Flores de Fukushima en manos de campeones olímpicos
03.08.2021 | 10:28
Tokio, 3 ago (EFE).- Los llaman los ramos de la victoria y no se veían en unos Juegos desde Londres, aunque el arreglo foral de Tokio pone en manos de los campeones olímpicos unas flores especiales, las de las comunidades afectadas por el desastre, con la intención de lanzar varios mensajes al mundo.
Cuando el 11 de marzo de 2011 la comunidad de Kirikiri, 
en la prefectura de Iwate, perdió a muchos vecinos y medio pueblo 
desapareció bajo las aguas del tsunami, los refugiados de la escuela en 
lo alto de la colina no tuvieron tiempo de pensar en nada más que no 
fuese la supervivencia inmediata. 
Una semana más tarde, los vecinos fueron golpeados por 
otra cruda realidad: sin hogar, sin trabajo y con pérdidas se 
enfrentaban a una nueva dificultad, la reconstrucción de sus vidas y 
hogares. 
"La comunidad se vino abajo", comentaban una década más 
tarde varias líderes comunitarias que gestionaron el desastre, señalando
 orgullosas los parterres que decoran una nueva plaza en el reconstruido
 pueblo. 
Tras aquellos angustiosos momentos, en las tres 
prefecturas del este de Japón afectadas por uno de los peores terremotos
 de la historia del país -Fukushima, Iwate y Miyagi- surgieron 
iniciativas para plantar semillas. 
Empezaron a brotar flores en los linderos y espacios 
medianamente recuperados con una doble intención: ayudar a traer de 
vuelta la luz y el color en las desanimadas comunidades japonesas y 
sembrar de esperanza el corazón de los miles de evacuados que se 
afanaron por hacerlo posible.
Ahora son tres flores cultivadas en estas comunidades las
 que componen los ramos de la victoria que alzan los campeones en señal 
de victoria junto a sus medallas. 
CONECTAR AL MUNDO CON FLORES DE ESPERANZA
Son los girasoles de Miyagi, en honor a los padres que 
perdieron a sus hijos en una colina donde los niños buscaron refugio y 
no lo encontraron. Esa colina hoy se cubre de girasoles que los padres 
plantaron en su memoria.
Las flores de Fukushima son los eustomas, y su comunidad 
agrícola se vio doblemente golpeada por el tsunami y la radiación del 
desastre nuclear que arruinó cosechas y productos básicos como el 
pescado, las frutas y hortalizas. 
Para luchar contra el estigma, diversas organizaciones se
 volcaron en la producción de flores, como estas que ahora adornan de 
verde claro los 5.000 ramos preparados para los Juegos Olímpicos y 
Paralímpicos. 
Las gencianas color índigo de Iwate buscan darle al 
conjunto el azulado emblema de un evento oficialmente surgido para ser 
los "Juegos de la reconstrucción", pero cuya celebración en pandemia ha 
virado el simbolismo. 
"Esta idea de la reconstrucción se desvaneció incluso 
antes de la ceremonia de apertura", afirma el profesor Jun Oyane en 
entrevista con Efe.
Este profesor de la Universidad de Senshu, investigador 
del impacto del desastre en las comunidades, sintió que "el mensaje 
estaba un poco más cerca cuando salieron los niños de las tres regiones 
afectadas portando la antorcha antes de Naomi Osaka". 
El experto explica además que "cada área productora ha 
realizado en las dos últimas semanas un gran esfuerzo por planificar, 
cultivar y combinar cada flor en un ramo de tan pequeño tamaño", con la 
intención de lanzar un mensaje de esperanza al mundo. 
Sin embargo, el profesor Oyane echa en falta cada día 
durante la ceremonia de la premiación "un anuncio que transmita este 
importante mensaje no solo a los medallistas, también a los espectadores
 de todo Japón y del mundo entero", y espera que "al menos los campeones
 estén informados con precisión". 
¿Cómo se ven estos Juegos y el mensaje de los ramos desde las zonas damnificadas?
Para el experto, no cabe duda de "que la situación 
actual, con la sombra de los Juegos de la reconstrucción desvanecida y 
sin espectadores en mitad de una pandemia, ocupa la mente de cada 
ciudadano de estas prefecturas".
Además, lamenta los desafortunados comentarios sobre estos ramos que también han sido noticia.
Estos días, diversos periódicos locales se hicieron eco 
de los comentarios de un medio coreano, que decía que las flores vienen 
con radiación. 
"Probablemente haya muchos ciudadanos y agricultores que estén angustiados por estas noticias", sugiere Oyane. 
A
 pesar de las dificultades, el experto concluye: "Hasta ahora, en Japón 
hubo muchas iniciativas para compartir semillas de las áreas 
damnificadas a otras, con el significado de conectar pensamientos. Creo 
que se espera que estas flores sigan conectando al mundo durante mucho 
tiempo". 
Carmen Grau Vila