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viernes, 3 de junio de 2022

Rafa Nadal en la final de Roland Garros, por la lesión de Alexander Zverev

 

Nadal: «Prefiero perder la final por un pie nuevo»

Amargo pase de Nadal a la final por la lesión de Zverev

Así ha sido la lesión de Zverev

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Juega su decimocuarta final de Roland Garros, pero Rafael Nadal no está para muchas celebraciones. Porque pasa tras la lesión de Alexander Zverev, caído en combate con el tobillo derecho retorcido cuando el partido se iba al tie break del segundo set. «No es fácil ni bonito ver lo que ha pasado. Solo puedo decir que espero que no sea tan malo, espero que solo sea una torcedura normal, no una rotura. Ha sido un patido muy muy duro. Somos colegas, hemos entrenado juntos mucho tiempo. Pero claro, para mí es un sueño estar en la final pero no es la mejor forma. Si eres humano solo puedes sentirte mal por cómo ha pasado», se expresaba el tenista español.

[ Amargo pase de Nadal a la final de Roland Garros por la lesión de Zverev

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Hasta la caída de su rival había sufrido mucho, porque el alemán pegó y pegó, y porque las condiciones eran demasiado difíciles para su juego: «Las condiciones son las más lentas en las que he jugado nunca. Muy húmedo. La pelota estaba muy grande y es muy difícil crear efectos. No han sido las ideales para mí hoy. Por eso no he podido crear el peligro que necesitaba. Y él ha jugado muy bien. Ha sido un milagro el primer set. Estaba buscando soluciones, luchando. Cuando Zverev juega bien es muy difícil ganarle en cualquier superficie, pero con estas condiciones era todavía más difícil ponerlo hacia atrás en la pista. Él sentía que mi pelota no creaba el impacto suficiente. Mi pelota no botaba». Y fue claro, como siempre: «Ha sido muchos momentos de sobrevivir».

Expuso que no había habido ningún problema físico, que todo se debía a las condiciones de la pista, bajo techo, lluvia, humedad altísima, pero sí que el alemán le exigió mucho. «No he tenido ningún bajón físico en el segundo set. He empezado fantástico igual que con Novak. Hoy el problema ha sido la humedad. No he podido hacer el 2-0 que permite gestionar un poco más el partido. Con 1-0 y 40-15 se me ha escapado: una derecha paralela que estaba bien tirada, pero que se ha ido y me ha hecho break. A partir de ahí sí que ha sido duro. Ha habido un punto criminal, que me ha dado el 2-1 aunque haya sido para mí me ha quitado unos cuantos juegos, me he quedado tocado físicamente».

El tiempo, los 36 años cumplidos, el cansancio, todo lo tiene en cuenta: «Asumo mis limitaciones. Me esfuerzo todo lo que puedo. No he entrenado todo lo que me gustaría en estos tres meses. Y he intentado mantenerme en el partido. Estaba en mejor posición al final del set, he podido recuperar un poco el aliento, la energía que por un rato se me había ido». También asume esas condiciones difíciles e incluso le saca su parte positiva: «He jugado aquí unas semifinales contra Federer con un huracán de viento. La final de 2014 contra Djokovic también fue muy húmeda, pero con sol y la pelota estaba muy viva. Hoy era todo nublado, con lluvia, más lenta. Es lo que hay y es una de las cosas bonitas de nuestro deporte. Juegas dos semanas y hay días de lluvia, días de frío, de calor, situaciones que hacen que el juego y la forma de jugar cambien por completo. La clave está en intentar adaptarte y sacar el máximo rendimiento».

Y así, su decimocuarta final de Roland Garros. Aunque amarga por la lesión de Zverev, pues bien sabe él cómo es estar en esa situación. De hecho, en el día de su cumpleaños, el deseo estaba claro: entre un pie nuevo y ganar el domingo su decimocuarto Roland Garros: «Prefiero perder la final por un pie nuevo. Un pie nuevo me permite ser más feliz en el día a día. Ya no ganar. Eso es bonito y te llena de adrenalina momentánea, pero la vida continúa y es mucho más importante que cualquier título. Después de una carrera como la que he tenido, me he esforzado al máximo para tener opciones. Yo tengo una vida, y me encantaría poder jugar deporte amateur y hoy es un poco incógnita. Mi felicidad va por delante de cualquier título. No tener el dolor que tengo a diario te cambia la vida».