ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

lunes, 7 de marzo de 2011

Ducharse una vez cada 15 días para ahorrar energía


Por Ramón Fernández Palmeral

El 1 de enero de 2011, un total de 20 millones de usuarios españoles empezamos a pagar un 9,8% más en el recibo de la luz y un 3,93% más en gas, en lo que supuso la mayor subida en 27 años. Dentro del plan de ahorro de energético que contiene veinte medidas para los sectores del transporte, la iluminación y la edificación con las que se prevé reducir un 5 % las importaciones españolas de petróleo y ahorrar así 2.300 millones de euros al año.
Más que medidas, son ocurrencias como dice el PP, para decir que hacen algo, y estas medidas es un ahorro que en la realidad no aportan soluciones a la energía ¿Qué solución dan a largo plazo?, ninguno. Otra posibilidad, es que el Gobierno tome estas medidas antipopulares para concienciar al ciudadano, para que se entere en propias carnes de que tiene que ahorrar energías, o dicho de otra forma subversiva: "sociabilizar el dolor".
En el caso de 110 kilómetros por horas (el ahorro dependerá de la revoluciones de los motores y su cilindrada), que además tiene afán recaudatorio por multas de tráfico, posee un efecto bumerang, puesto que las personas sancionadas no votarán a sus verdugos, o sea, que a la hora de votar en lugar de la papeleta echaran la multa en la urna. Que los coches no vayan con un solo ocupante, sino compartir el vehículo como en Cuba. Transportes públicos más baratos o caso no sería mejor que los parking fueran gratuitos.

Para que veamos que hacen algo, poniendo un tupido velo sobre los problemas reales de España: el paro general, y el paro juvenil que llega al 40%, la corrupción política y otras omisiones como la Lye de depoendencia, salarios de funcionarios y congelación de pensiones. Esto de las 20 medidas sobre al ahorro de energía son como artillería de distracción para atacar por otro lado, ocultar el verdadero problema que es la falta de confianza financiera para crear empresas, y como consecuencia crear empleos, y esto es el verdadero problema, la confianza en un gobierno socialista, cuando en realidad necesitamos un gobierno fuerte, estable y ético.
A las veinte medidas se me ocurren otras como ducharnos una vez cada 15 días, así ahorramos electricidad o gas natural, para ellos pondremos un contador de duchas. No cocinar, sino comer bocadillos, así no tenemos que gastar gas o electricidad de la encimera. No subir en los ascensores sino por las escaleras que es sano. Cambiar las mudas de la ropa interior una vez cada 15 días. Apagar los ordenadores y la televisión y ponernos a leer libros, jugar a las cartas, contar cuentos en coro con los abuelos. No hablar por teléfono sino mandar un propio, o un niño.
Es decir, renunciar a todos los logros del bienestar que hemos conseguido a lo largo de estos 50 años, para volver al carro, y al pico y pala para cultivar nuestras propias hortalizas en un huerto familiar y volver a la sociedad agraria y rural de la autosuficiencia, a la economía no dependiente del exterior, es decir, volver a la autarquía.
El que un gobierno democrático no tenga una línea roja, es decir, un límite para no sobrepasar en prohibir libertades, supone, encubiertamente una forma de dictadura o tiranía: “esto se hace así porque lo mandan mis cojones y se acabó”.

La democracia es el símbolo de la libertad de los ciudadanos. Pero últimamente vemos que las ingerencias de los gobiernos demócratas van por el camino de limitar estas libertades, cubrirnos de leyes que lo prohíben todo: tabaco, medicamentos, gasolina, comida… Y encima, nos proponen el silogismo de discutir el por qué ellos no tienen razón, con lo que nos llevan al terrenos que ellos desean: el de la distracción y la renuncia al bienestar por su mala gestión. Es como el chiste de la vaca en casa “No podemos vivir. Pues meta una vaca en casa. Ahora estamos peor que antes. Pues saque la vaca. Qué bien vivimos ahora sin la vaca en casa”.