ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

La soledad de los ancianos es sonora.

La soledad es un sentimiento subjetivo que afecta de forma invisible a las personas, sobre todo en las últimas etapas de la vida. Según Albert Quiles, director de la Fundación Amics de la Gent Gran, dos de cada tres mayores de 85 años, denominados como «cuarta edad», viven solos, con estados de salud y movilidad muy frágiles que les impide salir a la calle y relacionarse, lo que les repercute en un aislamiento social. La mayoría son viudos, no tienen amigos porque ya fallecieron e, incluso, algunos pasan de los 90 años y han sobrevivido a sus hijos».

Reino Unido cuenta con un Ministerio de la Soledad para paliar los graves riesgos para la salud que sufren las personas que se sienten solas

«Antes se respetaba a los abuelos, ahora se les arrincona»

Las personas somos más longevas, «lo que es muy positivo –afirma Albert Quiles–, pero, el problema es que es la primera vez en la historia de la humanidad que se da esta circunstancia y la sociedad no está preparada aun para asumir este reto y lograr que que se viva con total dignidad esta etapa de la vida».
Para Quiles es imprescindible dar visibilidad a esta situación y concienciar a la población para que piense en su futuro y pueda evitar el aislamiento social. «Los mayores de 85 años componen un colectivo que no tiene voz, que no se moviliza por verse impedido y, por ello, sienten que no forman parte de la sociedad a pesar de estar vivos».
Javier Yanguas, director científico del Programa de Mayores de Obra Social “la Caixa”, va mucho más allá al asegurar que la soledad es un sentimiento muy complejo que requiere un mayor análisis. En su opinión, la ecuación «vivir solo=me siento solo», no siempre es exacta. Explica que hay muchas personas que viven acompañadas y se sienten solas. De hecho, el 70% de los mayores de 65 años que viven acompañados de hijos o nietos se sienten solos, y en los centros de mayores confiesan esta soledad el 40%.
Este sentimiento depende de la situación de cada uno y lo que espera de sus relaciones sociales. Está determinado por muchos factores: pérdida de una pareja, no haber cumplido las expectativas de vida, una enfermedad... «Esta es la razón por la que la soledad no se soluciona siempre con compañía», explica Yanguas.

No saber gestionarla

Cada persona debe hacerse cargo de su propia soledad, «pero el problema es que no sabemos gestionarla porque no estamos preparados. Hace falta empoderar a la persona, mejorar su salud, su bienestar, sus relaciones... para que tenga herramientas llegado el momento», apunta este experto.
Otro factor que influye en el sentimiento de soledad es la relación con los vínculos comunitarios en el lugar de residencia. Aspectos como la progresiva desaparición del pequeño comercio –que favorece el contacto con el entorno–, disminuye el sentimiento de pertenencia al barrio. «Para evitarlo –concreta Yanguas– hace falta crear nuevas estructuras que fomenten esta vinculación».
También es urgente una mayor sensibilización en la ciudadanía. «Hemos realizado estudios en nueve comunidades españolas y los encuestados reconocen que la soledad es un grave problema, pero al preguntarles por cuántas personas conocen en esta situación, muy pocos contestan. La razón: es un problema que se oculta, que se vive en silencio porque presupone un fracaso, porque avergüenza confesarlo o, como hijo, reconocer que un padre está solo... Cuanto más soledad se siente, más se oculta. Por eso es imprescindible darle visibilidad para tener más posibilidades de erradicarlo», puntualiza.
La soledad tiene muchas caras y, en ocasiones, llega por circunstancias ajenas a uno mismo, pero, en otras, es la propia persona quien cultiva esta situación. Este es uno de los motivos por el que se creó el programa «Siempre Acompañados», que nació en 2013 dentro del Programa de Mayores de Obra Social “la Caixa” en convenio con Cruz Roja Cataluña para dar respuesta a estas situaciones. A través de esta iniciativa, y en colaboración con ayuntamientos, entidades de ámbito local, servicios sanitarios..., se ha creado un grupo de acción social para detectar estos casos y atenderlos. También realizan campañas de concienciación para que las personas se animen a apuntarse. «Analizamos cada situación –matiza Yanguas– y les proponemos objetivos que perseguirán acompañados de nuestros voluntarios. También tratamos de implicar a sus familiares y a su propia comunidad».

Poco compromiso

Dentro de esta campaña de prevención, Yanguas advierte que es importante destacar que el 20% de las personas entre 20 y 39 años está actualmente en riesgo de exclusión porque van perdiendo su red de relaciones sociales. «Nos estamos olvidando del compromiso en las relaciones sociales. Podemos tener miles de contactos en internet, pero si surge una demanda importante, como que nos cuiden por una enfermedad o atiendan a nuestros hijos porque tenemos que viajar, ¿cuántas personas tenemos dispuestas a ayudarnos? Seguramente muy pocas. O ninguna. Las relaciones personales exigen compromiso, renunciar a algo para estar a su lado. Sin embargo, las nuevas generaciones optan por vivir en un mundo «happy» virtual donde puedes, incluso, dejar a tu novia a golpe de click, sin mirarla a los ojos cuando llora».
Javier Yanguas añade que en España se sufre mucha soledad y el futuro no se presenta muy alentador al respecto debido al gran problema demográfico al que está sometido el país. «Las familias, que son las que generalmente sustentan la soledad de los suyos, no van a poder aguantar muchos años más. Los gobiernos deberían ser conscientes y actuar cuanto antes».

Mayor coordinación

En la misma línea se manifiesta Albert Quiles para quien queda mucho por hacer para acabar con esta lacra que tanto sufrimiento provoca. «La Administración Pública debe coordinarse con las asociaciones públicas y privadas para tejer una red de ayuda sólida que favorezca el trabajo de los diferentes agentes que luchamos por la calidad de estas personas. El Estado también debe contribuir a concienciar a la población de la situación en la que podrán encontrarse si no ponen medios. Las personas no se merecen morir solas, sino con plenitud de cuidados y con dignidad. Nosotros nos encargamos de la parte emocional, pero hay que crear políticas que garanticen los derechos de estas personas», concluye el director gerente de la Fundación Amics de la Gent Grand.
En este sentido, Sonia Hernández, responsable de Siempre Acompañados en Cruz Roja Cataluña, añade que Reino Unido nos lleva la delantera, «puesto que ha creado a principios de 2018 el Ministerio de la Soledad, no solo para dar solución a la soledad, sino para prevenirla alertados por los graves problemas de salud que provoca. Se preocupan por promover que las personas aumenten su nivel de estudios, mejoren su salud, hagan deporte, cuiden su alimentación, sean activos... para, en definitiva, sentirse más motivados y con habilidades para mejorar sus relaciones sociales. Es un claro referente a seguir. No hay tiempo que perder», concluye Hernández.