ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

domingo, 15 de octubre de 2017

Fragmento de la Editoria de hoy en La Vanguardia. Muy razonable.

Domingo, 15 de octubre 2017

Nuestra posición (La Vanguardia) ante estas presiones es clara: el presidente de la Generalitat no debe atenderlas. Por distintos motivos. El primero es que anular esa suspensión de la independencia forzaría al Estado a aplicar de modo inmediato el artículo 155 [de la Constitución]. No se descarta que finalmente lo haga. Pero desde la Generalitat no debería empujársele. Y es por ello que confiamos, también, en que el president responda mañana al requerimiento que le formuló el Gobierno del modo más conveniente con tal objetivo. El segundo motivo es que el president tejió en su día una elaborada decisión al respecto, buscando la solución de compromiso, hecha pública en la sesión parlamentaria del 10-O, tras evaluar consultas con dispares agentes del mundo económico, empresarial, social y político preocupados por las consecuencias de una DUI. Y también, que desde entonces no se han producido cambios que justifiquen su reversión, más allá de las prisas o el tacticismo independentistas. El tercer motivo, y acaso más importante, es que en la actual coyuntura el president debe comportarse con una prudencia exquisita, usando las luces largas, atendiendo a las necesidades del conjunto de la sociedad. Si algo no debe hacer ahora es tensar más la cuerda. En especial, cuando la realidad económica, ante la posibilidad de una DUI, se ha deteriorado mucho y augura, en el mejor de los casos, largos años de recuperación.
La radicalidad de ciertos actores del proceso, sumada a la inercia de este, parece estar incapacitándoles para darse cuenta de los graves efectos que tendrá para todos lo que ya sucedió en septiembre, lo que ha sucedido en octubre y lo que puede suceder antes de que termine el mes. Con ellos basta y sobra. Estamos atrapados en una deriva infernal que fácilmente puede conducir a enfrentamientos indeseables. El camino institucional seguido para llegar hasta aquí ha tenido mucho de despropósito. Fue un dislate aprobar las leyes de desconexión, los días 6 y 7 de septiembre, contraviniendo la Constitución y el Estatut, ninguneando a la oposición. Fue un error la convocatoria y el desarrollo del referéndum del 1-O. Es cierto que muchos catalanes acudieron a él ilusionados, asumiendo riesgos con tal de votar. Pero también lo es que hubo que recurrir a un censo universal. Que la Sindicatura Electoral llamada a controlar la jornada fue desmantelada antes de poder hacerlo. Que incluso los observadores internacionales invitados por los convocantes del referéndum pusieron en duda su efectividad.


Pese a todo ello, las autoridades catalanas presentaron el resultado de la consulta, recontada sin garantías, como la prueba de que el pueblo catalán se había ganado el derecho a la independencia. Hicieron mucho hincapié, y aquí sí tenían razón, en que la represión policial desplegada en los colegios electorales fue desmesurada. También el delegado del Gobierno en Catalunya lo reconocería posteriormente. Pero, por más que el independentismo presentara la represión sufrida como un acto legitimador, no lo fue. Lo determinante ese día fue que el referéndum se llevó a cabo sin garantías y que, por tanto, no conlleva mandato alguno. Seamos serios. Votaron, según los organizadores, 2,3 millones de catalanes, menos de la mitad de los convocados [algunos votaron varias veces]. Votaron con gran ilusión, sí, con tenacidad y asumiendo riesgos. Pero sin el aval de una junta electoral imparcial. Se hace difícil entender que un movimiento [independentista] que ha hecho de la democracia su bandera y se ha arropado en ella para defender el derecho a decidir proceda con manifiesto desdén por la ley que guarda la democracia.
La situación es muy delicada. Cualquier iniciativa de los radicales puede complicarla todavía más. Lo que de veras buscan las voces que animan a activar ahora mismo la independencia es agudizar el conflicto. Es no dejar al Estado otro remedio más que aplicar el artículo 155, con el mayor rigor y alcance posibles. Es propiciar el “cuanto peor, mejor”. Es desplazar el conflicto de parlamentos y despachos a la calle. La volatilidad a la que nos expondríamos, de materializarse tal hipótesis, es poco controlable y muy elevada. La negra esperanza que albergan algunos activistas es ni más ni menos que crear una situación de conflicto callejero lo suficientemente grave como para forzar al Estado a retroceder y doblegarse ante las demandas del soberanismo. Como si una cosa llevara a la otra rápidamente o sin coste alguno. Como si el Gobierno no dispusiera de instrumentos para sofocar lo que acaso ya no sería una revolución de las sonrisas, pacífica, sino una subversión de potencial destructivo. Quienes buscan el enfrentamiento civil, desde la sombra, sin haber sido elegidos ni tener cargo público, merecen la mayor reprobación.
El president Puigdemont es sin duda consciente de todo ello. Como lo son la mayoría de los catalanes que valoran la convivencia, ahora dañada, como el más preciado patrimonio común. La independencia puede ser para muchos un anhelo central. Pero no justifica el presente deterioro económico, ante el que los responsables de las cuentas catalanas exhiben un silencio inaceptable. Y mucho menos justificaría un enfrentamiento entre catalanes. Nadie comprendería que para hacer un país mejor, como pretenden los independentistas, lo empeoráramos hasta ese extremo. No nos lo podemos permitir.



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Opinión de NUEVO IMPULSO.....................

El presidente del Gobierno Marinao Rajoy, tiene la obligación de hacer cumplir la Constitución según el juramento que hizo al tomar su cargo ante El Rey FelipeVI y el Jefe del Estado.

sábado, 14 de octubre de 2017

Dos fotos de Federico García Lorca con La Barraca en Alicante, diciembre 1932

    José Juan Pérez, Antonio Blanca, F. García Lorca y Gastón Castelló. Foto realizada por Juan Gerrero Ruiz, finales de diciembre de 1932. Playa del Postiguet Alicante)
                                   (Juan Guerrero Ruiz y Federico García Lorca, en el Postiguet)


En la puerta del Hotel Palas de Alicante diciembre 1932

viernes, 13 de octubre de 2017

Presentación del poemario "Entre poemas. Rosario Salinas". 16 de octubre en la Sede de la Universidad




El lunes 16 de octubre a las 20.15 h, se presenta en la Sala Miguel Hernández de la Sede de la Universidad (Canalejas de Alicante) el libro "Entre poemas. Rosario Salinas". Por Rosar Mari Cuadrado (Hija), Charques, Ramón Palmeral y otros poetas. Entrada libre.

