ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 13 de noviembre de 2025

El mal negocio que ha hecho Putil con la invasión de su vecino Ucrania en febrereo de 2022. El mal entendido orgullo ruso

 

Una invasión que ha aislado a Rusia del mundo

La invasión de Ucrania ha tenido consecuencias devastadoras para Rusia. Esta guerra, iniciada por Vladímir Putin con la ilusión de expandir su influencia y restaurar el poder del antiguo imperio soviético, ha terminado por aislar completamente al país en el escenario internacional. Hoy, Rusia se enfrenta a dos enemigos poderosos: Europa y Estados Unidos, unidos en su apoyo a Ucrania y en su rechazo al autoritarismo del Kremlin.

Las sanciones económicas impuestas por Occidente han provocado el colapso de sectores enteros de la economía rusa, la fuga de inversiones y el empobrecimiento de millones de ciudadanos. La guerra ha traído muerte, dolor y pobreza no solo a los ucranianos, sino también a los propios rusos, que viven bajo una censura férrea, una economía debilitada y una pérdida generalizada de esperanza. En muchos aspectos, Rusia ha retrocedido medio siglo: la represión política, la falta de libertades y la militarización de la sociedad recuerdan los peores años de la Guerra Fría.

Todo esto no lo ha hecho un Estado democrático, sino un dictador que gobierna con miedo y propaganda. Un sistema autoritario que no escucha a su pueblo ni respeta la vida humana. La historia demuestra que la grandeza de una nación no se construye con tanques ni con invasiones, sino con libertad, justicia y respeto a sus vecinos, y además amenaza al mundo con una guerra nuclear lo cual es de estar loco.

 

Qué mal negocio ha hecho Putin con la invasión de Ucrania

Ucrania declaró su independencia el 24 de agosto de 1991, tras el colapso de la Unión Soviética. Aquella decisión fue ratificada por una abrumadora mayoría en el referéndum nacional del 1 de diciembre de ese mismo año: el 90,32% de los votantes ucranianos confirmaron su voluntad de ser un Estado soberano. Desde entonces, Ucrania ha buscado consolidar su identidad nacional y su autonomía política, alejándose progresivamente de la influencia rusa y acercándose al modelo democrático y económico occidental.

Sin embargo, el Kremlin, bajo el liderazgo de Vladímir Putin, no aceptó fácilmente esta evolución. En su visión geopolítica, Ucrania es parte inseparable de la “Rusia histórica”, y su acercamiento a la OTAN y la Unión Europea representaba una amenaza directa a la seguridad y a la influencia rusa en la región. Así, en febrero de 2022, Rusia lanzó una invasión a gran escala que, lejos de fortalecer su posición, se ha convertido en uno de los mayores errores estratégicos de Putin.

Desde el punto de vista económico, la guerra ha sido desastrosa para Rusia. Las sanciones internacionales impuestas por Occidente han aislado al país del sistema financiero global, provocando la salida de miles de empresas extranjeras, una caída del PIB y una dependencia creciente de socios como China e Irán, en condiciones cada vez más desfavorables. Además, el gasto militar masivo ha drenado recursos que podrían haberse destinado al desarrollo interno y al bienestar de la población rusa.

En el ámbito político y diplomático, el aislamiento es evidente. Rusia ha perdido buena parte de su prestigio internacional y ha reforzado la unidad de Occidente, que se ha rearmado y revitalizado bajo el liderazgo de la OTAN. Países tradicionalmente neutrales como Finlandia y Suecia han ingresado en la Alianza Atlántica, precisamente para protegerse de posibles agresiones rusas, lo cual contradice completamente los objetivos iniciales de Moscú.

Militarmente, el “relámpago” que Putin prometió se ha convertido en un conflicto prolongado y costoso. Ucrania, lejos de rendirse, ha demostrado una capacidad de resistencia admirable, apoyada por la ayuda militar y humanitaria de decenas de países. El ejército ruso ha sufrido enormes pérdidas humanas y materiales, mientras la moral de sus tropas y la confianza de la sociedad rusa se han ido deteriorando.

Finalmente, desde el punto de vista histórico y moral, Putin ha consolidado precisamente lo que quería evitar: una identidad nacional ucraniana más fuerte, más unida y más decidida a no volver jamás a la órbita rusa. Cada día que pasa, Ucrania se consolida como símbolo de resistencia y libertad, y Rusia como un Estado agresor al que muchos en el mundo miran con desconfianza y rechazo.

En suma, la invasión de Ucrania ha sido, para Putin y para Rusia, un pésimo negocio: una combinación de costos humanos, económicos y políticos sin beneficios claros a la vista. En su intento de someter a un vecino soberano, el Kremlin ha terminado debilitando su posición global y fortaleciendo a sus adversarios. La historia, probablemente, recordará esta guerra como el mayor error estratégico de Vladímir Putin.

Ha engañado a todos los rusos diciéndoles que no era un guerra,  sino una "operación esoecial" y ya llevan tres, años con miles de muertos y miles de  millones de rublos perdidos, y asfixiado en sus exportaciones de petróleo y gas. Y peor que le va a ir. Pero nunca jamás lo reconocerá ni volverá a la PAZ.