ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

viernes, 26 de septiembre de 2025

José Ortega y Gasset en el puerto de Alicante en 1936

 

                                             (José Ortega y Gasset con su mujer Rosa y sus hijos)


70 AÑOS DE LA MUERTE DE JOSÉ ORTEGA Y GASSET

(Ortega y su familia salieron para el exilio por el puerto de Alicante)

Ramón Palmeral / Nueva Tribuna

 

INDICE

1. Enunciado

2. Contrarios a la dictadura de Primo de Rivera

3.  “Yo soy yo y mi circunstancia…”

4. Articulista profundo de primer orden

5. La Revista Occidente

6. Exilio, y embarque en el puerto de Alicante. Concordancia con su hermano Eduardo

7. Repercusión e influencia de su obra

8. Regreso a España

9. Conclusión

 

 

1. Enunciado

El gran filósofo y erudito español José Ortega y Gasset falleció la tarde del 18 de octubre de 1955, hace ahora 70 años. Al iniciarse la Guerra Civil, enfermo de cálculos biliares, y debido a la inseguridad en Madrid tuvo que refugiarse en la Residencia de Estudiantes del Pinar. Posteriormente viajó con su familia desde la estación  de Atocha hasta Alicante, donde embarcó en un carguero francés rumbo al exilio. Residió en Francia, Argentina y Portugal, hasta poder regresar a España en 1945. Se había desengañado de la República desde los acontecimientos revolucionarios tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, y por el atentado falangista a su hermano mayor Eduardo en Madrid el abril del 36.

2. Contrarios a la dictadura de Primo de Rivera

Los hermanos Ortega y Gasset (Eduardo y José) se opusieron firmemente a la dictadura del Miguel Primo de Rivera y Orbaneja en septiembre de 1923. La complicidad del rey Alfonso XIII con aquel régimen les pareció la gota que colmaba el vaso de los excesos de una monarquía decadente, que, en su opinión, debía desaparecer por el bien de España. En este contexto Eduardo se exilió a Francia, y José publicó en El Sol, el 15 de noviembre de 1930, el célebre artículo “El error Berenguer”, en el que denunció con singular indignación los siete años de gobierno dictatorial primorriverista.

Tras el Pacto de San Sebastián de agosto de 1930, donde participó Eduardo (según fotografía) los partidos de izquierda liderados por Alcalá Zamora, Aza y Lerroux,  lograron articular una estrategia común que desembocó en el fin de la monarquía de la Restauración y la llegada de la República. En abril de 1931 se convocaron elecciones municipales y, el día 14, desde los balcones de varios ayuntamientos, se proclamó la Segunda República. Los principios fundacionales de la Constitución del 31 eran demasiado avanzados para un pueblo con un retraso secular, y que ocasionó la destrucción de la II República por las desavenencias y desacuerda entre los diferente partidos políticos como Casas Viejas en 1933 y la revolución de octubre de 1934.

Poco después, el 9 de septiembre de 1931, en pleno debate constitucional, Ortega publicó en el diario Crisol un artículo decisivo en el que advertía que la República no podría consolidarse mientras no se desterrara la palabra “revolución”, tan cara a los sectores más radicales de la izquierda. Cerraba aquel escrito con unas frases que han pasado a la historia:

“Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo.”

 

3. “Yo soy yo y mi circunstancia…”

El 23 de marzo de 1914 pronuncia un discurso en el Teatro de la Comedia de Madrid titulado «Vieja y nueva política», que se considera el acto fundacional de la Liga de Educación Política Española. En él, tomando como principios el liberalismo y la nacionalización, se postulaba como la vanguardia de la «España vital» frente a la «España oficial».