Astucia y frustración (Cataluña). José Antonio Duran Lleida. La Vanguardia

Lo sucedido en el Parlament catalán el pasado 10 de octubre no pasará a la historia como paradigma de la ciencia jurídica. Desde luego, los inspiradores y oficiantes de la performance no habrán leído a Savigny y su obra De la vocación de nuestro tiempo para la legislación y la ciencia del derecho.

De acuerdo con la ilegal ley del Referéndum, la declaración formal de independencia y su eventual suspensión debe hacerla el Parlament. Sin embargo, fue el presidente de la Generalitat quien asumió el resultado del 1-O. Es decir, no sólo vulneraron la Constitución y nuestro Estatut, sino que no cumplieron ni sus propias leyes.
Poco después los diputados y diputadas de Junts pel Sí y las CUP firmaron la constitución de la “República catalana”. En pocas horas se declaró una cosa y se firmó la contraria. En el hemiciclo se intentó empatizar con la UE y en la sala de actos del Parlament se intentó calmar la ira de las CUP y la de miles y miles de ciudadanos y ciudadanas de buena fe que esperaban que Puigdemont cumpliera con su palabra. En definitiva, un esperpento que creó mayor desconcierto del que ya teníamos. Les aseguro que importantes dirigentes de la UE no dan crédito a lo sucedido. Una vez más, la política catalana adquirió en el Parlament un elevado tono teatral. Eso sí, mejor la comedia que la tragedia.

Pero como el problema de fondo y su solución es político y no jurídico, no voy a enzarzarme en reflexiones jurídicas. En el discurso de Puigdemont se ha querido ver la añorada finezza de la política italiana. Como padezco glaucoma en un ojo, quizás la limitación de mi campo visual no me permitió apreciar tal virtud en su intervención. Sólo vi la astucia que ha dominado desde el inicio del procés y lo único que logró fue crear más confusión y generar frustración entre los votantes independentistas.

Se pretendió ingenuamente hacer creer que se apostaba por el diálogo y que al hacerlo además a requerimiento de dirigentes europeos, se ponía en un gran aprieto al Gobierno español. Si este activaba el artículo 155, ponía en bandeja a Puigdemont la recomposición de la quebrada unidad independentista. Si por el contrario Rajoy aceptaba la supuesta presión de la UE, Puigdemont habría ganado gracias a la intervención de las instituciones o dirigentes europeos. ¡Jaque mate!
 
Pero los mensajes de la UE, incluido el dirigido a Puigdemont por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, desde el Comité de Regiones de la UE, nunca fueron los que desde Catalunya se han divulgado por el oficialismo. A la Unión Europea no le gustaron las imágenes de las cargas policiales del 1-O. ¡Cierto! Como lo es también que desean fervorosamente que nuestro problema se resuelva con diálogo y sin violencia. Pero diálogo en el marco de la Constitución y de los tratados de la UE. Y siempre exigiendo respeto a la unidad territorial. Y de aquí no se moverán. No quieren la disgregación de Catalunya por el efecto dominó que supondría en algunos de sus estados. Nunca apostarán por la modificación ilegal y sin acuerdo de sus fronteras, conscientes de que el curso de la historia requiere que la UE siga el camino inverso, el de la unidad. Nuestro gran reto como catalanes, ya sea en España o en Europa, es que esta se fundamente en la máxima diversidad posible. No es fácil, y menos lo será sin recuperar el prestigio perdido.
Se reclama mediación europea, pero sorprende que los dirigentes independentistas no entiendan que el Estado español no admitirá una mediación con una parte de su territorio. A quien pretende construir un nuevo Estado hay que exigirle que tenga una mínima cultura de Estado para comprenderlo. De ahí la insistencia machacona de la UE: se trata de un asunto interno. Estas últimas semanas se ha remarcado la idea de que “sólo cuando seamos un Estado podrá darse tal mediación”. Y tampoco es cierto. Porque siempre que ha intervenido la UE, lo ha hecho tras conflictos armados con decenas, centenares o miles de víctimas. La UE medió entre Eslovenia y el ejército yugoslavo tras muertos de una y otra parte; lo hizo entre Kosovo y Serbia tras una guerra, e intervino en las negociaciones entre los británicos e Irlanda del Norte en el Ulster. ¿Es que alguno de nuestros dirigentes piensa en escenarios como el de la desintegración de Yugoslavia? ¿O acaso algunos están urdiendo un escenario como el del Ulster y no les basta con esa maldita obsesión de tildar de unionistas a todos aquellos que no piensan como ellos?

Descartada por tanto la mediación, nos queda el diálogo. Rajoy ha recurrido también a la astucia con la aplicación diferida del 155. Pedro Sánchez ha jugado bien sus cartas obteniendo una concreción de los plazos para una reforma constitucional. ¡Qué lástima que Rajoy no nos hubiera escuchado antes! ¡Cuántas cosas habrían cambiado y cuánto nos habríamos ahorrado! Si la última astucia de Puigdemont dividió a la mayoría independentista de Junts pel Sí y las CUP, la de Sánchez y Rajoy abre una enorme grieta en el seno de Junts pel Sí.

Nos conviene a todos clarificar urgentemente la situación. Alargar más el desconcierto, la incertidumbre y la inestabilidad perjudica gravemente nuestra convivencia. ¿Qué ha quedado de los eslóganes “Un sol poble o “Som 6 milions”? Y prolongar la inestabilidad es también suicida para nuestra economía, por mucho que irresponsablemente desde el Govern de la Generalitat se minusvalore la salida de bancos y empresas. Desde hace años se ha afirmado sin pudor que Europa nos esperaba con los brazos abiertos; que jamás saldríamos de la UE; que los bancos y empresas nunca abandonarían Catalunya. O han estado engañando dolosamente o es que no tenían autoridad moral alguna para dirigir un país.

Me queda una última reflexión. Cuando escribo este artículo, la pelota esta en el tejado del Govern de la Generalitat. Hago votos para que se restablezca el imperio de la ley y para que la política sustituya a los tribunales. Vale la pena repasar la historia de los últimos 80 años. El 6 de octubre de 1934 acabó con el Govern de Catalunya en prisión y se suprimió la autonomía. Año y medio más tarde se produjo la victoria de las izquierdas y llegó la confrontación entre el Frente Popular y el de las derechas. Luego se vivió la fratricida guerra que nos abocó al túnel del franquismo. ¿Alguno de estos episodios ofreció resul­tados positivos a Catalunya o a España? El periodo de mayor progreso económico y ­social para todos y de mayor autogobierno de la historia de Catalunya llegó con la Cons­titución de 1978. ¿Por qué no ser capaces
de ­renovar y adaptar el consenso que la hizo posible?

