tres décadas ha hecho que el periodismo narrativo en Hispanoamérica siga siendo, más que un modo de reportar y entender una subcultura, un eslogan. Algunos tardíos escépticos del New Journalism lo recuerdan más como un experimento de escritura —escenas, diálogos, perspectiva, estatus de personajes— en que el autor parecería, casi como sus personajes, el centro del universo. Pero, desde Capote y Wolfe hasta estos días, existe una abundante narrativa documental dispuesta a ser examinada. "Contrario a los Nuevos Periodistas, la nueva generación experimenta más con el modo en que consigue una historia", escribe Robert S. Boynton en The New New Journalism, un libro de conversaciones con diecinueve periodistas estadounidenses sobre su oficio. "Sus innovaciones más significativas han sido experimentos con el reporteo, más que con el lenguaje que usan en sus historias", sentencia Boynton. Sería genial que los nuevos escépticos puedan decir que los experimentos con técnicas de reporteo suponen también experimentos con la verdad.
     ¿Qué sucede mientras tanto en Hispanoamérica? A pesar de esta tradición estadounidense, y del trabajo de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano —con García Márquez a la cabeza—, la discusión en las escuelas y los diarios insiste en arrestar al género bajo sospecha. Es un debate que empieza declamatoriamente en la ética y acaba siempre en las finanzas, una desconfianza no tanto de los lectores sino más propia del gremio de la prensa y sus gerentes. Se gasta tiempo en convencerlos de que vale la pena conceder a los cronistas un mayor espacio en los periódicos. Pero el máximo argumento no va más allá de que, así como un libro de reportajes no vende tanto como una novela, tampoco una crónica venderá más periódicos. No es un profesional debate literario; es una vocación comercial. "La máquina de escribir es siempre una máquina registradora, y la literatura, una economía, un sistema de circulación", recuerda Villoro.
     Si el periodismo es el arte de envolver pescado, habría que empezar por respetar más a los pescados. Uno de los anzuelos para pescar más lectores de crónicas es apostar por publicar con frecuencia historias más poderosas, inteligentes y conmovedoras que estén más cerca de la gente común y corriente, y a la vez demanden un nuevo tipo de imaginación, compromiso y tiempo de trabajo de editores y cronistas. No sólo hay más nombres a quienes recordar —más allá de los históricos José Martí, Josep Pla, Abraham Valdelomar, Salvador Novo, Rodolfo Walsh, Joaquín Edwards Bello, o el propio García Márquez—, sino que también hay más revistas, páginas de diarios y editoriales independientes, que, a pesar de no poder evadir la bulla de las máquinas registradoras, han apostado por fundar una tradición de literatura documental que no se agota en las estereotipadas y recurrentes historias de guerra, corrupción, celebridades y miseria. Quedan unas cuantas preguntas urgentes para los cronistas: ¿saben en qué formas narrativas y de reporteo se producen los libros de narrativa documental? Y más que deslumbrar por su modo de contar: ¿hasta dónde puede conseguir una crónica iluminar el mundo que retrata? En Hispanoamérica, los cronistas aún no tienen tiempo de explicarlo. -