ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 17 de julio de 2025

Nuestro trabajo no termina cuando los alumnos abandonan las clases. Por Alicia Muñoz Alabau

 

¿Demasiadas vacaciones?

¿En serio pensáis que ser profesor es un chollo?
aula

Algunos docentes van encarando su período vacacional de verano que, en absoluto tiene que ver con los famosos tres meses que un bulo malintencionado les atribuye. Intentaré explicarlo por enésima vez: queridos, queridas, nuestro trabajo no termina cuando los alumnos abandonan las clases. Es más, muchas de las tareas que son imprescindibles para el adecuado desarrollo de nuestra labor, se llevan a cabo precisamente en ausencia de los chavales. Y es que ¿cuándo si no pensáis que preparamos las clases, nos reciclamos en nuestras materias y rellenamos informes, memorias, actas, planes de trabajo y programaciones? Y todo ello sin mencionar el tiempo que empleamos también fuera del aula corrigiendo pruebas escritas o revisando actividades y trabajos…

Durante las últimas semanas de junio y las primeras de julio todavía hay innumerables tareas que finalizar y otras tantas reuniones o claustros a los que acudir. Y, además, habría que matizar también que algunos acudimos a cursos, congresos y seminarios que se realizan en verano (¿cuándo si no?), por no hablar del trabajo silencioso y poco reconocido de los equipos directivos que se tiran medio verano esperando noticias de las administraciones para poder organizar el curso, ya que estas siempre se comunican a última hora. Bregamos con los cambios legislativos, con familias que defienden la versión que les dan sus hijos a capa y espada, con la desmotivación de los adolescentes, con la incomprensión de la ciudadanía en general que nos espeta que trabajamos poco y descansamos mucho, con la falta de reconocimiento y autoridad… ¿en serio pensáis que ser profesor es un chollo?

Una sociedad que no respeta y apoya a sus profesores está abocada al fracaso

Recapacitemos: una sociedad que no respeta y apoya a sus profesores está abocada al fracaso. Desde luego que, como en todos los gremios, habrá profesionales más o menos competentes, pero os aseguro que en el trabajo de todos mis compañeros prevalece el interés por el alumno y la preocupación por desarrollar nuestra labor del modo más conveniente, aunque tengamos que adaptarnos a cambios y modificaciones que no siempre comprendemos. Trabajar se trabaja y mucho. Durante el curso, son frecuentes los fines de semana en los que tienes faena para casa y has de dejar de atender a tu familia u otros planes para tener corregidos a tiempo los exámenes o poder calcular las medias y rellenar observaciones. Personalmente, considero que el tiempo en el aula es el más importante y además con el que más disfruto, pero se vuelve casi insignificante en cuanto al porcentaje total del empleado.

Además, cuando se nos critica, se meten en el mismo saco diferentes realidades, lo cual demuestra, una vez más, un gran desconocimiento de nuestra profesión. No es lo mismo la enseñanza pública, que la privada o concertada por lo que respecta a las horas de trabajo de los profesores u otras condiciones laborales, como por ejemplo los años con los que puedes acceder a la jubilación. Os aseguro que las diferencias son realmente importantes y eso es algo que no se suele tener en cuenta. Tampoco son lo mismo los diferentes niveles educativos ni las ratios de alumnos por aula (llegamos a tener treinta alumnos en las clases de secundaria y treinta y cinco en bachillerato, por ejemplo). Así que, como suele suceder hoy en día con muchos otros temas, simplemente se difama y polemiza sin tener información fiable o interés en contrastarla.

Elegimos nuestra profesión aun siendo conscientes de que se nos va cuestionar y criticar porque, en realidad, nuestro trabajo es poco conocido y reconocido

Y, no basta con una preparación universitaria de base, no se trata solamente de cursar una carrera (que ya es bastante). Hacen falta los consiguientes cursos o máster para habilitarnos, especializarnos o seguir formándonos en una preparación que ha de estar siempre al día y en la que los retos que se nos presentan son constantes. Y, hace falta, interés, empeño y vocación, destrezas, aptitudes y habilidades que no deben decaer a pesar de las dificultades. No, por desgracia no todo el mundo vale. Elegimos nuestra profesión aun siendo conscientes de que se nos va cuestionar y criticar porque, en realidad, nuestro trabajo es poco conocido y reconocido, y damos valor a lo realmente importante, que son nuestros alumnos.

Desde siempre, los pensadores más importantes de la historia de la humanidad han concedido un papel primordial a la educación. En la Antigua Grecia, la educación era un valor, tenía poder y la sociedad ateniense lo sabía. Quién accedía a la educación y a qué tipo de educación se accedía, determinaría el futuro de la ciudad y cómo había que gobernar la polis. Se entendió que la virtud se desarrollaría a través de la práctica o esfuerzo personal, pero acompañados de una guía o enseñanza en el proceso de adquisición. Así, según Sócrates, por ejemplo, la figura del maestro resultaba de gran importancia para desarrollar esas excelencias del ser humano que alcanzaría tras un largo recorrido para lograr el progreso intelectual y moral.

En el mundo contemporáneo, se me ocurre que la “modernidad líquida” de la que habla Zygmunt Bauman se puede combatir desde las aulas

La época de la Ilustración (S. XVIII) fue conocida como el “siglo de las luces”, un momento histórico en el que se reivindicó que las luces de la razón iluminaran a las personas y la sociedad. Y es que en ese momento se encontraban bajo la penumbra causada por la ignorancia, la superstición y el fanatismo causados por la autoridad de la tradición y la religión. Immanuel Kant (1724-1804) también llamó a este proceso “salir de la minoría de edad”, una invitación a formarse y a saber, a desarrollar el espíritu crítico y revisar bajo criterios racionales la política, las costumbres, el saber… Confiaban en que la ciencia y el saber guiarían a la humanidad y para ello había que democratizar el acceso (es la época de la primera Enciclopedia). Y estas transformaciones iban ligadas, cómo no, al proceso educativo, que sería el único capaz de obrar el milagro de llevar hacia el progreso.

Y, en el mundo contemporáneo, se me ocurre que la “modernidad líquida” de la que habla Zygmunt Bauman (1925-2027), un estado de cambio constante que provoca incertidumbre e inestabilidad, se puede combatir desde las aulas. Los valores que se desarrollan en la convivencia escolar, pueden servir para combatir el individualismo y la desconexión con los demás que provocan las redes sociales, la comunicación virtual y la búsqueda constante de nuevas experiencias y productos.

Es por eso que propongo y recomiendo dignificar la labor docente. Por un lado, tener contentos a los profesores redunda en ventajas para la sociedad en su conjunto y es un valor sin el cual resulta imposible avanzar. Por otro, aquellos que tanto nos critican y/o envidian, tienen abiertas las puertas de la universidad (y del resto de cursos necesarios) para atreverse a intentarlo (en serio, tanta demanda tampoco hay). Por mi parte, considero que se trata de un trabajo de importancia inigualable y que me hace sentir tanto agradecida como orgullosa de todos mis compañeros y compañeras.

Alicia Muñoz Alabau
Profesora de Secundaria y Bachillerato.
Escritora.