Unos han de renunciar a la DUI acatando la Constitución y el Estatut, y los otros han de apostar definitivamente por la política ­para ofrecer soluciones. Si no es así, se impondrá el 155 y la bolcheviquización de Catalunya al mando de los escaños de las CUP y de dos entidades que nunca pasaron por las urnas. Destaco la declaración de una dipu­tada cupera al abandonar el Parlament el ­pasado martes: “Las victorias se obtienen en las calles, no en los parlamentos”. Habrá que recordar a Joan Fuster cuando decía que “los fracasos nunca fueron fruto de la improvi­sación”.

jueves, 12 de octubre de 2017

Miles de ciudadanos exigen a Puigdemont que rectifique en la manifestación del 12-O en Barcelona


Miles de ciudadanos exigen a Puigdemont que rectifique en la manifestación del 12-O en Barcelona
Manifestantes en Plaça Catalunya por la unidad de España (Manu Fernandez / AP)
La situación en Catalunya y la suspendida declaración de independencia han centrado buena parte de los cánticos y discursos de los participantes en la manifestación convocada por Societat Civil Catalana y otras entidades antiindependentistas que ha empezado a las 11 de la mañana en el Passeig de Gràcia de Barcelona a la altura del edificio de La Pedrera para celebrar el 12 de Octubre, Día de la Hispanidad y ha continuado en la plaza de Catalunya, con miles de personas concentradas en favor de la unidad de España.
Desde el “Puigdemont a prisión” a llamamientos a que el president de la Generalitat rectifique para evitar la aplicación del artículo 155, han sido las principales proclamas de la concentración, acompañadas de otras apelaciones a respetar la Constitución y al derecho a sentirse catalanes, españoles y europeos. El manifiesto leído al término de la manifestación ha calificado la declaración soberanista de Puigdemont, de “confusa pantomima más propia de patio de colegio que de sede parlamentaria”.


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Carles Puidemont pasa olimpicamente del clamor popular. Él ya ha proclamado la república que estba es su hoja de ruta. esto ha sido una obra de arte, Una obra de arte ilegal. Podrá ir a la cárcel. Lo detendrán un día a las 4 de la madrugada en su casa.

Si Puigdemont niega que proclamó la independencia y vuelve a la legalidad, se arreglará.

La situación de Cataluña marca la recepción de la Fiesta Nacional en el Palacio Real






Los Reyes conversan con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acompañado de su mujer Elvira Fernández.
Los Reyes conversan con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acompañado de su mujer Elvira Fernández. EFE

Los últimos acontecimientos del desgarro de Cataluña han marcado la recepción de la Fiesta Nacional, celebrada este jueves en el Palacio Real en Madrid. La activación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno con el apoyo del PSOE y la intervención del Rey en la crisis con un mensaje a la nación el pasado 3 de octubre han disparado el interés del acto. Habían sido confirmadas 1.500 invitaciones, cuando el año anterior, en plena congestión política, acudieron poco más de 900.


Los interrogantes sobre el requerimiento enviado por el Gobierno al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para que responda si proclamó o no la independencia en el pleno del día 10, han acechado a los miembros del Gobierno en los corrillos en los salones del palacio tras los saludos a los Reyes. Fuentes del Gobierno han señalado que si Puigdemont responde en plazo y forma que no proclamó la independencia, no se activaría la segunda fase del 155, que comportaría la intervención de Cataluña, y se abriría "un nuevo escenario", y se volvería "a la situación previa al pleno del Parlament que aprobó la ley de independencia", es decir, a la legalidad.

En ese estadio, aseguran estas fuentes, se pueden dar las condiciones para propiciar un diálogo, como planteó Rajoy en su intervención en el pleno de este jueves, que habría de producirse en el marco de la Constitución y la legalidad. "La pelota está en su tejado", han insistido estas mismas fuentes, que han ponderado la importancia del acuerdo alcanzado con el PSOE porque "transmite una imagen de seriedad al país ante la nebulosa" de la situación de Cataluña. "Puigdemont tiene una última oportunidad para dejar de jugar con todo el mundo. La pelota está en su tejado", han asegurado.

Mantienen que el requerimiento es necesario para salir de la "nebulosa", porque "hay juristas que sostienen que el presidente de la Generalitat sí realizó una declaración unilateral de independencia ante el Parlament, pero hay mucha confusión y opiniones encontradas al respecto". El Gobierno ha evitado especular sobre el sentido de la respuesta de Puigdemont al requerimiento, que da dos plazos Desde el Gobierno (primero, las 10 de la mañana del día 16 para que conteste sí o no, y segundo, en caso afirmativo, hasta la misma hora del día 19 para que regrese a la legalidad). "Ni él mismo sabe qué va a contestar", se ha señalado. También han rechazado las mediaciones internacionales que reclama la Generalitat para buscar una solución al conflicto: "La mejor mediación", han considerado, "es la del Congreso de los Diputados", que es la sede de la soberanía nacional.

El Gobierno no ha pactado contenidos concretos en su acuerdo con el PSOE, de acuerdo con estas fuentes, y siguen trabajando de forma conjunta. El líder de los socialistas, Pedro Sánchez ha explicado en conversación informal con los periodistas que este acuerdo, que "ha sido lento porque era necesario aclarar que significa" aplicar el artículo 155, "traslada mucha tranquilidad y estabilidad a la ciudadanía". Desde su punto de vista, Puigdemont tiene "difícil" no contestar al requerimiento y que dependerá del presidente catalán que se llegue a aplicar este procedimiento constitucional que "nadie quiere aplicar".
Sánchez ha desfilado ante el Rey junto a los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE ha propiciado un desembarco de exministros socialistas para reforzar el apoyo a la Constitución, el ordenamiento jurídico, la cohesión territorial del Estado y el Rey, así como a las medidas que pueda adoptar el Gobierno desde ese marco para frenar la independencia de Cataluña. Entre ellos, Alfredo Pérez Rubalcaba, Trinidad Jiménez, José Luis Corcuera, Rosa Conde, Carlos Solchaga, Cristina Narbona, Matilde Fernández, Josep Borrell, Alfonso Guerra, Enrique Barón o Miguel Ángel Moratinos.
La exministra Conde ha sido la encargada de coordinar la presencia de exmiembros de los gabinetes socialistas, ha admitido Trinidad Jiménez ante los Reyes. "Hemos venido todos los del espíritu del 78", ha comentado.

El expresidente González se ha mostrado partidario de la activación del artículo 155 para "recuperar la Constitución, el Estatut y los derechos de todos los españoles, empezando por los catalanes". Rodríguez Zapatero, por su parte, ha calificado de "inteligente" la reacción política al último movimiento del presidente de la Generalitat y ha confiado en que no sea necesario aplicar el artículo 155. Pero ha advertido de que este es un conflicto que va a durar tiempo y habrá que acostumbrase a vivir con él.

