ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

domingo, 8 de junio de 2014

Corresponde a los políticos la iniciativa para resolver los defectos de las instituciones

Hoy en El País, 8 de junio 2014

Quienes reclaman públicamente un régimen republicano tienen facultad para hacerlo no solo gracias a la tolerancia del Gobierno y sus bases sociales, sino en el ejercicio de un derecho reconocido en la misma Constitución, contra la que ellos se manifiestan. Ese ejercicio debe ajustarse a ley, como cualquier otro, pero lo mismo habría que decir de las encendidas exclamaciones de ¡Viva el Rey!, que le incitan, al que se va y al que llega, a intervenir en los asuntos públicos más allá de las facultades de arbitraje y moderación que le son propias. Los graves defectos de funcionamiento de nuestras instituciones no pueden ser resueltos por ningún monarca, sino por la iniciativa de los políticos. Y en lo que se refiere a la izquierda, los socialistas que apresuradamente se apuntan a una consulta exclusiva sobre la forma de gobierno, olvidando otras más acuciantes carencias constitucionales, deberían aprender del historial de conflictos de su partido con los anarquismos de turno, siempre deseosos de arrebatarles el protagonismo de una revolución, hoy imposible, y ahora de las reformas solicitadas, tan necesarias como difíciles. Los discursos de Pablo Iglesias (el original, que no la copia) y su correspondencia privada con Engels, están repletos de ejemplos al respecto y bien pueden servir de aviso a navegantes.

Hace menos de 40 años que este país aprobó una Constitución democrática gracias a un pacto entre todas las fuerzas políticas representativas de la época, con la excepción puntual del Partido Nacionalista Vasco. En ella se prevé como forma de Estado la monárquica y se establecen una serie de previsiones para la sucesión en la titularidad de la Corona. La inicial renuencia o el abierto rechazo de Convergència i Unió y de Izquierda Unida (heredera del Partido Comunista de España) a mostrarse coherentes con la ley que sus antiguos dirigentes redactaron y votaron es una patética prueba, una más, de la ausencia de liderazgo político en sus filas y de las inclinaciones populistas de quienes las encabezan. Igual que necesitamos una Monarquía que no esté defendida por monárquicos, es precisa una democracia que se asiente en el compromiso y honestidad de los demócratas antes que en sus cálculos electorales.

Me parece indudable que la Constitución debe ser reformada cuanto antes, por los cauces en ella misma establecidos, y someterse en referéndum a la voluntad popular, que ratificará o no la forma de gobierno, la articulación territorial y las demás cuestiones pendientes que afectan a la convivencia de los españoles. Hace ya demasiado tiempo que padecemos una crisis institucional que así lo exige. Por supuesto la expresión de las redes sociales, las de los locutores de programas de entretenimiento político y, sobre todo, la de miles de manifestantes que exhiben con toda libertad su protesta, deben tenerse en cuenta. Pero no pueden sustituir, ni legal ni emocionalmente, a la voluntad democrática expresada en las urnas. No, si queremos evitar un suicidio colectivo.

Juan Luis Cebrián es presidente de EL PAÍS y miembro de la Real Academia Española.



..................Mi opinión en Nuevo Impulso...............
De acuerdo con reformar la Constitución sobre la forma de Estado, pero también la supresión de la Autonomías que tando daño están haciendo a la unidad nacional y supresión del Senado, con una sola Cámara es suficiente, para lo que hacen.
Muchos dicen en público que son republcianos para dar a entender que son progresistas, cuando en realidad son conservadores y no están dispuesto a la aventura de una república.