La famosa frase filosófica «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo», aparecida en Meditaciones del Quijote (ensayo de 1914), fue escrita por Ortega. En ella insiste en destacar lo que rodea al hombre: no solo lo inmediato, sino también lo remoto; no solo lo físico, sino igualmente lo histórico y lo espiritual.
Según Ortega, el hombre es el problema de la vida, y entiende por vida algo concreta, única e incomparable: «la vida es lo individual»; es decir, yo en el mundo. Ese mundo, sin embargo, no es propiamente una cosa ni una suma de ellas, sino un escenario, pues la vida es tragedia o drama: algo que el hombre hace y que, al mismo tiempo, le ocurre en relación con las cosas. Vivir, por tanto, significa tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él y ocuparse de él. Dicho de otro modo, la realidad circundante «constituye la otra mitad de mi persona», y su impresión es el destino radical y concreto de cada ser humano.

El hombre, ser inmerso y sumergido en una circunstancia —o naturaleza—, se enfrenta a diversas concepciones de su estado físico y mental. De ahí se desprende que su misión sea satisfacerlas. En el cumplimiento de esta tarea, afirma Ortega, el hombre inventa la técnica, definida como «la reforma que el hombre impone a la naturaleza con el fin de satisfacer sus necesidades». Ortega y Gasset describía al hombre, además, como un «ser compuesto de realidades circunstanciales, engendradas por la opacidad en la forma de pensar y por el sedentarismo que inspira culturas de la experiencia, incapaces de superar la tirantez que arrebata la plenitud de la sabiduría».

4. Articulista profundo de primer orden

En 1917 se ve obligado a interrumpir su colaboración con El Imparcial, pero rápidamente se incorpora a la nómina de colaboradores de El Sol, diario fundado por el empresario vasco Nicolás de Urgoiti, inspirado por Ortega. En este periódico se publicaron los «folletones» que anticiparon dos de sus obras más importantes: España invertebrada (1921) y La rebelión de las masas (1927).

Entre 1931 y 1932 fue diputado de las Cortes Constituyentes de la Segunda República en calidad de representante de la Agrupación al Servicio de la República, fundada en febrero de 1931 por Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y el propio Ortega.

Al agitado período de la vida política española comprendido entre 1923 y 1936 pertenecen algunos de sus más famosos escritos políticos, entre ellos:

  • La redención de las provincias y la decencia nacional (recopilación de artículos publicados entre 1927 y 1930).
  • Rectificación de la República (que reúne artículos periodísticos, discursos parlamentarios y la conferencia dada en el Cinema de la Ópera de Madrid el 6 de diciembre de 1931).
  • Los discursos sobre El Estatuto de Cataluña (publicados por la Revista de Occidente en 1932 dentro del libro La reforma agraria y el Estatuto catalán).

Desencantado de su actividad parlamentaria, abandona su participación activa en la República, aunque nunca renunció del todo a ejercer influencia en asuntos de Estado, incluso durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo, como ha demostrado Gregorio Morán. En el exilio de Francia publica en dos periódicos argentinos La Nación y  La Prensa, los dos periódicos más influyentes de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XX, por lo que recibe ciertos ingresos para el sustento familiar.

5. La Revista Occidente

El propio Urgoiti funda en 1920 la Editorial-Calpe (que se unirá más tarde con Espasa), una de cuyas colecciones será dirigida por Ortega: la «Biblioteca de Ideas del Siglo XX». La empresa editorial más importante de Ortega será, no obstante, la famosa Revista de Occidente, fundada en 1923. Desde ella promovió la traducción de las más importantes tendencias filosóficas y científicas de la época: Spengler, Huizinga, Husserl, Simmel, Uexküll, Heimoseth, Brentano, Driesch, Müller, Pfänder, Russell, entre otros filósofos. La pintora Maruja Mallo fue invitada a ilustrar algunas portadas por el propio Ortega debido  sus obras surrealistas y denuncia social. Así como el propio poeta Miguel Hernández publicó la “Elegía a Ramón Sijé” y 6 sonetos de El rayo que no cesa (número 150  de diciembre del 1935), y “Égloga a Garcilaso” y “Sino sangriento”, en junio del 36, cuyas publicaciones le valieron a Hernández el reconocimiento del poeta y crítico Juan Ramón Jiménez en El Sol.