En ese mismo tono informal, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en cambio, ha sostenido en uno de los corrillos en el Comedor de Gala del palacio que se ha activado el artículo 155 porque "sí ha habido declaración de independencia" por parte del presidente de la Generalitat. Como ha hecho en las últimas semanas, ha defendido que "lo mejor" para Cataluña es convocar elecciones autonómicas para que un nuevo Govern y un nuevo Parlament aborden el problema con una nueva perspectiva.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, han tenido que abandonar inmediatamente el acto tras saludar al Rey, que ha conocido la noticia del siniestro sufrido por uno de los cazas regresando del desfile y con los invitados a la recepción ya en el Palacio Real. Fuentes de La Zarzuela han asegurado que ya no era posible suspender el acto, que ha quedado en buena parte ensombrecido.
Como ya es habitual, a la recepción han asistido representantes de todos los estamentos, empresarios y presidentes de Gobiernos autonómicos (salvo los de Cataluña, País Vasco y Navarra).  Entre los empresarios, se encontraban presentes el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, y el del Grupo Planeta, Josep Creuheras, dos de las compañías que han llevado sus sedes fuera de Cataluña ante la amenaza independentista.

Miles de personas participan en la manifestación del 12 de octubre en Barcelona

Los catalanes españoles ha perdido el miedo a manifestarse con banderas contitucionales.

Sociedad Civil Catalana pide en su manifiesto firmeza democrática ante el "golpismo delirante"

Manifestación del 12 de octubre en Barcelona.
Miles de personas se han manifestado este jueves en el centro de Barcelona para celebrar el 12 de octubre en medio de la crisis institucional tras la declaración de independencia formulada por el presidente catalán Carles Puigdemont y luego suspendida. Societat Civil Catalana, la principal entidad convocante, ha pedido en su manifiesto, leído por el catedrático Clemente Polo, "firmeza democrática" ante el "golpismo delirante". "La secesión ni se ha consumado ni se consumará pero vamos a necesitar tiempo para que las instituciones recobren el pulso democrático y cicatricen las heridas abiertas", ha dicho. La Guardia Urbana ha calculado que han participado en la marcha 65.000 personas, la cifra mayor en una festividad del 12 de Octubre en Barcelona desde 2014 (fueron entonces 38.000).
Bajo el lema Cataluña sí, España también, la manifestación ha partido desde el Passeig de Gràcia, delante de La Pedrera, y ha culminado en la plaza de Catalunya donde estaba situado el escenario y las pantallas gigantes. La mayoría de manifestantes, con banderas españolas y también senyeras, han coreado lemas como "No nos engañan Cataluña es España"; "Puigdemont a prisión; "Viva la policía o la Guardia Civil" o "TV3 manipuladora". Ciudadanos ha repartido banderas con el fondo blanco y un corazón con las insignias, catalana, española y europea.
La dirección de Ciudadanos, con Inés Arrimadas al frente, y dirigentes del Partido Popular han desfilado detrás de la pancarta principal aunque simultáneamente miles de personas se manifestaban ya por delante esparcidas por todo el Passeig de Gràcia y la plaça Cataluña. Varios de ellas llevaban algunas pequeñas con el lema "No al golpe" y pidiendo ya la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Durante el recorrido, los ciudadanos han increpado de forma constante a los mossos apostados en la confluencia con la calle de Aragón. "¡Perros! ¡Traidores! ¡Viva la Guardia Civil!", les han espetado. Por contra, otros han expresado su solidaridad con los agentes estrechándoles la mano. En varios momentos ha habido discusiones entre los mismos manifestantes.
Por primera vez en años, la manifestación del 12 de octubre en Barcelona ha sido unitaria al confluir todos los grupos en una como el caso de España i Catalans, que lo hacía por separado. Los organizadores han realizado diversos llamamientos en los que han advertido de que no aceptaban consignas institucionales. A la marcha se han adherido Plataforma per Catalunya, grupo de extrema derecha y con un discurso antiinmigración, y Hogar Social, procedente de Madrid, que no figuraban entre los convocantes oficiales de la marcha.
Durante los parlamentos, en el escenario de plaza Catalunya, el vicepresidente de la asociación España y Catalans, Javier Megino, ha afirmado que el secesionismo ha pasado "del España nos roba al España nos pega" y ha pedido un aplauso para unos cuerpos policiales "humillados" y ha denunciado que haya "gente difamando la actitud ejemplar de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad". El empresario Josep Bou ha afirmado que España es el país "más hermoso del mundo" y "como en España no se come en ningún sitio. La consultora Deloitte dice que España es el mejor país para nacer. Colonizamos América dando a los pobladores la condición de súbitos en lugar de esclavos por orden de la Reina Isabel", ha dicho.
Los participantes han mostrado su indignación con el Govern. José María Maya Esteban, de 72 años, de Alella (Barcelona), está indignado con la declaración de independencia que hizo Carles Puigdemont y que después dejó en suspenso. "Parece mentira que en el siglo XXI estemos igual que en 1936. Por culpa de los mismos", dice Maya, aragonés, que vive en Cataluña desde 1962, con una pancarta que ha traído hecha de casa.

Empresas que han salido de Cataluña por inseguridad juridica.

Estas son todas las empresas que se van de Cataluña

Seis de las siete compañías del Ibex con sede en Barcelona han trasladado su sede social a otras ciudades ante la declaración de independencia


Estas son todas las empresas que se van de Cataluña
El miedo a los efectos de la declaración unilateral de independencia en Cataluña ha precipitado el traslado de la sede social de 40 empresas radicadas en Barcelona a otras ciudades españolas. Seis de las siete compañías catalanas del Ibex ya lo han comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tras la aprobación de sus consejos de administración. Otra treintena de grandes y medianas empresas de distintos sectores ha cambiado también de sede. Y un grupo de compañías espera a ver qué ocurre para tomar una decisión.
Esta es la lista detallada:

Empresas del IBEX 35

CAIXABANK (a Valencia)

Capitalización bursátil: 24.800 millones €
Ingresos (2016): 6.753 millones €
Beneficio neto (2016)
: 1.047 millones €
32.403 empleados [Ver cotización]

GAS NATURAL (a Madrid)

Capitalización bursátil: 18.497,74 millones €
Ingresos (2016): 23.183,8 millones €
Beneficio neto (2016): 1.347,2 millones €
20.000 empleados [Ver cotización]

ABERTIS (a Madrid)

Capitalización bursátil: 17.074,17 millones €
Ingresos (2016): 4.758,2 millones €
Beneficio neto (2016): 795,6 millones €
17.000 empleados [Ver cotización]

BANCO SABADELL (a Alicante)

