ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

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domingo, 7 de septiembre de 2025

Cuando una pareja o matrimonio discute por todo, malos tiempos se avecinan.

 


1. La evolución natural de la relación

  • Fase inicial: en los primeros años de convivencia suele predominar la ilusión, la atracción, el deseo de compartir proyectos y la construcción de la familia. Buen rollo con el sexo. Te has de sentir orgulloso de tu pareja. El enamoramiento es una venda que te ponen en los ojos.

  • Fase de consolidación: con los hijos y las responsabilidades diarias, la relación se vuelve más práctica y menos romántica. Aquí aparecen rutinas, roles más definidos y también cansancio.

  • Fase de desgaste: si no se cultiva la comunicación y el vínculo afectivo, pueden aparecer resentimientos, falta de tolerancia y una percepción de que “el otro no me comprende o no me apoya”. Podría darse el caso de sufrir un depresión que hay que tratar con el psicólogo. O una situación laboral desfaborable como el paro.

2. El aumento de las discusiones

Cuando una pareja empieza a discutir por todo y a “no pasarse una”, no siempre significa que alguien quiere romper o que hay una tercera persona.
Las causas más frecuentes suelen ser:

  • Acumulación de conflictos no resueltos: pequeñas diferencias que se van guardando hasta que explotan.

  • Estrés externo: trabajo, economía, crianza de los hijos.

  • Desajuste en expectativas: uno espera más apoyo, más cariño, más espacio o más reconocimiento. A veces piensas que te mereces una pareja o partido mejor. Los sentimientos de "duque o grandeza" (carácter de dominio) no tienen solución a largo plazo.

  • Comunicación deteriorada: se habla desde la crítica, la ironía o la queja, en lugar de desde la escucha.

3. ¿Signo de ruptura inevitable?

No necesariamente.

  • Es cierto que en algunos casos las discusiones constantes reflejan que uno de los miembros ya está desconectado emocionalmente, se ha cansado o incluso está interesado en otra persona.

  • Pero en muchos otros casos es una señal de alarma: la pareja aún importa, pero no saben cómo resolver sus diferencias y por eso se expresan con choques.

    -Con frecuencia llegan a casa de madrugada, oliendo a perfume o a alcohol detrás hay nfidelidades, exceso de cuadrillas o collas de amigos.

4. Posibilidades de solución

  • Autoconciencia: reconocer que algo está fallando en la dinámica.

  • Cambiar la forma de discutir: pasar del reproche (“siempre haces…”) a la expresión de necesidades (“me gustaría que…”).

  • Espacios de pareja: retomar momentos de intimidad, ocio o proyectos compartidos, vida en común sin agobios.

  • Terapia de pareja: puede ayudar a desbloquear la comunicación y entender si lo que ocurre es un desgaste solucionable o una desconexión definitiva, porque existe una tercera persona.

    -Los perjudicados son los hijos. Por ello, los egoísmo deben quedar zanjados, hundidos, olvidados. Porque pienso que el divorcio es la peor de la soluciones. Quien ansia la libertad y la aventura constante o la promiscuidad, no se debe casar. Cuando te casas no hay derechos individuales, sino comunes, es decir un contubernio para siempre.

5. Cuando hay poca o ninguna solución

La terapia y el esfuerzo mutuo sirven si ambos quieren dejar sus egoísmos fuera. Si uno ya ha decidido marcharse, ha dejado de querer, o ha invertido su energía emocional en otra relación, las discusiones constantes suelen ser la antesala de una separación.


👉 En resumen: las discusiones continuas no siempre son signo de que alguien quiera romper, pero sí son una alarma clara de que la relación está pidiendo cambios urgentes. Si no se atiende, el riesgo de ruptura aumenta mucho.

Ramón Palmeral con 50 años de matrimonio con la misma