Como actividad complementaria de la revista, destaca la tertulia diaria, presidida por el propio Ortega, a la que asistían colaboradores, amigos y estudiantes. Dirigió la revista hasta 1936 y, en 1962, su publicación fue reemprendida por su hijo José Ortega Spottorno, y más adelante fue dirigida por su hermana Soledad.

 

6. Exilio, y embarque en el puerto de Alicante. Concordancia con su hermano Eduardo.

Al estallar la Guerra Civil española por el fracaso del golpe de Estado en Madrid y Barcelona, José Ortega y Gasset, enfermo por cálculos biliares, se refugió en la Residencia de Estudiantes, logró ponerse contando con la embajada francés, por ser comendador de la Legión de Honor francesa, y obtener un pasaporte y un visado expedidos por la Dirección General de Seguridad, gracias a la mediación de Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes. Con esa documentación, y sin margen para demoras ni pretextos, Ortega emprendió la salida de Madrid junto a su esposa Rosa, sus tres hijos. La partida se realizó discretamente desde la estación de Atocha, la noche del 30 de agosto de 1936, con destino a Alicante, donde debían embarcar en un carguero francés (cuyo nombre no ha quedado registrado).

En el viaje y salida de Madrid a Alicante, José y su familia fueron ayudados por su hermano mayor Eduardo, abogado en la II República, quien le facilitó una escolta de milicianos de máxima confianza; y la mediación del médico y exministro Vicente Iranzo, y del embajador de Francia Jean Herbette. La  familia  hacia el exilio estaba compuesta esposa Rosa Sopottorno Topete (1884-1980) y sus  hijos: Soledad y José. Ya que Miguel Germán, el mayor, en 1935 fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios para desplazarse a la Facultad de Medicina de la prestigiosa Universidad de Friburgo de Brisgovia (Alemania), en cuyo Instituto de Patología trabajó junto a su director, el profesor Ludwig Aschoff. Como resultado de este fructífero periodo de investigación, en 1939 publicó el primero de una larga serie de trabajos de su especialidad, un libro científico titulado Vitaminas como biocatalizadores (Revista de Occidente, 1939). Llegaron los cuatro a la estación del ferrocarril de Alicante  desde Atocha la mañana 31 de agosto de 1936 (noche en el Expreso de Levante),  pasaron a saludarle  unos amigos  como el profesor Felipe Sánchez-Román (catedrático de Derecho Civil) y  a Cipriano Rivas Cherif (escenógrafo y dramaturgo), cuñado de Azaña que estaba casado con Dolores hermana de Cipriano, que salía como diplomático para el consulado de Ginebra. Ese mismo día embarcaron los Ortega  en un carguero francés (de nombre hoy desconocido) que había venido a recogerlos con destino a  Marsella. El paso de Ortega y Gasset por Alicante no lo sabíamos hasta poder leer el libro: Los Ortega de José Ortega Sopottorno,  hijo de don José, publicado en editorial Taurus, Madrid, página 375-380.

El hermano mayor Eduardo había sido primero monárquico y tras la dictadura de Primo de Rivera se convenció de que la Republica era lo más conveniente para España, como afirma el historiador Carlos Sánchez Tárrago en  una página de Internet del Ministerio Fiscal, Órgano constitucional publica una breve  biografía sobre Eduardo Ortega y Gasset (1882-1965):

“El 14 de abril de 1931 fue designado Gobernador Civil de Madrid, el primer cargo nombrado por el Gobierno Provisional de la II República, bajo la presidencia de Alcalá Zamora, siendo ministro de la Gobernación Miguel Maura Gamazo”... “Su actividad como Fiscal General se extiende desde diciembre de 1936 a noviembre de 1937, siendo uno de los fiscales más longevos del periodo republicano”. 