Capitalización bursátil: 9.502,53 millones €
Ingresos (2016): 5.170,1
Beneficio neto (2016): 710,4 millones €
17.000 empleados [Ver cotización]

CELLNEX (a Madrid)

Capitalización bursátil: 4.422,83 millones €
Ingresos (2016): 670,4 millones €
Beneficio neto (2016): 39,8 millones €
11 empleados [Ver cotización]

INMOBILIARIA COLONIAL (a Madrid)

Capitalización bursátil: 3.064,01 millones €
Ingresos (2016): 835,2 millones €
Beneficio neto (2016): 274 millones €
70 empleados [Ver cotización]

Empresas del Mercado Alternativo

LLEIDA.NET (a Madrid)

La compañía especializada en certificación y notificación electrónica aprobó el traslado para "reducir los riesgos ajenos al normal funcionamiento de la compañía". La empresa, que da servicio a más de 1.500 empresas, asegura que el traslado del domicilio social no supone "movimiento de empleados". [Ver cotización]

EURONA (a Rivas Vaciamadrid)

La compañía de telecomunicaciones ha explicado que sopesaba este cambio desde hace un año, cuando adquirió Quantis, Hablaya, Stoneworks y Sultán Telecom, todas ellas afincadas en Madrid. Cerca del 80% de su negocio procede de estas firmas. [Ver cotización]

Empresas del Mercado Continuo

CATALANA OCCIDENTE (a Madrid)

El grupo asegurador, uno de los líderes del sector, está presente en 50 países y ganó 190,2 millones de euros en el primer semestre. El consejo de administración asegura cumplir así con el compromiso de que sus "productos y servicios no se vean en ningún caso afectados por la coyuntura política y social". [Ver cotización]

EDREAMS ODIGEO (a Madrid)

La empresa de viajes online, que concentra el 60% de sus empleados en la capital catalana, cambia de sede social para "proteger los intereses de los clientes, accionistas y empleados de la entidad" ante la actual "inseguridad jurídica en Catalunya". [Ver cotización]

APPLUS (a Madrid)

La empresa de certificación industrial explica su decisión en el mantenimiento de "la operativa normal de la compañía" y para "proteger el conjunto de los intereses generales de la misma". [Ver cotización]

Otras empresas

Grupo Planeta (a Madrid). El gigante editorial confirmó su traslado de sede social poco después de la declaración de independencia "suspendida" en el Parlament. En 2015, la compaía facturó 2.363 millones de euros.
Bimbo (a Madrid). La empresa de bollería, de capital mayoritariamente mexicano, traslada su sede social "con el fin de mantener la seguridad jurídica necesaria para poder seguir trabajando con normalidad".
Idilia Foods (a Valencia). La marca propietaria de Cola Cao y Nocilla ha hecho efectivo el traslado "ante la situación política actual", tal y como avanzó que haría si se confirmaba la declaración de independencia.
Aguas de Barcelona (a Madrid). Controlada en un 100% por la filial española de la multinacional francesa Suez Environment, que ya trasladó a finales de 2015 su domicilio social de Barcelona a Madrid.
Axa (a Bilbao). La aseguradora francesa mueve el domicilio social de sus filiales de seguros de vida y de pensiones "para garantizar la seguridad jurídica y proteger los intereses de los clientes, mediadores, accionistas y empleados ante el contexto actual en Cataluña".
Torraspapel (a Madrid). Perteneciente al Grupo Lecta, tiene cinco fábricas en España y en 2016 facturó 766 millones de euros con una plantilla de más de 1.900 empleados.
Grupo Indukern (a Madrid). La empresa de distribución de productos químicos y farmacológicos radicada hasta ahora en El Prat de Llobregat (Barcelona) ya avisó del movimiento antes de las elecciones del 27-S.

Banca y Bolsa

Criteria Caixa (a Palma)
CaixaBank Asset Management (a Madrid)
Banco Mediolanum (a Valencia)
Arquia Banca (a Madrid)
GVC Gaesco Beka (a Madrid)
Trea Asset Management (a Madrid)
Gestora de fondos EDM (a Madrid)

Seguros

SegurCaixa Adeslas (a Madrid). 25% de cuota de mercado
VidaCaixa, filial de CaixaBank (a Madrid)
MGS Seguros (Zaragoza)

Salud

Oryzon (a Madrid)
Naturhouse (a Madrid). Anunciado en agosto
Proclinic Expert (a Zaragoza)
DVD Dental (a Madrid)
Klockner (a Madrid)
Sanantur (a Málaga)

Mensajería

MRW (a Valencia)

Reprografía

Service Point (a Madrid).

Combustibles

Ballenoil (a Alcobendas, Madrid).

Textil

Dogi (a Madrid).

Filiales

Cervecera San Miguel S.L., única filial catalana de Mahou San Miguel (a Málaga)
Pesa, filial del grupo constructor gallego Copasa (a Santiago de Compostela)

En estudio (supeditado a una declaración unilateral)

Freixenet
Codorniu
Renta Corporación

¿El derecho a decidir?

Lo voy a repetir otra vez. El DERECHO A DECIR, no cabe en la Carta Magna española. Porque no se puede decidir sobre una parte del territorio español, porque la soberanía nacional corresponde al pueblo español. Los catalanes, andaluces, valencianos  etec, (17) no son propietarios del territorio donde residen o nacieron. Esto NO ES UN DERECHO.

miércoles, 11 de octubre de 2017

La CUP amenaza con poner en marcha la Republica si se aplcia el arti 155.






La diputada de la CUP en el Parlament Eulàlia Regunat ha asegurado que si el Consejo de Ministros aprueba los mecanismos para aplicar el artículo 155 de la Constitución, "inmediatamente" se pondrá en marcha el procedimiento para construir "la república de Cataluña".
Será la demostración, ha dicho Regunat en una entrevista con Catalunya Ràdio, de la "incapacidad" del Gobierno para afrontar el diálogo que le pidió el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y, por tanto, será el momento para materializar la independencia.
Después de la decepción que les dejó ayer la comparecencia de Puigdemont, que dejó en suspenso la independencia para intentar abrir el diálogo, la diputada ha reconocido el malestar que eso produjo en las filas del partido, y ha advertido de que se replantearan si es "necesario o no" continuar en la actividad parlamentaria.
Analizarán con la militancia toda la secuencia de estos días para fijar su posición futura, recordando que al inicio de la legislatura "quedó claro" que el objetivo de la CUP era "construir una república catalana". "¡Cuántos pasos más hemos de dar! Si no nos lo habíamos ganado ya suficientemente, el 1-O nos ganamos el derecho a proclamar la independencia", ha exclamado Regunat, que ha exigido al Govern "todas las explicaciones posibles", pero no tanto por su partido sino "por la gente, que no entendía nada" de lo que pasó en el Parlament.

