ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

martes, 11 de junio de 2019

¿Es una mascletà una obra de arte?




¿Es una mascletà una obra de arte?
Vivimos como una fiesta incomparable las Hogueras de Sant Joan con mascletà y petardos de todas las potencias

Ramón Palmeral

Desde primeros de junio vísperas de las Fogueras de Sant Joan  d'Alacant empezaron a sonar, los fines de semana, las tormentas de mascletàs a  las 14 horas en  la Plaza de los Luceros, lugar elevado que expande sus voces de truenos por todo Alicante como una manada de bombillas explosivas, amagado en el temor de un petardo saqueando los aires mediterráneos, y metiéndose como lagartos vivos de fuego por alguna venta habitada y dejando su huella quemada en las azoteas. En junio y cuando los días son más largas y el 21 será la noche más corta del año por el equinoccio de primavera, empiezan a sonar las tronadas de la mágica alquímica de la pólvora negra guerrera, o de avancarga en fiestas de Moros y Cristiano.
    ¿Y yo me pregunto si una macletá (del valenciano “mascletà”) es arte y o es ruido salvajemente concentrado? Pero tras sesudos estudios de todo tipo desde los cañones de guerra, los misiles y el hombre sentado en la luna, me he dado cuenta que  una mascletà es arte guste o no guste a algunos, que siempre los hay díscolos o con alguna enfermedad de oídos como la hiperacusia. Una mascletà es el arte de encender un petardo común por su mecha, sube como un lagarto de fuego raptando por los aires, explosiona con toda su intensidad de pólvora cabreada, forma un ruido de colores, si fuera de noche, y de trueno de humo de día, pero es más porque estos petardos no suben solos, sino acompañados, y la gracia es que suben primero unos pocos, silbando como disimulando, y luego vienen otros de la misma cuadrilla y hacen más ruido, y luego vienen otros con ascensor nuevo, y arriba en lo aires discuten, se pelean a ver quién grita más alto, se ponen luego de acuerdo y se forma el terremoto en la tierra que pisan miles de alicantinos dispuestos quemarse o a sufrir un infarto o una quemadura, pero no importa la mascletà ha tenido ritmo, ha empezado piano, piano hasta reventar en un vértice supremo.   
     Luego el público aplaudirá lleno de alegría porque se trata de un espectáculo de fuegos artificiales, el arte de la pólvora, los Picasso de la pólvora, ¡Ay!!! Amor que lejos estás en tu condición de mujer de fuego en las alturas. Una mascletà es femenina como femenino es el poder de la seducción. Es muy posible que asista el alcalde de turno, los concejales, las “Belleas del Foc” adultas e infantiles, y alguna hasta saldrá llorando de emoción, y otras autoridades y acaben tomándose un refrigerio en la caseta de la Avd. del Dr. Gadea. ¿Y si esto no es arte? Que venga Picasso y lo vea, por no decir del arcángel San Juan, que debe haber uno, ¿dijo yo?
    Han sido unos minutos, una mascletás que concurren para un premio del Ayuntamiento, siempre bien cotizado, porque una mascletà cuesta dinero, porque todo aquello es arte cuestan euros.  También las hay de fuera de concurso, como si los artistas pirotécnicos fueran espontáneos. Piensan algunos que es esto de quemar pólvora es un gasto inútil, pero de ninguna manera lo es, porque una mascletà es como música de orquestas de luz y color a lo grande. Y además da trabajo para muchas familias. Porque esto, como dicen los rocieros andaluces, «hay que mamarlo de chico».
    Es un espectáculo para los sentidos en su máxima audición, retumba en el corazón como un concierto en Viena, pero lo bestia. El corazón que se agita como una locomotora de carbón se te puede parar, pero no pasa nada porque cercan estará los técnicos sanitarios de las ambulancias armados con los desfibriladores para monitorizar los corazones pasmados, y si algún petardo fuera rebelde e incendiario para eso están los bomberos con las mangueras largas preparadas. 
    La gente salta de alegría, y además del corazón festero es  el olfato quien trabaja y evoca cuando tenías 15 años, la vista, los oídos, los cinco sentidos se ponen a trabajar, de tal forma que hasta las campanas de San Nicolás se ponen a repicar solas. ¿Y si esto no es arte que venga Picasso y lo vea? Y la noche de San Juan después de la cremá las 170 hogueras, retumbará en el castillo de Santa Bárbara la Gran Palmera compuesta por 1.100 cohetes, y “bajará con lágrimas llorando” como un vestido de novia sobre las faldas escarpadas del Benacantil. ¿Y si este no es arte que venga Picasso y lo vea?   
   Mascletà deriva del valenciano “mascleto”, que significa macho. Macho cabrío, capricornio de cuernos de estrellas de fabulación zodiacal.
Sí que es arte, hasta los petardos de la chiquillería es arte. La pirotecnia es arte porque, a la vez, es ciencia, riesgo y arte. “La ciencia de encerrar la energía bajo una envoltura y tirarla para obtener arte con efectos sonoros y luminosos en perfecta armonía”, como escribiera Manuel Andrés Ferreira escritor de temas levantinos.