La invasión a nado de unos 8.000 magrebies, en kis espigones del Tarajal y Benzú en Ceuta justifican sobradamente su ampliacion en el mar. Marruecos siempre va a protestar por todo lo que haga España y Europa en la frontera.
Fue allá por 2017 cuando la Oficina de Supervisión de Proyectos del Ministerio del Interior anunció que a finales de ese año terminaría la obra de reparación y consolidación del espigón de Benzú Ceuta. La empresa Tragsa llevó a cabo una obra que no cumplió los plazos augurados y que tampoco ha servido para que esta infraestructura fronteriza tenga la firmeza necesaria.
El presupuesto contemplado alcanzaba los 800.000 euros y sirvió como un mero parcheo de una línea que ha sido testigo de muchas de las entradas de inmigrantes de los últimos años, focalizadas por la zona de Beliones ante la práctica impermeabilización del Tarajal. De hecho se ordenó el cierre del paso fronterizo con el vecino país empleado únicamente por los residentes del vecino pueblo marroquí después de los destrozos del último salto.