Esto quiere decri que la declaración de indepedencia es efectiva, solo hay que ponerla en marcha. Por estas declaraciones son responsables penales de una declaración ilegal y desafiante al Estado de derecho.
Si la puesta es marcha de una declaración es un arma arrojadiza, supone que es peligrosa, y por lo tanto la han declarado.

Rajoy pide a Puigdemont que confirme la declaración de independencia para aplicar el artículo 155

Rajoy pide a Puigdemont que confirme la declaración de independencia para aplicar el artículo 155

El presidente del Gobierno inicia el mecanismo constitucional para la intervención de Cataluña






El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, este miércoles, tras el consejo de ministros.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha requerido a la Generalitat para que confirme si ha declarado la independencia. Este es el primer paso para activar la aplicación del artículo 155 de la Constitución. “Este requerimiento es previo a cualquiera de las medidas que el Gobierno puede adoptar al amparo del artículo 155 de la Constitución”, ha especificado Rajoy.


El presidente del Gobierno ha insistido en que el Gobierno quiere ofrecer “certezas” y “claridad”, a los españoles y a los catalanes. “En la contestación al requerimiento el señor Puigdemont tiene la oportunidad de contestar a tantas llamadas desde tantos ámbitos para recuperar la legalidad", ha dicho Mariano Rajoy en su comparecencia tras el consejo de ministros.
"Si Puigdemont respeta la legalidad se pondría fin a un periodo de ilegalidad e incertidumbre. Es lo que todos esperan para poner fin a la situación que se está viviendo en Cataluña", ha señalado Rajoy. “Es preciso que vuelvan la tranquilidad y el sosiego. Seguiré actuando con prudencia y tranquilidad”, ha concluido.
Rajoy ha estado negociando hasta última hora con el PSOE y Ciudadanos para recabar el "máximo consenso" ante los pasos que se van a dar tras la sesión plenaria que se celebró este martes en el Parlament, en la que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, asumió el "mandato del pueblo" para que Cataluña se convierta en un estado independiente para después proponer suspender los efectos de la declaración de independencia.
Así, el jefe del Ejecutivo se reunió en la noche del martes en el Palacio de la Moncloa con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y esta mañana ha conversado por teléfono con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que viene reclamando desde hace varias semanas la aplicación del artículo 155 para convocar elecciones en Catalunya.
Ayer, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, declaró la independencia de Cataluña pero abogó por suspender durante varias semanas los efectos de esta declaración para lograr una mediación.

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Señal en directo del Congreso, donde los portavoces parlamentarios responden al presidente del Gobierno tras su comparecencia.
Mariano Rajoy ha respondido esta mañana a la declaración de independencia de Cataluña a plazos que este martes promulgó el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Tras el Consejo de Ministros extraordinario, Rajoy ha anunciado el envío de un "requerimiento" a la Generalitat para que aclare si ha declarado o no la independencia y evitar así "la confusión generada". Rajoy ha admitido que este es el paso previo para activar el artículo 155 de la Constitución. Tras él, ha comparecido Pedro Sánchez, que ha apoyado la activación del 155 y ha anunciado un acuerdo con el presidente estudiar una reforma de la Constitución. El portavoz del Gobierno catalán, Jordi Turull, había dicho a primera hora: "Si el Gobierno activa el 155, entenderemos que no hay voluntad de diálogo". Mientras, las empresas han empezado a mover también su sede fiscal por temor a la Hacienda catalana.

Puigdemont sabe que no puede declarar la independencia y Rajoy no se la va adar jamás

En una comparecencia estudiada al milímetro para intentar evitar la intervención de la autonomía y contentar al mismo tiempo a las bases independentistas, Puigdemont afirmó: “Asumo el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república”. Justo después añadió: “Propongo que el Parlament suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos el diálogo”. Puigdemont prolongó así la incertidumbre sobre la economía, que ya ha producido una fuga masiva de empresas.

Esta es la escena de  la agonía de Puigdemont, en la película de El Verdugo, Lo que sucede es que quien está sentado en el garrote vil, es Puigdemont.

Declaración de independencia de Cataluña, firmado por JpS y la CUP. Papel mojado.


Texto íntegro en castellano de la declaración que firmaron JpS y la CUP

El documento fue rubricado por Puigdemont, Junqueras, Forcadell, Anna Gabriel y el resto de diputados independentistas en un evento paralelo al reglado y legal



ABC.es Madrid - Actualizado: Guardado en: España

En un evento paralelo al reglado y legal, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, y el resto de los diputados independentistas del Parlamento autonómico firmaron este martes un documento que presentaron como la «declaración de independencia de la república catalana».
El documento fue rubricado, de uno en uno, por todos los parlamentarios independentistas, empezando por el propio Puigdemont y siguiendo por su vicepresidente en la Generalitat, Oriol Junqueras; la presidenta del Parlament, Carme Forcadell; y la portavoz de la CUP, Anna Gabriel.
En el documento de cuatro folios, de carácter simbólico y sin efectos jurídicos porque no será registrado en el Parlament ni votado por los parlamentarios, desaparece cualquier mención a «suspender los efectos» de la declaración de independencia, como había planteado Puigdemont. Es el texto que la CUP hubiera querido proclamar en el pleno del Parlamento. Pero se ha quedado en suspenso.  Este es el texto íntegro en castellano:
Un documentoq eu contiene un monton de mentiras.

JxSí y la CUP firman el documento que proclama la república catalana independiente

En la declaración de carácterer simbólico y sin efectos jurídicos desaparece cualquier mención a «suspender los efectos» de la declaración de independencia


Barcelona
Los diputados de Junts pel Sí (JxSí) y la CUP, incluido el presidente catalán, Carles Puigdemont, han firmado en el auditorio del Parlament un documento que proclama la «la república catalana, como Estado independiente», y pide su reconocimiento internacional. En la declaración de cuatro folios, de carácter simbólico y sin efectos jurídicos porque no será registrada en el Parlament, desaparece cualquier mención a «suspender los efectos» de la declaración de independencia, como había planteado Puigdemont anteriormente en la Cámara.
Según las fuentes consultadas, en un borrador de la declaración sí figuraba la mención a «suspender los efectos», pero la CUP se ha negado a firmar el documento si no se retiraba esta alusión. «Cataluña restaura hoy su plena soberanía, perdida y largamente anhelada», añade la declaración. El texto va más allá del discurso de Puigdemont en el Parlament y se ha firmado ante la amenaza de fractura interna en las filas independentistas.

