ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

viernes, 20 de marzo de 2020

Coronoeconomía. Se abagó la magia. Manuel Pérez en La Vanguardia

Se acabó la magia



Cómo será de grave la parálisis de la economía europea que por primera vez desde 2012, cuando Mario Draghi pronunció sus mágicas palabras, los mercados han puesto a prueba la resistencia del Banco Central Europeo (BCE) hasta obligarle a corregir el tiro y actuar de emergencia.
Hace hoy una semana, el consejo de la autoridad monetaria de la eurozona aprobó un importante paquete de medidas que pretendía asegurar la liquidez y mantener tranquilos los mercados de deuda pública, conteniendo la tendencia a la subida de las primas de riesgo y los tipos de interés de países como Italia y España. Los responsables del BCE se mostraban satisfechos del alcance de sus medidas y del respeto con el que los inversores recibían sus palabras, asegurando cobertura para todos los miembros de la unión monetaria. Pareció funcionar. Pero por poco tiempo.

Por primera vez desde las palabras de Draghi el 2012, los mercados han puesto a prueba al BCE; y ha tenido que corregir

La pandemia iba paralizando progresivamente varias economías de la eurozona. Primero fue Italia, luego la coronomía saltó a España, y casi sin dejar rastro se instaló en Francia. Angela Merkel, la canciller de la primera potencia europea, preparaba a la población para los peores momentos desde la Segunda Guerra Mundial...
Pocos días después, el pasado martes, el Eurogrupo, que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, lanzaba el mensaje de que para hacer frente a la grave situación económica, cada Estado debía asumir su propia responsabilidad. Es decir, emitir su propia deuda y venderla en el mercado. En sí, no era nada nuevo, antes de la crisis ya era así. Después de ella, los estados emitían y el BCE aseguraba su colocación, en gran medida comprándola el mismo, sin que los inversores hubieran puesto problemas.
Pero, por primera vez desde aquel momento estelar de Super Mario, los mercados han reaccionado con extremo nerviosismo. El cálculo ha sido simple: cuánta deuda tendrán que emitir esos gobiernos para compensar una destrucción como la que supondrá detener toda la economía durante un período de dos o tres meses. Y la que luego habrá que añadir para incentivar la recuperación tras la destrucción previa. Todos los servicio de estudio de bancos o de fondos de inversión ha hecho sus propios números. En todos los escenarios, la cantidad resultante es estratosférica y a nombre de países cuya deuda ya alcanza ahora niveles de vértigo: casi el 100% del PIB en el caso de España y Francia; 140% en el de Italia.
Las primas de riesgo y el rendimiento de la deuda pública volvieron pues a enfilarse. Y, cuando este pasado miércoles el pánico llevó a los inversores a huir de las bolsas, no fue para buscar refugio en la deuda pública de los países más seguros. Hasta Alemania se asomó al rendimiento positivo, después de años de gozar del privilegio de cobrar a los inversores si querían tenerla en sus manos. Algo que, en este caso, sí ya le ha pasado a la de Francia, en rendimiento positivo y, de momento, sin vuelta atrás. Italia alcanzaba casi el 2,5%, desde el 1% unos días antes. España llegaba al 1,2%, cuando a principios de mes estaba en el 0,19%.
Así las cosas, el miércoles, cuando las bolsas volvieron a cerrar una jornada de caídas, Christine Lagarde, la presidenta del BCE convocó un consejo extraordinario para aprobar las medidas de emergencia que ayer devolvieron cierto sosiego a los mercados.
El problema de las intervenciones del BCE es que por sus propias características tiene un alcance limitado. Apuntalan el sistema financiero, aseguran liquidez a los bancos, contienen el coste de la deuda pública de los estados y con sus efectos sobre las bolsas ralentizan las caídas de unas acciones con precios inflados. Esto último, precisamente, porque el dinero que el BCE pone en circulación no llega directamente a las empresas y a las familias.
La pelota de la deuda puede seguir creciendo pero tal vez sin asegurar la financiación de las víctimas de una economía en estado catastrófico. En esta primera fase, España podría alcanzar el 120% del PIB; Italia hasta el 150%. Por eso es muy probable que en los próximos días el BCE tenga que hacer frente a un nuevo desafío como el de esta misma semana.