 Estando el gobierno de la República en Barcelona, Eduardo  dimitió como Fiscal General de Estado en noviembre de 1937 a consecuencia de las tensiones surgidas con dirigentes de la CNT, al haberse negado a retirar los cargos contra el anarquista Aurelio Fernández, puesto que la idea del nuevo Ministro de Justicia Manuel de Irujo  era juzgar a todos los que cometieran delitos sin distinción de su ideología política.  Salió Eduardo de España por la frontera de Francia a finales del 1937 por temor a otro atentado  como el sufrido por  los falangistas el 7 de abril del 36 en su domicilio de Madrid. Exiliándose a París, Cuba y Venezuela donde falleció en Caracas el 25 de febrero de 1965.

7. Repercusión e influencia de su obra

Ortega ejerció una notable influencia en los autores de la generación del 27. Entre las obras que más influyeron en estos escritores destacan España invertebrada (1921) y La deshumanización del arte (1925) cuyas ideas y postulados serán asumidos por dicha generación. Su estilo elegante y pulcro al escribir será una de las características que usarán estos escritores al crear sus obras. La Revista de Occidente (fundada por Ortega en 1923, y de la que fue en parte redactor) será leída por los escritores de la generación del 27 por contener artículos actuales de gran interés cultural, así como por su original presentación estética.

Ortega ejerció notable influencia no solo en España e Hispanoamérica, sino también en otros países, como Alemania. Entre los hispanos influidos por él destacan:
Manuel García Morente, Joaquín Xirau, Xavier Zubiri, José Gaos, Luis Recaséns Siches, Manuel Granell, Francisco Ayala, María Zambrano, Pedro Laín Entralgo, José Luis López-Aranguren, Julián María y  Paulino Garagorri.

8. Regreso a España

En el verano de 1945 y después de su exilio en Francia, Argentina y Portugal regresó a España desde Portugal, pasó primero por  Zumaya (Donosti) (el pueblo donde tuvo casa del pintor Ignacio Zuloaga), en octubre llegó a Madrid. Le negaron la cátedra de Metafísica de la Universidad Central que había dejado antes de su obligado exilio -va viviendo holgadamente de las conferencias que da en el extranjero-, con Julián María y otro profesores creo el Instituto de Humanidades, en 1949 estuvo en Aspen (Colorado EE.UU.), invitado por el rector Robert M. Hutchins de la Universidad e Chicago para impartir una conferencias sobre el II centenario del nacimiento de Goethe (nacido en 1749) del que era Ortega un afamado especialista. En los años 50 fue propuesto desde la embajada Sueca de Colombia para el Premio Nobel de Literatura, pero los franquistas no lo permitieron. Invitado a dar una conferencias en Alemania donde había estudiado en su años juveniles, en la Universidad de Marburgo el hicieron doctor honoris causa, y también por la Universidad de Glasgow. Su última conferencia la impartió en Venecia. Sintiéndose enfermo regresó a Madrid, donde en el sanatorio Ruber hubo de ser operado de un cáncer. Falleció unos días después en la tarde el 18 de octubre de 1955, tenía 72 años. El ministro de Propaganda Arias Salgado prohibió que los periódicos a sacar en portada la imagen del difunto. Actualmente existe en Madrid la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón (fusionadas en 2010), situada por el barrio de Chamberí.

9. Conclusión

El paso de Ortega y Gasset por Alicante y su familia, quedó en el olvido en esta ciudad, evidentemente en la época franquista, y posteriormente olvidado como otros tantos personajes ilustres que pasaron por esta ciudad del Benacantil. Quien estribe esta breve crónica no lo sabía hasta poder leer el libro: Los Ortega de José Ortega Sopottorno,  hijo de don José, publicado en editorial Taurus, Madrid, 2002, en cuyas páginas 375-380 se encuentra anotado el presente evento. Tiene una calle en el barrio de Virgen del Remedio de Alicante. Pienso que en el puerto debería haber un busto de Ortega y Gasset que recuerde su paso, y, a los muchos exiliados que por este puerto salieron, como lo es el capitán del buque “Stanbrook” Archibald Dickson.