DECLARACIÓN DE LOS REPRESENTANTES DE CATALUÑA

Al pueblo de Catalunya y a todos los pueblos del mundo.
La justicia y los derechos humanos individuales y colectivos intrínsecos, fundamentos irrenunciables que dan sentido a la legitimidad histórica y la tradición jurídica e institucional de Cataluña, son la base de la constitución de la República catalana.
La nación catalana, su lengua y su cultura tienen mil años de historia [Por decir una fecha redonda]. Durante siglos, Cataluña se ha dotado y ha disfrutado de instituciones propias que han ejercido el autogobierno con plenitud [bajo el paraguas de la Constitución], con la Generalitat como máxima expresión de los derechos históricos de Cataluña. El parlamentarismo ha sido, durante los períodos de libertad, la columna sobre la que se han sustentado estas instituciones, se ha canalizado a través de las Cortes Catalanas y y ha cristalizado en las Constituciones de Cataluña.
Cataluña restaura hoy su plena soberanía, perdida y largamente anhelada, tras décadas de intentar, honestamente y lealmente, la convivencia institucional con los pueblos de la península ibérica.
Desde la aprobación de la Constitución española de 1978, la política catalana ha tenido un papel clave con una actitud ejemplar, leal y democrática para con España, y con un profundo sentido de Estado.
El estado español ha respondido a esta lealtad con la denegación del reconocimiento de Cataluña como nación; y ha concedido una autonomía limitada, más administrativa que política y en proceso de recentralización; un tratamiento económico profundamente injusto y una discriminación lingüística y cultural.
El Estatuto de Autonomía, aprobado por el Parlamento y el Congreso, y refrendado por la ciudadanía catalana, debía ser el nuevo marco estable y duradero de relación bilateral entre Cataluña y España. Pero fue un acuerdo político roto por la sentencia del Tribunal Constitucional y que hace emerger nuevas reclamaciones ciudadanas.
Recogiendo las demandas de una gran mayoría de ciudadanos de Cataluña, el Parlamento, el Gobierno y la sociedad civil han pedido repetidamente acordar la celebración de un referéndum de autodeterminación.
Ante la constatación de que las instituciones del Estado han rechazado toda negociación, han violentado el principio de democracia y autonomía, y han ignorado los mecanismos legales disponibles en la Constitución, la Generalitat de Cataluña ha convocado un referéndum para el ejercicio del derecho a la autodeterminación reconocido en el derecho internacional.
La organización y celebración del referéndum ha comportado la suspensión del autogobierno de Cataluña y la aplicación de facto del estado de excepción.
La brutal operación policial de carácter y estilo militar orquestada por España contra ciudadanos catalanes ha vulnerado, en muchas y repetidas ocasiones, sus libertades civiles y políticas y los principios de los Derechos Humanos, y ha contravenido los acuerdos internacionales firmados y ratificados por el Estado español.
Miles de personas, entre las que hay cientos de cargos electos e institucionales y profesionales vinculados al sector de la comunicación, la administración y la sociedad civil, han sido investigadas, detenidas, querelladas, interrogadas y amenazadas con duras penas de prisión.
Las instituciones españolas, que deberían permanecer neutrales, proteger los derechos fundamentales y arbitrar ante del conflicto político, se han convertido en parte e instrumento de estos ataques y han dejado indefensa a la ciudadanía de Cataluña.
A pesar de la violencia y la represión para intentar impedir la celebración de un proceso democrático y pacífico, los ciudadanos de Cataluña han votado mayoritariamente a favor de la constitución de la República catalana.
La constitución de la República catalana se fundamenta en la necesidad de proteger la libertad, la seguridad y la convivencia de todos los ciudadanos de Cataluña y de avanzar hacia un Estado de derecho y una democracia de más calidad, y responde al impedimento por parte del estado español de hacer efectivo el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
El pueblo de Cataluña es amante del derecho, y el respeto a la ley es y será una de las piedras angulares de la República. El estado catalán acatará y hará cumplir legalmente todas las disposiciones que conforman esta declaración y garantiza que la seguridad jurídica y el mantenimiento de los acuerdos suscritos formará parte del espíritu fundacional de la República catalana.
La constitución de la República es una mano tendida al diálogo. Haciendo honor a la tradición catalana del pacto, mantenemos nuestro compromiso con el acuerdo como forma de resolver los conflictos políticos. Asimismo, reafirmamos nuestra fraternidad y solidaridad con el resto de pueblos del mundo y, en especial, con aquellos con los que compartimos lengua y cultura y la región euromediterránea en defensa de las libertades individuales y colectivas.
La República catalana es una oportunidad para corregir los actuales déficits democráticos y sociales y construir una sociedad más próspera, más justa, más segura, más sostenible y más solidaria.
En virtud de todo lo que se acaba de exponer, nosotros, representantes democráticos del pueblo de Catalunya, en el libre ejercicio del derecho de autodeterminación, y de acuerdo con el mandato recibido de la ciudadanía de Cataluña,
CONSTITUIMOS la República catalana, como Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social.
DISPONEMOS la entrada en vigor de la Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la República.
INICIAMOS el proceso constituyente, democrático, de base ciudadana, transversal, participativo y vinculante.
AFIRMAMOS la voluntad de abrir negociaciones con el estado español, sin condicionantes previos, dirigidas a establecer un régimen de colaboración en beneficio de ambas partes. Las negociaciones deberán ser, necesariamente, en pie de igualdad.
PONEMOS EN CONOCIMIENTO de la comunidad internacional y las autoridades de la Unión Europea la constitución de la República catalana y la propuesta de negociaciones con el estado español.
INSTAMOS a la comunidad internacional y las autoridades de la Unión Europea a intervenir para detener la violación de derechos civiles y políticos en curso, y hacer el seguimiento del proceso negociador con el Estado español y ser testigos.
MANIFESTAMOS la voluntad de construcción de un proyecto europeo que refuerce los derechos sociales y democráticos de la ciudadanía, así como el compromiso de seguir aplicando, sin solución de continuidad y de manera unilateral, las normas del ordenamiento jurídico de la Unión Europea y las del ordenamiento de España y del autonómico catalán que transponen esta normativa.
AFIRMAMOS que Cataluña tiene la voluntad inequívoca de integrarse lo más rápidamente posible a la comunidad internacional. El nuevo Estado se compromete a respetar las obligaciones internacionales que se aplican actualmente en su territorio y continuar siendo parte de los tratados internacionales de los que es parte el Reino de España.
APELAMOS a los Estados y las organizaciones internacionales a reconocer la República catalana como Estado independiente y soberano.
INSTAMOS al Govern de la Generalitat a adoptar las medidas necesarias para hacer posible la plena efectividad de esta Declaración de independencia y de las previsiones de la Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la República.
HACEMOS un llamamiento a todos y cada uno de los ciudadanos de la República catalana a hacernos dignos de la libertad que nos hemos dado y construir un Estado que traduzca en acción y conducta las inspiraciones colectivas.
Los legítimos representantes del pueblo de Cataluña:
Barcelona, 10 de octubre de 2017

Editorial sensata de La Vanguardia.


Editorial de La Vanguardia

Desconcierto (comparecencia de Puigdemont.




“Comparecencia del presidente de la Generalitat ante el Parlament para informar sobre la situación política actual”. Fue con este genérico y anodino enunciado, único punto en el orden del día, que la Cámara catalana celebró ayer una sesión que se quería trascendental. Según la convocatoria, era también una sesión “ordinaria”, en la que tras la intervención presidencial se daría la voz a los grupos parlamentarios y se cruzarían réplicas y contrarréplicas. Pero lo que de veras debía dirimirse en dicha sesión, una vez interpretados por el president los resultados del referéndum del 1-O, convocado ilegalmente y recontado sin garantías, era ni más ni menos que la proclamación, o no, de una declaración unilateral de independencia (DUI). Esto es, si se iba a dar un paso decisivo para la desconexión de Catalunya de España.

La expectación era máxima. Lo revelan la inquietud y los temores en los que vive sumida la ciudadanía desde hace meses. Lo prueba también la cifra récord de más de mil profesionales de la información –358 de ellos procedentes de otros países– que habían solicitado su acreditación en el Parlament. No era para menos. Tras cinco años de proceso soberanista –si fijamos su inicio en la manifestación del Onze de Setembre del 2012–, llegaba la hora de la verdad. Una DUI sin ambages, proclamada con el entusiasmo propio que hace al caso, sin condiciones ni renuncios, hubiera supuesto la culminación del mencionado proceso, para contento de los muchos –pero no mayoritarios– catalanes que lo han acompañado. Por el contrario, un prudente e inequívoco frenazo y la omisión de cualquier referencia explícita a la DUI hubiera generado gran decepción en las filas soberanistas. Pero, al tiempo, hubiera pillado a contrapié al Gobierno central y dibujado una escena marcada por el deseo de reconducir la situación, atenuar tensiones y dialogar partiendo de cero.

Carles Puigdemont quiso hallar una vía intermedia entre la proclamación de la independencia y la claudicación. Y lo que logró fue crear desconcierto y confusión. Sabía que sus palabras serían escrutadas con gran detalle. Sabía también que sería muy difícil complacer simultáneamente a sus correligionarios y a sus rivales. Y optó por una fórmula que aspiraba a declarar la independencia para, acto seguido, suspenderla e iniciar un período de diálogo. En concreto, y refiriéndose al 1-O, Puigdemont afirmó: “Como presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del referéndum ante el Parlament y a nuestros conciudadanos el mandato de que Catalunya se convierta en un estado independiente en forma de república”. Y añadió: “Proponemos que el Parlament suspenda los efectos de la declaración de independencia para que emprendamos un diálogo sin el cual no es posible llegar a una solución acordada”.

Lo que ayer hizo Carles Puigdemont, que en su día aceptó la presidencia de la Generalitat ofrecida por su antecesor, Artur Mas, con el propósito explícito de culminar el proyecto independentista para a continuación dejar el cargo, no fue, como decíamos, una declaración de independencia transparente ni que entrara en vigor automáticamente. Después de que se retrasara el inicio del pleno más de una hora, después de tensas reuniones en última instancia de la mayoría parlamentaria independentista y después de incontables rumores de signo contrapuesto, Puigdemont pronunció un discurso que suscitó lecturas diversas y muchas dudas. En especial cuando se supo que no iba a aparecer en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya y, por tanto, carecía de validez jurídica. Y también más tarde, cuando la vicepresidenta del Gobierno negó validez al referéndum y a la proclamación. Entretanto, con el artículo 155 de la Constitución en la recámara, y antes de aplicarlo, en el Gobierno se barajaba la posibilidad de requerir a Puigdemont una explicación más clara sobre lo ocurrido ayer. A su vez, la CUP no parecía satisfecha con el resultado de la sesión, alguno de sus miembros llegó a hablar de traición inadmisible: no lo habría dicho si la independencia se hubiera proclamado sin reservas. Los soberanistas que rodeaban el Parlament mientras se celebraba la histórica sesión no prorrumpieron en vítores a su término. Ni hubo en las calles de la ciudad manifestaciones de júbilo, aunque sí rostros decepcionados. No se descarta que la declaración de ayer produzca una brecha en la mayoría independentista del Parlament, separando a Junts pel Sí y la CUP, algo que anoche se quiso tapar con la firma de un documento de compromiso por la república, ya fuera de la Cámara. Algo digno del teatro del absurdo si la declaración proclamada poco antes fuera creíble.

Dicho esto, no podemos dejar de presentar serias objeciones al discurso del presidente Puigdemont y a las bases legales sobre las que pretende asentarse. Ayer insistió en que con la celebración del 1-O se habían ganado el derecho a la independencia, lo cual puede valer como opinión, pero no como otra cosa. Quiso dar por buena su ruta hacia la independencia, pese a basarse en las leyes de desconexión aprobadas los días 6 y 7 de septiembre, que contravenían la Constitución y el Estatut. Y que, por otra parte, fueron vulneradas también, por ejemplo en lo tocante a la Sindicatura Electoral que debía velar por el 1-O, desmantelada antes de que pudiera cumplir sus funciones y validar los resultados. Quizás por ello decía ayer a modo de enmienda a la totalidad el líder socialista catalán Miquel Iceta que “no se puede suspender un acuerdo no tomado”.

Hasta antes de su celebración, la sesión de ayer nos había sido presentada como algo parecido a una estación término, a un puerto de arribada. No lo decimos nosotros. Lo han venido asegurando los impulsores del proceso, que fijaron en ella el cumplimiento de sus aspiraciones. Pero lo que sale de dicha sesión es un intento, otro, de ganar tiempo y prolongar el proceso soberanista, ya mucho más allá de los dieciocho meses inicialmente fijados como plazo para la secesión. Es decir, se trata de mantener un estado de incertidumbre que está teniendo efectos tremendamente negativos para la sociedad catalana. De poco ha servido que la Unión Europea haya rechazado las peticiones de apoyo que ha recibido del soberanismo. (El presidente del Consejo Europeo reclamó ayer a Puigdemont que respetara el orden constitucional). O la fuga de empresas catalanas –ayer se fue Planeta a Madrid, despojando a Barcelona de su histórica capitalidad editorial–. O que la posibi­lidad de llevar el conflicto a la calle siga ahí. El independentismo sigue su cabalgada, en un país que dice querer mejorar, pero que va desangrándose ante sus ojos, día a día, sin que sepa cómo contener la hemorragia.